Foto: Carlos Figueroa, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=83296411

Asonada en Chile

En medio del caos que se vive en Chile, para Arturo Fontaine la demanda por orden pasa a ser prioritaria.
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Escribo estas lรญneas tratando de comprender esta asonada que no comprendo del todo, y atribulado por el inmenso dolor causado a la poblaciรณn. La imagen que queda: el fuego. Las llamaradas devorando lo construido a travรฉs de muchas generaciones sucesivas, como si el mensaje fuera: quememos lo que existe. El espรญritu que anima a los alumnos que desde hace ya varios aรฑos se han empeรฑado en destruir y prender fuego al tradicional Instituto Nacional, primer y mejor colegio de la repรบblica, orgullo de Chile, se trasladรณ ahora al metro, otro orgullo de Chile. Como si el mensaje fuera: quememos la historia de Chile. Pero tampoco ven el futuro con optimismo. Freud sostiene que la pulsiรณn de muerte dirigida al exterior es una pulsiรณn de destrucciรณn. Hay placer en la aniquilaciรณn. El poder desatado de las llamas encarna ese goce prohibido.

Este goce, en este caso, se legitima porque el objetivo es polรญtico. Los alumnos que se han consagrado al fuego han sido educados en el convencimiento de que lo que existe es malo desde su raรญz y, por tanto, las llamas envuelven el mal. Su tarea polรญtica es de limpieza moral. Sodoma y Gomorra serรกn destruidas por el fuego y el azufre. Sus bombas molotov y acelerantes causan un fuego purificador. La vibraciรณn de esas grandes lenguas de fuego anuncian una nueva sociedad. ยฟCuรกl? Nadie sabe. Pero los anima una fe religiosa: sobre las cenizas surgirรก una sociedad justa. Y aunque eso no ocurra, ellos hicieron lo suyo: aniquilar el mal. Este tipo de grupos de jรณvenes violentos se sumaron con sus capuchas, barricadas y destrucciones a las marchas estudiantiles del 2011 y de las que surgieron los lรญderes del Frente Amplio (equivalente chileno de Podemos) y la nueva generaciรณn del PC. Se trata de estudiantes radicalizados pero individualistas, emocionales, rebeldes, puristas, melancรณlicos, relajados, soรฑadores, impulsivos, apocalรญpticos, antisistรฉmicos y que apuestan a la violencia. No son vรกndalos ni delincuentes. Buscan un objetivo polรญtico por la vรญa violenta. Recuerdan, a ratos, a la โ€œgente nuevaโ€ de ยฟQuรฉ hacer? de Chernychevski. Pero son mรกs nihilistas. No hay organizaciones con nombres reconocibles, ni voceros, ni lรญderes visibles, ni manifiesto, ni petitorio.

Todos sabemos de los recientes disturbios de Ecuador por causa del alza de la movilizaciรณn. Los alumnos que evaden abiertamente el metro en Chile, que subรญa para los adultos de 800 a 830 pesos chilenos, desafรญan a los guardias y a la policรญa que actรบa con torpeza y, en ciertos casos, con violencia inadecuada. La cosa escala y aquรญ es muy probable que intervengan, mezclados con ellos, manos expertas: destruyen estaciones, carros, lรญneas y logran paralizar el metro. La velocidad y sincronizaciรณn con que daรฑan 80 estaciones y queman completamente 11 de ellas habla de profesionales. ยฟQuiรฉnes son? No sabemos. Hay quienes ven aquรญ la mano de agentes de Maduro. Es una conjetura. No hay pruebas. Al menos, por ahora.

Luego, sobreviene el caos. Son millones los que caminan horas y horas para llegar a sus casas. Con el caos llega la impunidad y pronto, barricadas, destrucciรณn de semรกforos, incendios y saqueos sistemรกticos. Se ha agregado una segunda ola: las bandas de delincuentes. Sale a la luz su inesperado poder y organizaciรณn. Llegan en camionetas y desvalijan las tiendas con rapidez. Y aparecen, claro, los que sin ser ladrones, aprovechan la impunidad y roban. Se declara el estado de emergencia y toque de queda. Pero la policรญa y las Fuerzas Armadas se ven superadas. Asรญ, la noche del domingo son saqueados 110 supermercados. En todos los barrios se suceden los saqueos de negocios grandes y pequeรฑos. La ciudad queda en manos, por una parte, de los jรณvenes violentos y, por otra, de las bandas de delincuentes comunes. Algo anรกlogo ocurre en diversas ciudades del paรญs. Entonces, los vecinos, para reconocerse, se ponen chalecos amarillos โ€”sรญ como los franceses, pero con un sentido inversoโ€”y se organizan para defenderse de las turbas. Al dรญa de hoy van 18 muertos, de los cuales cinco se deben a la acciรณn de agentes del Estado, segรบn el Instituto de Derechos Humanos.

Tercera ola: En ausencia de voceros y de petitorio, el Frente Amplio y el PC asumen de hecho la vocerรญa de los jรณvenes violentos. Dicen: condenamos la violencia, pero ella se debe al malestar ciudadano general con el sistema econรณmico. Dicen: es un estallido social. Piรฑera debe renunciar, afirma el PC. Las objeciones al sistema econรณmico โ€”que justificarรญan el estallido โ€” son las de hoy, de ayer, de siempre. La violencia de un grupo que sembrรณ el caos, les ha dado la razรณn. Es lo que sin decir, nos dicen.

La estrategia de Laclau explica la operaciรณn. El proletariado ya no es protagonista de la revoluciรณn; el capitalismo lo enriqueciรณ y aburguesรณ. El sujeto revolucionario se debe construir desde un discurso que logre reunir diversas clases descontentas. Una demanda particular, de pronto, gracias al discurso se transforma en una metรกfora que aglutina una suma de demandas que, en su conjunto, tienen potencial revolucionario y movilizador.

Entonces, mientras la ciudadanรญa contempla atรณnita por la televisiรณn las camionetas repletas de los saqueadores, crecen las llamas y se alargan las colas por el desabastecimiento, el Frente Amplio y el PC convocan a manifestaciones pacรญficas, y sus partidarios llenan alegremente la Plaza Italia y Plaza ร‘uรฑoa, por ejemplo, con aires carnavalescos. Participan sobre todo jรณvenes contrarios al gobierno. Hay algo generacional en los adversarios del sistema. Es curioso: Parece serles ajeno el dolor de las personas que llegan a fin de mes con angustia, trabajan duro y progresan poco a poco por su propio mรฉrito, sin robar, saquear, incendiar, ni hacer barricadas y ahora llegan con mucha dificultad a su trabajo, no encuentran comida en los supermercados quemados y de noche sienten los asaltos. Predomina el entusiasmo que les produce el presentimiento de que ahora sรญ viene el Gran Cambio, es la hora del asalto al cielo. Se les suman periodistas y polรญticos desaprensivos, oportunistas o, simplemente, asustadizos que repiten a coro el mismo diagnรณstico. En algunos casos, se agregan a las manifestaciones pacรญficas, los jรณvenes encapuchados que arman barricadas y desencadenan la violencia. El viernes 18, la manifestaciรณn fue la mรกs grande, aunque inferior a otras que ha habido en tiempos normales. Es probable que vengan algunas todavรญa mรกs numerosas. Que haya manifestaciones pacรญficas opuestas al gobierno es natural en una democracia y, en mi opiniรณn, no constituyen un estallido social.

Es efectivo que hay en Chile abusos, corrupciones, injusticias, escandalosas colusiones de empresas que debieran competir entre sรญ, desigualdades excesivas, pensiones bajas, sueldos que para muchos apenas alcanzan. El sueldo promedio mensual es del orden de 790 dรณlares y la mitad de la poblaciรณn gana algo de 551 dรณlares mensuales o menos. Los รบltimos aรฑos la economรญa ha crecido poco. Es probable que el crecimiento de este aรฑo llegue al 2.2 por ciento, segรบn estimaciones de Leonardo Suรกrez, analista de Larraรญn Vial. Y el Presidente Piรฑera fue elegido, en importante medida, para reactivar la economรญa. La guerra comercial de Trump ha sido funesta para Chile, pues China es su principal socio comercial. La bicicleta necesita cierta velocidad para mantenerse en equilibrio. En las sociedades modernas esa velocidad la da el crecimiento. El punto es que nada de esto justifica el atentado al metro y el uso de las llamas como arma polรญtica. El Gobierno anulรณ el alza de la tarifa del metro y estableciรณ el martes diversos beneficios, entre ellos, alza de las pensiones de los sectores vulnerables, mecanismos que suavizan las alzas del costo de la luz y otros servicios, y un ingreso mรญnimo de 482 dรณlares por mes (el Estado completarรก el sueldo hasta llegar a esa cifra). Para los opositores de Piรฑera, por cierto, todo esto es insuficiente.

Es imperativo, creo, deslegitimar de veras la violencia polรญtica y no validarla asumiendo el equรญvoco papel de intรฉrpretes y voceros de ella. Sin embargo, a mi juicio, el toque de queda es muy peligroso โ€”difรญcil que no cause mรกs muertes โ€” y, en estas circunstancias, quizรกs contraproducente. Debe cesar ya. Lo positivo es que los saqueos e incendios empiezan a disminuir.

En medio del caos, la demanda por orden pasa a ser prioritaria. Que el Estado sea capaz de imponer el orden es requisito sine qua non de los demรกs bienes que cabe esperar de รฉl y de las actividades privadas. La anarquรญa llama al tirano. Lo enseรฑa la historia y la filosofรญa polรญtica. Si el presidente Piรฑera no se transforma en el estadista que logrรณ restablecer el orden, si los lรญderes de centro-derecha, si la izquierda y centro-izquierda socialdemรณcrata no deslegitiman categรณricamente la violencia polรญtica y se ponen del lado del orden, si no interpretan a las vรญctimas del caos, le estรกn abriendo espacio al neofascismo.

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es un novelista chileno. Su รบltima novela es La vida doble (Tusquets).


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