Santos y camaradas

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โ€œEl pueblo italiano siempre ha despreciado a los hombres que no son sino hombres: es un pueblo que estรก siempre a la bรบsqueda de Dios, que arde siempre en el deseo de verlo con sus propios ojos, de tocarlo con sus manos, de besarlo con sus labios, de oรญrlo con sus oรญdos, en todas sus manifestaciones, en todas sus formas, en todos sus disfraces humanos. Los italianos saben muy bien que Dios existe.โ€ Estas palabras son de Curzio Malaparte, una de las grandes figuras literarias del periodo de entreguerras mundiales seducida por la retรณrica sanguinaria de los dictadores; en su caso, las referรญa a Benito Mussolini, y formaban parte de un retrato literario que Malaparte dejรณ inconcluso y publicรณ en sus dos secciones fragmentarias la editorial Sexto Piso bajo el tรญtulo Muss. El gran imbรฉcil.

Malaparte viviรณ menos aรฑos (1898-1957) que otro gran poeta fascista, Gabriele Dโ€™Annunzio (1863-1938), pero los viviรณ mรกs tarde, por lo cual tuvo tiempo de ver con mayor profundidad de campo los estropicios y las baladronadas del Duce, a quien comenzรณ ya a atacar en la dรฉcada de los cuarenta, siendo expulsado Malaparte del partido de Mussolini antes de la Segunda Guerra Mundial, durante la que colaborรณ en tareas de informante y espรญa con los Aliados. Por el contrario, Dโ€™Annunzio fue plenamente, hasta su muerte, un seguidor contumaz aunque no dรณcil del dictador italiano, y es ese periodo final de la vida del escritor de Pescara la que refleja El poeta y el espรญa (Il cattivo poeta, Italia, 2020), la pelรญcula de Gianluca Jodice: la vida de un santo (libertino) y un hรฉroe (mรกrtir de guerra), vista a travรฉs de los ojos del joven oficial al que el gobierno mussoliniano, celoso de las extravagancias visionarias que el gran poeta nacional llevaba a cabo en su micro-Valhalla del Vittoriale, a las orillas del lago de Garda, envรญa como espรญa protector de alguien que, como se afirma en el verso de Gimferrer, โ€œTuvo el don de decir con verdad la bellezaโ€ (del poema โ€œSombras en el Vittorialeโ€ del libro de 1966 Arde el mar). Y como, al decir de Malaparte en ese esbozo biogrรกfico de Muss ya mencionado, โ€œun santo y un hรฉroe son lo mismoโ€ para sus compatriotas, a la plebe italiana โ€œle gusta vivir en la continua espera de un milagro, en el ansia continua de saber si el que aparecerรก por la esquina de la calle serรก un gendarme o un รกngelโ€ (cito por la traducciรณn de Juan Ramรณn Azaola en Sexto Piso). El actor y director de cine Sergio Castellitto lleva a cabo una composiciรณn magistral del histriรณn que probablemente fue Dโ€™Annunzio, siempre deseoso de la adoraciรณn, no toda ella nocturna, y de los favores femeninos, a los que respondรญa con su florido talento: varias de sus obras menos perecederas son las piezas dramรกticas que le escribiรณ a su amante Eleonora Duse, y que la legendaria Duse estrenรณ.

La pelรญcula de Jodice se ve con notable fascinaciรณn, en gran medida por su arte, y hablo aquรญ del arte que envolvรญa cada una de las fantasรญas o ensueรฑos del poeta, tanto en su refugio lacustre del Vittoriale, generosamente filmado, como en los trasfondos arquitectรณnicos, siempre lucidos, de la estรฉtica imperio-fascista del rรฉgimen, asรญ como en sus desfiles y ceremonias; el rito fรบnebre que le rinde el 1 de marzo de 1938 el propio Duce, dispuesto a superar en gesticulaciรณn dolorida y correajes marciales al fallecido, es sin duda la escena mรกs elocuente del filme.

Se me hizo ameno pensar, mientras la veรญa, y siendo Konchalovski un peso pesado del cine soviรฉtico pujante en la รฉpoca del Telรณn de Acero y posteriores deshielos, que Queridos camaradas imitase tal vez el formato, el color y el espรญritu del polaco autor de Ida y Cold war Pawel Pawlikowski: el ocupante que le saca provecho al ocupado. El minimalismo en blanco y negro, el predominio de las escenas intimistas, la desolaciรณn del paisaje funcionan en Queridos camaradas como antรญdoto de la tradiciรณn lรญrico-telรบrica del gran cine ruso posrevolucionario, que Andrรฉi Konchalovski encarnรณ con gran efectividad al menos en su รฉpica saga Siberiada (1979). La nueva pelรญcula empieza con una escena de cama, aunque pronto se sabe que sus partenaires son gente de la polรญtica; la mujer, magnรญficamente interpretada por la actual esposa del director, Yuliya Vysotskaya, tiene un cargo de responsabilidad en el Partido, y le declara al amante entre suspiros su nostalgia del tiempo en que Stalin, muerto en 1953, mandaba. Pero estamos en 1962, Jruschov estรก al frente del gobierno, y en la provincia donde sucede la acciรณn sucediรณ realmente, en la ciudad de Novocherkask, esta revuelta con mรกs de treinta muertos a manos del ejรฉrcito, desconcertado por unas รณrdenes superiores que empujaban al disparo de las armas de fuego y el uso de tanques contra la poblaciรณn civil salida a la calle para apoyar a unos obreros huelguistas. Es todo un contraste, tras el culto a las personalidades megalรณmanas que El poeta y el espรญa muestra con tanta prosopopeya, ver en Queridos camaradas en mero retrato de pared o imagen de noticiero la efigie de Jruschov.

Es sabido que los Mijalkov Konchalovski, con y sin guiรณn en sus apellidos, forman una dinastรญa cinematogrรกfica en cuyo รกrbol genealรณgico no vamos a adentrarnos aquรญ. Dejando de lado al padre de ambos, autor de libros infantiles y guionista, yo siempre fui incondicional del hermano menor, Nikita Mijalkov, aunque tanto este como el mayor, Andrรฉi, fueron sospechosos (y como tal, acusados) de connivencia con los gerifaltes del rรฉgimen anteriores a la caรญda de la Uniรณn Soviรฉtica. Andrรฉi hizo carrera en Hollywood, ya entrado en aรฑos (ahora tiene 83), y para mรญ, que no he seguido su filmografรญa puntualmente, este muy conseguido retrato de una disidencia y una pรฉrdida de fe comunista se abre a dos interpretaciones: el ajuste de cuentas con el propio pasado polรญtico o la soterrada loa del estalinismo. Si elegimos la primera lectura, hay que destacar el brรญo de las secuencias de asalto y represiรณn de los ciudadanos (con ecos de El acorazado Potemkin); la segunda aรฑadirรญa a la personalidad de la mujer alto mando una capa de enigma y ambigรผedad. En cualquier caso, la pelรญcula progresa hasta una segunda mitad de largo viaje a la noche en la que la pesquisa (con final feliz) abre puertas a una reconciliaciรณn. ยฟDe una sola familia, la de ficciรณn? ยฟDel propio cineasta con su entorno natal? ~

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Vicente Molina Foix es escritor. Su libro
mรกs reciente es 'El tercer siglo. 20 aรฑos de
cine contemporรกneo' (Cรกtedra, 2021).


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