Foto: Presidencia de la República

Tenochtitlan y la reescritura de la historia

Contra la opinión generalizada entre especialistas, y pese a las fundadas críticas por conmemorar fechas históricas sin fundamentos, la celebración siguió adelante.
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El 30 de septiembre de 2020, durante su conferencia matutina, Andrés Manuel López Obrador anunció un plan para conmemorar, en 2021, el “Año de la Independencia y Grandeza de México”. A lo largo del año se celebrarían fechas históricas que llamó “fundamentales” en la historia del país: los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlan, los 500 años de “invasión de Europa y toma de Tenochtitlan”, y los 200 años de la independencia nacional. En las celebraciones participaría todo el gobierno federal y el de la Ciudad de México.

Este 13 de mayo, se conmemoró, con una ceremonia en el Templo Mayor presidida por López Obrador, y a la que asistieron la expresidenta brasileña Dilma Rousseff, representantes indígenas y autoridades estatales, la primera de esas fechas. Durante el evento, López Obrador evocó que Tenochtitlan era una ciudad “grandiosa” antes de la llegada de los españoles y lamentó la “barbarie de la conquista”.

Desde su anuncio, la fecha elegida para conmemorar la fundación de la ciudad ha causado polémica entre historiadores y arqueólogos especialistas. Muchos de los principales conocedores de la historia de Tenochtitlan, como Leonardo López Luján, Eduardo Matos Moctezuma, Rodrigo Martínez Baracs, Federico Navarrete y Elizabeth Boone, entre otros, han coincidido en la imposibilidad de fechar con exactitud la fundación de la capital azteca.

Como se recordó en un encuentro organizado por el INAH en septiembre de 2019, el poblamiento de las ciudades es un proceso paulatino. “Una ciudad no nace de la noche a la mañana”, dijo Eduardo Matos Moctezuma en una entrevista reciente. Sin embargo, la mayoría de las fuentes disponibles refieren que esta pudo haber ocurrido alrededor de 1325.

Elizabeth Boone, experta en fuentes coloniales, ha dicho que los documentos con los que actualmente se cuentan, y que hacen referencia a la fundación de Tenochtitlan en 1325, se escribieron dos siglos después, por lo que tampoco pueden tomarse como verdad definitiva. “No hay ninguna fuente preconquista”.

Buscando sostener la fecha de 1321, Claudia Sheinbaum aludió, en aquella conferencia matutina, a “la fundación lunar de Tenochtitlan”. Según este relato, hubo dos fundaciones de México-Tenochtitlan: una en 1321, cuando la señora Quetzalmoyohuatzin dio a luz a Contzalan en el pueblo de Mixhuca –un parto que marcó la “fundación lunar” de la ciudad–, y otra, la “anhelada fundación solar” en 1325.

En relación con el mito de la fundación lunar, la historiadora María Castañeda de la Paz ha dicho que este podría tener sus orígenes en una interpretación equívoca del historiador Alvarado Tezozómoc en el siglo XVI. El actual secretario de Gobierno de la Ciudad de México, Alfonso Suárez del Real, ha asumido la responsabilidad por esta historia: en entrevista con El País, reconoció que proponer el año 1321 como el de la fecha fundacional fue “una provocación para generar un debate sobre el tema”, pero dice ya no insistir en ella.

Así pues, contra la opinión generalizada entre especialistas, pese a las críticas por conmemorar fechas históricas sin fundamentos, la celebración siguió adelante, ajustando el calendario histórico a la conveniencia política. 

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