La India y P. G. Wodehouse: un viaje personal

Wodehouse era un genio no solo por la cantidad y calidad de su producciรณn, ni por su enorme erudiciรณn. Lo era porque podรญa improvisar elementos cรณmicos desde el interior de un conjunto de acordes narrativos.
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Confieso que no es poca la inquietud que siento al dirigirme a este distinguido pรบblico. Digo esto no solo porque hablar en pรบblico es muy poco atractivo para una persona media sin una carrera en polรญtica, especialmente si tiene un poco de lo que Robert Burns llamaba el don de โ€œvernos como los demรกs nos venโ€, y por lo tanto una aversiรณn a hacer el ridรญculo; tambiรฉn me estremezco ante esta perspectiva porque vengo a esta augusta reuniรณn armado solo modestamente con este discurso y los libros del formidable Tony Ring.

De hecho, me siento como un gladiador desarmado, sin espada ni escudo, ante los leones de la Wodehouse Society. Todo lo que puedo esperar es que la genuina especia india evite que me encuentren โ€œsingularmente apetitosoโ€, como Sir Roderick Glossop describiรณ una vez el fricasรฉ de pollo en la casa de los Wooster.

Si no logro captar su atenciรณn, sepan que se debe a que no he tenido tiempo suficiente para beber profundamente en la fuente pieriana de su club. Aunque Alexander Pope afirmaba que solo los que beben superficialmente acaban embriagados, creo que el Maestro fue mรกs preciso cuando dijo en Right Ho, Jeeves que โ€œcomo cualquier miembro del Parlamento te dirรก, si quieres oratoria de verdad, el relleno preliminar es esencial. A menos que tengas ojos de pastel no puedes aspirar a atrapar la atenciรณnโ€. Esto, supongo, es lo que significa estar a la altura de un Lord.

Por lo tanto, aunque me siento lo suficientemente intimidado como para haberme tomado un par de tragos preparatorios, me temo que todavรญa no he alcanzado los niveles parlamentarios de locuacidad.

Sea como fuere, reconozco que muchos de los aquรญ presentes han pagado, literal o metafรณricamente, por el dudoso placer de escuchar a un orador exรณtico, con un acento que recuerda a una tierra tropical impregnada de serpientes, ginebra, tรณnica y dramรกticas puestas de sol, contarles cosas que ya sabรญan sobre el mayor autor en lengua inglesa desde Shakespeare. Por lo tanto, tendrรกn ese modesto entretenimiento. No puedo prometerle serpientes, pero seguro que encontrarรกn una o dos pistas sobre atardeceres tropicales y ginebra. Y no, no voy a hacerles un Gussie Fink-Nottle, porque no estoy tentado a traer de vuelta el dรญa de entrega de premios en el mercado Snodsbury, pero eso es solo porque estoy insuficientemente lubricado.

Seรฑoras y seรฑores, ya conocen el peculiar fenรณmeno que representa la India en el mundo de Wodehouse: es posiblemente el mayor mercado de sus libros, con fans singularmente devotos, a pesar de que el paรญs y el lugar que ocupa en el imperio brillan por su ausencia en sus libros.

Dejando a un lado las sociedades Wodehouse, la India sigue siendo un paรญs en el que se pueden encontrar admiradores de Wodehouse en los lugares mรกs extraรฑos, no solo en las cรกrceles, donde el Maestro suponรญa sombrรญamente que residรญa su base de admiradores, en un delicioso y breve artรญculo publicado en Plum Pie, aunque curiosamente tambiรฉn existe eso en la era de ansiedad polรญtica impulsada por las redes sociales en la India. Entre esos lugares extraรฑos se incluyen los salones, bibliotecas y clubes de plantadores de tรฉ de la รฉpoca del Raj, inmersos en una decadencia no tan amable, y en los que cabrรญa esperar toparse con ejemplares de sus libros. El Maestro tambiรฉn se puede encontrar en las elegantes librerรญas de Lutyen en Delhi, en los centros comerciales de Bangalore y en las calles de la รฉpoca del Raj en Calcuta. En los abarrotados aeropuertos de la India se siguen vendiendo colecciones y reimpresiones en librerรญas cuya gama de productos apenas justifican el apelativo de โ€œlibrerรญaโ€, asรญ como en las estaciones de ferrocarril y en el vasto revoltijo de librerรญas de segunda mano que salpican la mayorรญa de las zonas antiguas de nuestras ciudades.

ยฟQuiรฉn lee estos libros? ยฟY por quรฉ?

Empezarรฉ por la primera pregunta. Las obras de Wodehouse atraen a indios de los mรกs diversos estratos sociales. Estรก el grupo predecible: indios anglรณfonos de clase alta, pero tambiรฉn ejemplos menos conocidos de la diplomacia, la administraciรณn pรบblica y las fuerzas armadas de la India, donde todavรญa producimos una buena lรญnea de viejos coroneles de generosos bigotes, roncos, con bastones de mando y abrigos de tweedy. Lo wodehousiano impregna la India empresarial, el mundo acadรฉmico y, por supuesto, los medios de comunicaciรณn. Es razonable suponer que la mayorรญa de los indios cultos de cierta edad han leรญdo al menos un relato de P. G. Wodehouse.

Incluso los indios anglรณfonos mรกs jรณvenes han oรญdo, al menos, hablar de รฉl. Si nos atenemos a la regla empรญrica de que un 10% de nuestra poblaciรณn habla inglรฉs con fluidez โ€“lo que arroja la modesta cifra de 130 millones de almas (si se puede considerar a las รฉlites como personas con alma)โ€“, deducimos que el Maestro es conocido por mรกs personas en la India (lo que, francamente, no es difรญcil dado que hay veinte veces mรกs indios que britรกnicos) que incluso en su paรญs de origen.

De hecho, como dijo Malcolm Muggeridge: los รบltimos ingleses que quedan en el mundo son indios.

Aunque dejemos de lado la conclusiรณn un tanto incorrecta de Muggeridge, el hecho es que Wodehouse es muy leรญdo en la India. ยฟA quรฉ se debe esto? Al fin y al cabo, ninguna de las historias del Maestro se desarrolla en la India. De hecho, las colonias rara vez se inmiscuyen en el prรญstino mundo de Londres y los condados. Incluso mรกs allรก, tambiรฉn en Amรฉrica, es Nueva York la que figura como puesta en escena, aparte, por supuesto, de Hollywood. Podemos suponer que Wodehouse, tras reconocer que extraer humor de las complejidades de la polรญtica era mรกs arriesgado que ventajoso, extendiรณ esa decisiรณn prรกctica tambiรฉn al imperio.

Y asรญ, un primer punto: en una tierra en la que la polรญtica es nuestro entretenimiento bรกsico, y en una รฉpoca en la que cada vez es mรกs difรญcil saber si la polรญtica es risible, lamentable o censurable, es el vacรญo casi deliberado de la polรญtica lo que hace del mundo de Wodehouse un edรฉn perfecto. Es cierto que los mayordomos de ojos de grosella, los tรญos excรฉntricos y las jรณvenes chispeantes hacen del mundo de Wodehouse un autรฉntico paraรญso, pero la ausencia casi total de temas abiertamente polรญticos tambiรฉn resulta muy atractiva. Por supuesto, hay algunas historias que tocan la polรญtica: el socialismo figura, incluso en el taquigrรกfico Manifiesto comunista, que aboga por la distribuciรณn equitativa de la propiedad, y donde se empieza por coger todo lo que se puede y sentarse sobre ello. Tambiรฉn hay una referencia singular a la desobediencia civil en la India y, por supuesto, una de mis escenas favoritas en Big money es aquella en la que el conde de Hoddesdon recibe una pedrada de un chaval en su sombrero de copa y luego es perseguido por un padre agitado que, en parte, da voz a un impulso proletario de destripar al conde por ser, entre otras cosas, un burjois. Y, sin embargo, no son mรกs que detalles en una obra que abarca unos 99 libros.

Segundo: la sutileza. Como escribe Tony Ring, ese druida de las cosas de Wodehouse, no hay nada sencillo en el mundo de Wodehouse. Para una naciรณn ruidosa en polรญtica y extravagante, digamos, en su uso del teatro polรญtico, la exquisita sutileza del Maestro ofrece un contraste perfecto. Cada libro estรก impregnado de la mรกs brillante construcciรณn de frases, y cada palabra estรก perfectamente adaptada al punto de su colocaciรณn. Aunque serรญa exagerado decir que los indios leen a Wodehouse รบnicamente por su artesanรญa literaria, no es incorrecto vincular esta virtud a la larga tradiciรณn literaria india, que valora el uso simultรกneo de la sutileza, la precisiรณn y la creatividad en la orfebrerรญa. Esta tradiciรณn se remonta a la literatura clรกsica sรกnscrita, en particular al legendario Kalidasa โ€“de hecho, dada la cronologรญa, podrรญamos describir a Shakespeare como el Kalidasa inglรฉsโ€“, pero esta tradiciรณn continรบa en la รฉpoca del urdu y el persa cortesanos, alcanzando su apogeo con el genio del propio Mirza Ghalib de Delhi. En la tradiciรณn literaria india se valora especialmente la brillantez de una lรญnea que da la vuelta y lleva un aguijรณn en la cola, por asรญ decirlo. Vรฉase, por ejemplo, esta lรญnea de Lord Emsworth acts for the best: โ€œAรฑos antes, cuando era un muchacho, y romรกntico como son la mayorรญa de los muchachos, su seรฑorรญa habรญa lamentado a veces que los Emsworth, a pesar de ser un clan antiguo, no poseyeran una maldiciรณn familiar. Quรฉ poco habรญa sospechado que pronto se convertirรญa en el padre de esta.โ€

Y contrasta con la famosa frase de Ghalib: โ€œOh Seรฑor, no son los pecados que cometรญ los que lamento, sino aquellos que no tuve oportunidad de cometer.โ€

Tercero: el arte de la insurrecciรณn suave. Sin analizar en exceso el conflicto social (especialmente en esta รฉpoca de guerras culturales), no es difรญcil percibir la genuina empatรญa del autor precisamente hacia los jรณvenes representantes de una nueva era, hechos a sรญ mismos, motivados y cargados de aspiraciones. Con su larga historia de feudalismo, la cultura india estรก igualmente llena de insurrecciones a travรฉs del humor, especialmente aquellas en las que nuestros propios imbรฉciles de clase alta salen mal parados.

Tomemos, por ejemplo, la instituciรณn de un brillante humorista de corte: el repertorio de un cรณmico de corte se reproduce no solo en la corte del emperador Akbar, sino tambiรฉn en Bengala y, de hecho, en el sur de la India. Asรญ, el ingenio de Birbal, Gopal el Bufรณn y Tenali Raman es un elemento bรกsico de la cultura popular de la India. Por lo tanto, es razonable entender por quรฉ la clase media anglรณfona de la India se identifica con los aspirantes a miembros del gran รกrbol genealรณgico del Sr. Mulliner โ€“y no solo porque nosotros tambiรฉn tengamos familias extensasโ€“ o con los enรฉrgicos segundos hijos y las mujeres trabajadoras y hechas a sรญ mismas, que reflejan el espรญritu de una nueva clase empresarial. Este es tambiรฉn un tema que se refleja en la propia historia moderna de la India.

Una de mis citas insurrectas favoritas, muy aplicable a mi propia historia, es esta de El mundo del Sr. Mulliner: โ€œComo Egbert desde niรฑo no habรญa dado muestras de poseer inteligencia alguna, se le habรญa encontrado un lugar en la administraciรณn pรบblica.โ€

O esta denuncia de ese esnob superlativo, el duque de Dunstable: โ€œUsted es, sin excepciรณn, la peor garrapata y el peor esnob que jamรกs haya sufrido una degeneraciรณn grasa del corazรณn por atiborrarse de comida y vino arrancados de los labios de un proletariado hambriento. Me pones enfermo. Envenenas el aire. Adiรณs, tรญo Alaric, dijo Ricky, alejรกndose de forma ostentosa. Creo que serรก mejor que demos por terminada esta entrevista, o me volverรฉ brusco.โ€

Cuarto: sentimentalismo. Los indios lo devoran. Cualquiera que haya visto una pelรญcula de Bollywood sabe que la narraciรณn gira principalmente en torno a la estructura de: chico conoce a chica, chico pierde a chica, chico recupera a chica. Es casi como si las versiones bronceadas de Bingo Little o Pongo Twistleton fueran elementos permanentes en las pantallas indias. Es casi una herejรญa decirlo, pero si tomรกramos una escala mรณvil entre el sentimiento y el humor, en las primeras obras de Wodehouse el dial se inclinaba mรกs hacia el lado del sentimiento. Pero esto evolucionรณ: de hecho, el dial se estableciรณ mรกs o menos en la direcciรณn del humor suave, siguiendo lo que podrรญa llamarse su primer cuarto. Aunque el cine indio todavรญa estรก en gran medida mรกs cerca del lado sentimental, el principio general de los argumentos de Bollywood es decididamente
wodehusiano, en cuanto al tema, pero tambiรฉn en el tratamiento del amor sin todo el embrollo del sexo, que durante dรฉcadas Bollywood evitรณ con coqueterรญa. De hecho, en general, Bollywood reflejรณ durante mucho tiempo el consejo ofrecido a Sally (en Las aventuras de Sally) de que โ€œlos tontos siempre son los mejores maridosโ€ฆTodos los matrimonios infelices se deben a que los maridos tienen cerebroโ€. ยฟDe quรฉ le sirve el cerebro a un hombre? Uno se siente tentado a decir: ยฟde quรฉ?.

En resumen, como seรฑala Nicholas Barber, Wodehouse se propuso hacer feliz a la gente y difundir, como รฉl decรญa, โ€œdulzura y luzโ€. ยกY de quรฉ manera!

Quinto, y รบltimo punto antes de que el pรบblico se inquiete, vaya mรกs allรก de mirar fijamente su reloj de pulsera colectivo y exija una acciรณn directa: en la India compartimos con ustedes la admiraciรณn por el acto mรกs difรญcil que Wodehouse llevรณ a cabo, que creo que es hacer que el humor parezca espontรกneo y sin esfuerzo. Tenemos pruebas empรญricas que nos demuestran lo duro que trabajรณ: la asombrosa cifra de 96 (o 99) libros, cientos de relatos cortos, y un ritmo de producciรณn tan asombroso en sus primeros aรฑos de relativa penuria que fue capaz de mantenerse en cuerpo y alma gracias a la fuerza de su pluma sin su trabajo alimenticio como banquero. Pero mรกs asombroso que la cantidad era el esfuerzo sobrehumano por producir calidad: sabemos por el relato del propio Maestro el tipo de esfuerzo que hacรญa para mantener la tensiรณn de la trama y la agilidad de la acciรณn. Eso incluรญa mecanografiar resmas de ideas argumentales y narrativas y colgar cada hoja de papel como si fuera ropa sucia en un tendedero; luego, literalmente, levantaba o dejaba caer una pรกgina tras otra, o las retorcรญa, para identificar los fragmentos que necesitaban ser reelaborados hacia arriba, hacia abajo o para aรฑadir un giro a la historia. En comparaciรณn con la mayorรญa de los escritores comunes, que no reelaborarรญan nada, salvo quizรก una carta sobre un descubierto en el banco, Wodehouse trabajaba increรญblemente duro para producir un humor natural y aparentemente espontรกneo.

Como decรญa un anuncio, en un contexto diferente, el futbolista Leo Messi trabajรณ dieciocho aรฑos para convertirse en una รฉxito repentino.

Hacer todo esto, hacerlo bien de forma constante durante dรฉcadas, y estar completamente desprovisto de un personaje mรกs grande que la vida es tambiรฉn muy atractivo, especialmente para la clase media de la India, que tambiรฉn ha tenido que trabajar duro para alcanzar el รฉxito.

Asรญ pues, damas y caballeros, compaรฑeros de viaje en el mundo de Wodehouse: una vez expuestos los argumentos a favor del lugar especial que ocupa Wodehouse en la India, ยฟhacia dรณnde nos dirigimos a partir de ahora? No cabe duda de que las sociedades Wodehouse de todo el mundo deberรญan esforzarse mรกs para presentar a una nueva generaciรณn de lectores el genio de Wodehouse. No tiene mucho sentido negar que esto es necesario para las generaciones mรกs jรณvenes, aunque solo sea por su propio bien, ya que el mundo que heredan es tan sombrรญo como el que Wodehouse reconocรญa muy pocas veces y casi entre parรฉntesis. ยฟHay alguna manera factible de hacerlo?

Tal vez una opciรณn sea el camino que presentan las nuevas obras autorizadas de Wodehouse, que sitรบan en un nuevo contexto a nuestros viejos y conocidos amigos y los llevan a una nueva dimensiรณn de la narraciรณn. El homenaje de Ben Schott, por ejemplo, es magnรญfico. ยฟSon los podcasts una opciรณn? El Maestro era famoso por no estar convencido, ya que consideraba que las lecturas de su propia obra se hallaban lejos de ser perfectas. ยฟSe puede optar por el cine o la televisiรณn? Aunque la mayorรญa de las pelรญculas anteriores estaban bien hechas, el matiz de Wodehouse se perdรญa a menudo en casi todas las series y producciones televisivas, aunque personalmente, y si se me permite decirlo, la serie Jeeves y Wooster de Hugh Laurie y Stephen Fry me parece la mejor de todas. De hecho, ahora es difรญcil visualizar a Jeeves y no pensar en Stephen Fry, y digo esto a pesar de que estoy convencido de que Jeeves era indio. Sรญ, de verdad. Examinemos las pruebas: en Right Ho, Jeeves, oรญmos de Bertie que Jeeves no tiene que abrir puertas. Es como uno de esos pรกjaros de la India que despiden a sus cuerpos astrales. Me refiero a esos tipos que, tras esfumarse en Bombay, vuelven a montar las piezas y aparecen dos minutos despuรฉs en Calcuta.

De ahรญ mi conclusiรณn final. Francamente, nos encanta Wodehouse porque, por supuesto, su personaje mรกs inteligente y cรฉlebre era un indio cuidadosamente disfrazado, ยกque incluso ha dado nombre a servicios de limpieza en seco aquรญ en Londres!

Mรกs en serio, y termino aquรญ, seรฑoras y seรฑores, con una รบltima reflexiรณn, que francamente llega unos veinte minutos demasiado tarde para ayudarles: analizar la obra de Wodehouse y su genio es como deconstruir un soufflรฉ muy fino. Francamente, es igual de inรบtil. El talento cรณmico verdaderamente fino es famoso por ser difรญcil de analizar: encontramos algo divertido por lo que somos, no solo por el tema. Wodehouse era un genio no solo por la cantidad y la calidad sostenida de su producciรณn; no solo por su enorme erudiciรณn, manejada con tanta ligereza que podรญa meter de todo, desde Shakespeare, Cicerรณn y Marco Aurelio hasta la lรญrica popular: no, era un genio tambiรฉn porque podรญa improvisar nuevos elementos cรณmicos pero desde dentro de un conjunto de acordes narrativos orquestados con precisiรณn.

Si el jazz y la mรบsica clรกsica india comparten la misma libertad casi oximorรณnica de innovar libremente, pero dentro de un parรกmetro rรญgido de acordes y escalas, P. G. Wodehouse consiguiรณ exactamente esa hazaรฑa: en un estrecho marco de tontos del culo, compaรฑeros vejestorios, clรฉrigos despistados y villanos cรณmicos, mayordomos, jรณvenes brillantes y, por supuesto, ejรฉrcitos de tรญas, creรณ una mรบsica interminable y mรกgica que siempre me deja pensando que el mundo es un lugar mejor de lo que pensaba.

Y por eso รฉl es, fue y serรก siempre El Maestro.

Gracias, seรฑoras y seรฑores.

Traducciรณn del inglรฉs de Daniel Gascรณn.

Publicado originalmente en The Wire.

Vikram Doraiswami es el alto representante de la India en Reino Unido.

Vikram Doraiswami
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