La esperanza como apocalipsis

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Conversación de Carlos Mendoza con René Girard

René Girard (Avignon, 1923), profesor emérito de la Universidad de Stanford y miembro de la Academia Francesa, es autor de una obra inquietante que se origina en la crítica literaria, incursiona en la antropología y desemboca en la teología y la filosofía. La piedra angular de su sistema intelectual es una idea a la vez sencilla y desconcertante: todo deseo es, sin excepción, la imitación de otro deseo. Jamás deseamos algo espontáneamente, por nosotros mismos. Nuestros deseos son, fatalmente, la copia de ambiciones ajenas. La originalidad del deseo es, en sus palabras, una “mentira romántica”. Los celos, la envidia, la admiración, entre otros sentimientos y emociones, son diferentes versiones de este axioma de la voluntad que Girard llama deseo mimético. Girard sostiene haber descubierto esta ley psicológica universal mediante la lectura de los autores esenciales de la literatura novelesca: Cervantes, Flaubert, Dostoievski, Stendhal, Proust. Don Quijote, por ejemplo, no decide transformarse en caballero andante a partir del vacío: roba la idea de los libros de caballería; su deseo es la imitación de las pretensiones de esos personajes que él reproduce como un doble ingenuo y extravagante.

Girard pronto descubrió que los alcances de este hallazgo literario desbordaban las páginas de una novela y se manifestaban como el principio que marca el sentido de las relaciones sociales. Si todo deseo es la réplica del deseo de alguien más, entonces el único resultado posible de esta mimesis de los apetitos es la competencia y el conflicto: una espiral interminable de rivalidad y violencia, que por su reproducción ilimitada amenaza la supervivencia de la sociedad. En La violencia y lo sagrado, Girard afirma que las sociedades arcaicas encontraron una salida a este dilema de la vida en comunidad mediante la práctica de la violencia sacrificial. El conjunto de las tensiones sociales se descargaba en el rito del chivo expiatorio, un acto selectivo de violencia –el sacrificio de una víctima— que por su fuerza simbólica contenía las consecuencias de la rivalidad mimética. A partir de su teoría del sacrificio, Girard deduce que el ámbito de lo sagrado no es simplemente un aspecto más de la vida de una sociedad, sino la lógica misma de lo social.

Dentro de este esquema, Girard advirtió que el cristianismo aportaba a la historia de las sociedades una novedad esencial. Si lo sagrado era capaz de disipar la violencia mimética, era sólo en la medida en que funcionaba como un mecanismo inconsciente, invisible por su naturaleza ubicua y universal. Jesús de Nazareth fue el primer personaje que descifró la lógica oculta detrás de la violencia sacrificial y señaló la verdad de las víctimas: su inocencia. En el Evangelio de Mateo, Cristo asegura que su misión es revelar “las cosas escondidas desde el comienzo del mundo”. A juicio de Girard, esta revelación se refiere concretamente al mecanismo de la violencia y lo sagrado, del que el propio Cristo fue al mismo tiempo víctima y testigo.

En Achever Clausewitz (Carnets du Nord, 2007), su obra más reciente, René Girard explica la dialéctica de los contrarios de Hegel en tanto consagración de la violencia como ley de la historia –la misma verdad que Carl von Clausewitz, autor del célebre tratado Sobre la guerra, descubrió en la espiral de violencia de los conflictos bélicos entre Francia y el Imperio prusiano. Presentamos ahora la conversación que René Girard sostuvo en otoño de 2007 en París con Carlos Mendoza, fraile dominico y profesor de la Universidad Iberoamericana, en México, y la Universidad de Friburgo, en Suiza. Se trata de un intercambio que entreteje las anécdotas personales del autor con su pensamiento antropológico y teológico, evocando en ocasiones al pie de la letra su última obra publicada, siempre en busca de la esperanza en medio de situaciones cada vez más violentas. Para Girard se trata, en efecto, de pensar la esperanza posible en medio de la religión violenta. Tal comprensión pasa primero por la crítica al racionalismo moderno que invadió la política, la técnica, la economía y la religión misma. Pensar el apocalipsis como esperanza significa entonces desmantelar la lógica de la religión arcaica por medio de otra mirada sobre el mundo.

– La redacción

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Más sobre René Girard en la red: La Asociación de Investigaciones miméticas (en francés)

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