La belleza y la muerte

El fin del ocƩano Pacƭfico

TomƔs GonzƔlez

Barral

BogotĆ”, Seix , 2020, 220 pp.

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TomĆ”s GonzĆ”lez naciĆ³ en MedellĆ­n en 1950, ciudad donde pasĆ³ su infancia y juventud. ComenzĆ³ estudios de ingenierĆ­a quĆ­mica, pero los abandonĆ³ para dedicarse a la filosofĆ­a. La cultura vinculada con su tierra natal, la llamada ā€œcultura paisaā€ en Colombia, aparece de manera central en las novelas que escribiĆ³ en sus aƱos de residencia en Estados Unidos para donde emigrĆ³ a finales de 1983: Para antes del olvido (1987), La historia de Horacio (2000) y Los caballitos del diablo (2003). Personajes vinculados al campo, familias numerosas y conflictivas, culto a la bebida y episodios de violencia conforman el magma de estas novelas, algunas de ellas derivadas de historias de su propia familia.

Hasta 2011 GonzĆ”lez permanecĆ­a como un autor para los happy few, un grupo pequeƱo pero fiel de lectores que reconocĆ­a la calidad y solidez de su propuesta literaria y que compartĆ­a su nombre como una clave secreta entre miembros de una secta. Ese aƱo las cosas cambiaron con la publicaciĆ³n de su novela La luz difĆ­cil. El libro se transformarĆ­a en su primer Ć©xito de ventas y le darĆ­a una mayor visibilidad en el campo literario colombiano.

Practicante del budismo zen, GonzĆ”lez dice que el zen aparece en su escritura a travĆ©s del peso que le concede a cada frase como soporte de la narraciĆ³n: ā€œel centro de gravedad se traslada de frase en frase. Esa es mi manera de poner en prĆ”ctica en literatura el principio de que lo Ćŗnico que existe es el presenteā€. La sobriedad de su prosa consigue, a fuerza de economĆ­a y sustracciĆ³n, hacer vibrar el lenguaje con una gran intensidad. Tal vez la misma intensidad que se manifiesta en su obra en la atenciĆ³n a los pequeƱos detalles y en la contemplaciĆ³n de la naturaleza, donde la vida parece alcanzar su fuerza mĆ”xima: el reflejo de la luz sobre un rostro, un cuarto en silencio, el canto de un pĆ”jaro, los matices de colores de una planta en el jardĆ­n, los diversos tonos del mar.

El mar Caribe justamente es el espacio protagonista de su primera novela ā€“Primero estaba el mar (1983)ā€“ y ahora, 37 aƱos despuĆ©s, lo serĆ” el ocĆ©ano PacĆ­fico, lo que algunos han visto como el cierre de un ciclo narrativo. Cuestionado al respecto, GonzĆ”lez ha dicho que con setenta aƱos podrĆ­a acercarse el final de su tarea como narrador, dejando en el aire la posibilidad de que sus prĆ³ximos proyectos de escritura estĆ©n en el camino de la poesĆ­a abierto por su libro Manglares de 1997. ā€œPero lo ciertoā€, dice el escritor, ā€œes que uno no sabe nunca lo que va a pasar, lo que va a seguir haciendo en la vidaā€.

El fin del ocĆ©ano PacĆ­fico recupera el retrato de personajes de una familia y sus historias que van alimentando la novela con tramas que se desvĆ­an, pero nunca se separan, de su eje central. La voz que consigue darle unidad a esta narrativa es la voz de Ignacio, mĆ©dico radiĆ³logo, uno de los hijos de Isabel, la matrona de la familia. Es a travĆ©s de la voz y los pensamientos de Ignacio que acompaƱamos la historia que transcurre en un viaje de vacaciones a la playa de BahĆ­a Solano, en el PacĆ­fico colombiano. ā€œCĆ³mo he disfrutado en mi hamaca con todo esto que uno va recordandoā€, dice Ignacio, ā€œy tambiĆ©n con lo que se va presentando al margen o entre lĆ­neas, espumas que desaparecen a medida que el barco avanza. […] Lo que quiero decir es que avanzamos en la vida en un mar de digresiones. […] La vida se expande en forma de digresiones y regresa a la nadaā€.

Ignacio es un tipo lĆŗcido y alegre que recuerda las historias de su familia. Aquellas historias ā€“las reales y las que se van transformando con el tiempo y la imaginaciĆ³nā€“ que parecen repetirse en todas las grandes familias, con sus alegrĆ­as, sus conflictos y tensiones. Casi todo el tiempo acostado en su hamaca en una especie de hotel-hacienda a la orilla del mar, Ignacio recuerda el Ćŗltimo viaje, la historia de sus padres, hermanos y hermanas, de las lecturas de CorĆ­n Tellado que hacĆ­a con su madre y su tĆ­a Antonia, y tambiĆ©n nos va dando pistas sobre el presente de la narraciĆ³n, un presente donde Ignacio se estĆ” muriendo.

Desde el inicio, la enfermedad y la muerte tienen lugar en la novela. Cuerpos enfermos (el de Isabel, el del propio Ignacio) pero tambiĆ©n cuerpos mutilados y asesinados que ha dejado, y aĆŗn deja, la violencia en una regiĆ³n como el PacĆ­fico colombiano azotado desde hace dĆ©cadas por grupos armados: guerrilla, paramilitares, ejĆ©rcito, narcotraficantes. Un territorio, desde siempre, abandonado por el Estado. Toda esa violencia contrasta con la belleza imponente de la naturaleza del ChocĆ³, sus playas, sus selvas, las ballenas yubartas que llegan a BahĆ­a Solano. ā€œLa CreaciĆ³n es una mariposa multicolor que come mierda de perroā€, piensa Ignacio, ā€œun horror por cada modesta alegrĆ­aā€.

Pese a todo, el tono del libro no es trĆ”gico sino mĆ”s bien sobrio y melancĆ³lico. Al contrario de lo que pasa en una obra como la de su coterrĆ”neo Fernando Vallejo, en la cual hay una lucha y una intranquilidad permanente ante la muerte y el envejecimiento que se traduce en una prosa rabiosa, impulsada por el odio, en el caso de GonzĆ”lez parece imponerse la aceptaciĆ³n de la muerte y la adversidad, lo que se traduce en una prosa serena y contenida.

Al final, dice Ignacio, ā€œme arrastra la placidez y con mi placidez arrastro a lo profundo el ocĆ©ano PacĆ­fico. Conmigo llegaron, conmigo se fueron. Se acaba el tiempoā€. ~

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es escritor, crƭtico literario y traductor. Desde 2016 coordina la editorial PapƩis Selvagens EdiƧƵes en Rio de Janeiro.


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