Los abogados de la literatura, de Marcel Reich-Ranicki

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El tรญtulo, naturalmente, se imponรญa por sรญ solo.

Leer a Reich-Ranicki, se estรฉ o no se estรฉ de acuerdo con รฉl, y adelanto que la mayorรญa de las veces no queda mรกs remedio que estarlo, es siempre un placer. Quienes hayan leรญdo sus libros anteriores saben que es un crรญtico inclemente y poco contemporizador, y que habla siempre de lo que conoce bien en un lenguaje claro y comprensible, cualidades estas รบltimas cada dรญa mรกs raras en la crรญtica. Hace un par de aรฑos, apareciรณ en la misma editorial otro libro suyo, Siete precursores. Escritores del siglo XX. En aquel libro Reich-Ranicki hablaba de Schnitzler, Mann, Dรถblin, Musil, Kafka, Tucholsky y Brecht, siete ensayos, a cual mรกs soberbio y esclarecedor, sobre siete grandes nombres de la literatura europea del siglo XX. En Los abogados de la literatura nos habla de crรญtica y crรญticos. Mann y Tucholsky vuelven a aparecer en su faceta crรญtica, esta vez junto a los grandes nombres de la crรญtica alemana, desde Lessing hasta รฉl mismo. La nรณmina no es muy larga y tal vez se eche de menos algรบn nombre, pero Reich-Ranicki no se ha propuesto ser exhaustivo. El libro, aparentemente una recopilaciรณn de artรญculos, responde a una voluntad unitaria de โ€œofrecer retratos de importantes crรญticos literarios alemanes desde Lessing hasta hoyโ€. La mayorรญa de los capรญtulos que lo componen fueron publicados previamente en los semanarios Die Zeit y Frankfurter Allgemeine, y en cualquier caso, y como suele decirse, si no estรกn todos los que son, en cambio sรญ son todos los que estรกn.

Que esos crรญticos han sido sus maestros y que a quien mejor corresponderรญa el calificativo de abogado de la literatura es indudablemente a รฉl mismo, se desprende a las pocas pรกginas de lectura. Aunque que hayan sido sus maestros no significa que estรฉ siempre de acuerdo con ellos, pues poco nos habrรญa enseรฑado un maestro si no nos hubiese enseรฑado tambiรฉn a disentir. En el caso de Lessing, โ€œel padre de la crรญtica alemanaโ€, tรญtulo que de ser hereditario ostentarรญa hoy el propio Reich-Ranicki, sus respectivas formas de hacer crรญtica no pueden ser mรกs opuestas. Da la impresiรณn de que Reich-Ranicki pone especial empeรฑo en no cometer los mismos errores que cometiรณ Lessing como crรญtico, aunque es indudable que comparte con รฉl su apasionamiento casi visceral en ocasiones, como pone de manifiesto esta frase: โ€œLessing reivindicรณ la funciรณn pedagรณgica del rechazo contribuyendo asรญ a dignificar al mรกximo la negaciรณn en la crรญtica literaria: consideraba que alertar expresamente en contra de un mal libro constituรญa un servicio prestado a la gente corrienteโ€.Yo no sรฉ si queda todavรญa โ€œgente corrienteโ€, pero si existe, no parece que se deje persuadir tan fรกcilmente por la crรญtica. La literatura cuenta hoy con abogados mรกs poderosos y convincentes, lo que no deja de ser paradรณjico, pues vivimos una รฉpoca en que la literatura, y yo creo que podemos meter en el mismo saco a la filosofรญa, no ejerce la mรกs mรญnima influencia en el mundo. Aunque si pensamos en la espectacular, en cualquiera de las acepciones del tรฉrmino, promociรณn de la literatura mediocre, tal vez el anterior aserto estรฉ totalmente equivocado.

Como se sabe, uno de los mรกs acรฉrrimos enemigos de la crรญtica fue Goethe, a quien Reich-Ranicki dedica, como no podรญa ser menos, un capรญtulo de su libro, en el que plantea un dilema que, como tantos otros cuando se habla de crรญtica, sigue hoy plenamente vigente: โ€œยฟSon las crรญticas meros informes acerca de experiencias personales realizadas en la lectura?; ยฟno hay absolutamente ningรบn punto de vista objetivo, ningรบn criterio externo?โ€ Goethe parece ser que opinaba que no. Reich-Ranicki opina por supuesto que sรญ, y yo creo que este libro, como por lo demรกs el anteriormente aludido sobre los precursores, es la mejor demostraciรณn. Otra controvertida tesis la encontramos en el capรญtulo sobre Schlegel: โ€œLa poesรญa sรณlo puede ser criticada por la poesรญaโ€. Es decir, sรณlo los poetas pueden hacer crรญtica de poesรญa. No sรฉ lo que pensarรกn los poetas al respecto, y si quedan todavรญa partidarios de esta tesis, a la que Lessing habรญa asestado hacรญa aรฑos un golpe mortal: โ€œLa sopa me parece salada. ยฟNo debo llamarla salada mientras no haya aprendido a cocinar yo mismo?โ€ Pero si traigo a colaciรณn esta tesis, es porque el caso del crรญtico y de la crรญtica pudiera muy bien ser el mismo caso. ยฟSรณlo el crรญtico estรก autorizado a criticar a la crรญtica?, serรญa ahora la pregunta. Y yo creo que la mayorรญa de los crรญticos se sentirรญan tentados a contestar afirmativamente, lo que cuestiona, y pone en tela de juicio, los principios mismos de la crรญtica. Esta tesis, que Reich-Ranicki cita de pasada y sin concederle demasiada importancia, tiene en cambio una consecuencia insรณlita. Goethe, habรญa dicho Schlegel, โ€œ[era] demasiado poeta como para poder desprenderse de su fuerza creativa y explicar la obra de otro poeta con la contenciรณn leal de un modesto investigadorโ€. Y a renglรณn seguido comenta Reich-Ranicki: โ€œAsรญ fue y asรญ sigue siendo: cualquier poeta de cierta importancia tiene su propia concepciรณn artรญstica, estรก mรกs o menos mediatizado por ella y, por tanto, no se halla realmente en condiciones de valorar como es debido a otro poetaโ€. Y a continuaciรณn pone algunos ejemplos cรฉlebres de incomprensiรณn de unos genios para con otros. Disiento. En primer lugar porque si asรญ fuera, un crรญtico de la talla de Reich-Ranicki no estarรญa โ€œen condiciones de valorar como es debidoโ€ a otros crรญticos, lo que, no hace falta decirlo, es ridรญculo y basta con leer este libro para convencerse. Pero, en segundo lugar, porque yo no creo que tenga demasiada importancia que a Tolstรณi no le gustara Shakespeare. Es incluso probable que a Shakespeare no le hubiera gustado Tolstรณi. Tesis contradictoria por tanto. Por un lado hay que ser poeta para juzgar la poesรญa de los otros, pero por otro, si se es un gran poeta, no se estรก en condiciones de hacerlo. De aquรญ a decir que los crรญticos no son mรกs que escritores frustrados no hay mรกs que un paso. Sin embargo, Reich-Ranicki tiene razรณn. Son raros los novelistas que hayan escrito ademรกs una obra crรญtica sรณlida. Tan raros como el caso contrario. Cyril Connolly sigue siendo el ejemplo paradigmรกtico. Se empeรฑรณ en ser novelista y no concedรญa demasiada importancia a su labor crรญtica, precisamente por la que se le sigue leyendo hoy que sus novelas han caรญdo en el olvido. Y es que el secreto tal vez resida precisamente en eso, en no conceder demasiada importancia a lo que uno hace, y, sobre todo, no preocuparse demasiado por las teorรญas. Ahรญ reside la debilidad del crรญtico, decรญa Fontane, pero ahรญ reside tambiรฉn su fuerza.

Tercer dilema: ยฟEs la crรญtica un gรฉnero literario en sรญ misma? Para la mayorรญa de los crรญticos que retrata aquรญ Reich-Ranicki, y yo dirรญa que para รฉl tambiรฉn, la respuesta es inequรญvocamente sรญ, aunque algunos de ellos finjan considerarla una actividad subsidiaria de la literatura. Pero incluso en estos casos, una actividad esencial. โ€œEl camino mรกs directo hacia la perversiรณn del gusto es creer soportable lo mediocreโ€, escribiรณ Nicolai, โ€œel fundador de la vida literaria alemanaโ€, hace mรกs de un siglo. โ€œAsรญ, la crรญtica โ€“o mรกs exactamente, la falta de crรญticaโ€“ se hace cรณmplice del bajo nivel de la literaturaโ€, aรฑade Reich-Ranicki. Digamos para terminar que Los abogados de la literatura es un libro en el que la legiรณn de reseรฑadores que escribe hoy sobre libros aprenderรก mรกs de una cosa que ignoraba sobre tan extraรฑo oficio y aficiรณn, cosas que incluso ignoraba que las ignoraba. Pero no menos provecho sacarรก el โ€œlector corrienteโ€ (y quizรกs convenga aclarar que por lectores corrientes, tanto Reich-Ranicki como los crรญticos que analiza en su libro, entienden los โ€œlectores reflexivos e instruidosโ€) porque ni los autores escriben para los crรญticos, ni los crรญticos para los autores, sino ambos para los lectores. No olvidemos que โ€œla crรญticaโ€, como dijo Benjamin, โ€œes una cuestiรณn moralโ€. Un crรญtico a quien, por cierto, Marcel Reich-Ranicki dedica frases demoledoras. ~

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(Madrid, 1950) es crรญtico literario y traductor. En 2006 publicรณ el libro de relatos Esto no puede acabar asรญ (Huerga y Fierro).


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