Cuatro poemas

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Manzana

Como su padre Adán, Gabriel Alfonso
sintió caer en la mollera el fruto
y logró articular, pese a estar sonso,
ley de gravitación llamada luto,
la que precisa: vivirás responso
eterno tú, animal de anacoluto,
desde que oses andar sobre dos pies,
horror del Dios cuadrúpedo Uno y Tres.

Dionaea muscipula

No enuncio como enuncia mi tocayo
(consanguíneo tal vez, tal vez mi abuelo,
de cuando abuela echó la cana al vuelo)
“morada amapolita” pues no hallo
cómo hacer que florezca sin desmayo
en la maceta de mi desconsuelo;
digo mejor: carnívora amapola
sostengo en la solapa de la estola.

Herencia

A mi abuela, por cuya gran altura
los pies no le acalora la mortaja,
achaco mi obsesión por la baraja
y culpa en casi toda travesura.
Hasta creo que debo mi tonsura
al día en que la abuela, cabizbaja,
cáncer en mano me tiró pavesa
por accidente sobre la cabeza.

Impotencia

Abres Eva tu flor como el mar Rojo
ante el precepto de mi endeble vara
(hace cuarenta noches que no cojo)
quiere ser caduceo, es cuchara
para mala fortuna de tu antojo
comparable en volumen al Sahara;
levántate ¡por Cristo! sé abedul
abracadabra o por pastilla Azul. ~

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(León, Guanajuato, 1996) es poeta. Ha publicado en revistas como Punto de Partida, De-lirio, Campos de plumas, Los demonios y los días. Obtuvo en 2021 el segundo lugar en el quinto concurso “Mundos posibles” de la FeNal en la categoría de poesía; y en 2022 fue acreedor del primer lugar de la categoría libre en el 10°concurso de poesía “María Luisa Moreno”.


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