Ilustraciรณn: Hugo Alejandro Gonzรกlez

Los gigantes de internet

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En el aรฑo 1911, el imperio de John D. Rockefeller, la Standard Oil Company, fue troceado en no menos de treinta compaรฑรญas. La Standard Oil era el resultado de mรกs de tres dรฉcadas de concentraciรณn del mercado por una sola empresa, hasta tal punto que fue considerada un monopolio ilegal. Este monopolio era consecuencia de la posiciรณn dominante en el mercado de las empresas del magnate. Poco a poco, o bien habรญa ido expulsando una tras otra a sus competidoras, o bien las habรญa ido adquiriendo. El darwinismo empresarial hacรญa asรญ su presentaciรณn mรกs relevante. La Standard Oil fue separada en varias firmas mรกs pequeรฑas, entre las cuales destacan las famosas Mobil Oil Corporation, Amoco Corporation, Chevron Corporation y Exxon Corporation.

El caso de la Standard Oil parece tener su eco en la actualidad. Mรกs recientemente, procesos contra Microsoft o la propia Google han puesto de nuevo la atenciรณn en los monopolios privados y la concentraciรณn corporativa en grandes superstars, tal y como ocurriera a finales del siglo XIX. No son pocos los trabajos que afirman que los nuevos mercados, en particular los digitales o los vinculados estrechamente a ellos, fomentan esta concentraciรณn. Tras la destrucciรณn creativa que produjo la crisis de las โ€œpuntocomโ€, que transformรณ el sector tecnolรณgico 2.0 y los negocios desarrollados a partir de este, como por ejemplo las plataformas, el mercado parece concentrar cada vez mรกs la actividad en pocas firmas.

ยฟSe debe esta tendencia hacia la concentraciรณn a la revoluciรณn industrial que estamos experimentando? Por ejemplo, muchos seรฑalan que el poder que la Standard llegรณ a acaparar no hubiera sido posible sin una de las grandes tecnologรญas disruptivas del siglo XIX: el ferrocarril. Lo interesante es ver si los actuales avances tecnolรณgicos estรกn abonando el camino de la concentraciรณn o, por el contrario, si existen otras posibles razones mรกs allรก de la tecnologรญa. Es muy complicado no vincular el actual cambio tecnolรณgico con el poder de mercado, en especial en los sectores fuertemente asociados al mismo. Asรญ, la respuesta polรญtica va a depender de que comprendamos bien las implicaciones de esta relaciรณn entre tecnologรญa y dicha concentraciรณn.

Segรบn numerosos trabajos, la tendencia a la aglomeraciรณn proviene de las particulares caracterรญsticas de los mercados que estas corporaciones han ayudado a crear. Las llamadas plataformas digitales son simples mercados duales en donde la propia web, o plataforma, conecta a dos grupos de personas o empresas (de ahรญ lo de dual). Uno de estos grupos serรญa el de los clientes, como por ejemplo aquellos que desean trasladarse dentro de una ciudad mediante el uso de un taxi de Uber o una empresa que deseara contratar una tarea realizada por una persona a travรฉs de Amazon Mechanical Turk. Este servicio puede ser local o proveerse en la nube, dando lugar a diferentes tipos de plataformas. En el otro lado encontramos a las personas o empresas que ofrecen el servicio. Dependiendo de la cualificaciรณn exigida a quienes prestan el servicio y el tipo de tareas realizadas, las plataformas podrรกn ser clasificadas de un modo diferente. Por ejemplo, los servicios prestados pueden ser complejos, como es el caso de Upwork, y normalmente llevados a cabo por personas con una elevada preparaciรณn, mientras que en otras plataformas los oferentes del servicio suelen llevar a cabo microtareas, habitualmente realizadas de un modo grupal, sin que para su realizaciรณn sea necesaria una cualificaciรณn mรญnima. Es el caso de Uber, Deliveroo o Amazon Mechanical Turk, por poner solo tres ejemplos. En este tipo de mercados, el dual, el precio que se satisface a la plataforma (no el que paga el cliente al oferente) lo suele abonar quien perderรญa mรกs si el mercado no existiera. A mayor dependencia del oferente de los ingresos derivados de su actividad a travรฉs de las plataformas, mayor comisiรณn pagarรก por estar presente en la base de datos de la plataforma.

Nuevas reglas de mercado

ยฟQuรฉ fuerzas pueden actuar como determinante de esta tendencia a la aglomeraciรณn? La primera de ellas tiene que ver con el tamaรฑo del mercado dual volcado en la plataforma. Cuanto mรกs oferentes y demandantes estรฉn vinculados a travรฉs de estas plataformas, mayor serรก el valor de las mismas. La razรณn es que a mayor masa crรญtica, mayor probabilidad de obtener el servicio demandado o mayor probabilidad para poder realizar una tarea remunerada. Esta โ€œexternalidad de redโ€ confiere a las plataformas tal tendencia a la concentraciรณn. Esta cualidad se extiende a Facebook, Google o Twitter, pues cuanta mรกs gente participe en ellas, mรกs querremos estar y mรกs empresas querrรกn contratar los servicios de las plataformas para, por ejemplo, publicitarse. La segunda fuerza que puede impulsar la concentraciรณn son los costes marginales hundidos, y que implica que el coste que la plataforma asume por expandir su actividad es prรกcticamente cero. Como tercera fuerza, las barreras de entrada que suponen a nuevos competidores tener que vivir a la sombra (y posiblemente con pรฉrdidas) en aquellos mercados ya copados por grandes plataformas. Estas tres caracterรญsticas confieren a estas empresas una enorme capacidad para concentrar mercados. Solo la existencia de otros competidores, igualmente con elevada masa crรญtica o con productos muy diferenciados, puede limar dicho poder.

Los economistas David Autor, David Dorn, Lawrence F. Katz, Christina Patterson y John Van Reenen avanzaron en un trabajo de 2017 el anรกlisis de algunas de estas razones de la concentraciรณn asรญ como otras posibles causas

((Autor, D., Dorn, D., Katz, L. F., Patterson, C., & Van Reenen, J., The fall of the labor share and the rise of superstar firms, National Bureau of Economic Research, 2017.
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. Ademรกs de las externalidades de red, los costes marginales hundidos o las barreras de entrada, estos autores explican que el cambio tecnolรณgico ha podido elevar la sensibilidad del consumidor al precio, motivado en principio por una mayor informaciรณn, lo que ha permitido que aquellas compaรฑรญas con una mejor estructura de costes hayan podido acaparar una mayor porciรณn del mercado. Pero para estos autores esta concentraciรณn, y esto es lo importante, no se queda solo entre las corporaciones que operan en la red. Otras corporaciones que usan la infraestructura de la red para extender el negocio, como es el caso de Walmart, podrรญan estar beneficiรกndose de ello.

La posibilidad de que las actuales corporaciones asociadas a las nuevas tecnologรญas, estas superstars, puedan estar convergiendo a posiciones monopolรญsticas dentro de su mercado resulta, como mรญnimo, preocupante. Las razones que llevaron a dividir Standard Oil y que son, en gran parte, las mismas que hoy se podrรญan plantear para actuar del mismo modo con las actuales grandes corporaciones se han centrado tradicionalmente en defender la libertad del mercado y, en consecuencia, al consumidor. Estas razones tradicionales han pivotado siempre sobre una idea con mucho arraigo en la teorรญa econรณmica desde el siglo XIX: que un monopolio o un mercado con escasa competencia sustrae bienestar a los consumidores.

Tradicionalmente, la actuaciรณn antimonopolio se ha centrado en evitar que una empresa privada pueda poseer una posiciรณn de mercado que le confiera poder sobre el mismo. Se entiende que una empresa tiene un excesivo poder de mercado cuando controla completamente los precios cargados a sus clientes, dado su carรกcter de cuasi monopolio, lo que en la jerga econรณmica denominamos โ€œcapturaโ€. En el tradicional anรกlisis econรณmico de los monopolios, se justifica la intervenciรณn pรบblica porque se asume que los monopolios crean un perjuicio econรณmico y de bienestar por la simple imposiciรณn de precios relativamente elevados. Los oligopolios, al elevar la competencia, reducen este coste social. Sin embargo, la posibilidad de que estos mismos oligopolios puedan acordar polรญticas de precios podrรญa, de facto, convertir el mercado en un nuevo monopolio. Ante estos argumentos, las polรญticas antitrust han tratado en todo momento de actuar para velar por el bienestar del consumidor.

Sin embargo, con las actuales superstars este argumento clรกsico no funciona, pues existe una โ€œtensiรณnโ€ con otros argumentos igualmente vรกlidos y mรกs actuales que pueden no solo limitar la justificaciรณn de una acciรณn contra dichas corporaciones, sino ademรกs desaconsejarla totalmente. Todo depende de quรฉ variables usemos para justificar dicha acciรณn y quรฉ objetivos se traten de alcanzar.

Monopolios y consumidores

Como se ha dicho, la existencia de unos costes marginales hundidos, es decir, el coste casi cero que le supone a la empresa ampliar su negocio o elevar su producciรณn, permite a estas ofrecer precios bajos en contraprestaciรณn a sus servicios. Es evidente que esta posibilidad eleva el bienestar de los consumidores. En este caso, el argumento de que un monopolio limita el bienestar de los consumidores tiene poco fundamento. Por ejemplo, podemos suponer que no pocas personas estarรญan de acuerdo en que Amazon ha facilitado su vida en lo que se refiere a la bรบsqueda y compra de artรญculos. Y responderรญan positivamente si les preguntรกramos si creen que su comunicaciรณn con el resto del mundo ha mejorado con Google. La reducciรณn de los costes de transacciรณn que generan estas plataformas es mรกs que evidente. Esto repercute en nuestro bienestar.

Mรกs aรบn, ya no solo estamos hablando de menores costes de transacciรณn. Incluso muchas de estas grandes corporaciones, como plataformas que son, subvencionan en parte a los consumidores, es decir, ceden gratuitamente el uso o consumo de sus productos con el objeto de obtener un beneficio por la venta de subproductos derivados de dicho uso, como es el de los datos que estos generan. Es el caso, por ejemplo, de la mensajerรญa en Gmail o de los servicios de mensaje instantรกneo de Facebook. Es muy complejo evaluar si una corporaciรณn, al concentrar mercado, genera costes para los consumidores cuando esta reduce costes de transacciรณn o simplemente subvenciona el consumo.

Otro argumento clรกsico en contra de la concentraciรณn de mercado es que las grandes corporaciones resultantes suelen tener pocos incentivos a la innovaciรณn, lo que no solo supone un coste a los consumidores, sino a la sociedad en general al frenar el crecimiento a largo plazo. Sin embargo las grandes corporaciones basadas en internet son intensivas en capital y, lo que es mejor, en capital humano. Ademรกs, y frente a lo que dirรญa la intuiciรณn, son empresas que realizan grandes inversiones en i+d, y van por ello en contra de lo que la tradicional teorรญa econรณmica espera de los monopolios u oligopolios. El avance tecnolรณgico que estas empresas fomentan estรก fuera de dudas, por lo que, de nuevo, es difรญcil argumentar que producen un coste global negativo para la sociedad.

La actuaciรณn antitrust tiene en este sentido un problema evidente con estas empresas, pues el anรกlisis clรกsico que justifica la intervenciรณn no funciona con compaรฑรญas como Google o Amazon. Sin embargo, mirando hacia otras esquinas de la realidad sรญ podemos identificar ciertos costes que se desprenden de dicho poder de mercado y que pueden justificar el diseรฑo de acciones necesarias para restaurar equilibrios sociales entre empresa y sociedad.

En primer lugar, no deja de ser cierto que las grandes corporaciones desplazan la competencia en el negocio donde estas actรบan. Por ejemplo, las diez grandes superstars de internet absorbieron en la primera mitad de 2017 el 75% de todos los ingresos en publicidad. Esto lleva a que otros medios que con anterioridad hacรญan sus negocios en base a estos ingresos o bien hayan tenido que abandonar el mercado o bien hayan tenido que cambiar su modelo de negocio. Ademรกs, en este sentido, al ser muchas de ellas plataformas, podemos considerar que parte de sus โ€œverdaderosโ€ clientes no somos los que usamos sus gadgets o herramientas en cada momento de un dรญa cotidiano, sino aquellos que proveen, en los ejemplos anteriores, la publicidad. Igual podemos decir de otras plataformas cuyo negocio es diferente pero se basa en la misma filosofรญa, como es por ejemplo Amazon, con el acceso de proveedores a sus plataformas, o de Uber, con la de los taxistas que aportando su vehรญculo hacen sus servicios bajo el paraguas de su aplicaciรณn. Por supuesto, no debemos olvidar a Deliveroo, cuyo principal cliente no es tanto el consumidor que obtiene el producto en su domicilio, sino el rider, que es quien paga la cuota a la empresa. Por ejemplo, segรบn algunos cรกlculos, Amazon carga una tarifa a las empresas que participan en su plataforma, generando con ello un margen comercial que puede llegar a suponer hasta el 20% de los ingresos, lo que es evidentemente muy superior al que se esperarรญa en el caso de un mercado con mayor competencia.

Pero no solo debemos mirar al precio que supone el uso de la plataforma por aquellos que resultan ser quienes pagan los servicios prestados. A diferencia del tradicional anรกlisis de monopolios, en estos aรฑos cobra un reciente interรฉs el anรกlisis de las consecuencias laborales de la concentraciรณn del mercado en grandes empresas. Estas empresas, al obtener poder de mercado, se convierten en grandes monopsonios, es decir, controlan la demanda de empleo en ciertos sectores, convirtiendo este poder de mercado en un poder de negociaciรณn laboral que evidentemente recae en su favor. Esta asimetrรญa en el poder de negociaciรณn puede terminar por afectar sus condiciones laborales.

Mรกs concretamente, en un muy interesante trabajo de John Horton se explica, teรณricamente, cuรกles pueden ser las consecuencias de la concentraciรณn de los mercados por las plataformas sobre los salarios, o remuneraciones, de quienes llevan a cabo los servicios en este tipo de mercados duales.

((Horton, J. J., Online labor markets. International Workshop on Internet and Network Economics (pp. 515-522). Springer, Berlin, Heidelberg, diciembre de 2010.
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 Asรญ, explica Horton, si comparamos las retribuciones por los servicios ofrecidos de una plataforma con la retribuciรณn de estos mismos servicios ofrecidos por un mercado tradicional con competencia perfecta (recuerde que la competencia perfecta es una referencia de comparaciรณn) los abonados por dichas plataformas serรญan siempre inferiores a los de la competencia perfecta. La razรณn, nada novedosa en economรญa ni en organizaciรณn industrial y coherente con los resultados de Josรฉ Azar, Ioana Marinescu y Marshall I. Steinbaum, es que el poder de mercado eleva la capacidad de la plataforma para fijar precios.

((Azar, J. A., Marinescu, I., Steinbaum, M. I., & Taska, B., Concentration in US labor markets: Evidence from online vacancy data (No. w24395), National Bureau of Economic Research, 2018.
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 Como decรญamos anteriormente, aquellas plataformas que con mayor รฉxito capturen su mercado y sean capaces de evitar toda competencia tanto directa como indirectamente conseguirรกn unos mayores ingresos y beneficios a cambio de imponer condiciones mรกs onerosas a sus โ€œempleadosโ€, como es el caso de un menor salario.

En resumen, el anรกlisis antimonopolio clรกsico no encaja a la perfecciรณn en la realidad de las nuevas plataformas. Serรญa necesario un nuevo protocolo de actuaciรณn que identifique los costes sociales que estas grandes corporaciones pueden estar generando. Cรณmo actuar y dรณnde hacerlo es fundamental para maximizar el beneficio que estas nuevas empresas pueden generar en el conjunto de la economรญa y de la sociedad. ~

 

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Es profesor de economรญa aplicada en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, columnista de Vozpopuli y editor de Agenda Pรบblica.


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