La madre y la oscuridad

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Delphine de

Vigan

Nada se opone a la

noche

Traducciรณn de Juan Carlos Durรกn, 

Barcelona, Anagrama, 2012,

372 pp.

Cada vez es mรกs raro que los libros a los que acompaรฑa el รฉxito de pรบblico y de crรญtica no nos lleven a sospechar algรบn tipo de conspiraciรณn (esa ilusiรณn de que las cosas no son tan simples), o de efecto dominรณ (en la crรญtica abundan, tanto para ensalzar como para denostar) que nos disuada de asomarnos al รบltimo gran hit de la temporada. Nada se opone a la noche, de Delphine de Vigan (Boulogne-Billancourt, 1966), reรบne todos los elementos para que nos paremos entre asombrados y dudosos delante del escaparate: ha obtenido, amรฉn de buenas crรญticas, el Premio de novela FNAC, el Premio de novela de las Televisiones Francesas, el Premio Renaudot de los institutos de Francia, el Gran Premio de la Heroรญna Madame Figaro y el Gran Premio de las Lectoras de Elle. Ademรกs, ha estado durante meses en las listas de los mรกs vendidos, donde abundan los Paulo Coelho. Aunque Francia aventaje a Espaรฑa en nรบmero y calidad de lectores, tampoco se salva de que sus listas estรฉn encabezadas por best sellers de factura media o mala. Por suerte, Nada se opone a la noche poco tiene que ver con un producto hecho a la medida del mercado, aunque desde luego los asuntos que toca venden bien. Lo que atrapa de este sรฉptimo libro de Delphine de Vigan (autora cรฉlebre en Francia desde que en 2007 publicara No et moi) es algo sobre lo que preferirรญamos no saber y sin embargo sabemos: la figura materna. No podemos mantenernos al margen de ella, es nuestra raรญz, amada y odiada, y cuando un libro pulsa con tino la tecla, es raro desoรญr la llamada. El dolor nos inhabilita para mirar hacia otra parte. Ahora bien, si el territorio de las raรญces y los afectos nos conmina a escucharlo de nuevo, no es para que nos recreemos en el drama, sino por la eterna ilusiรณn de que podemos mitigar sus consecuencias devastadoras mediante el conocimiento. Tal es el objetivo de Nada se opone a la noche.

 

Voy a detenerme en el argumento porque el tema y los motivos que lo encarnan sรญ importan, sobre todo en libros como este, que no enmascaran los hechos inquiridos: Lucile Poirier, madre de Delphine de Vigan, nace en el seno de una familia de clase media tirando a baja. La desventaja econรณmica no les impide tener una decena de hijos, a los que se suma la adopciรณn de un niรฑo maltratado. Lucile es la tercera de la prole. De niรฑa trabaja como modelo y desde muy temprana edad muestra, o eso dicen, un carรกcter reservado y enigmรกtico. Al parecer, cuando es adolescente su padre abusa de ella, episodio cuya aclaraciรณn llevarรญa a la disoluciรณn de la, como no podรญa ser de otro modo, autosatisfecha mitologรญa familiar (de hecho, los Poirier al completo participan en una suerte de reality de la รฉpoca para alardear de su ejemplaridad). Toda la familia decide que es mejor perpetuar la mentira (rompiendo el pacto de silencio, De Vigan recoge en Nada se opone a la noche testimonios de que el patriarca se dedicaba a abusar sexualmente de adolescentes). Lucile se enamora de un joven burguรฉs, se casa embarazada y tiene a Delphine; el matrimonio fracasa, y Lucile coquetea con el hippismo y el arte antes de su primer brote psicรณtico, a resultas del cual se le diagnostica un trastorno bipolar. Durante los diez aรฑos siguientes vive idiotizada por la medicaciรณn. A recuperaciones siempre fugaces les sigue un periodo de estabilidad y autosuperaciรณn mรกs o menos largo. De estos ascensos y, sobre todo, descensos brutales son testigos las hijas de Lucile. En 2007, Delphine encuentra a su madre muerta en su apartamento. Acabรณ con su vida por su propia mano.

 

En una biografรญa en la que el narrador es no pocas veces testigo, el lector presupone que se le estรก contando la “verdad”, y quizรก esta presuposiciรณn excesiva explica las reservas de Delphine de Vigan tanto a hacer ficciรณn con la historia de su madre como a dar solo su versiรณn, reservas que no tienen รบnicamente como destinatario al lector, sino, y sobre todo, a la familia Poirier, que sabe que uno de sus miembros estรก escribiendo sobre el clan (valga decir: estรก amenazando al clan). Ello explica que la narradora se disculpe con regularidad por llevar a cabo su empresa, disculpas que, ademรกs de esclarecer una poรฉtica, sirven para que el lector y la familia Poirier la perdonen por cubrir de mierda una fachada hasta entonces impoluta.

 

Nada se opone a la noche arranca con una tentativa fallida de ficciรณn. La propia autora la califica asรญ, y al lector no se le escapa que es la parte mรกs endeble del libro. Sin embargo, no es innecesaria, pues ademรกs de contar la  relaciรณn de la autora con su madre, la novela se plantea desde el principio como un ejercicio imposible de objetividad. Para ello, habรญa que descartar el artificio narrativo que mejor enmascara la subjetividad: el narrador en tercera persona, supuestamente objetivo (en Nada de opone a la noche los problemas de la narraciรณn se convierten en materia narrativa). Superado el primer escollo, la novela transita por el testimonio de Delphine de Vigan, el de su hermana, el de las tรญas (las hermanas de Lucile), el de la propia Lucile (que dejรณ abundante material escrito sobre sรญ misma, un material que evidencia unas intenciones vagas de ser escritora) y el del abuelo abusador, que habรญa grabado parte de su vida en cintas de casete. Estamos pues ante un relato que escribe sobre otros relatos, a los que interroga y manipula conscientemente para sus propios fines, uno de los cuales, el de conocer la razรณn รบltima de la locura de Lucile, no se consigue, o eso afirma la autora, si bien es difรญcil no relacionar el desequilibrio materno con la monstruosidad de su progenitor.

 

En el material sobre el que se trabaja ya abundan los dobles sentidos, asรญ que el lenguaje lรญrico, con su capacidad connotativa, es descartado por inรบtil. Con sobriedad y precisiรณn, sin sentimentalismo (pero no sin sentimiento), Delphine de Vigan firma una inteligente, magnรญfica e implacable novela sobre su madre sin esconder los costurones de la objetividad. ~

 

 

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(Huelva, 1978) es escritora. Ha publicado 'La ciudad en invierno' (Caballo de Troya, 2007) y 'La ciudad feliz' (Mondadori, 2009).


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