Los nopales de Sicilia

Hay muchos paralelos entre Meฬxico y Sicilia: algunos amables, otros ominosos.
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En una escena de El padrino, Michael Corleone camina con su novia siciliana por la รกrida campiรฑa de su pueblo. Lo siguen los guardaespaldas โ€“uno de los cuales lo traicionarรกโ€“ y un sรฉquito popular. Todo terminarรก en tragedia. Una inesperada presencia vegetal atestigua la escena. Mafia y naturaleza hermanadas.

En aquel paisaje como el mexicano, volcรกnico, telรบrico y “no exento de cierta aristocrรกtica esterilidad” (Reyes), creciendo alegremente entre las ruinas de templos milenarios โ€“griegos, helรฉnicos, romanosโ€“, florecen en Sicilia los nopales mexicanos. No sรฉ si sus habitantes han descubierto todas sus virtudes culinarias y medicinales, pero reconocen que las omnipresentes tunas no son frutos nativos sino una remota invenciรณn que, como el chocolate โ€“que en la ciudad barroca de Mรณdica se prepara con la receta original del siglo XVIโ€“, provino de Amรฉrica, mรกs precisamente de Mรฉxico.

Los siglos de dominaciรณn espaรฑola dejaron en ambos territorios huellas culturales de evidente similitud. Humboldt escribiรณ que la capital de Nueva Espaรฑa era la “Ciudad de los Palacios”. Pudo decirlo de Palermo, cuyas iglesias barrocas recuerdan tanto a las mexicanas. Hay en ella altares a la Virgen de Guadalupe y nuestro Palacio de Iturbide se inspirรณ en el Palacio Real de Palermo. Deambular por las calles de esas ciudades โ€“caรณticas, descuidadas, ruidosasโ€“, levantar la vista y descubrir de pronto un balcรณn, un portรณn, una gran escalinata o el patio secreto de un antiguo palacio virreinal, son experiencias naturales de un flรขneur mexicano y siciliano.

“Mรฉxico nunca se consolarรก de no haber sido una monarquรญa”, me dijo alguna vez Octavio Paz, en tono bajo y resignado. Tampoco Sicilia se resignรณ, quizรก porque el Estado espaรฑol y sus ramificaciones โ€“los virreinatos de Sicilia y Nueva Espaรฑaโ€“ fue una creaciรณn mucho mรกs compleja que la caricatura que se hace de รฉl como un todo orgรกnico, rรญgido y absoluto. Altamente burocratizado e improductivo, estaba dotado sin embargo de instituciones intermedias, acuerdos sociales y contrapesos jurรญdicos que explican su legitimidad y supervivencia. No obstante, es cierto que en tiempos de los Habsburgo y los Borbones, cundieron el patrimonialismo, la venta de cargos pรบblicos, el nepotismo, costumbres que entonces se veรญan como naturales pero que tanto en Mรฉxico como en Sicilia lastrarรญan el trรกnsito a un moderno Estado de derecho.

“Que todo cambie para que todo siga igual”, decรญa Tancredi, el impetuoso sobrino de don Fabrizio, Prรญncipe de Salina, protagonista de la maravillosa novela El gatopardo. Se referรญa al nuevo orden que supuestamente advendrรญa con la unidad italiana tras la victoria de Garibaldi. Para su desgracia y la de los sicilianos, ese nuevo Estado con sede en el norte de Italia relegรณ a Sicilia. En vez de la equidad constitucional y los frutos del progreso, los sicilianos padecieron desde un inicio exacciones fiscales, conscripciรณn forzada y malos gobiernos que acrecentaron su insularidad y su rencor hacia un Estado que, lejos de abrazarlos, los abandonaba. El resultado no se hizo esperar: estallaron revueltas, cundiรณ el bandidaje y apareciรณ la mafia.

No fue el caso de Mรฉxico. Aunque nuestra naciรณn se proclamรณ como tal medio siglo antes que la italiana, el Estado comenzรณ a fortalecerse progresivamente en tiempos de los liberales, de Juรกrez a Dรญaz. Esta consolidaciรณn se interrumpiรณ en la Revoluciรณn pero, transformada en sus cimientos sociales, siguiรณ su curso a partir de 1929, con el presidencialismo hegemรณnico del PNR y sus avatares posteriores. A pesar de ciertos aspectos democrรกticos (la no reelecciรณn presidencial, ante todo), su arquitectura polรญtica correspondรญa mรกs a un perfil monรกrquico tradicional que a uno moderno. En Mรฉxico, la frase de Tancredi cobrรณ sentido. Aquรญ sรญ, “todo cambiรณ para que todo siguiera igual”. Con un elemento fundamental: desde los liberales que enfrentaban con denuedo el bandidaje y las revueltas locales hasta hace poco, el Estado jamรกs abandonรณ el monopolio legรญtimo de la fuerza dentro de todo su territorio. En Mรฉxico no hubo islas irredentas.

La mafia, es decir, la sociedad secreta del crimen, los estados paralelos que imponen el ejercicio ilegรญtimo de la fuerza, naciรณ en Sicilia porque el Estado se replegรณ. En Mรฉxico el Estado porfirista y revolucionario tenรญa rasgos mafiosos, pero no se replegรณ… hasta 2018. El resultado no se ha hecho esperar: cunde el bandidaje y prospera la mafia.

La historia siciliana alcanzรณ a Mรฉxico. Que no termine como aquella. ~

Publicado en Reforma el 25/VI/23.

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Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.


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