Arturo Rodrรญguez Garcรญa
El regreso autoritario del PRI. Inventario de una naciรณn en crisis
Mรฉxico, Grijalbo, 2015, 384 pp.
Juan Carlos Romero Puga
Normas e instituciones distintas, mayor correlaciรณn de fuerzas, dรฉficits democrรกticos que pese a todo fueron suficientes para la alternancia por la vรญa de los votos, la participaciรณn y el diรกlogo horizontal que arrincona y exhibe las trampas del discurso oficial, el mayor escrutinio y la pluralidad de voces que cambiaron la unanimidad triunfalista de las primeras planas de los diarios. Cuando se mutilan dรฉcadas enteras de un libro de historia y se niegan episodios completos del pasado reciente se puede pretender que nada pasรณ.
Si algo marca el tono general de El regreso autoritario del PRI, son precisamente los huecos, las ausencias (de voces, de fuentes, de equilibrios, de contrastes) y un acercamiento a la realidad desde el exceso y el radicalismo que el propio director de Proceso, Rafael Rodrรญguez Castaรฑeda, reconoce en el prรณlogo que escribe para su reportero Arturo Rodrรญguez Garcรญa (Saltillo, 1977). La consecuencia es un libro sin matices y categรณrico en donde este es todavรญa el paรญs de Dรญaz Ordaz.
El reportero narra, pues, el retorno a un pasado de talante autoritario y represivo, con un aparato de Estado que gusta de las formas de las “fanรกticas dictaduras y monarquรญas delirantes” y que ha disfrazado de reformas estructurales lo que en realidad es una “imposiciรณn de criterios desde el epicentro de la opulencia”. En ese relato al que le faltan pรกginas y episodios, toda la violencia proveniente de grupos civiles aparece en la forma de indignaciรณn y resistencia contra el aparato represivo gubernamental.
No puede negarse que a lo largo del libro hay pรกrrafos de enorme lucidez por parte del autor, sobre todo cuando se distancia de los individuos e intenta analizar fenรณmenos. El periodista encuentra una posible explicaciรณn de la pobre participaciรณn polรญtica de los ciudadanos en la decepciรณn generada por procesos sociales armados revolucionarios que quedaron marcados por la corrupciรณn de sus caudillos, pero tambiรฉn porque en los aรฑos recientes, las promesas de cambio no lograron traducirse en realidades.
Junto con ello ve, en las desmesuras de distintos actores en el centro de la vida pรบblica de los aรฑos recientes, un debilitamiento del poder presidencial a partir de la llegada del pan a Los Pinos, cuyos vacรญos fueron llenados por otros poderes en los estados, los municipios, la burocracia, los sindicatos y otros espacios donde la falta de transparencia es la norma. Al margen quedรณ la poblaciรณn acostumbrada a ver el voto como รบnica forma de participaciรณn.
Sin embargo, el periodista dedica su texto a hacer un inventario de agravios de una “monarquรญa con ropajes republicanos” que por definiciรณn se opone a su idea de lo que es una ciudadanรญa participante (es decir, ese pueblo monolรญtico de seres morales fabricados en serie, sin fisuras, que no votan por el pri). Sus primeras pรกginas son farragosas: decenas de nombres que evidencian los parentescos, las redes familiares y relevos generacionales en gubernaturas, secretarรญas, dirigencias y congresos, lo mismo que las deserciones y reencuentros de priistas en las cรบpulas de otros partidos.
Rodrรญguez Garcรญa se resiente de que a los encapuchados responsables de pintas, destrozos y choques violentos con la policรญa en los รบltimos aรฑos se les llame vรกndalos, pues recuerda que el calificativo se usรณ para justificar la matanza de la Plaza de las Tres Culturas. La argumentaciรณn es torpe, pues alude con insistencia a 1968 y 1971 y mete en un solo saco a los jรณvenes asesinados en protestas pacรญficas con quienes hoy logran el desbordamiento de las acciones policiacas mediante la quema, la destrucciรณn y el saqueo.
Por supuesto, el libro menciona genรฉricamente las numerosas aprehensiones arbitrarias durante las protestas, las violaciones a las garantรญas de los detenidos, muchos de los cuales son jรณvenes que encontraron cauces a la participaciรณn ciudadana en movimientos que reconquistaron la calle como espacio para manifestarse. Pero este acercamiento a la juventud es quizรก uno de los aspectos mรกs fallidos del libro: el autor, por ejemplo, recurre al discurso de clase para presentar una adversidad entre aquellos muchachos que participan en las protestas frente a otros “bien vestidos” a los que trata peyorativamente como hijos de la “nobleza”.
A instituciones como el hoy Instituto Nacional Electoral o el ifai se les considera desprestigiadas, secuestradas por camarillas polรญticas y por las lacras que debรญan erradicar. Sin embargo, se otorga la categorรญa de opiniรณn pรบblica a “los comentarios รกcidos” de las redes sociales y a esas “lรบdicas estampas” conocidas como memes que satirizan los problemas de dicciรณn y memoria del presidente Peรฑa Nieto. El anรกlisis se frivoliza con frecuencia y se arriba a conclusiones fรกciles surgidas no del registro y documentaciรณn sistemรกticos, sino de casos vistos aisladamente por el reportero: “somos un paรญs donde se elimina a quien protesta y se opone a la voluntad de las รฉlites del poder” es su conclusiรณn.
Con todo, hay una ausencia mayor: el libro apenas menciona la desapariciรณn de los 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa en septiembre de 2014. Acaso por falta de tiempo, el autor elude el evento que mรกs genuinamente exhibe la crisis de un rรฉgimen que se ha vuelto vรญctima de sus propias inercias y en el que sin adjetivos ni suposiciones se pueden seรฑalar omisiones reales en el cumplimiento de sus obligaciones de garantizar seguridad y respetar el Estado de derecho. El regreso autoritario del PRI define su efรญmera vigencia a partir de esa ausencia para terminar siendo un vistazo epidรฉrmico y sin contrapesos a un aรฑo y nueve meses de gobierno.
El trabajo se agota, pues, en la actualizaciรณn de las fรณrmulas autoritarias y las prรกcticas antidemocrรกticas del viejo priismo mediante ejemplos recientes. El libro de Arturo Rodrรญguez Garcรญa, en todo caso, muestra que el priismo ha vuelto con su rancio culto a la figura presidencial, pero que el acarreo, la demagogia, el espionaje polรญtico, la imposiciรณn por mรฉtodos antidemocrรกticos o las tentaciones regresivas estuvieron tambiรฉn ahรญ durante los doce aรฑos de alternancia.
Las victorias que suponen la reforma constitucional de 2011 en materia de derechos humanos y el acotamiento del fuero militar durante 2014 son omitidas como elemento de anรกlisis, pero ambas referencias son inรบtiles para un relato sobre la zozobra que no encuentra mejor final que sugerir que en nuestro paรญs estamos a la puerta de ver editado un รญndice de libros prohibidos, elaborado por Televisa. Es la mirada desde la animadversiรณn que cancela los equilibrios periodรญsticos. ~
Periodista. Autor de Los voceros del fin del mundo (Libros de la Araucaria).