El presidente historiador

Un quehacer histรณrico consistente no tiene por quรฉ ser incompatible con un quehacer polรญtico consistente. Pero hay situaciones incรณmodas para esa doble consistencia que en un momento dado obliga a escoger entre el interรฉs general de conocimiento y el interรฉs polรญtico del historiador. Quien, como Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador, politiza la historia, subordina el interรฉs general de conocimiento a sus intereses polรญticos particulares. El verdadero historiador no estรก dispuesto a hacerlo.
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HACER HISTORIA

Tres grandes retratos enmarcan las ceremonias oficiales de Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador, presidente de Mรฉxico. De un lado, Benito Juรกrez. Del otro, Lรกzaro Cรกrdenas. Y en el centro, Francisco I. Madero. Ha dicho reiteradamente que tiene la legรญtima ambiciรณn de estar a la altura de esos tres personajes. Ningรบn otro presidente mexicano postulรณ su lugar en la historia antes de que la propia historia dictara su veredicto. Pero Lรณpez Obrador es distinto: es un presidente impregnado de historia.

โ€œMi gusto por la historia โ€“ha escritoโ€“ me ayuda mucho en el trabajo como dirigente polรญtico.โ€

{{ Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador, Neoporfirismo. Hoy como ayer, Ciudad de Mรฉxico, Grijalbo, 2014, p. 13 }}

Pero es mรกs que un gusto: un vivo interรฉs que cultivรณ con maestros, historiadores y escritores de su natal Tabasco, una gravitaciรณn constante en sus actos y actitudes, en sus conversaciones y discursos. Tambiรฉn es un orรกculo al que recurre con dos รณpticas convergentes entre sรญ, y convergentes en รฉl: la teorรญa de los grandes hombres y el libreto de la revoluciรณn social pacรญfica. Segรบn la teorรญa, la historia mexicana es un elenco de hรฉroes y villanos que Lรณpez Obrador ha buscado emular y rechazar, pero siempre superar y trascender. Segรบn el libreto, la historia es una promesa de redenciรณn social incumplida, desvirtuada, traicionada, que es preciso retomar en una โ€œCuarta transformaciรณnโ€ โ€“acaudillada por รฉlโ€“ cuyo fin serรก completar la obra de la Independencia, la Reforma y la Revoluciรณn.

Significativamente, el nombre de la coaliciรณn que encabezรณ Lรณpez Obrador fue Juntos Haremos Historia. Y la hizo, en efecto, con un triunfo abrumador e inobjetable. El 1 de julio de 2018, el 53% de los votantes le dio no solo la presidencia sino prรกcticamente la mayorรญa absoluta a su coaliciรณn en el Congreso (mayorรญa que mรกs tarde obtendrรญa con ayuda del Partido Verde Ecologista de Mรฉxico) y en gran parte de las legislaturas de los estados. Desde los viejos tiempos de la hegemonรญa del PRI, ningรบn presidente contรณ con semejante poder. Con la diferencia de que Lรณpez Obrador lo logrรณ en una elecciรณn libre, gestionada por casi un millรณn y medio de ciudadanos organizados por el Instituto Nacional Electoral, entidad autรณnoma que no existรญa en aquel perรญodo cuando el gobierno era juez y parte en los comicios.

En 2014, aรฑo en que registrรณ su partido, Movimiento Regeneraciรณn Nacional (Morena), Lรณpez Obrador publicรณ un libro de historia para hacer historia: Neoporfirismo. Hoy como ayer. Autor prolรญfico, ya en las campaรฑas anteriores de 2006 y 2012 habรญa dado a luz obras de diversa รญndole (denunciatorias, programรกticas), pero ninguna justificaba su plataforma en tรฉrminos puramente histรณricos.

{{ Lรณpez Obrador ha publicado alrededor de quince libros. Entre 2006 y 2012 publicรณ tres: La gran tentaciรณn. El petrรณleo de Mรฉxico, Ciudad de Mรฉxico, Grijalbo, 2008, 208 pp. [libro parcialmente histรณrico], La mafia que se adueรฑรณ de Mรฉxico… y el 2012, Ciudad de Mรฉxico, Grijalbo, 2010, 216 pp. y No decir adiรณs a la esperanza, Ciudad de Mรฉxico, Debolsillo, 2012, 228 pp. }}

La portada adelantaba la tesis: aparecรญa Porfirio Dรญaz, que gobernรณ casi continuamente a Mรฉxico de 1876 a 1911; y de cabeza (vestido como Dรญaz) Carlos Salinas de Gortari, presidente entre 1988 y 1994, cuya influencia trascendiรณ a su sexenio. El mensaje era evidente: asรญ como Francisco I. Madero combatiรณ al rรฉgimen llamado โ€œporfirismoโ€, Lรณpez Obrador estaba llamado a combatir a su rรฉplica presente, el โ€œneoporfirismoโ€.

De ese modo establecรญa Lรณpez Obrador su sitio en el elenco de los protagonistas, su misiรณn en el libreto de la historia. Era el nuevo Madero. De allรญ proviene la centralidad de ese personaje en las ceremonias oficiales y en el libro: โ€œComo caรญdo del cielo […Madero era] el hombre a la medida, como lo demandaban las circunstancias; el ser providencial, como dirรญan los mรญsticos; en palabras llanas, el dirigente que hacรญa falta para conducir al pueblo y comenzar la obra de transformaciรณn.โ€

{{ Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador, Neoporfirismo…, op. cit, p. 291 }}

Hablando de Madero, hablaba de sรญ mismo.

El paralelo no era del todo aventurado. Aunque muy distintos en su temperamento, trayectoria, ideologรญa y origen social (Madero fue un empresario apacible y liberal que pertenecรญa a la รฉlite del porfirismo; Lรณpez Obrador ha sido un combativo lรญder de izquierda, proveniente de una modesta familia de comerciantes en Tabasco), coincidรญan en su vocaciรณn de servicio a los pobres, y en una fe que en el caso de Madero lo inclinรณ al espiritismo. Lรณpez Obrador la explica asรญ: โ€œla corriente espรญrita […que] en ese entonces era una doctrina de valor filosรณfico […] le sirviรณ para afianzar sus convicciones […y llegar] a la รญntima conclusiรณn de que debรญa arriesgar hasta su vida por la causa de la libertadโ€.

{{ รdem, p. 292. }}

 El retrato es un autorretrato, no porque Lรณpez Obrador sea espiritista sino porque su particular misticismo lo llevรณ alguna vez a comparar las dificultades de su โ€œapostoladoโ€ (la palabra, referida a sรญ mismo, es suya) con las del propio Jesucristo.

Habrรญa otros paralelos en el futuro inmediato. En 1909 Madero publicรณ La sucesiรณn presidencial en 1910, libro que fue la mecha de su revoluciรณn. Neoporfirismo. Hoy como ayer tuvo el mismo propรณsito, aunque no la trascendencia, pero contiene predicciones sorprendentes. Lรณpez Obrador, como Madero, serรญa โ€œvitoreado con entusiasmo rayano en frenesรญโ€. A รฉl tambiรฉn lo favorecerรญa la divisiรณn del grupo gobernante. Y al igual que Madero, โ€œjamรกs titubeรณ ni dio muestras de flaqueza […] sus esperanzas de triunfo no se limitaban รบnicamente a ganar las elecciones, sino a perseverar hasta cambiar el rรฉgimenโ€.

(( รdem, pp. 301 y 303. ))

Pero mรกs que un paralelo (que suele darse entre personajes histรณricos), lo que Lรณpez Obrador sugerรญa era una identificaciรณn ontolรณgica con el hรฉroe. Se propuso comprobar la maldad radical del porfirismo que enfrentรณ Madero, para luego equipararla con la del rรฉgimen que รฉl ha enfrentado y al que, finalmente, vencerรญa. Neoporfirismo. Hoy como ayer es un libro importante no solo porque refleja su visiรณn del pasado, sino porque resume el fundamento ideolรณgico de sus actos y anticipa la nueva historia oficial. Antes de abordarlo, vale la pena detenerse en los libros que lo antecedieron, obras que, como tantas cosas en la vida de Lรณpez Obrador, remiten a una historia y una geografรญa: la de Tabasco.


ESCRIBIR HISTORIA

De no haber sido polรญtico, Lรณpez Obrador habrรญa sido historiador. Lo ha sido, en sus tiempos libres. Alguna vez referรญ que en mi primer encuentro con รฉl, hacia 2003, me regalรณ sus dos tomos de historia de Tabasco, publicados por la Universidad Juรกrez Autรณnoma de Tabasco. Los habรญa escrito a mediados de los ochenta, en un parรฉntesis de su intensa actividad polรญtica. Comprendรญan sucesivamente la etapa formativa de la naciรณn (1810 a 1867) y la Repรบblica Restaurada (1867-1876).

{{ Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador, Los primeros pasos. Tabasco, 1810-1867, prรณlogo de Rodolfo F. Peรฑa, Villahermosa, Universidad Juรกrez Autรณnoma de Tabasco, 1986, 284 pp.; Del esplendor a la sombra. La Repรบblica Restaurada. Tabasco, 1867-1876, prรณlogo de Pedro Ocampo Ramรญrez, Villahermosa, Universidad Juรกrez Autรณnoma de Tabasco, 1988, 188 pp. }}

 โ€œEstรกn muy basados en don Danielโ€, me dijo, aludiendo al gran historiador liberal Daniel Cosรญo Villegas (1898-1976) y a sabiendas de que habรญa yo sido su discรญpulo, biรณgrafo y editor. Tiempo despuรฉs advertรญ que, en efecto, algunos apartados del segundo libro dedicados a la escena nacional descansaban mayoritariamente, de manera directa e indirecta, en el primer tomo de la Historia moderna de Mรฉxico de Cosรญo Villegas, al grado de replicar ciertos tรญtulos, glosar, parafrasear y aun transcribir partes de su contenido (mรกs una que otra errata). Advertรญ aquello, pero no me pareciรณ relevante, no solo porque le daba crรฉdito general a don Daniel sino por tratarse de un historiador no profesional que buscaba conocer, comprender y difundir el pasado de su estado, injustamente relegado en la conciencia histรณrica nacional.

En 2015, tres dรฉcadas mรกs tarde y en otro parรฉntesis de su carrera polรญtica, Lรณpez Obrador retomรณ aquellos libros, los editรณ y puliรณ considerablemente, y publicรณ El poder en el trรณpico.

{{ Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador, El poder en el trรณpico, Ciudad de Mรฉxico, Planeta, 2015, 832 pp. }}

 Con una preciosa portada que alude al paisaje selvรกtico de Tabasco y un epรญgrafe del poeta Carlos Pellicer (su inspiraciรณn permanente), debidamente presentado en sus notas, bibliografรญa e รญndice onomรกstico, el volumen incluye (ademรกs de los tramos tratados en la obra original) un largo apartado sobre Tabasco en el porfiriato, otro sobre la revoluciรณn maderista y remata con โ€œDiez relatos de actualidadโ€, colecciรณn de ensayos sobre los gobernantes posrevolucionarios que desemboca en el presente.

En la etapa porfiriana, la narraciรณn es un vaivรฉn entre la historia nacional y la local, entre la patria y la que Luis Gonzรกlez y Gonzรกlez llamaba โ€œla matriaโ€.

{{ Luis Gonzรกlez y Gonzรกlez, Invitaciรณn a la microhistoria, Ciudad de Mรฉxico, Clรญo, 1997, p. 16.}}

Para la primera, Cosรญo Villegas es fuente primordial pero no รบnica (estรกn tambiรฉn las obras de Andrรฉs Molina Enrรญquez, Francisco Bulnes, John Kenneth Turner y Jesรบs Silva Herzog). Para la segunda, el autor recurre a informes de los gobiernos de Tabasco, historias polรญticas locales, compendios estadรญsticos, biografรญas de gobernadores, no pocos documentos del archivo de Porfirio Dรญaz, colecciones de documentos histรณricos compilados por el lingรผista y gobernador Francisco J. Santamarรญa y periรณdicos locales como El Correo de Tabasco y El Renacimiento. Hubiera sido preferible que se concentrara รบnicamente en la historia propia, trayendo a cuento la nacional solo cuando fuera necesario. (Eso al menos es lo que recomendaba el propio Luis Gonzรกlez, padre de la microhistoria.) Lรณpez Obrador no siguiรณ ese camino, pero el libro fluye porque se sustenta en un amor genuino por su patria chica.

Lรณpez Obrador conoce la tempestuosa geografรญa de Tabasco como la palma de su mano. Aquel orden en que el hombre convive y lucha con la naturaleza dio origen a una imperiosa cultura del poder, que estudia con detenimiento biogrรกfico. Ahรญ estรกn, narrados al estilo detallista de don Daniel, los avatares del doctor Simรณn Sarlat Nova, gobernador por tres perรญodos pero que, al uso de la รฉpoca, alternรณ su cargo con el de senador ยกpor el Estado de Mรฉxico! Con todo, Sarlat atendiรณ la educaciรณn (fundรณ el Instituto Juรกrez), desarrollรณ la infraestructura, edificรณ el Hospital Civil y el actual Palacio de Gobierno. En el extremo opuesto estรก el militar papanteco Abraham Bandala que gobernรณ โ€œcon autoridad e infundiendo miedoโ€ por diecisรฉis aรฑos.

{{ Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador, El poder en el trรณpico, op. cit., p. 418. }}

No dejรณ de promover parques, mercados y hospitales (tenรญa una extraรฑa obsesiรณn por los relojes pรบblicos) pero, muy acorde con los dictados de don Porfirio, disolviรณ el Club Melchor Ocampo, eco tabasqueรฑo del Congreso Liberal de 1901 celebrado en San Luis Potosรญ. En El poder en el trรณpico, Tabasco aparece como un espejo remoto pero fiel de la era porfiriana. Hay, es verdad, demasiadas transcripciones de cartas, documentos y estadรญsticas en el cuerpo del libro, seรฑal inequรญvoca de prisa, pero esa densidad se compensa con las pรกginas que tocan la fibra รญntima del autor, su sensibilidad social.

En esta vena, hay un capรญtulo representativo: โ€œA la sombra de la caobaโ€. Su tema es la dura vida cotidiana en las haciendas, la frenรฉtica explotaciรณn de las maderas en los campamentos de corte (las monterรญas), la desigualdad social y la aguda discriminaciรณn รฉtnica hacia los indรญgenas chontales. En la Independencia y la Reforma, seรฑala Lรณpez Obrador, โ€œjamรกs se hizo presente un llamado de justiciaโ€. Ya en el porfiriato, las leyes de baldรญos que propiciaron la apariciรณn de descomunales explotaciones madereras, que en conjunto abarcaban la mitad del territorio del estado, tuvieron ademรกs el efecto lateral de โ€œdesarraigar de sus tierras al indรญgena para incorporarlo al trabajo servil en haciendas y monterรญasโ€.

(( รdem, p. 467. ))

La vida en las monterรญas no solo merece una historia sino una novela. โ€œEl enganche y la esclavitud en las monterรญas โ€“escribe Lรณpez Obradorโ€“ representan uno de los dos episodios mรกs vergonzosos de la historia de Tabasco. Los campamentos de corte de madera eran grandes cรกrceles al interior de la selva […] Una vez endeudado, el trabajador no podรญa salir de la monterรญa y โ€˜era obligado a seguir trabajando […] por la mitad de la paga del primer aรฑoโ€™.โ€

{{ รdem, p. 500. }}

 Para el trabajador de las monterรญas el lodo era โ€œsu elemento, pues en รฉl anda, come, bebe y sufre dieciocho a veinte horas cada dรญaโ€. En su piel quedaban marcadas las โ€œespinas, estacadas, latigazosโ€.

(( รdem, p. 502. ))

De este compendio de injusticias se desprende su condena radical a la era porfiriana. Aunque proliferaron en Tabasco las obras materiales, la sanidad y la educaciรณn, โ€œnada de eso compensa la tremenda explotaciรณn y el sufrimiento de casi todos los tabasqueรฑosโ€.

{{ รdem. }}

 El Tabasco porfirista, seรฑala Lรณpez Obrador, โ€œfue un buen laboratorio para demostrar con suficiente claridad que el progreso sin justicia es retroceso […] en lo social no solo se mantuvieron las mismas prรกcticas de sometimiento a los de abajo, sino que resurgiรณ el rรฉgimen esclavista colonialโ€.

(( รdem, p. 481. ))

La Revoluciรณn estallรณ para corregir ese orden. Lรณpez Obrador la sigue de la mano del tabasqueรฑo Alfonso Taracena (1896-1995), maestro de la anรฉcdota puntual y significativa. Entre los gobernadores revolucionarios, se detiene en la vida de Manuel Mestre Ghigliazza: su valerosa oposiciรณn al rรฉgimen porfirista y su gestiรณn como gobernador maderista. No dejรณ de tener mรฉritos (entre otros, ser historiador de su estado), pero sus pecadillos conyugales (narrados con malicioso deleite) fueron nada comparados con su falla moral: abandonar a Madero. Lรณpez Obrador lo explica asรญ: โ€œMestre no se guiaba por ideales y principios, era mรกs bien un hombre de poderโ€.

{{ รdem, p. 637. }}

 Inversamente, ningรบn personaje de Tabasco se compara con el general Francisco J. Mรบgica, michoacano que gobernรณ el estado en 1915 a quien considera โ€œel mรกs idealista y consecuente de los revolucionarios de Mรฉxicoโ€.

{{ รdem, p. 683. }}

 El paso de Mรบgica por Tabasco asรญ como los perfiles de dos gobernadores decisivos โ€“Tomรกs Garrido Canabal y Carlos Madrazoโ€“ provienen de Entre la historia y la esperanza, libro de รญndole polรญtica pero con fuerte contenido histรณrico, publicado por Lรณpez Obrador en 1995, al cierre de su larga trayectoria tabasqueรฑa y al inicio de su carrera polรญtica nacional.

(( Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador, Entre la historia y la esperanza. Corrupciรณn y lucha democrรกtica en Tabasco, Ciudad de Mรฉxico, Grijalbo, 1995, 270 pp. ))

En otro sitio he aludido a la gran significaciรณn de Garrido Canabal en el perfil teolรณgico polรญtico de Lรณpez Obrador.

{{ Enrique Krauze, โ€œEl mesรญas tropicalโ€, en Letras Libres, junio de 2006. }}

 Baste apuntar que โ€“como sugiere Graham Greene en El poder y la gloriaโ€“ en Tabasco la polรญtica, aun la mรกs antirreligiosa, tiene un peculiar sustrato religioso, un celo dogmรกtico y disruptivo que no existe en otras partes del paรญs. Lรณpez Obrador lo comparte de manera profunda. Su libro no se alarma demasiado ante la persecuciรณn religiosa desatada por Garrido. Extraรฑamente, la explica por la tenue huella de la Iglesia en Tabasco y el auge en la producciรณn de plรกtano: โ€œla gente aceptรณ la idea del universo sin Dios porque habรญa progresoโ€.

{{ Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador, El poder en el trรณpico, op. cit., p. 688. }}

 Cabe preguntar: ยฟPor quรฉ la falta de raรญces religiosas tendrรญa que haber desembocado en la persecuciรณn? ยฟEra necesario el retroceso para avivar la fe? Lo cierto es que en Tabasco Garrido desatรณ una guerra santa contra los catรณlicos. Cuando saltรณ a la polรญtica nacional e intentรณ exportar esa guerra al centro del paรญs, Cรกrdenas โ€“cuyo โ€œestilo personal de gobernarโ€ era moderadoโ€“ le puso el alto. Lรณpez Obrador admira la obra econรณmica de Garrido y describe asรญ el โ€œestilo personalโ€ de su paisano: โ€œ[creรณ] agrupamientos verticales dependientes del gobierno y sobre todo de รฉl mismo […] fue un caudillo autoritario, รฉl concentraba el poder. Nada se hacรญa en Tabasco sin su consentimientoโ€.

((ย รdem, pp. 690-691. ))

En los cuarenta y cincuenta se sucedieron una serie de โ€œgobernadores inteligentesโ€ que el libro rescata con gracia y simpatรญa.

{{ย El poeta Noรฉ de la Flor [fundador de la Biblioteca Josรฉ Martรญ de Villahermosa], el lingรผista Francisco Javier Santamarรญa [editor de autores tabasqueรฑos, que terminรณ el Ferrocarril del Sureste], el ministro Manuel Bartlett Bautista [que defendiรณ el federalismo ante el poder central, y cayรณ por eso]. El breve apartado sobre Miguel Orrico de los Llanos cuenta cรณmo se hizo realidad el sueรฑo de Carlos Pellicer de crear el Parque Museo de La Venta, con una anรฉcdota maravillosa: una de las imponentes cabezas olmecas se soltรณ de las cuerdas y se hundiรณ en el Suchiate. Quizรก llegรณ la hora de rescatarla. }}
ย 

 A ese elenco siguiรณ otra figura tutelar para Lรณpez Obrador, otro gran polรญtico tabasqueรฑo que se proyectรณ como un torbellino en la escena nacional: el carismรกtico Carlos Madrazo. Gobernador de enorme arrastre popular, quiso y no pudo democratizar al PRI nacional, pudo y no quiso encabezar la disidencia estudiantil en el 68 y formar un movimiento independiente. Muriรณ en un misterioso accidente de aviรณn que Lรณpez Obrador atribuye, verosรญmilmente, a un atentado desde la entraรฑa del Estado mexicano.

(( Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador, El poder en el trรณpico, op. cit., pp. 728-729. ))

O

El poder en el trรณpico es una ventana a Tabasco, extremo histรณrico y geogrรกfico de Mรฉxico donde โ€“escribe Lรณpez Obradorโ€“ โ€œla naturaleza tiene un papel relevante en el ejercicio del poder pรบblicoโ€:

Aquรญ todo aflora y se sale de cauce. En esta porciรณn del territorio nacional, la mรกs tropical de Mรฉxico, los rรญos se desbordan, el cielo es proclive a la tempestad, los verdes se amotinan y el calor de la primavera o la ardiente canรญcula encienden las pasiones y brota con facilidad la ruda franqueza.

รdem, p. 715.

Y el libro es tambiรฉn una ventana a la compleja psicologรญa de Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador. Saliรณ de ahรญ, definitivamente, a los 42 aรฑos, pero vuelve siempre, a su gente, a sus pueblos, a su rancho (situado en Palenque, Chiapas, a pocos kilรณmetros de los lรญmites con Tabasco) que ha descrito en pรกginas poรฉticas.

{{ Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador, โ€œPosdata palencanaโ€, en Reforma, 13 de noviembre de 2016. }}

Rudo, tempestuoso, desbordado, conocedor como pocos de la historia de su estado, de sus antiguos agravios sociales, de su riqueza petrolera, en un principio solo quiso gobernarlo y desde ahรญ โ€œreconstruir el paraรญsoโ€.

{{ Es el tรญtulo del capรญtulo dรฉcimo y final de El poder en el trรณpico. }}

 Ser un gobernador historiador, como Mestre Ghigliazza, pero sin su sed de poder: โ€œcon ideales y principiosโ€. Con el tiempo, soรฑรณ mรกs alto. Mรบgica habรญa convertido a Tabasco en la meca de la Revoluciรณn. Garrido Canabal lo habรญa vuelto el laboratorio de la Revoluciรณn. En un futuro, Mรฉxico todo serรญa meca y laboratorio de la Revoluciรณn: disidencia y democracia en un movimiento nacional, alrededor del primer presidente tabasqueรฑo de la historia mexicana.

Inspirado en โ€œlas grandes aventuras del espรญritu y la creaciรณnโ€ caracterรญsticas de Tabasco โ€“y quizรก ninguna mรกs representativa que la obra de su maestro Carlos Pellicerโ€“, quiere llevarlas al plano de la polรญtica y la historia. ยฟPodrรก hacerlo? Encarna como nadie en la historia el poder en el trรณpico, pero no ignora su talรณn de Aquiles:

El desafรญo siempre ha sido conciliar la razรณn con la pasiรณn. Y, hasta ahora, no conozco a nadie que haya podido lograrlo. Por eso siempre el polรญtico tabasqueรฑo ha tropezado cuando ha dado el salto de lo regional a lo nacional.

Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador, El poder en el trรณpico, op. cit., p. 715.

Garrido y Madrazo no supieron conciliar la razรณn con la pasiรณn. ยฟPodrรก lograrlo Lรณpez Obrador? Desde el 1 de diciembre de 2018, el salto para รฉl es aรบn mayor: de Mรฉxico al mundo. Quizรก su mayor desafรญo es otro: comprender los motivos profundos de su pasiรณn para conciliarla con la razรณn.

USOS DE LA HISTORIA

Un quehacer histรณrico consistente no tiene por quรฉ ser incompatible con un quehacer polรญtico consistente. Pero hay situaciones incรณmodas para esa doble consistencia que en un momento dado obliga a escoger entre el interรฉs general de conocimiento y el interรฉs polรญtico del historiador. Quien, como Lรณpez Obrador, politiza la historia, subordina el interรฉs general de conocimiento a sus intereses polรญticos particulares. El verdadero historiador no estรก dispuesto a hacerlo.

Esta diferencia se vuelve notoria en Neoporfirismo. Hoy como ayer, libro de franca militancia. No me ocuparรฉ en este espacio de su contenido polรญtico, de sus tesis sobre el momento actual de Mรฉxico y la supuesta identidad de las รบltimas tres dรฉcadas con el porfiriato. Solo apunto que esa afirmaciรณn, aunada a su propia identificaciรณn con Madero, no es histรณrica, es polรญtica, y lo lleva a negar la democracia mexicana bajo cuyas reglas, instituciones y libertades triunfรณ el 1 de julio de 2018.

Mi lectura se centra en la crรญtica historiogrรกfica. En este sentido, el libro pertenece al gรฉnero que Luis Gonzรกlez y Gonzรกlez llamรณ โ€œhistoria crรญticaโ€: โ€œes la historia erigida en tribunal que condena […] la desenterradora de traumas, maltratos, horrores, rudezas, barbaries […] da a los caudillos revolucionarios argumentos para su acciรณn transformadora, busca el ambicioso fin de destruir para luego rehacerโ€.

{{ย Luis Gonzรกlez y Gonzรกlez, โ€œยฟEs liberadora la historia crรญtica?โ€, en varios autores, Historia ยฟpara quรฉ?, Ciudad de Mรฉxico, Siglo XXI Editores, 1980, p. 64. }}

 Fue publicado en el mismo parรฉntesis, tras las elecciones de 2012, antes del ascenso de la actividad polรญtica en 2016. En cuanto a sus fuentes, el 70% de las citas en seis de sus siete capรญtulos proviene de la Historia moderna de Mรฉxico, sobre todo del dรฉcimo y รบltimo volumen que Daniel Cosรญo Villegas dedicรณ a la vida polรญtica interior del porfiriato.

(( En los primeros cinco capรญtulos del libro, 481 de las 651 referencias bibliogrรกficas โ€“el 74%โ€“ remiten a la Historia moderna de Mรฉxico de Cosรญo Villegas. Si tomamos solo las notas de los primeros cuatro capรญtulos, con 335 de 368 referencias el texto descansa en un 91% en Cosรญo Villegas. ))

Dada la deuda de Lรณpez Obrador con Cosรญo Villegas, importa detenerse brevemente en don Daniel (como le llamรกbamos, en seรฑal de afecto y respeto). Fue el creador del Fondo de Cultura Econรณmica (una editorial de humanidades que fue muy importante para todos los paรญses de habla hispana). Durante la Guerra Civil espaรฑola concibiรณ la idea de dar refugio a los intelectuales republicanos y con ellos fundรณ El Colegio de Mรฉxico, otra instituciรณn perdurable. Hombre de diversas โ€œcasacasโ€, en 1948 adoptรณ la de historiador y dio comienzo a una empresa cultural que le llevarรญa veintitrรฉs aรฑos: los diez gruesos tomos, hermosamente empastados, de su Historia moderna de Mรฉxico.

((Daniel Cosรญo Villegas et al., Historia moderna de Mรฉxico, Ciudad de Mรฉxico, Hermes, 1955-1972, diez tomos. ))

Obra clรกsica de la historiografรญa mexicana, abarcaba dos etapas sucesivas: la Repรบblica Restaurada (1867-1876) y la era que el propio don Daniel bautizรณ como โ€œporfiriatoโ€ (1876-1911). Bajo su direcciรณn, un equipo de historiadores se ocupรณ de la historia econรณmica (tres tomos) y social (dos tomos) de ambos perรญodos. Cosรญo se reservรณ los cinco restantes: tres dedicados a la vida polรญtica interior y dos a la vida polรญtica exterior. Todos los volรบmenes venรญan precedidos de โ€œllamadasโ€, largos ensayos con su visiรณn o moraleja del tema respectivo. Los libros escritos por รฉl (basados sobre todo en una riquรญsima hemerografรญa y buen nรบmero de archivos personales) tienen un tono evocativo, irรณnico, matizado, reflexivo, comprensivo. Anรกlisis y concreciรณn eran su divisa. Quiso recrear el tiempo histรณrico como una crรณnica contemporรกnea. Es la experiencia que deja en el lector.

O

Neoporfirismo. Hoy como ayer dedica menos de cinco pรกginas al perรญodo โ€“la Repรบblica Restauradaโ€“ al que don Daniel dedicรณ las 979 del primer volumen de la colecciรณn y muchas mรกs de ensayos y libros a lo largo de su vida. Si bien registra las lรญneas generales del modelo polรญtico de la Reforma, reclama a los gobernantes liberales, en particular a Juรกrez y Lerdo, haber tenido โ€œdemasiado apego al poderโ€ y haber incurrido en โ€œel gran errorโ€ de no edificar una โ€œdemocracia con el apoyo popular […] un gobierno del pueblo, por el pueblo, y para el puebloโ€.

{{ Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador, Neoporfirismo…, op. cit., p. 16.}}

 Lรณpez Obrador se define a sรญ mismo como un liberal, tรฉrmino que en Mรฉxico remite a una generaciรณn y a una tradiciรณn inconfundibles, pero en este libro no hay huella de esa filiaciรณn.

En cambio al porfiriato, del que abjura, lo observa con detenimiento. Basado sobre todo en la informaciรณn del รบltimo volumen de la Historia moderna de Mรฉxico (El porfiriato. La vida polรญtica interior. Segunda parte), le dedica la parte sustancial del libro. Lo caracteriza como un โ€œrรฉgimen unipersonal y autoritario que fue cancelando la posibilidad de crear una repรบblica verdaderamente democrรกticaโ€. Si bien parecรญa respetar las formas republicanas y celebraba elecciones periรณdicas, centralizรณ el mando del paรญs, sometiรณ y reprimiรณ a sus adversarios, amordazรณ a la prensa, manipulรณ las leyes a su modo.

{{ รdem, p. 15. }}

 Don Porfirio โ€œno aceptรณ compartir el poder con nadie […] como gran elector, ponรญa y quitaba gobernadores, nombraba magistrados del poder judicial y confeccionaba la lista de diputados y senadoresโ€.

{{ รdem, pp. 102 y 138. }}

 โ€œPara consolidar su poder, tejiรณ una red de hombres fuertes e incondicionales en todas las regiones del paรญs.โ€

{{ รdem, p. 42. }}

 โ€œEn la prensa nacional […] los oportunistas [justificaban] en todo los actos de Porfirio.โ€

{{ ย รdem, p. 21. }}

 โ€œEl parlamento [era] un nuevo โ€˜departamentoโ€™ del Ejecutivo.โ€

{{ รdem, p. 34. }}

 A lo largo de sus siete reelecciones Dรญaz incurriรณ en el nepotismo, instaurรณ el culto a su persona, el ritual del โ€œbesamanosโ€, la foto oficial en las oficinas pรบblicas, la unanimidad polรญtica. Aquella fue โ€“concluye Lรณpez Obrador, tomando sin citar una conocida frase de Gabriel Zaidโ€“ una โ€œrepรบblica simuladaโ€,

{{ Gabriel Zaid, La nueva economรญa presidencial, Ciudad de Mรฉxico, Grijalbo, 1994, p. 53. }}

 una forma de hacer polรญtica cuya perversiรณn trascendiรณ al Mรฉxico del siglo XX. ยฟCuรกl fue, cabe preguntar, la repรบblica no simulada? La liberal, por supuesto, la de Juรกrez y Lerdo, la que derrocรณ el caudillo Porfirio Dรญaz, hombre de inmenso arrastre popular en su tiempo. Pero el lector no tiene elementos para discernir ese cambio de รฉpocas, ese trรกnsito del orden constitucional, republicano y liberal al paรญs de un solo hombre. El autor no le ha proporcionado esos elementos de comparaciรณn.

Para abordar los problemas sociales (la desigualdad, la condiciรณn servil de los campesinos en las haciendas, la explotaciรณn de los obreros, el analfabetismo, la insalubridad, la represiรณn contra los indios yaquis y mayos que defendรญan sus tierras ancestrales),

{{ย Al respecto, Lรณpez Obrador comete un error โ€“o mรกs bien sigue una errata de Cosรญoโ€“ al afirmar que 15,000 yaquis murieron asesinados en las campaรฑas porfirianas contra su pueblo, cuando la fuente original [una entrevista al general Luis E. Torres realizada por Elisha Hollingsworth Talbot, a la que se puede acceder en lรญnea] solo reconoce 1,500 muertes. }}

 Lรณpez Obrador complementa su informaciรณn con fuentes de la รฉpoca, entre otras, Mรฉxico bรกrbaro de John Kenneth Turner. El recuento del drama social de Mรฉxico es mรกs esquemรกtico que en El poder en el trรณpico, la obra clave para comprender su visiรณn del mundo. De hecho, en ese recuento la situaciรณn de su estado natal ocupa un lugar central, emblemรกtico.

Del mismo modo, en temas econรณmicos, la visiรณn que ofrece sobre el porfiriato es menos matizada que en su libro de historia. Aunque no deja de reconocer los casi 20,000 kilรณmetros de vรญas fรฉrreas que se tendieron en aquel perรญodo, sostiene que el progreso porfiriano fue un โ€œmitoโ€. En primer lugar, por su desconexiรณn de la justicia social. Pero tambiรฉn por factores intrรญnsecos, como la dependencia de los crรฉditos y emisiones de bonos e inversiones extranjeras que considera financieramente onerosas y comprometedoras de la soberanรญa nacional. Y desde luego por sus escasos beneficiarios: una ostentosa minorรญa de banqueros, inversionistas, hombres de negocios, traficantes de influencias y especuladores, nacionales y extranjeros.

O

ยฟSe reconocerรญa don Daniel en este libro combativo del nuevo presidente de Mรฉxico? Probablemente lo habrรญa clasificado como un ejemplo mรกs de la vieja y maniquea historia oficial, que รฉl, con su obra editorial e historiogrรกfica, habรญa contribuido a superar mediante un conocimiento puntual, acumulativo, siempre en proceso de revisiรณn, refutaciรณn y enriquecimiento. Como a cualquier historiador profesional, le habrรญa extraรฑado la marcada exigรผidad y la falta de variedad en las fuentes (aunque la suya fuese primordial). Pero lo que quizรก lo habrรญa desconcertado mรกs es el desdeรฑoso tratamiento de la Repรบblica Restaurada, antecedente directo y espejo invertido del porfiriato. Lรณpez Obrador no desconoce el perรญodo. Le habรญa dedicado buena parte de su obra temprana sobre Tabasco que se reproduce en El poder en el trรณpico. Pero, dado el carรกcter de manifiesto histรณrico-polรญtico de Neoporfirismo. Hoy como ayer, asรญ como su abrumadora dependencia documental de la obra de don Daniel, debiรณ incluir explรญcitamente en este libro la รณptica del historiador a quien tanto cita para luego, en su caso, criticarla. Al ahorrarse ese esfuerzo intelectual e historiogrรกfico, empobreciรณ su contribuciรณn al conocimiento y el debate.

El enfoque de Lรณpez Obrador adolece de un problema comรบn a la historia crรญtica: imponer al pasado categorรญas del presente. Si la Repรบblica Restaurada hubiera adoptado una democracia popular โ€“sostieneโ€“, Mรฉxico serรญa โ€œhoy un paรญs con menos desigualdad, a lo mejor sin tantos potentados ni opulencia, con mayor justicia, como ha sucedido en otras partes del mundo, donde optaron por ese sistema y no padecen de la corrupciรณn ni del oprobio de la pobreza extremaโ€.

{{ Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador, Neoporfirismo…, op. cit., p. 18. }}

 Pero, ยฟquรฉ โ€œpartes del mundoโ€ la instauraron en los aรฑos setenta del siglo XIX? A fines de aquel siglo, muy pocos habรญan aprobado siquiera el voto universal. Y los que tenรญan una antigua cultura democrรกtica (Inglaterra, Estados Unidos) no eran precisamente ejemplos de rectitud pรบblica, moderaciรณn de la riqueza e igualdad. Quizรก la referencia es al Estado benefactor de Suecia o Noruega, pero de ser asรญ el argumento implica un anacronismo aรบn mayor. Cosรญo Villegas nunca incurriรณ en ese uso polรญtico de la historia. Practicaba la regla elemental de recrear el pasado desde la perspectiva del propio pasado, con sus opciones e incertidumbres propias.

ยฟQuรฉ opciones tenรญan los liberales en su circunstancia, en su presente? Tras las costosas victorias de la Reforma โ€“que liberรณ los bienes estancados de la Iglesiaโ€“ y la intervenciรณn โ€“que reafirmรณ la independencia y la soberanรญaโ€“, el paรญs estaba exhausto, endeudado, y padecรญa un clima generalizado de violencia e inseguridad. A esos problemas se aunaban otros, ancestrales: Mรฉxico seguรญa siendo un territorio fragmentado en miles de pequeรฑas comunidades incomunicadas que cargaban siglos de atraso. Necesitaba paz para avanzar por la doble vรญa del bienestar material y la libertad individual. En aquellos nueve aรฑos (1867-1876), los gobernantes decidieron acometer la construcciรณn nacional a partir de un orden polรญtico liberal cuyo rasgo distintivo โ€“insistรญa Cosรญoโ€“ era el respeto a la ley โ€œcomo molde amantรญsimo para plasmar las nuevas institucionesโ€.

(( Daniel Cosรญo Villegas, โ€œEl porfiriato, era de consolidaciรณnโ€, en Historia Mexicana, vol. 13, nรบm. 1, julio-septiembre de 1963, p. 86. ))

En este modelo polรญtico creyรณ siempre don Daniel. En 1957, durante los festejos del centenario de la Constituciรณn liberal, cuando el sistema polรญtico mexicano se hallaba en el clรญmax de su hegemonรญa, tocรณ la nota disonante al publicar La Constituciรณn de 1857 y sus crรญticos.

{{ Daniel Cosรญo Villegas, La Constituciรณn de 1857 y sus crรญticos, Ciudad de Mรฉxico, Hermes, primera ediciรณn 1957, 200 pp. }}

 Es la mayor defensa del liberalismo clรกsico escrita en el siglo XX contra el porfiriato y su sucedรกneo, el rรฉgimen polรญtico del PRI. En ella muestra que, a pesar de pertenecer a un mismo partido, en tiempos de Juรกrez y Lerdo los diputados y los jueces asumieron con total seriedad la divisiรณn de poderes (un legislativo fuerte e independiente, una Suprema Corte autรณnoma), hubo elecciones libres, y los periodistas hicieron uso pleno de la libertad de expresiรณn. Fue la รฉpoca dorada de la crรญtica del poder, la sรกtira polรญtica y la caricatura, pero nunca se vio a Juรกrez o Lerdo hacer escarnio, denunciar o afectar en forma alguna esa libertad. En este punto sensible, la diferencia de ambos presidentes liberales con Lรณpez Obrador es decisiva, y es que ellos mismos โ€“a diferencia de nuestro presidenteโ€“ vivรญan la libertad como el valor supremo: โ€œJuรกrez y Lerdo, como gobernantes โ€“escribe Cosรญoโ€“, sentรญan la libertad igual que sus adversarios; sabรญan que la libertad de sus enemigos era la condiciรณn de su propia libertad y que la del paรญs dependรญa de la libertad de todos.โ€

(( Daniel Cosรญo Villegas, La Constituciรณn de 1857 y sus crรญticos, Ciudad de Mรฉxico, Fondo de Cultura Econรณmica/El Colegio Nacional/Clรญo, 2007, p. 103. ))

โ€œEn la medida en que vivimos constitucionalmente โ€“concluรญa don Danielโ€“, seguimos viviendo todavรญa de la herencia de los constituyentes del 56.โ€

{{ย รdem, p. 164. }}

ย Lรณpez Obrador se ha declarado innumerables veces admirador de Juรกrez, Lerdo y la generaciรณn liberal de la Reforma y la Repรบblica Restaurada pero no estรก claro que comprenda y valore esa herencia de legalidad, institucionalidad republicana y libertad. La deuda de Mรฉxico con los liberales no estรก reconocida en Neoporfirismo. Hoy como ayer.

O


Si la incomprensiรณn de Lรณpez Obrador sobre la Repรบblica Restaurada es contraria al espรญritu de Cosรญo Villegas, su interpretaciรณn del porfiriato difiere sustancialmente con respecto a las โ€œLlamadasโ€ que prologan cada tomo de la Historia moderna de Mรฉxico. Las pasรณ por alto a pesar de que en ellas don Daniel formulรณ su balance personal del perรญodo.

En la cuestiรณn social, Cosรญo Villegas enfilaba su reflexiรณn histรณrica no tanto a los gobernantes o las รฉlites del porfiriato sino al individualismo de la filosofรญa liberal en el que vivรญan inmersos y que compartรญan con el resto de Occidente. Consignรณ detalladamente los avances en materia de educaciรณn y salud, pero explicaba la reticencia del Estado a intervenir mรกs en esos y otros รกmbitos urgentes como un โ€œaturdimientoโ€ ideolรณgico que les vedaba los datos de la realidad y se traducรญa en una insensibilidad ante el sufrimiento de obreros y campesinos que el rรฉgimen, a la postre, pagรณ muy cara. De hecho โ€“escribiรณ don Danielโ€“, โ€œla Revoluciรณn mexicana puede reclamar el tรญtulo de haber sido el primer gran movimiento que pone en duda las bases del liberalismo del siglo XIXโ€.

((ย Daniel Cosรญo Villegas, โ€œCuarta llamada particularโ€, en Historia moderna de Mรฉxico IV. El porfiriato. La vida social, Mรฉxico, Hermes, 1957, p. XVIII. ))

La cita prueba que el liberalismo de don Daniel era de corte clรกsico, esencialmente polรญtico, y no tenรญa un carรกcter doctrinario en lo econรณmico y social. Pero no habรญa contradicciรณn. En su cรฉlebre ensayo โ€œLa crisis de Mรฉxicoโ€ (publicado en 1947) sostenรญa que las metas sociales, econรณmicas y nacionalistas de la Revoluciรณn habรญan sido certeras

{{ Daniel Cosรญo Villegas, โ€œLa crisis de Mรฉxicoโ€, en Extremos de Amรฉrica, Ciudad de Mรฉxico, Fondo de Cultura Econรณmica, 1949, p. 9. }}

 (y por eso sirviรณ a sus gobiernos), pero siempre creyรณ que el molde polรญtico, legal e institucional propuesto por los liberales de la Reforma, relegado y desvirtuado por Dรญaz, reivindicado por Madero, desvirtuado y relegado nuevamente por todos los gobiernos de la Revoluciรณn, era el adecuado para el paรญs y para el orbe occidental. Tras la amarga experiencia del siglo XX, con sus revoluciones petrificadas en Estados totalitarios de derecha o izquierda, esta convicciรณn casi connatural a su persona, a su temple independiente y crรญtico, se ahondรณ. El drama social de Mรฉxico le preocupaba e indignaba, pero no creรญa que la vรญa para enfrentarlo fuera el fortalecimiento sin lรญmites del Estado, del gobierno, y mucho menos del ejecutivo. Creรญa en la acciรณn productiva, acotada, eficaz del Estado, pero no tenรญa una visiรณn metafรญsica del Estado como ente superior a la sociedad o los individuos. Creรญa en los individuos antes que en el Estado. El contraste con Lรณpez Obrador no puede ser mรกs claro. Busca enfrentar el drama social de Mรฉxico, pero no cree que el molde polรญtico e institucional propuesto por los liberales de la Reforma y avalado en esencia por la Constituciรณn de 1917 (la divisiรณn de poderes, la democracia representativa y el federalismo) sea el adecuado para llevar a cabo su programa.

โ€œSoy un liberal de museo, puro y anacrรณnicoโ€, decรญa don Daniel al final de su vida. Sus obras y sus ideas coinciden con esa identidad. El presidente Lรณpez Obrador se declara liberal, pero en su declaraciรณn de identidad hay una peticiรณn de principio: es liberal porque รฉl dice que lo es (o porque le sirve para seรฑalar a sus crรญticos como โ€œconservadoresโ€), no porque pruebe serlo.

O


En sus dos tomos de Vida polรญtica exterior, don Daniel โ€“diplomรกtico de carreraโ€“ estudiรณ con particular agudeza las relaciones de Mรฉxico con Estados Unidos, Europa, Centroamรฉrica y Sudamรฉrica. Estos libros no atrajeron en absoluto la atenciรณn de Lรณpez Obrador, cuyo desinterรฉs por el mundo exterior del pasado es similar a su desinterรฉs por el mundo exterior del presente. Arraigado quizรกs en su universo tabasqueรฑo, ese desinterรฉs tiene otro nombre: ignorancia. Y una consecuencia inevitable: le veda una comprensiรณn integral del momento histรณrico y condiciona su visiรณn en temas tan vastos y elementales como el funcionamiento de los mercados, tanto asรญ que hasta rechaza su terminologรญa mรกs elemental. (El uso de palabras como subvenciรณn, concesiรณn, acciรณn, inversiรณn, colonizaciรณn le parece sinรณnimo de codicia.)

{{ Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador, Neoporfirismo…, op. cit., p. 61. }}

 Por eso, a la pregunta ยฟmermรณ Porfirio Dรญaz la soberanรญa de Mรฉxico?, la respuesta de Lรณpez Obrador es simple, contundente y afirmativa. Don Daniel pensaba distinto: โ€œno puede ser mรกs grotescamente inexacta la conseja de que Porfirio Dรญaz fue un simple lacayo de los intereses extranjeros, sobre todo norteamericanos […] Porfirio Dรญaz entendiรณ los intereses nacionales y los defendiรณ con eficaciaโ€.

(( Daniel Cosรญo Villegas, โ€œSรฉptima llamada particularโ€, en Historia moderna de Mรฉxico VII. El porfiriato. La vida econรณmica. Segunda parte, Ciudad de Mรฉxico, Hermes, 1965, p. XXIII. ))

En la โ€œSรฉptima llamadaโ€, correspondiente al segundo tomo de la Vida econรณmica en el porfiriato, Cosรญo Villegas retoma los temas tratados exhaustivamente por los especialistas (ferrocarriles, agricultura, minerรญa e industria, comercio exterior, finanzas pรบblicas, inversiones extranjeras, etc.) para mostrar que en el rรฉgimen de Porfirio Dรญaz โ€œhubo progreso en todas y cada una de las ramas de la economรญa nacionalโ€, progreso โ€œen el recto sentido econรณmicoโ€, progreso โ€œcon provecho de la economรญa general del paรญsโ€. Aunque la historiografรญa mรกs reciente (que no consulta) concuerda con ese diagnรณstico,

{{ Por ejemplo, Enrique Cรกrdenas Sรกnchez, El largo curso de la economรญa mexicana. De 1780 a nuestros dรญas, Ciudad de Mรฉxico, El Colegio de Mรฉxico/Fondo de Cultura Econรณmica, 2015, 892 pp. }}

 Lรณpez Obrador insiste en que ese progreso es โ€œun mitoโ€.

((ย โ€œEl mito del progresoโ€ se titula precisamente el quinto capรญtulo de su libro. Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador, Neoporfirismo…, op. cit., p. 169 ))

Hay una ambigรผedad oculta en su reprobaciรณn de la obra de Dรญaz: la reconoce entre lรญneas. Es muy curioso encontrar en la historia porfiriana proyectos y empresas que resuenan hoy, no en los proyectos neoliberales sino en los de la โ€œCuarta transformaciรณnโ€, como la siembra de decenas de miles de รกrboles frutales y maderables en Oaxaca y Tabasco y el ferrocarril del sureste. La misma idea fija del ferrocarril como motor del progreso denota el extraรฑo historicismo del presidente historiador: la historia no como cambio sino como esencia. Una idea ahistรณrica de la historia: el ferrocarril surcando los pueblos es el emblema de una arcadia que es preciso recobrar. En esa era no habรญa aviones. Hay que volver a ella. El pasado como รบnico camino hacia el futuro.

Otro contraste mayor entre Lรณpez Obrador y Cosรญo Villegas tiene que ver con el tempo del progreso. La reflexiรณn de don Daniel es clara: tomando en cuenta el desventajoso punto de partida de Mรฉxico con respecto al Occidente europeo y Estados Unidos, la magnitud de la tarea, las limitaciones de toda รญndole (naturales, geogrรกficas, demogrรกficas, culturales) y los medios penosamente restringidos para llevar a cabo una tarea de construcciรณn nacional que se antojaba titรกnica, la transformaciรณn material le parece asombrosa. Parcial, insuficiente, pero asombrosa. ยฟEra posible emprender todo ello sin inversiรณn extranjera? โ€œNinguna duda puede caber โ€“afirmaโ€“ acerca de la imposibilidad de que Mรฉxico alcanzara el progreso material que entonces logrรณ sin la ayuda del capital extranjero.โ€ El progreso, en suma, no fue un mito: โ€œel รฉxito del porfirismo es contundente, no solo por los resultados logrados sino porque para llegar a ellos se partiรณ de muy lejos y de muy atrรกsโ€.

{{ย Daniel Cosรญo Villegas, โ€œSรฉptima llamada particularโ€, op. cit., p. XXIII. }}

 Nada similar se encuentra en el razonamiento de Lรณpez Obrador. Para รฉl, el progreso no proviene de los mecanismos del mercado o las empresas nacionales o extranjeras, cuya naturaleza y funcionamiento no entiende y cuyo aporte como motor econรณmico no acepta (a pesar de la experiencia china, por ejemplo). El progreso es fruto del Estado, su obra pรบblica y la explotaciรณn de recursos naturales. A la cabeza de ese Estado, un lรญder providencial puede acelerar en ese sentido el tempo de la historia. Es a esos lรญderes a los que admira: no a los reformistas.

Para don Daniel, las llagas del porfiriato eran eminentemente polรญticas. Reclamaba a Dรญaz su uso, pero tambiรฉn su abuso del poder. Le repugnaban los medios que empleรณ para gobernar, en especial su aire de โ€œmonarca a quien rinden pleitesรญa no solo sus propios sรบbditos sino el mundo exterior, el mundo civilizadoโ€. Lo mismo su omnipresencia: โ€œNo solo se le veรญa como a dios, en todas partes, sino que รฉl se hacรญa sentir por doquiera.โ€ Pero su crรญtica mayor residรญa en su cinismo frente a las leyes: โ€œnada degrada y desmoraliza tanto a un pueblo como el espectรกculo consistente, repetido, diario, del incumplimiento de la leyโ€.

{{ย Daniel Cosรญo Villegas, โ€œEl porfiriato, era de consolidaciรณnโ€, op. cit., pp. 80-81 y 85. }}

 No obstante, terminรณ por reconocer a Porfirio como โ€œun hombre muy superior a todos sus contemporรกneosโ€

{{ย Daniel Cosรญo Villegas, โ€œNovena llamada particularโ€, en Historia moderna de Mรฉxico IX. El porfiriato. La vida polรญtica interior. Primera parte, Ciudad de Mรฉxico, Hermes, 1970, p. XXI. }}

 que habรญa contribuido indirectamente a la consolidaciรณn nacional.

((Daniel Cosรญo Villegas, โ€œEl porfiriato, era de consolidaciรณnโ€, op. cit., p. 76. ))

Lรณpez Obrador observa a Porfirio Dรญaz. Critica la aplicaciรณn equivocada de su poder, no la dimensiรณn de ese poder. Su implรญcita utopรญa no es la libertad sino un nuevo poder, revolucionario, purificado, moral, absoluto.

Al usar a Cosรญo Villegas colmรกndolo de elogios, pero sin presentar el nรบcleo intelectual y moral de sus libros, Lรณpez Obrador se apropia, para su visiรณn y su proyecto, de la obra del historiador. Y al hacerlo escamotea al lector la narrativa liberal de la historia mexicana.

EQUรVOCOS DE LA HISTORIA

El apartado mรกs extenso, emotivo y personal del libro estรก dedicado a โ€œLos revolucionariosโ€. Es ahรญ, en la idea y el ideal de la Revoluciรณn donde estรก, genuina y legรญtimamente, su corazรณn. Y en su corazรณn hay un sitio especial para Catarino Erasmo Garza Rodrรญguez, un solitario y olvidado guerrillero que muriรณ en 1895 combatiendo por sus ideales libertarios en tierras sudamericanas. Enemigo jurado de la โ€œvitalicia tiranรญaโ€ de Dรญaz, comparaba al dictador con el zar de Rusia.

{{ Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador, Neoporfirismo…, op. cit., p. 134. }}

 El libro incluye una informaciรณn escueta sobre รฉl, pero en 2016 Lรณpez Obrador le dedicarรญa una breve biografรญa: Catarino Erasmo Garza Rodrรญguez. ยฟRevolucionario o bandido? Su fervor fue tal que se dio tiempo de visitar el panteรณn de Bocas del Toro en Panamรก, donde estรก enterrado aquel hombre a quien considera antecesor del Che Guevara, revolucionario a quien admira especialmente.

((Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador, Catarino Erasmo Garza Rodrรญguez. ยฟRevolucionario o bandido?, Ciudad de Mรฉxico, Planeta, 2016, 144 pp. ))

La referencia al Che y a una larga lista de combatientes (comenzando por Martรญ, Flores Magรณn, Madero) revela un entusiasmo genรฉrico por los idealistas revolucionarios. Para รฉl, todos son iguales. Pero se trata de un equรญvoco. En tรฉrminos histรณricos y morales, no todos son iguales. Martรญ escribiรณ un obituario de Marx en el que critica el radical antagonismo de las clases en su teorรญa. El Che era un guerrillero marxista para quien ese antagonismo era un artรญculo de fe. Uno era un hรฉroe republicano que viviรณ y muriรณ para independizar a Cuba de Espaรฑa; otro exportรณ la revoluciรณn a los confines del mundo. Uno buscaba la libertad, ideal concreto a travรฉs de los siglos; otro la liberaciรณn, ideal abstracto del siglo XX. Uno muriรณ sin disparar una bala; otro sembrรณ de balas su camino. Uno viviรณ antes de que en Rusia triunfara la Revoluciรณn que condujo al primer rรฉgimen desembozadamente totalitario del siglo XX; otro quiso emular a ese rรฉgimen o a regรญmenes similares.

Tampoco a Ricardo Flores Magรณn cabe englobarlo en el mismo elenco. A partir de los estudios de Armando Bartra sobre el cรฉlebre diario Regeneraciรณn de Flores Magรณn, y pasajes de sus cartas y memorias, Lรณpez Obrador recrea con evidente sinceridad las estaciones de su vรญa crucis, pero no hace la distinciรณn fundamental de que a Flores Magรณn lo movรญa el anarquismo, una ideologรญa de libertad radical y de radical repudio al poder, a cualquier poder. En una de las notables cartas que reproduce Neoporfirismo. Hoy como ayer (fechada en febrero de 1911), Flores Magรณn se niega por principio a pactar con Madero:

No hay ni podrรก haber gobierno bueno. Todos son malos, llรกmense monarquรญas absolutas o repรบblicas constitucionales. El gobierno es tiranรญa porque coarta la libre iniciativa de los individuos y solo sirve para sostener un estado social impropio para el desarrollo integral del ser humano.

Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador, Neoporfirismoโ€ฆ, op. cit., p. 264.

Aรฑos mรกs tarde, encarcelado y en el umbral de la muerte, Flores Magรณn reitera: โ€œYo no creo en el Estado; sostengo la aboliciรณn de las fronteras internacionales, lucho por la fraternidad universal del hombre, considero al Estado como una instituciรณn creada por el capitalismo para garantizar la explotaciรณn y subyugaciรณn de las masas.โ€

{{ย รdem, p. 268. }}

 Su vida extraordinaria no fue una batalla para alcanzar el poder (como Lenin, como Castro, como Mao), sino para luchar contra el poder, para abolirlo incluso. Ese es el corazรณn del ideario anarquista desde Proudhon: contra el poder, cualquiera que fuese su rostro. Enemigo irreductible del capitalismo, de haber vivido en la Rusia leninista Flores Magรณn habrรญa corrido la suerte de sus camaradas anarquistas, rusos y estadounidenses, crรญticos primeros y primeras vรญctimas de un nuevo sistema de dominaciรณn que ya Bakunin habรญa visto prefigurado en el marxismo.

El sentido polรญtico y moral del anarquismo es ajeno a Lรณpez Obrador. No comprende a Flores Magรณn: lo incorpora a su causa.

O


El capรญtulo culminante del libro es, desde luego, โ€œEsplendor y ocaso del maderismoโ€. Contiene una crรณnica del arrollador ascenso de Madero (con numerosos guiรฑos autobiogrรกficos), asรญ como la sucinta historia de su etapa presidencial y su terrible desenlace. Para el perรญodo maderista (como para el porfirista) existe una inmensa bibliografรญa antigua y reciente que Lรณpez Obrador decidiรณ ignorar.

{{ En esa bibliografรญa desaprovechada estรกn las obras de Charles Cumberland, Stanley Ross, Santiago Portilla, รlvaro Matute, Alicia Salmerรณn, Pablo Yankelevich y Javier Garciadiego, entre otros. }}

 Su fuente principal es el puntual y apasionado Taracena, maderista de primera hora, cuya obra La verdadera Revoluciรณn mexicana โ€“injustamente menospreciada en cรญrculos acadรฉmicosโ€“ recrea episodios de la รฉpoca con una vivacidad e inmediatez comparable a las novelas de la Revoluciรณn.

(( La dependencia de esta fuente en el capรญtulo VII del libro es muy alta: 118 de 131 referencias bibliogrรกficas remiten a la obra de Taracena. ))

Como los liberales de la Reforma, Madero sentรญa la libertad y creรญa en ella. Significativamente, Lรณpez Obrador se lo reprocha citando con ironรญa su frase โ€œSi tenemos libertad, todos nuestros problemas estรกn resueltosโ€ y su ideal de โ€œunir a todos los mexicanos bajo la santa bandera de la libertadโ€.

{{ Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador, โ€œPrรณlogoโ€, en Beatriz Gutiรฉrrez Mรผller, Dos revolucionarios a la sombra de Madero. La historia de Solรณn Argรผello Escobar y Rogelio Fernรกndez Gรผell, Ciudad de Mรฉxico, Ariel, 2016, p. 49. }}

 Pero la libertad que buscaba Madero no era abstracta, era una respuesta natural a los excesos inherentes al poder absoluto: โ€œEn la sociedad que abdica de su libertad y renuncia a la responsabilidad de gobernarse a sรญ misma โ€“escribiรณโ€“ hay una mutilaciรณn, una degradaciรณn, un envilecimiento…โ€

{{ Francisco I. Madero, La sucesiรณn presidencial en 1910, Ciudad de Mรฉxico, Clรญo, 1994, p. 11. }}

 No era del poder de donde podรญa surgir la regeneraciรณn de Mรฉxico: era de la libre voluntad de cada individuo, representada en los diversos poderes, equilibrados entre sรญ, en el marco de la Constituciรณn.

Ya en la presidencia, Madero fue mรกs liberal que los liberales de la Repรบblica Restaurada. No buscรณ la expansiรณn del poder sino el ejercicio limitado, legal e institucional del poder. Sus hechos hablan por sรญ mismos: legalizรณ el Partido Catรณlico (cosa impensable para aquellos jacobinos), defendiรณ la libertad de sufragio, inaugurรณ la libertad sindical, respetรณ la independencia del legislativo (con un Senado plagado de enemigos), la autonomรญa de los jueces y el pacto federal. Su negativa a concentrar el poder (como Porfirio) se interpretรณ como debilidad. No le importรณ. Recuperado el orden constitucional, no querรญa โ€œconducir al pueblo y comenzar la obra de transformaciรณnโ€ (como sostiene Lรณpez Obrador). Querรญa que el pueblo se gobernara a sรญ mismo. Y por los cauces legales buscaba introducir las necesarias reformas sociales en el campo y la ciudad, y en materia de recursos naturales. No tuvo tiempo, pero esa era su intenciรณn.

El sentido polรญtico y moral del liberalismo maderista escapa a Lรณpez Obrador. No comprende a Madero: lo incorpora a su causa.

O

Lรณpez Obrador subraya, con razรณn, la vocaciรณn democrรกtica de Madero. La considera su mayor aporte:

En este aspecto no hay precedente en nuestra historia. Nadie como รฉl ha creรญdo con tanta devociรณn en la democracia y se ha preocupado por hacer realidad ese ideal. Era la mรกs profunda de sus convicciones.

Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador, Neoporfirismoโ€ฆ, op. cit., p. 359.

Sin embargo, su concepto de democracia no coincide con Madero. Lรณpez Obrador pone el รฉnfasis democrรกtico en la figura del lรญder, no en la libre voluntad del ciudadano (palabra ajena a su diccionario) para conducirse a sรญ mismo. Refiriรฉndose a las repetidas cartas del presidente a gobernadores exhortรกndolos con firmeza a abstenerse de apoyar a este u otro candidato, escribe: โ€œCon Madero quedรณ de manifiesto que con la sola voluntad del presidente es posible hacer valer el sufragio efectivo y convertir en realidad un sistema representativo, popular y verdaderamente democrรกtico.โ€

{{ รdem, p. 362. }}

 El exhorto de Madero tenรญa otro sentido: alentar la cultura democrรกtica desde el sufragio libre. En esa รฉpoca ya se usaba la imagen de los candidatos, pero Madero jamรกs habrรญa utilizado su nombre y su imagen para apoyar a un candidato, como lo ha hecho profusamente, y seguramente seguirรก haciรฉndolo, Lรณpez Obrador. En cuanto a los adjetivos a la democracia que no estaban en la Constituciรณn, โ€œpopularโ€ y โ€œverdaderaโ€, le habrรญan parecido tautolรณgicos.

ABUSOS DE LA HISTORIA

En el concepto de Lรณpez Obrador, esos adjetivos son esenciales. La palabra clave es โ€œpopularโ€. Para ser โ€œverdaderaโ€, la democracia debe ser โ€œpopularโ€. Habiendo sido electo con las leyes, las instituciones y libertades de la democracia representativa, ha desechado ese marco. No interpreta su victoria como el mandato limitado que le otorgaron 53% de los votantes sino como una teofanรญa en la que el pueblo le otorga (no solo le delega) el poder que รฉl puede (y de hecho debe) ejercer con plenitud y sin lรญmites. Se trata de un trasunto del pacto entre el monarca y el pueblo elaborado por la filosofรญa neotomista espaรฑola del siglo XVII, en especial por Francisco Suรกrez.

(( Remito a mi discusiรณn sobre la interpretaciรณn cultural de la polรญtica iberoamericana de Richard M. Morse en mi libro El pueblo soy yo, Ciudad de Mรฉxico, Debate, 2018, p. 27. ))

En ese diseรฑo polรญtico, el pueblo no es la suma de los ciudadanos con votos y opiniones distintas, plurales. El pueblo es un cuerpo mรญstico que encuentra su ser y su razรณn de ser en la comuniรณn con el lรญder. Una vez decretada la mรญtica identidad entre el lรญder y el pueblo, todo se transfigura.

Silogismo simple: El pueblo no se equivoca/El pueblo lo elige a รฉl/ร‰l no se equivoca. A partir de esa infalibilidad esencial, el lรญder (es decir, el pueblo encarnado) perdona, condena, redime. Y como en la liturgia catรณlica, la comuniรณn se renueva dรญa tras dรญa. El pueblo encarna acรก y allรก. Donde se le convoque. El pueblo es uno, como el lรญder. Es uno con el lรญder. Es uno en el lรญder. Es el lรญder. Y si sus actos autoritarios parecen autoritarios en realidad son actos liberadores porque no los ejerce el lรญder, los ejerce el lรญder (que es el pueblo) para el pueblo, por el pueblo. Esa, y no otra, es la democracia popular.

Semejante a la โ€œvoluntad generalโ€ de Rousseau, la nociรณn del โ€œpuebloโ€ como un โ€œtodoโ€ ligado al lรญder, y ontolรณgicamente superior a sus partes, contiene el germen de la dictadura. Si los adversarios del lรญder son los adversarios de la โ€œvoluntad generalโ€ cuya autoridad es absoluta, ยฟno es el deber del lรญder, como humilde siervo del pueblo, suprimir sus libertades y, en un extremo, suprimirlos a ellos mismos? No otra cosa hizo el Comitรฉ de Salud Pรบblica bajo Robespierre. No otra cosa hicieron todas las revoluciones del siglo XX que desembocaron en regรญmenes totalitarios.

(( Conor Cruise Oโ€™Brien, โ€œThe decline and fall of the French Revolutionโ€, The New York Review of Books, 15 de febrero de 1990. ))

Lejos de esos extremos, quien encarnรณ en lo polรญtico aquella concepciรณn neotomista del poder absoluto fue el dictador Porfirio Dรญaz. Su largo rรฉgimen reviviรณ elementos patrimonialistas y despรณticos de la monarquรญa (tanto de los Habsburgo como de los Borbones). Su dominaciรณn se acentuรณ, ademรกs, con los rasgos propios del caudillismo iberoamericano del siglo XIX. Y no faltaron en ella โ€“como vio Octavio Pazโ€“ ecos de la sacralidad que rodeaba al tlatoani mexica.

{{ย Octavio Paz explora estas raรญces de cultura polรญtica en Posdata: โ€œHerederos de Mรฉxico-Tenochtitlan, los espaรฑoles se encargaron de transmitir el arquetipo azteca del poder polรญtico: el tlatoani y la pirรกmide. Transmisiรณn involuntaria y, por eso mismo, incontrovertible […] En el curso de nuestra historia el arquetipo azteca a veces se impone y separa y otras se funde y confunde con el arquetipo hispano-รกrabe: el caudillo. La oscilaciรณn entre estas dos figuras es uno de los rasgos que nos distingue de Espaรฑa, Portugal y los demรกs paรญses latinoamericanos, ya que en todos reina sin rival el caudillismo. El tlatoani es impersonal, sacerdotal e institucional […] El caudillo gobierna de espaldas a la ley: รฉl hace la ley. El tlatoani […] se ampara siempre en la legalidad: todo lo que hace lo hace en nombre de la ley […] Hay un rasgo revelador de la secreta supremacรญa del modelo azteca: todos los jefes que hemos tenido, aun los mรกs arbitrarios y caudillescos, aspiran a la categorรญa de tlatoani.โ€ Octavio Paz, Posdata, Ciudad de Mรฉxico, Siglo XXI Editores, 1970, pp. 143-145. }}
ย 

 Sus รฉmulos, los presidentes institucionales del siglo XX, aspiraron a esa totalidad ajena y opuesta al liberalismo, pero al menos tuvieron dos lรญmites: no eran dueรฑos del PRI y no podรญan reelegirse. Lรณpez Obrador pertenece a esa antigua cultura polรญtica, no al republicanismo. Pertenece al elenco autoritario, no al liberal.

{{ โ€œYo ya no me pertenezco, yo estoy al servicio de la naciรณn […] mi amo es el pueblo de Mรฉxicoโ€, expresรณ Lรณpez Obrador en una entrevista en Mรฉrida, Yucatรกn, el 12 de noviembre de 2018. }}

 Aunque con raรญces mexicanas, su perfil iliberal corresponde a los populismos iberoamericanos y europeos de nuestro tiempo. Y su poder no tiene mรกs lรญmites que los que รฉl se imponga.

Nada mรกs ajeno a Juรกrez que esta concepciรณn teolรณgico-polรญtica del poder y el pueblo. El 15 de julio de 1867, momento cumbre de su vida y de la repรบblica, Juรกrez โ€“emblema de la Reforma, estadista, visionarioโ€“ pronunciรณ su memorable discurso de reconciliaciรณn nacional. Consta de 688 palabras, de las cuales sobresalen las siguientes: leyes (seis menciones), derecho, Repรบblica, libertad o libres (cinco menciones cada una), Constituciรณn (tres menciones). Por haber defendido con actos la realidad histรณrica de esas palabras, sobre todo la sacralidad de la ley, admiramos a Juรกrez.

Tampoco entre Madero y el pueblo mexicano habรญa un pacto mรญstico. Habรญa un pacto legal, que abarcaba a todos, vencedores y vencidos. Cuando sus enemigos conspiraban en su contra y sus amigos le pedรญan actuar por encima de las instituciones y las libertades consignadas en las leyes, dijo: โ€œPrefiero hundirme en la ley que sostenerme sin ella.โ€

{{ Stanley R. Ross, Madero, Ciudad de Mรฉxico, Grijalbo, 1977, p. 225. }}

 Lo hundiรณ un golpe de Estado, pero su mensaje de libertad reviviรณ en la gesta vasconcelista y en otros grupos que enfrentaron la hegemonรญa del PRI. En el Mรฉxico contemporรกneo, ese mensaje renaciรณ en 1968 y en la batalla por la democracia que muchos mexicanos libramos en las dรฉcadas finales del siglo pasado y seguimos librando en este siglo. Por esos actos de libertad admiramos a Madero.

Lรกzaro Cรกrdenas, dotado de un supremo instinto para la justicia social, no descalificรณ a sus opositores, no reprimiรณ a sus adversarios. Fue muy amado, pero no fue un caudillo carismรกtico. Fue un presidente responsable y discreto, y un constructor institucional. No fue demรณcrata, pero tuvo la sabidurรญa de poner lรญmites a su propio poder: reafirmรณ el principio de la โ€œno reelecciรณnโ€ y se inclinรณ por un candidato que no comulgaba con su ideologรญa. Al final de su vida escribiรณ en sus Apuntes un pasaje contra la โ€œrelativa invalidez del sufragioโ€ y la โ€œextraรฑa unanimidadโ€ de las agrupaciones polรญticas mexicanas.

{{ Lรกzaro Cรกrdenas, Palabras y documentos pรบblicos, 1928-1970, Ciudad de Mรฉxico, Siglo XXI Editores, 1979, p. 294. }}

 No solo no abusรณ de la palabra, apenas la usรณ. Por todos esos actos de institucionalidad admiramos a Cรกrdenas.

Lรณpez Obrador aspira a ser como Juรกrez, Madero y Cรกrdenas, pero sus actos perfilan otro modelo polรญtico, otra biografรญa del poder: mandar desde el principio, encabezar un rรฉgimen unipersonal y autoritario, centralizar el mando del paรญs, no compartir el poder con nadie, ser el gran elector, poner y quitar gobernadores, nombrar magistrados del poder judicial, hacer del parlamento un departamento del ejecutivo, confeccionar la lista de diputados y senadores, tejer una red de hombres fuertes e incondicionales en todas las regiones del paรญs, someter a sus adversarios, amordazar a la prensa, manipular las leyes a su modo, instaurar el culto a su persona, practicar el nepotismo, reinstaurar el ritual del โ€œbesamanosโ€, la foto oficial en las oficinas pรบblicas, dejarse ver como un dios en todas partes y dejar que los suyos insinรบen la posibilidad de la reelecciรณn. ยฟNo es ese el โ€œestilo personal de gobernarโ€ de Porfirio Dรญaz? ยฟLรณpez Obrador lo ha estudiado con detenimiento para mejor imitarlo?

Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador ya hizo historia como lรญder social y polรญtico, como candidato presidencial. Nadie puede regatearle ese sitio. Pero su aspiraciรณn a hacer historia como presidente, aunque legรญtima, no estรก asegurada. Para hacer historia como presidente deberรญa leer la historia con humildad. No usarla con fines polรญticos ni abusar de ella con distorsiones ideolรณgicas. Acudir a ella como lo que es, una fuente de saber y sabidurรญa, no un orรกculo o un evangelio personal. Harรญa bien en tomar lo mejor de cada perรญodo histรณrico, de cada gobernante, y ponderar su vigencia. Asimismo, para comprender y calibrar con el debido matiz nuestra circunstancia, deberรญa interesarse en la historia de otros paรญses, sobre todo los mรกs afines. Pero, a partir de ahรญ, no mirar mรกs atrรกs. No imaginar la historia como un desfile de hรฉroes que culmina en รฉl. No imaginar la historia como un libreto que desemboca en รฉl. Mirar y mirarse en el presente difรญcil y azaroso. Mirar al futuro con visiรณn y grave responsabilidad, buscando una verdad que no estรก, que no puede estar, en los textos de la historia.

No es la historia del poder el mejor destino de Mรฉxico. Es la historia de la libertad, con su divisiรณn republicana entre poderes independientes, sus salvaguardas frente al absolutismo, su pacto federal, sus elecciones libres (no tuteladas por el gobierno), sus antiguas y recientes instituciones autรณnomas, sus garantรญas individuales. โ€œLa libertad individual โ€“escribiรณ Daniel Cosรญo Villegas en 1951โ€“ es un fin en sรญ mismo […] el mรกs imperioso que el hombre puede contemplar.โ€

{{ Daniel Cosรญo Villegas, โ€œEl Mรฉxico de Tannenbaumโ€, en Problemas agrรญcolas e industriales de Mรฉxico, vol. III, 1951, p. 159. }}

 Lo sigue siendo, lo serรก siempre. Ningรบn gobernante que la haya vulnerado tiene un pedestal en la memoria de los pueblos, incluido el pueblo mexicano. ~

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Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.


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