Bien conocido en nuestro paรญs gracias a sus populares trabajos sobre la transformaciรณn experimentada por las sociedades europeas en la primera mitad del siglo XX, que combinan con habilidad la narraciรณn de acontecimientos con la atenciรณn al detalle cultural, el historiador alemรกn Philipp Blom se ha convertido en una figura reconocida dentro de la alta divulgaciรณn europea. Tal vez con el comprensible propรณsito de rentabilizar ese bien ganado prestigio, la editorial Anagrama publica ahora un breve texto del autor cuyo origen es un encargo del Festival de Salzburgo con motivo de su centenario. Sus directores pidieron a Blom que escribiese un ensayo con el calderoniano tรญtulo que conserva el libro, pero sin hacerle indicaciรณn alguna sobre su tema o contenido. Lo que hizo Blom fue tomar el mundo actual como un gran teatro y desarrollar una reflexiรณn sobre los relatos que se narran las sociedades a sรญ mismas, entendidos como una variable determinante para su configuraciรณn presente y futura. El resultado es a la vez liviano y atractivo: estamos ante una meditaciรณn algo superficial, que parece decir mucho sin decir en realidad gran cosa y se las apaรฑa por el camino para mantener el interรฉs del lector durante la apacible sobremesa que dura su lectura.
En consonancia con la รญndole del texto, Blom lo arranca con algunos recuerdos de infancia. Evoca la figura del hermano de su abuela, fallecido prematuramente de manera accidental en el Hamburgo anterior al nazismo, asรญ como las versiones contrapuestas de sus padres acerca de las razones que condujeron a su divorcio; el joven Blom aprendiรณ entonces que los relatos compartidos poseen una fuerza incomparable como โcreadoresโ de realidad. Leyendo los westerns de Karl May, por su parte, supo que esos relatos pueden ser mentiras al servicio de la ideologรญa. Pero tambiรฉn pueden ser descubrimientos basados en el trabajo cientรญfico, que modifican por completo el modo en que el ser humano se contempla a sรญ mismo: a modo de interludio entre los distintos capรญtulos y preparando el terreno para apuntalar su tesis principal, Blom va dando detalle de las diferentes โafrentas narcisistasโ que habrรญa venido sufriendo el individuo occidental en los รบltimos siglos. O sea: el giro copernicano que establece que la Tierra da vueltas alrededor del Sol y no al revรฉs, la teorรญa de la selecciรณn natural que nos emparenta con los demรกs animales, las tesis freudianas que desnudan al sujeto racional como un disfraz del que se sirven las pulsiones del inconsciente, y la imagen tomada por Hubble que expone la insignificancia de la Vรญa Lรกctea en el vasto cosmos exterior. La conclusiรณn es que el ser humano debe hacerse consciente de su propia fragilidad: solo asรญ podrรก hacerse fuerte en el interior de una Tierra climรกticamente desestabilizada.
Blom ilustra este argumento por medio de esa Pequeรฑa Edad de Hielo que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XVI, a la que รฉl mismo ha dedicado una monografรญa. La temperatura descendiรณ hasta dos grados en Europa, causando serias perturbaciones en todo el continente y dando lugar a interpretaciones sociales del fenรณmeno que primaban el componente religioso. Conforme a la costumbre de la emergente historia medioambiental, Blom fuerza un poco el pie cuando afirma que el nacimiento de la Europa capitalista, burguesa y democrรกtica se encuentra en ese trastorno climรกtico. El conocimiento de base empรญrica, la tolerancia con los diferentes, el intercambio de mercancรญas e ideas: asรญ naciรณ una Ilustraciรณn que hizo posible que surgieran prรกcticas sociales tales como la alfabetizaciรณn o la enseรฑanza universitaria. De tal precedente deduce el autor que los cambios materiales son solo el prรณlogo a la lucha entre distintas interpretaciones acerca de la realidad, que se agudizan cuando sucede aquello que escribiรณ Gramsci y hoy citamos โlo hace Blomโ hasta la nรกusea: tenemos una crisis cuando lo viejo no ha muerto ni lo nuevo ha nacido.
La visiรณn del presente que expone Blom no se caracteriza por su originalidad. Su apuesta โtodo o nadaโ se centra en el cambio climรกtico y demรกs fenรณmenos del Antropoceno: a su juicio, los contemporรกneos estamos librando โuna guerra contra el futuroโ sin apenas reparar en ello. Para colmo, no la disfrutamos; el ensayista alemรกn nos habla del aumento de las depresiones y de la exigencia que recae sobre quienes desean beneficiarse de los frutos de la sociedad de consumo. Byung-Chul Han parece estar hablรกndonos por persona interpuesta cuando Blom lamenta que estemos obligados a optimizarnos y a estar siempre disponibles en el despiadado mundo de hoy; o cuando subraya que son nuestras decisiones de consumo las que determinan โquiรฉn es alguien o por quiรฉn se toma alguien a sรญ mismoโ. Blom concede poco crรฉdito a quienes confรญan en la tecnologรญa y la innovaciรณn: las perspectivas, sostiene, son apocalรญpticas. Previsiblemente, el autor arremete contra el ideal decimonรณnico de progreso y lamenta que las naciones ricas sigan contรกndose โla historiaโ del crecimiento econรณmico; algo nada sorprendente en una especie que โcayรณ en la trampa de la velocidadโ cuando inventรณ la mรกquina de vapor y empezรณ a explotar las energรญas fรณsiles. Blom no duda en ponerse estupendo: โTambiรฉn en el siglo XXI la gente obedece a reflejos que se han mantenido intactos desde la Edad de Bronce sin ser ya adecuados para la situaciรณn actual.โ Nada hay que reprochar al lector que dรฉ un respingo en la butaca.
Cebado y aburrido, el โHomo sapiens occidentalisโ se dedica asรญ a esquilmar a quienes aรบn no han nacido y vive sin nada especial que hacer en el interior de un gran zoo al aire libre. ยฟDe quรฉ manera podemos hacerlo reaccionar? Blom cree que la clave estรก en las historias; las mismas que hicieron posible en su momento la revoluciรณn y la democracia. La historia que tenemos que contarnos en la hora de la agonรญa del modelo democrรกtico de la segunda posguerra, en particular, es una de la que no somos protagonistas; una cuyo punto de partida es que el ser humano, como supieron ver algunos ilustrados, es parte de la naturaleza. Blom tira del fallecido Latour, nos habla de la epigenรฉtica, recurre a Frans de Waal y recuerda la hipรณtesis Gaia: sale de ahรญ una redescripciรณn del ser humano como โun primate que ha aprendido a sobreestimarse, infinitamente importante para sรญ mismo, pero para nada y nadie mรกsโ. En otras palabras, somos criaturas interdependientes que mantienen con su entorno una relaciรณn simbiรณtica y que solo podrรกn sobrevivir en un planeta cuyas condiciones de habitabilidad han sido debidamente aseguradas.
Tiene asรญ razรณn Blom cuando seรฑala que el cambio climรกtico puede constituir una experiencia comรบn que desemboque en un relato compartido, pero no se da cuenta de que un problema comรบn no tiene por quรฉ desembocar en soluciones unรกnimes. Y divaga en cambio cuando nos habla de โun modelo de vida donde el crecimiento y el consumo interminables no sean el centroโ, resistiรฉndose a ofrecer mรกs detalles. Que Blom estรก diciendo lo que el lector quiere oรญr se hace evidente cuando describe a Greta Thunberg como una โJuana de Arco moderna que pone ante el espejo a una sociedad corruptaโ. En รบltimo tรฉrmino, el autor alemรกn nos urge a encontrar โnuevas imรกgenesโ para la sociedad del futuro, convencido como estรก de que nada es tan urgente para la supervivencia de la humanidad como el ideal de un โhombre nuevoโ capaz de ponernos a todos en la buena direcciรณn. Mientras se produce semejante apoteosis, no obstante, quizรก sea recomendable invertir en el hallazgo de soluciones tecnolรณgicas o pensarnos dos veces si podemos prescindir de la energรญa nuclear. Pero como tampoco va uno a decirle eso al Festival de Salzburgo, hay que convenir que lo que ha dicho Blom no estรก mal dicho: aunque su librito no pasarรก a la historia, tampoco hace daรฑo a nadie y contiene ideas valiosas. ยกNo es poco! ~
(Mรกlaga, 1974) es catedrรกtico de ciencia polรญtica en la Universidad de Mรกlaga. Su libro mรกs reciente es 'Ficciรณn fatal. Ensayo sobre Vรฉrtigo' (Taurus, 2024).