Tomarse el capitalismo en serio

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Gilles Lipovetsky y Jean Serroy

La estetizaciรณn del mundo

Traducciรณn de Antonio Prometeo-Moya

Barcelona, Anagrama, 2015, 416 pp.

Mientras que cada aรฑo aumenta en un 10% el nรบmero de museos abiertos en el mundo, los visitantes apenas pasan diez segundos de media delante de cada obra: he aquรญ una de las posibles fotografรญas de nuestra รฉpoca. Es de suponer que nuestra reacciรณn ante esos datos serรก fulminante; veremos en ellos confirmados de inmediato nuestros prejuicios sobre la ilustraciรณn progresiva o la decadencia irremediable de las sociedades humanas. Sin embargo, son los autores de este libro, el sociรณlogo Gilles Lipovetsky y el crรญtico de cine Jean Serroy, quienes saben cรณmo hacer justicia teรณrica con ellos: analizando meticulosamente los fenรณmenos de los que son reflejo e integrรกndolos en una reflexiรณn de largo alcance sobre la naturaleza del capitalismo contemporรกneo. El resultado es un libro importante que ha de leer cualquier persona que desee comprender la sociedad que habita.

Su punto de partida es la evidencia de que el capitalismo no tiene buena imagen. Motivo de queja universal y objeto de crรญticas allรก donde se pregunte, el capitalismo pasa por ser una causa de empobrecimiento espiritual y estรฉtico que no puede soportarse por mรกs tiempo. Es mรฉrito de los autores revolverse contra este diagnรณstico simplista y mirar el mundo sin anteojeras ideolรณgicas, algo que en modo alguno supone una validaciรณn entusiasta de la realidad realmente existente. Mรกs bien, Lipovetsky y Serroy constatan que un cambio profundo se ha producido en el interior del capitalismo, donde se ha desarrollado una economรญa estรฉtica mientras se estetizaba la vida cotidiana. Este “capitalismo artรญstico” nace de la generalizaciรณn de las estrategias estรฉticas en todos los sectores (producciรณn, distribuciรณn, consumo) de la economรญa y desemboca en una “inflaciรณn estรฉtica” del mundo. Se trata de un fenรณmeno global que convierte a los peluqueros en estilistas y a los jardineros en paisajistas, al tiempo que hacemos de nuestra casa una experiencia decorativa y de nuestro cuerpo una puesta en escena a travรฉs de los cosmรฉticos o los tatuajes. ¿Y no produce Apple telรฉfonos mรกs bellos que la Victoria de Samotracia? El consumo hedonista y emocional se convierte asimismo en un factor de nuestra afirmaciรณn identitaria. Hay un problema: nuestra vida no es por eso mรกs bella o significativa. Afirmaciรณn, esta รบltima, que manifiesta sobradamente el cuidado con que Lipovetsky y Serroy han atendido a las “tensiones paradรณjicas”, a los รฉxitos y los fracasos, que marcan la estetizaciรณn del mundo del que se ocupa su obra.

Premisa del mismo es la dimensiรณn antropolรณgica, transhistรณrica, de la actividad estรฉtica. Dicho de otro modo, el arte no es un capricho, sino una necesidad humana. Para los autores, el capitalismo artรญstico representa la continuidad de un largo proceso de estetizaciรณn que comienza en los rituales religiosos y tribales, sigue en el refinamiento aristocrรกtico y explota en la modernidad, momento en que el arte reemplaza a la religiรณn sin dejar de convertirse en mercancรญa: sirva un Rothko para sintetizar esta idea. Ahora, sostienen Lipovetsky y Serroy, hemos entrado en una era transestรฉtica por razรณn de la propia evoluciรณn del capitalismo. Debida en parte a la asimilaciรณn de sus crรญticos, obedece en mayor medida a su propia lรณgica interna.

Para comprender cรณmo hemos llegado hasta aquรญ, los autores trazan una completa genealogรญa del capitalismo artรญstico. Prestan especial atenciรณn a las “figuras inaugurales” del mismo, desde los grandes almacenes que democratizan el lujo e inauguran una nueva economรญa del deseo en la clase media y la alta costura que emancipa al creador de su clientela, pasando por el diseรฑo industrial que lleva la estรฉtica a los hogares en forma de cafeteras o sillas, hasta la publicidad que poetiza el mundo de los objetos de consumo, sin olvidar la mรบsica grabada o el cine: arte industrial y de masas, pero arte al fin, que inaugura un star system al que hoy aspiran ciudadanos anรณnimos que suben sus creaciones a YouTube y su vida a Instagram. Contra Benjamin, sostienen los autores, el capitalismo no ha privado de aura a los creadores y sus creaciones. Y aunque la sociedad del hiperespectรกculo (donde los reality shows conviven con los juegos olรญmpicos y el kitsch es objeto de revalorizaciรณn) se caracteriza por su hibridaciรณn, es central al planteamiento de Lipovetsky, desarrollado sobradamente en obras anteriores, el rechazo de la etiqueta del posmodernismo: a su modo de ver, la modernidad no se ha quebrado internamente, sino que se ha radicalizado. Es un hiperismo, no un postismo.

Paradรณjicamente, a medida que se intensifica la racionalidad utilitaria del capitalismo, este concede cada vez mรกs importancia al estilo y las emociones, lo que se sustancia en el trรกnsito del individualismo posesivo al experiencial. Esta tendencia puede observarse a todos los niveles y los autores hacen un minucioso recuento de sus manifestaciones: la transformaciรณn de la ciudad, ahora llena de actividades lรบdicas y celosa de su patrimonio; el surgimiento de un consumo no funcional y desligado por tanto del ethos de clase (lo que debilitarรญa la vigencia de las tesis de Bourdieu sobre la “distinciรณn”); el ascenso del paradigma de la “calidad de vida”, incluyendo la estetizaciรณn de las experiencias culinarias; el auge del embellecimiento personal, rasgo caracterรญsticamente moderno que implica el rechazo de la belleza-destino y el abrazo de la autocreaciรณn individual; la balcanizaciรณn e ironizaciรณn de la moda indumentaria; el consumo heterogรฉneo y hasta incongruente de bienes culturales, potenciado por una facilidad de acceso que reduce los niveles de vergรผenza cultural y nos permite jugar con รฉl y romper las distinciones entre artes mayores y menores (aunque sea con el paradรณjico resultado de que no dedicamos nuestro tiempo a lo que nos parece mรกs valioso); o, en fin, el desarrollo de una relaciรณn turรญstica con el arte, ignorantes como somos de los cรณdigos que nos permitirรญan comprenderlo plenamente. Su conclusiรณn es provocadora, pero plausible: “No vivimos la depauperaciรณn en masa de la sensibilidad a lo bello, sino la democratizaciรณn de las aspiraciones y las experiencias estรฉticas.”

Mientras tanto, el capitalismo artรญstico se ha convertido en el “lugar principal de la producciรณn simbรณlica”, hasta el punto de haber generado una รฉtica propia. Se trata de una รฉtica estรฉtica de masas que legitima tardรญamente los valores bohemios y contraculturales de la mano del materialismo consumista. Son muchas las tensiones que subyacen a la cultura hipermoderna, que nos ahoga con su demanda de eficacia al tiempo que nos hace buscar espacios para vivir mejor y promueve la slow life. Mientras, la virtualizaciรณn digital convive con la demanda de sensualidad y la apoteosis de la violencia ficcional con un descenso de la violencia real. Ahora bien, Lipovetsky y Serroy niegan el dogma contemporรกneo segรบn el cual nada hay salvo mercado. A su juicio, la vida moral y el orden democrรกtico impiden la estetizaciรณn completa de los sujetos hipermodernos: “No hemos perdido el espรญritu: la decadencia moral es un mito.” Y avizoran astutamente en la demanda de sostenibilidad ecolรณgica la prรณxima reinvenciรณn capitalista. Tienen razรณn tambiรฉn cuando apuntan que la salida utรณpica del capitalismo no tendrรก lugar, porque ningรบn otro sistema es capaz de proporcionar bienestar material a tantos seres humanos. Por el contrario, se trata de evitar la divinizaciรณn o demonizaciรณn de la sociedad transestรฉtica, para, en su lugar, tratar de hacerla evolucionar en la mejor direcciรณn posible. Hay una lรณgica en su desarrollo contra la que nada pueden hacer los pรญos deseos de sus antagonistas.

Naturalmente, es mucho lo que podrรญa objetarse a una obra tan ambiciosa en sus propรณsitos explicativos, pero esta breve reseรฑa no es el lugar para hacerlo. Baste asรญ decir que los autores aciertan mรกs que yerran, en gran medida gracias a su gusto por las contradicciones y las paradojas, acompaรฑadas de una absorbente atenciรณn al detalle. Serรญa una pena que este libro no fuese atendido como corresponde: su diagnรณstico merece un lugar de honor en la รบltima ediciรณn del manual clรญnico de la especie. ~

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(Mรกlaga, 1974) es catedrรกtico de ciencia polรญtica en la Universidad de Mรกlaga. Su libro mรกs reciente es 'Ficciรณn fatal. Ensayo sobre Vรฉrtigo' (Taurus, 2024).


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