“México va a seguir viviendo en democracia”. Entrevista a Avidel Villarreal

En los próximos meses, México verá desfilar candidatos, promesas y planes, rumbo a las elecciones presidenciales de 2024. Conversamos con un destacado estratega acerca de las campañas políticas, esas manifestaciones de la democracia como espectáculo.
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De forma anticipada, México está ya inmerso en el proceso de sucesión presidencial. Antes de comenzar las precampañas, los precandidatos del oficialismo y de la oposición se enfrascaron en animados procesos primarios para definir a sus respectivos abanderados. En los meses siguientes veremos transitar a las candidatas por todo el país, desplegando promesas y planes. Presenciaremos los dimes y diretes propios de la democracia. Afirmaciones y descalificaciones, millones de spots, gestos e imágenes en todos los medios y en todas las redes. El juego de la verdad y las apariencias. Justo al inicio de este intenso proceso político, Letras Libres conversa con un experto en estas lides. Destacado estratega con doce años de experiencia en campañas políticas en América Latina, Avidel Villarreal es autor del libro ¿Cómo ganar una elección? (Editorial é, 2023). Campañas, discursos y estrategias. La democracia como espectáculo.    

En los países totalitarios no hay democracia, por lo tanto no hay campañas ni candidatos. La democracia es el medio esencial de un estratega político. ¿Está en crisis la democracia? ¿Está en crisis la democracia en América Latina, en México?

No me parece que la democracia en América Latina esté en peligro. Hay casos, como Venezuela y Cuba, en donde no existe la democracia. Hay países con democracias muy sólidas. En otros la democracia se ha perdido y ha regresado, como en Argentina, Chile, Brasil y Uruguay. Algunos casos más en los que se ha pasado de gobiernos de izquierda a gobiernos de derecha, y viceversa, dentro de procesos democráticos. Cada  país da un manejo propio a las reglas electorales que requiere todo proceso electoral.

El populismo, corriente política importante de nuestro tiempo, surge como resultado de una crisis de representatividad de los partidos y sus candidatos, que dejaron de responder a las necesidades de la gente. ¿Qué pueden hacer los partidos para superar esa crisis de representatividad,  para volverse a conectar con la ciudadanía?

Debemos entender al elector. El elector vota de acuerdo a sus necesidades, a sus problemas no resueltos. Los electores no suelen tener memoria, tienen en cambio gran claridad de lo que necesitan en el momento en que votan. Suelen inclinarse por quien les ofrezca resolver sus necesidades. Evalúan quién se las garantice. El elector puede optar por el cambio o por la continuidad, pero no lo hace según parámetros ideológicos sino de acuerdo a sus necesidades y aspiraciones. Estas suelen ser muy parecidas en toda América Latina. No deciden su voto pensando si los candidatos son populistas o democráticos, eso no tiene incidencia en su decisión. La credibilidad de los candidatos juega en este punto un rol importantísimo, es el factor que inclina la balanza a favor de alguno de los contendientes.

Los candidatos prometen y mienten sin cesar y cuando llegan al poder se olvidan de las promesas. No existe ninguna sanción social para el candidato ni para el gobernante mentiroso. ¿Cuál es la importancia de la mentira en la política, tema que aparece con los demagogos en Grecia, y cómo puede castigarla el ciudadano?

Este es un punto importante porque remite al factor de la credibilidad. Hay elementos que son transversales a toda la clase política, como por ejemplo la mentira, la deshonestidad, el incumplimiento, que no necesariamente significa decir una mentira: incumplir una promesa no quiere decir mentir. El elector se encuentra cada día más reducido en sus opciones. Cada vez son menos los ciudadanos que quieren participar en los procesos políticos, por el descrédito y la inseguridad que conlleva esa participación. El elector suele optar por aquel a quien le cree un poco más que a los otros. “No tengo duda de que es deshonesto, de que no me va a cumplir, pero a este le creo un poco más”. Probablemente las opciones no son las mejores. El elector está obligado a escoger al menos malo. Eso explica el alto nivel de abstencionismo que vemos actualmente. En México en promedio cuatro de cada diez se abstienen de votar. Eso a nivel nacional. En elecciones locales los niveles de abstencionismo son más altos. Hay procesos en los que el 70% de la población no vota. Se eligen presidentes municipales por los que solo votó el 40% de un 30% de votantes totales. ¿Qué clase de representatividad puedes tener como gobernante con ese bajísimo nivel de votos obtenidos?

El carisma es un término que desarrolló Max Weber. Un político puede ser una pésima persona, como Donald Trump, y ser muy carismático. ¿Cómo te explicas el carisma?

El carisma es algo que se tiene o  no se tiene, es uno de los atributos personales de un político, como la honestidad. No aplica en todas las circunstancias. Si en un determinado contexto lo que el electorado pide es un cambio radical, de mano dura, ahí el carisma no cuenta. El carisma es valorado en contextos en los que el electorado está relativamente satisfecho con la situación imperante. En esos casos el votante aprecia a una persona que siente cercana, que comprende sus problemas, aquel que cree que lo escucha. Ligado al tema del carisma está la credibilidad. Es más fácil que la gente le crea a alguien por el cual sienta algún nivel de afecto. De ahí que los candidatos en campaña abrazan y reparten besos, saludan y sonríen. Lo que buscan es generar una cercanía para conectar con la gente.

En estos tiempos de comunicación electrónica, ¿qué sentido tienen las campañas terrestres y las grandes concentraciones? ¿Qué peso tienen las campañas tradicionales frente a las campañas digitales?

Las campañas por tierra siguen siendo muy importantes. No se trasmite lo mismo en un encuentro cara a cara que lo que se trasmite a través de las redes sociales o la televisión. Las campañas terrestres sirven no solamente para que el candidato brinde información sino que también la reciba de parte de los electores. La comunicación política va de la mano con la fidelidad que se crea con los posibles votantes. Ese proceso es mucho más efectivo cuando se conoce a los candidatos. Respecto a los eventos masivos. Estoy convencido de que su eficacia está ya superada. Hoy día da lo mismo realizar una concentración con 200 o con 20,000 personas. Si se organiza un acto con 200 personas y éste tiene la cobertura mediática adecuada resulta más efectivo que realizar una gran concentración. A través de las plataformas y las redes se puede alcanzar una gran exposición.

Antes de algún modo se podían controlar los mensajes que emitía un candidato. Ahora con los teléfonos celulares todos tienen a la mano cámaras y micrófonos con posibilidad de transmitir de inmediato. En un tiempo en donde toda la gente es un medio de comunicación en potencia el riesgo de la campaña territorial es muy alto.

Todo lo que hace un candidato comunica. No solamente lo que dice sino todo lo que hace y cómo lo hace. Si vas a un lugar, comunica; si tomas un avión, comunica dónde te sientas; si vas a un restaurante, comunica qué pides de comer. Hoy es prácticamente imposible sostener una reunión secreta. Un candidato tiene que tomar en cuenta a dónde va a ir y cómo va a ir, qué va a decir y cuáles es el propósito de ese mensaje. Si se decide visitar algún lugar es porque se definió que ese sitio importa en términos de la estrategia.

En México el presidente interviene constantemente en el proceso electoral, violando la ley. Desde el poder se agrede y se calumnia a los partidos de oposición y a sus candidatos. ¿Esta actitud presidencial ayuda o perjudica al candidato oficial?

He tenido la oportunidad de conocer diferentes procesos electorales en América Latina. México tiene una regulación electoral muy avanzada respecto a otros países de la región. En la mayoría de los países latinoamericanos los presidentes tienen más libertades que en México para dar a conocer sus posiciones, cuentan con una mayor flexibilidad para utilizar los recursos del Estado para difundir sus mensajes proselitistas. En el caso de López Obrador me parece que es alguien que permanentemente se está comunicando con los electores. Creo que es un error tratar de valorar lo que el presidente hace y dice en función de los parámetros que tiene la clase más informada. López Obrador dirige sus mensajes hacia donde se encuentran los posibles electores. Me parece que las acciones del presidente van a ser un activo para la candidata o el candidato de su partido, que está por definirse, sin que ello quiera decir que esa valoración se vaya a transferir de un modo automático.

¿Qué importancia tienen hoy los debates? No estamos acostumbrados a que nos confronten ni a debatir. Nuestra tradición política es más bien autoritaria.

Cada vez menos personas ven los debates, pero eso no quiere decir que carezcan de importancia. Los debates deberían ser parte obligada de cualquier campaña y deberían tener una mayor difusión. En ellos vemos a los candidatos no en sus monólogos, ni en sus spots, sino en la confrontación directa de sus ideas. Sirven para que los ciudadanos puedan conocer mejor a los candidatos. Los electores deben tener oportunidad de ver la confrontación entre varias alternativas. Sirven incluso para ver los controles emocionales de los candidatos, para conocer cómo podrían reaccionar frente a una crisis. Tan importante, o más que el mismo debate, es el post debate. Muchas personas no ven el debate sino lo que de él se comenta en los medios y a partir de eso construye una idea de lo que pudo haber pasado.

Las formas de hacer política han cambiado. Antes los candidatos se cuidaban mucho de cometer un error porque éste podía hundirlos. Donald Trump en campaña afirmó que podría salir a dispararle a la gente en la Quinta Avenida y seguirían votando por él. Por doquier han surgido candidatos disruptivos, como Milei en Argentina, que insulta de una manera tremenda. ¿Qué piensas de este fenómeno?

Cuando aparece uno de estos personajes disruptivos concentramos la vista en ellos cuando en realidad debemos de mirar hacia los electores que hacen posible su surgimiento. ¿Qué circunstancias hacen posible la aparición de este tipo de personajes? Luego de una serie de errores de los políticos tradicionales la gente dice: “vamos a experimentar con otra cosa, totalmente distinta” sin reparar que esa decisión puede terminar en un desastre, como creo que finalmente ocurrirá con Milei en Argentina. Cuando se estudia el humor social de la gente se advierte que el surgimiento de los candidatos disruptivos va de la mano con la pérdida de esperanza de que la situación mejore. Son decisiones tomadas por desesperación, con enojo. La gente se siente frustrada, tiene miedo y está desesperada. Cuando se reúnen esas condiciones o estados de ánimo se pueden tomar decisiones extremas.

¿Se vota con la cabeza (voto racional), con el hígado (voto de enojo), con el sistema nervioso (con las emociones) o se vota con el estómago (voto con el bolsillo)? ¿Es un mito el voto racional?

El voto racional existe, pero es una minoría quien lo ejerce. Los electores votan por emoción, por la expectativa de cubrir sus necesidades, y también por la razón, aunque este renglón es mínimo. Si un candidato  decide apelar al voto racional y deja de lado las emociones y las necesidades te puedo garantizar que va a perder la elección. El voto racional aparece cuando el votante tiene resueltas sus necesidades, cuando tiene estables sus emociones.

Son tiempos de campañas políticas en México, ¿qué opinión te merecen las campañas, hasta donde han transcurrido, de los principales contendientes: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Xóchitl Gálvez, Beatriz Paredes?

Hasta este momento resulta difícil encontrar algún aporte importante en ellas, han sido campañas muy concentradas en los círculos internos de cada uno de sus públicos objetivos. Poco han hablado de lo que piensan hacer, aparte de que hay restricciones para que lo digan. Todavía no le están hablando a los votantes del país, de cómo piensan abordar los problemas que más preocupan a la gente. Asimismo se advierte que lo que intentan es proyectar su propia personalidad ante los votantes, no han hablado de los equipos que van a integrar para gobernar. Estamos en un momento en el que los candidatos aseguran que pueden hacerlo todo y esto sabemos que no es así.

Si fueras el estratega político de Claudia Sheinbaum, ¿qué estrategia seguirías? Si fueras el estratega político de Xóchitl Gálvez ¿qué estrategia le aconsejarías?

En ambos casos tiene que haber un mayor acercamiento con el elector. Más que pensar en la masividad de los eventos el objetivo tiene que estar en cómo acercarse a la gente y convencerlos de que sus planteamientos realmente van a transformar lo que a ellos les está preocupando. Les aconsejaría que tienen que poner énfasis en mostrar un equipo capaz, con experiencia, que pueda resolver los problemas que aquejan al país, como son lo de seguridad, economía y los servicios de salud.

¿Cuál crees que sea el porvenir de la democracia en México?

México va a seguir viviendo en democracia. Cuenta con un instituto electoral con bases muy sólidas, los medios de comunicación juegan un rol importantísimo en el fortalecimiento de la democracia. La clase empresarial está comprometida con la pervivencia de un sistema democrático que les permita seguir trabajando. La democracia en México no está en peligro. Mucho del temor que había en 2018 se ha ido desmontando. Si las candidatas y candidatos logran articular una plataforma de gobierno que genere credibilidad, si consiguen que la gente sienta que realmente están ofreciendo soluciones a lo que les preocupa, me parece que transitarán el 2024 sin peligro. Este escenario sería muy importante no solo para México sino para el continente, dado el peso que el país juega en el escenario hemisférico e internacional. ~

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