Foto. D.R. Instituto Nacional de Antropologรญa e Historia.

Un paseo por la vida de Juan Vicente Melo

El pasado 1 de marzo, el escritor Juan Vicente Melo habrรญa cumplido 90 aรฑos. Esta crรณnica recorre los lugares emblemรกticos de su vida en su Veracruz natal.
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Los que crecimos en la vilipendiada zona norte de la ciudad de Veracruz sabemos que Juan Vicente Melo es el nombre de una calle de doble sentido y llena de baches ubicada en el Infonavit Las Brisas. 

Sin embargo, pocos por estos lares saben que esa calle transitada, en la que lo mรกs relevante es una cadena de pollos rostizados, fue bautizada en honor a un personaje importante en el mundo de las letras mexicanas: Juan Vicente Melo Ripoll, porteรฑo con ascendencia tabasqueรฑa, nacido un 1 de marzo de 1932, autor de una de las novelas mรกs emblemรกticas de la literatura mexicana del siglo XX, La obediencia nocturna (1969).

Aunque en su momento gente encopetada del puerto haya llegado a hablar de su novela como lo hicieron en su momento los mejores de su generaciรณn โ€“Josรฉ Emilio Pacheco, Josรฉ de la Colina, Juan Garcรญa Ponceโ€“ nada impidiรณ que su obra cayera en un olvido intermitente: tuvieron que pasar por lo menos veinte aรฑos para que la Universidad Veracruzana reeditara dicha novela, su autobiografรญa y sus cuentos completos. Que Juan Vicente Melo le regale su nombre a una calle del extrarradio es un chiste a cuenta de la realidad: la periferia es el lugar en el que tanto su novela como el resto de su obra literaria han jugado en la escena de la literatura nacional.

Dejar la medicina por la literatura

De toda esa generaciรณn que se dedicรณ a escribir, Juan Vicente Melo era โ€œel que mรกs llevaba las de perderโ€, dice Juan Javier Mora-Rivera en el prรณlogo de La vida verdadera (2013), un libro de ensayos y reseรฑas de Melo que compilรณ รฉl mismo. Juan Vicente naciรณ en una familia acomodada de tradiciรณn mรฉdica: su bisabuelo, su abuelo, y su padre โ€“fundador del primer sanatorio particular de la ciudad, en la calle de Bravoโ€“ se dedicaron a la profesiรณn. Por lo tanto, antes de volverse escritor, Juan Vicente fue un mรฉdico brillante: lo dicen los honores con los que se recibiรณ, gracias a una tesis sobre el balance del sodio y el potasio en la cirrosis hepรกtica. 

Debido a ello, el gobierno francรฉs lo becรณ para estudiar la especializaciรณn en Dermatologรญa, especialidad que eligiรณ porque odiaba operar: se desmayaba al ver la sangre de los pacientes. Un aรฑo cursรณ estudios en el hospital Saint-Louis de Parรญs, aprendiendo del doctor Degรณs. Pero desertรณ para irse a La Sorbona, donde asistiรณ como oyente a clases en literatura francesa. Ahรญ revisรณ la noveau roman, de la que crรญticos literarios creen que estรก impregnada su obra.

Ahรญ conociรณ a Cรจline y a Camus, los grandes de la literatura francesa de ese momento. No porque los hubiera conocido en persona, sino que los estudiรณ. Estudiรณ un aรฑo en el hospital y le dijo a papรก que se quedarรญa uno mรกs. Pero mi papรก pensaba que se quedaba para especializarse mรกs en Dermatologรญa y no, fue para estudiar a los franceses.

Esto me lo dice Beatriz Melo, su hermana, sentada dentro de una de las propiedades de su familia, que funge ahora como el salรณn de clases donde se reรบne con amigas para hablar de historia del arte.

Sin embargo, en su Autobiografรญa, en la que confiesa que โ€œmentir para รฉl es una necesidadโ€, Melo asegura haber tenido tertulias con ambos autores. Segรบn รฉl, Camus lo invitรณ a una representaciรณn de su adaptaciรณn de Rรฉquiem por una mujer de William Faulkner, y ademรกs le dedicรณ un ejemplar que contenรญa dos de sus obras teatrales: El Malentendido y Calรญgula. Josรฉ Emilio Pacheco dice que, si no fuera por esa estadรญa en Francia y por Julieta Campos, no nos hubiera llegado tan pronto la traducciรณn de Mitologรญas de Roland Barthes.

El regreso a Veracruz

Al terminar la beca, Melo regresรณ a Veracruz para compartir el consultorio mรฉdico de su padre. Sobre esto, Beatriz recuerda una escena graciosa:

Un dรญa mi papรก se fue temprano al consultorio. Al llegar, notรณ que varios hombres ya estaban en la sala de espera, por lo que apresurรณ el paso y le dijo a la secretaria que le pasara al primero. A esto, antes de que mi papรก entrara, la secretaria le respondiรณ โ€œpero seรฑor, todos ellos esperan al doctor Juan Vicenteโ€.

Por razones de dinero y reconocimiento en la ciudad, Juan Vicente tenรญa mรกs que perder al cambiar la medicina por la literatura. Que lo hiciera fue muy doloroso para su padre, pues su hijo dejarรญa de perpetuar el legado familiar. Dice Beatriz:

Ese dรญa que se encerrรณ a hablar con mi padre, al salir le preguntรฉ a Juan Vicente si mi papรก habรญa llorado y รฉl me dijo que no. Pero sรญ llorรณ mi papรก, mucho, naturalmente, pero era cosa de hombres. Yo sรญ creo que a mi papรก le gustaba que Juan Vicente escribiera, si no, nunca le hubiera pagado su primer libro de cuentos (La noche alucinada de 1956).ย 

Los Melo y la vida tranquila del centro

La casa en la que Juan Vicente Melo pasรณ los primeros 22 aรฑos de su vida, ubicada en los altos de Lerdo y Bravo โ€“donde pasaban algunos tranvรญas como Bravo por Laguna 8 y que Melo reconocรญa a lo lejos por su oรญdo privilegiadoโ€“ estรก en el abandono total. Aunque aรบn los altos conservan su figura antigua, enfrente hay un Oxxo remodelado que rompe con la estructura de los alrededores, poblada de casonas viejas, algunas de las cuales datan de 1800.

La planta baja estรก tapiada y quedan vestigios de que alguna vez hubo un negocio. Se cuenta entre los vecinos mรกs viejos que allรญ habรญa unos jardines preciosos. A lo mejor los jardines en los que habitaba el perro-tigre, mascota de Adriana, la hermana del protagonista anรณnimo de La obediencia nocturna.

Los Melo Ripoll tuvieron una presencia enorme en el barrio donde crecieron. โ€œร‰ramos muy queridosโ€, recuerda Beatriz, pues su familia proyectaba, sobre bardas blancas, pelรญculas mexicanas adecuadas para el goce del barrio, ademรกs de funciones de tรญteres que Juan Vicente montaba al precio mรณdico de cinco centavos. โ€œMontaba obras teatrales en las que hacรญa actuar a los demรกs niรฑos, por eso era muy querido por todos. La costurera de enfrente (ยฟel germen de Titina en el cuento โ€œEl verano de la mariposaโ€?) lo conocรญa muy bien, y ella hacรญa todos los trajes que Juan necesitabaโ€, agrega la hermana.

La familia Melo Ripoll fue de esas familias privilegiadas de antaรฑo que regalaban juguetes a los niรฑos menos afortunados econรณmicamente del barrio. A veces, incluso iban en su auto para hacer lo mismo a los lรญmites del norte y sur de la ciudad: en los mรฉdanos de Playa Norte y a las afueras de lo que ahora es Boca del Rรญo.

Nos mandaban a entregar papelitos, que el dรญa de Reyes se presentaran en casa. Mi papรก nos paraba en la casa. Juan Vicente primero, luego Marรญa Elena, luego yo y luego Guillermo (el orden en el que nacieron). Hay que abrazarlos โ€”decรญaโ€” y darles el regalo, que eran un avioncito, un carrito. Y nos advertรญa โ€œAy de ustedes si los niรฑos vienenย moquientosย y se hacen asรญ, se limpianโ€™. No lo hacรญamos. Salvo mi hermano Guillermo, que era pesado de carรกcter.

Una cuadra despuรฉs de la casa de los Melo, en la avenida Hidalgo, estรก el parque Ciriaco Vรกzquez. Allรญ, en una de sus bancas, ademรกs de cuidar de sus hermanos que andaban en bicicleta o patines, el joven Juan Vicente solรญa leer con devociรณn. Allรญ recuerda su hermana Beatriz haberle visto por primera vez Demian de Herman Hesse y Cumbres borrascosas, de Brรถnte, su libro predilecto, de cabecera. Pero tambiรฉn, alguna vez, Beatriz recuerda haberle visto El Chamaco y sobre todo, El Pepรญn, esta รบltima, una revista de historietas publicada por la editorial Juventud entre 1936 y 1954. โ€œSolo que ese tipo de cosas no nos dejaba, a mis hermanos y a mรญ, leerlos. ร‰l querรญa que leyรฉramos buena literaturaโ€, dice Beatriz. No era para menos. Al caer la noche, los Melo Ripoll se juntaban en la sala de la casa a recitar poesรญas o cantar mientras alguien, principalmente el papรก, tocaba alguna pieza de Chopin. 

Juan Vicente, ademรกs de escribir, sabรญa tocar el piano muy bien. โ€œLe gustaba Mozart, Beethoven, los rusos como Shoshtakรณvichโ€. En su Autobiografรญa habla con devociรณn del Orfeo de Glรผck o la Pasiรณn de San Mateo de Bach. Melo era un melรณmano de oรญdo privilegiado, que se convertirรญa tambiรฉn en uno de los mรกs grandes crรญticos musicales mexicanos de la รฉpoca y cuyos textos publicarรญa el Fondo de Cultura Econรณmica con el nombre de Notas sin mรบsica.

โ€œTodos tocรกbamos un instrumento en la familiaโ€, recuerda Beatriz. Sin embargo, Melo jamรกs hizo deporte. โ€œSu deporte era el palomarโ€ agrega. Un palomar que โ€“refiere tambiรฉn en su Autobiografรญa โ€“cuidaba con su amigo el dramaturgo Hugo Argรผelles.

El sanatorio de los rumores

Sobre la avenida Bravo aรบn se encuentra el sanatorio fundado por Vicente Melo del Rรญo, el primer oncรณlogo de Veracruz. Bautizado en honor al abuelo, Nicandro F. Melo, dicho sanatorio fue, tambiรฉn, la primera clรญnica privada del puerto y el lugar donde nacieron Juan Vicente Melo y todos sus hermanos.

Sobre los primeros aรฑos del sanatorio encontrรฉ dos vestigios en el grupo de Facebook Veracruz a travez del tiempo, donde personas de la ciudad publican curiosidades y datos histรณricos del puerto jarocho. El primero es una foto en el que el edificio de tres pisos se mira reluciente, blanco; se alza sobre una avenida limpia poblada de varios รกrboles que parecen mecidos por el aire. El segundo es un anuncio, publicado en el periรณdico El Dictamen un jueves 14 de julio de 1956, que dice que en ese lugar se hacรญan las siguientes radiaciones terapeรบticas: cobalto 60, terapia profunda, superficial de contacto y radium, asรญ como diagnรณsticos y exรกmenes clรญnicos.

Hoy, ese edificio y las calles aledaรฑas lucen completamente diferentes. Estรกn atestadas de puestos ambulantes, con basura por todos lados, olorosas a drenaje. Cuando escribรญ este texto intentรฉ tomarle una foto a la placa que, como me contรณ en ese entonces Beatriz, puso el ayuntamiento para recordar que ahรญ habรญa nacido su hermano. La placa incluso la menciona su amigo Josรฉ Emilio Pacheco en un texto poco conocido 

{{ El texto es โ€œNotas sin mรบsica para Juan Vicente Meloโ€. Fue publicado el 28 de enero de 1991 en Inventario, la columna que mantuvo Josรฉ Emilio Pacheco en Proceso. }}

que escribiรณ sobre Juan Vicente (el mismo que referรญa que poca gente podrรญa querer a Juan Vicente, porque hace parecer que en Veracruz no existรญa โ€œgente decenteโ€). Ni siquiera pude acercarme. Los accesos al sanatorio estรกn cerrados y los comerciantes vigilan con recelo. 

Sobre la casa, ademรกs, se cuentan leyendas nacidas de la imaginaciรณn y de los rumores fantasiosos de la zona: que estรก cerrada porque tiene radiaciรณn adentro, que allรญ vive una enorme vรญbora que se alimenta de fetos, que los comerciantes duermen adentro y luego tienen orgรญas. Lo cierto es que el edificio, se cuenta, estรก intestado, abandonado, como casi todo el centro, por el gobierno veracruzano y por el INAH, que es estricto con las modificaciones a las casas pero que no dice nada cuando ponen una nueva tienda de conveniencia.

La casa de los Melo, ahora escuela de mรบsica

Hay un acontecimiento en Veracruz que en la dรฉcada de los cincuenta fue muy importante: el concierto que el chelista Pablo Casals dio en la sala de conciertos que tenรญa en su interior la segunda casa de los Melo, ubicada en la calle Washington del Fraccionamiento Reforma, por entonces una zona exclusiva y residencial, ubicada fuera de la mancha urbana. La sala de conciertos de la casa fue muy famosa en la รฉpoca, se cobraban la entrada a estudiantes a cinco pesos. Ni la visita ni la sala hubieran sido posible sin las sugerencias del arquitecto โ€“y tambiรฉn musicรณlogoโ€“ Enrique Segarra y del ingeniero Vite, con quienes el doctor Melo crearรญa la Asociaciรณn Veracruzana de Conciertos.

Sobre esa visita, Melo escribirรญa en 1956 un ensayo titulado โ€œNotas sentimentales sobre Pablo Casalsโ€, que se puede encontrar tambiรฉn en La vida verdadera. Melo cuenta que Casals se hospedรณ por varios dรญas en su casa. La seรฑora Melo cuenta, con sorna:

De esa visita recuerdo que cuando llegรณ su chelo lo vi muy polvoso, yo quise limpiรกrselo. Y el seรฑor Casals me vio como con cara de meterme un cocotazo. Me lo arrebatรณ. Yo llorรฉ mucho. Entonces Juan Vicente subiรณ a verme, me abrazรณ y me explicรณ que el chelo para el maestro era como una especie de hijo, que no llorara. Al siguiente dรญa, el seรฑor Casals me buscรณ para que se lo limpiara.

En el texto mencionado, Melo defiende la iniciativa familiar al encarar a todos esos periodistas y maledicientes que consideraban que โ€œesas cosas no eran para Veracruzโ€, por ser una excentricidad. La casa, recuerda Beatriz, tenรญa siempre sus puertas abiertas. โ€œCosa que ya no se podrรญa por todas las cosas que estรกn pasandoโ€. Sin embargo, rememora que algunos camioneros hacรญan ruido a propรณsito a la hora del concierto, por lo que su papรก tuvo que ir con Juan Vicente a las oficinas de trรกnsito para quejarse. Dice Beatriz:

Nos atendieron muy bien. La soluciรณn fue que los viernes, dรญas de concierto, los camiones debรญan recortar la ruta dos cuadras antes.ย 

Ademรกs de como sala de conciertos, en la casa de los Melo se impartรญan clases particulares de mรบsica. Algunos de los niรฑos que aprendieron ahรญ son hoy concertistas en la Filarmรณnica que alberga el Foro Boca, un recinto cultural construido en 2017 en Boca del Rรญo para albergar conciertos de todo tipo. 

Actualmente, la casa funciona como una escuela de mรบsica del Instituto Municipal de Bellas Artes. Conserva su fachada original, pero no su interior. Donde era el recibidor, hoy seรฑoras con cara de funcionarios dan informes, mientras otras mรกs, como de las que se burla Melo en sus cuentos, esperan a que salgan sus hijos. El comedor es ahora un salรณn. Y en el camino hacia la sala de conciertos, en donde estaba la alberca, hoy tapiada, hay una escalera. Quedan algunas columnas originales, otras han sido derribadas. De la sala de conciertos solo han sido removidas las butacas โ€œcomo de cineโ€. De Juan Vicente solo hay una foto grande, en blanco y negro, en la que conversa con Daniel Ayala y otros dos mรบsicos. Bien dice Melo: esa casa que ya no es mi casa.

Casa de Negrete, รบltima morada

Juan Vicente Melo pasรณ los รบltimos aรฑos de su vida en la planta baja de una construcciรณn amplia que su padre heredรณ a los hijos sobre la calle Negrete, entre Pรฉrez Abascal y Horacio Dรญaz. Hoy esa calle desolada ensalza esa enorme casa pintada de amarillo: funge como escuela para niรฑos pequeรฑos. Ahรญ mismo, en algรบn salรณn de la planta baja es donde la seรฑora Melo me ha platicado sobre su hermano.

โ€œAquรญ ya el alcohol y el cigarro fueron su ruinaโ€, recuerda Beatriz sobre la รบltima morada de su hermano. Aquรญ en este terreno donde he charlado con ella, a unos metros, fue donde Juan Vicente viviรณ y dio ademรกs clases de literatura. โ€œTenรญa apasionados alumnos y aduladores que lo seguรญan a todas partesโ€, dice Beatriz. La gente que lo recuerda por estos lares dice que una de sus luces siempre quedaba encendida hasta altas horas de la madrugada, razรณn por la que lo pensaban un vampiro. Inspirados en su calva y sus desvelos, me contรณ un amigo antrรณpologo espaรฑol que esos chismosos vecinos le apodaron Nosferatu. โ€œAquรญ pasรณ sus รบltimos dรญas antes de morir en el hospital. Recuerdo que muriรณ por un problema del corazรณnโ€, dice Beatriz sobre el fatรญdico 9 de febrero de 1996. Dรญas antes de su muerte, Juan Vicente mostrรณ a Guillermo Villar, un amigo xalapeรฑo, su novela La rueca de Onfalia, que la Universidad Veracruzana publicarรญa de manera pรณstuma.

Es el propio Villar quien prologa el libro. Ahรญ, recuerda las veces que en medio de sus francachelas, en las que iban por tragazos de ron, Melo decรญa que la vida โ€”intolerableโ€” no era divertida sino horrenda. Tan horrendo para sus amigos como desconocerlo, o peor, adularlo sin leerlo, como cuenta Villar en la siguiente anรฉcdota.

Una noche, recuerdo, lo encontrรฉ en el Barรณn Rojo, tomando con un supuesto periodista que no dejaba de adularlo. Sin embargo, esas alabanzas exageradas parecรญan falsas, sonaban huecas. Tratando de calarlo, le propuse: โ€œsi vamos a platicar de literatura, ยฟpor quรฉ no hablamos de otros libros y de otros escritores; de Los muros enemigos o La obediencia nocturna, por ejemplo?โ€ El tipo, mirรกndome furioso, me contestรณ: โ€œUsted no es otra cosa que un majadero, y no vamos a hablar de esos libros porque son insoportables, tratรฉ de leerlos y terminรฉ tirรกndolos a la basura.โ€

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(Veracruz, 1991) Narrador. Es autor de Reguero de cadรกveres (Los libros del perro, 2021), un libro de crรณnicas sobre la violencia en Veracruz. Actualmente se gana la vida recomendando libros en Librerรญa Mar Adentro.


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