El rastro de Chirbes

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Rafael Chirbes

Paris-Austerlitz

Barcelona, Anagrama, 2016, 160 pp.

Es inevitable la tentaciรณn de leer Paris-Austerlitz como un epitafio, por su carรกcter pรณstumo, pero no es mรกs que un aรฑadido menor a la notable obra de Rafael Chirbes (Tabernes de Valldigna, Valencia, 1949-2015). Es una obra sencilla, no mรกs intimista que sus grandes historias pero sรญ menos ambiciosa. Comenzรณ a escribirla en 1996 y da la sensaciรณn de que, en los veinte aรฑos que tardรณ en publicarla, el autor se dedicรณ a desnudar mรกs que a vestir el texto. El proceso es de vaciamiento, y el resultado es una prosa mรกs austera y llana de lo normal, cercana a sus inicios y a la frialdad de Mimoun, su primera novela. No tiene la escritura exuberante y los soliloquios febriles, a veces incluso ensayรญsticos, de Crematorio o En la orilla, que sirvieron para consolidar al escritor valenciano. La polรญtica y la historia, muy presentes en sus obras, son aquรญ solo un rumor de fondo. Chirbes siempre usรณ caminos paralelos (la polรญtica, la corrupciรณn, la historia, la ideologรญa, la familia, la universidad) para llegar a grandes temas como el amor y la muerte. En esta novela los aborda directamente, con transparencia.

Paris-Austerlitz cuenta la historia de un bohemio pintor madrileรฑo, marxista de buena familia, que rememora su relaciรณn amorosa con Michel, un hombre casi treinta aรฑos mayor que รฉl y trabajador de una fรกbrica. Su romance, marcado por los celos, transcurre en un Parรญs de Modiano, una ciudad paralela de “comisarรญas, juzgados, instituciones de caridad, hospitales pรบblicos y morgues”, donde viven “tipos en caรญda libre” en patios interiores hรบmedos y oscuros.

Tras una relaciรณn corta y obsesiva, y una ruptura difรญcil, Michel contrae el sida (enfermedad que el narrador llama “la plaga”). Al principio, el joven piensa que le ha contagiado, pero pronto descubre que sus marcas en la piel son consecuencia de una reacciรณn alรฉrgica. La enfermedad de Michel le hace recordar los buenos momentos de su relaciรณn. Pero el antes fornido obrero, que lo agarraba con sus manazas y no le dejaba escapar de la cama (“Te atrapo”, le decรญa, y ahora, ya enfermo Michel, el protagonista interpreta esas palabras como si su intenciรณn fuera la de pasarle el sida) es ahora un saco de huesos. El joven protagonista no quiere verse arrastrado por el declive fรญsico ni la vejez de Michel, que lo intenta atraer hacia รฉl, pero su enfermedad le obliga a reflexionar demasiado pronto sobre la muerte.

Tambiรฉn narra la infancia de Michel, que este le cuenta, en quizรก las mejores escenas del libro: su niรฑez en la Francia ocupada, en una retaguardia de mujeres solas y viudas, acusadas en la posguerra de colaboracionistas por acostarse con los soldados alemanes. Michel recuerda dormir bajo las bombas con su madre, que sobrevive prostituyรฉndose, el suicidio de su padre –en una escena brillantemente narrada– y el hombre mezquino y cobarde que lo sustituye y que su madre no ama. Michel siempre usรณ su historia para justificar sus obsesiones y celos: “su puรฑetera manรญa con las herencias y lo hereditario: los pobres no heredan bienes inmuebles ni acciones bancarias, heredan taras, enfermedades, manรญas y sentimientos”.

Si Paris-Austerlitz no es el epitafio de Chirbes es porque ha repartido equitativamente en todas sus novelas sus verdaderas preocupaciones. No parece la obra en la que ata cabos y ajusta cuentas con su pasado, a pesar de que se ha leรญdo como una confesiรณn. Ya en Mimoun aparecen la homosexualidad y el componente autobiogrรกfico que se adivinan en su รบltima novela. En La larga marcha hay tambiรฉn un elemento autobiogrรกfico: universitario bohemio en los รบltimos aรฑos del franquismo, estudiante de historia y marxista, amante del cine y la buena literatura, homosexual reprimido tras aรฑos en internados catรณlicos. El protagonista de Paris-Austerlitz estรก en paz con su sexualidad, pero sus reflexiones no tienen el mismo valor ni la misma fuerza y originalidad que las del joven torturado o el viejo nostรกlgico y rencoroso, incapaz de cerrar las heridas, que suelen protagonizar las grandes novelas de Chirbes.

La voz del narrador es a veces ingenua: se pregunta sobre el amor con metรกforas simplonas, algo que รฉl mismo admite aรฑos despuรฉs (“Cosas asรญ escribรญ”, dice medio avergonzado). Los monรณlogos interiores de los personajes de Chirbes son caรณticos, casi orales, se repiten, se autoplagian, dudan de sรญ mismos y se cuestionan constantemente. Chirbes es realista pero no un notario: sus descripciones buscan dejar un rastro, a veces difรญcil de seguir. Paris-Austerlitz, aunque con una prosa mรกs comedida, tiene esa misma estructura elรญptica que va y viene y mueve la trama de atrรกs hacia delante. Esto no le impide ir al centro de las preocupaciones de la obra de Chirbes: la dificultad de asumir una identidad y de desprenderse de un pasado que le supone una carga. La novela se cierra con contundencia, a pesar de que en su obra todo es revisable y nada es definitivo: hay que acabar alguna vez, y no siempre se puede elegir cuรกndo. ~

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Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacciรณn de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemรกn' (Libros del Asteroide, 2023).


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