El pasado sรกbado nos reunimos en la Ciudad de Mรฉxico para una nueva presentaciรณn de Los intrusos, obra testimonial del escritor Carlos Manuel รlvarez. El foro no habrรญa sido โy ya eso es bastanteโ otra cosa que una nueva oportunidad para encontrarnos con viejos y nuevos amigos, de no ser por una condiciรณn sui generis. Los auspiciantes โla librerรญa Sandor Marai y sus animadores, Carlos Pรฉrez Ricart y Vanessa Romeroโ pertenecen al ecosistema cultural y polรญtico de la izquierda mexicana. En particular de su segmento mayoritario, hoy gobernante.ย ย
La realizaciรณn misma del evento me tomรณ inicialmente por sorpresa. Dado el nivel de polarizaciรณn del debate polรญtico local y el protagonismo de los anfitriones en el mismo, se me hizo extraรฑo que un libro como Los intrusos y un autor como รlvarez tuvieran cabida. Duda que fui despejando a medida que transcurriรณ la presentaciรณn, donde Romero, en rol de comentarista, contรณ su temprano acercamiento personal a una obra y persona notoriamente โradioactivasโ para la oficialidad cubana y, por extensiรณn, a sus aliados y admiradores dentro de la autodenominada Cuarta Transformaciรณn. La apertura del debate sobre un tema tan polรฉmico para quienes comparten su misma militancia es un punto a favor en el ejercicio de la autonomรญa y el pensamiento crรญtico de estos jรณvenes intelectuales obradoristas.
En la velada se hablรณ del castrismo y su legado, de rรฉgimen y represiรณn, de totalitarismo y deshumanizaciรณn. Se cuestionaron los dogmas y afectos que mantenรญan atrapada a buena parte de la izquierda regional en su culto nostรกlgico a lo que aun llaman, sin serlo, la โRevoluciรณn cubanaโ. Se puso rostro y voz a todas las rebeldรญas y exclusiones que, en nombre de una idea aparentemente justa, pueblan las calles, cรกrceles y comunidades de una Cuba desangrada entre la pobreza, la represiรณn y la migraciรณn masivas. Y todo eso se hizo reivindicando, desde la propia persona del autor, otras formas de ser de izquierda, acaso mรกs autรฉnticas a la promesa emancipadora original pero capaces de saldar cuentas con una realidad que, por dรฉcadas y millones, la ha pisoteado.
รlvarez describiรณ al rรฉgimen cubano como un cadรกver insepulto para las izquierdas latinoamericanas, pero se me ocurre que es mรกs que eso: es un zombi. Un cadรกver en prolongada descomposiciรณn, si acaso, espanta con su hedor a quienes le rodean; un zombi, en cambio, se aferra y agrede a sus vรญctimas, volviรฉndolas una rรฉplica de sรญ mismo. Y esto รบltimo es, con las debidas diferencias de tiempo, grado y forma, lo que sigue sucediendo con el castrismo en Latinoamรฉrica. Se venera โaunque no se les creaโ a sus iconos y dogmas, en modos mรกs o menos nostรกlgicos o militantes. Se aceptan sus asesores y programas, pensados para acumular una influencia social que derive en hegemonรญa polรญtica, desde dentro de regรญmenes democrรกticos. Se comparten espacios โen foros partidistas o diplomรกticosโ que legitiman al mismo rรฉgimen que hoy mantiene centenares de presos bajo condiciones injustificables para cualquier demรณcrata. Para decirlo con algo de precisiรณn analรญtica: a Cuba, en el terreno de la cooperaciรณn autoritaria, se le invisibiliza como caso fallido, se le aprovecha como agente de propaganda, control y movilizaciรณn; se le admira โde modo mรกs sincero o veladoโ como modelo de dominaciรณn total de los propios sobre los ajenos. Para el caso mexicano, donde lo hemos analizado previamente, valdrรญa la pena mantener abierto ese debate.
Dicho eso, repito aquรญ y ahora la interrogante que compartรญ en el turno de intervenciones del pรบblico. Aun celebrando un diรกlogo como el que nos cobijaba, ยฟcรณmo es posible posicionarse crรญticamente ante el autoritarismo en fase terminal del castrismo y avalar, en simultรกneo, el momento germinal del autoritarismo de la 4T? Pรฉrez Ricart y Romero intentaron responder desde sus coordenadas personales a esta interrogante, pero amerita una conversaciรณn ulterior, capaz de desplegar los conceptos y coordenadas desde donde cada uno se posiciona. Dada la disposiciรณn expresa de los anfitriones por animar un espacio abierto, espero que podamos tener pronto ese diรกlogo.
Concluyo con el sabor peculiar que me dejรณ una intervenciรณn de รlvarez, ante la pregunta necesaria y terrible de quรฉ quedรณ de todo aquello. Las vidas y el movimiento descritos en Los intrusos andan hoy dispersos por varias geografรญas, producto de la represiรณn y desgaste de los eventos subsiguientes a la protesta de Damas 955. Dos de sus principales exponentes, Luis Manuel Otero y Maykel Osorbo, pagan con la prisiรณn el enorme valor โen la doble condiciรณn del tรฉrminoโ de su protagonismo artรญstico y civil. Esas noticias bastarรญan para dejarnos la sensaciรณn de que todo sigue igual, de que nada valiรณ la pena.
Y sin embargo, sin dejar de padecer la tristeza y la rabia por la suerte de esos jรณvenes โy de muchas otras personas injustamente presas en los eventos del 11 de julio y las protestas que aรบn continรบanโ, uno podrรญa decir que algo se ha quebrado en la isla. Incluso, que quienes padecen el peor castigo guardan รญntima conciencia de ese legado. Que algo eclosionรณ despuรฉs de aquellas jornadas desafiantes en las calles de la Habana Vieja, en modos, formas y canales poco accesibles para las visiones convencionales del acadรฉmico y, a ratos, del periodista. Que la gente supo, comentรณ, aprendiรณ y se apropiรณ, de aquellos eventos, mucho mรกs de lo que podrรญamos rastrear, de modo consciente y sistemรกtico.
El casi exterminio de la disidencia y sociedad civil autรณnomas ha coincidido con la difusiรณn, en los barrios y sectores, de las protestas como forma de reacciรณn ante un Estado predador, desentendido de cualquier otra cosa que no sea โvigilar y castigarโ. Cacerolazos, plantones, consignas nuevas (hijas del espรญritu 11J) o resignificadas (incluida โEl pueblo unido jamรกs serรก vencidoโ) son noticia cotidiana en la realidad insular. Hay una poblaciรณn que aprende, bajo los trancazos, a ser algo parecido a la ciudadanรญa; a descubrir โsin necesidad de indigestiรณn teรณricaโ el milagro arendtiano de la acciรณn que conduce, como ruta, al logro cruzado de la sobrevivencia y la dignidad. En todo ello, en esa promesa incierta y agรณnica de redenciรณn, las cubanas y cubanos del presente estaremos siempre en deuda con aquellos intrusos magistralmente registrados por la prosa atenta de Carlos Manuel รlvarez. ~
es politรณlogo e historiador, especializado en estudio de la democracia y los autoritarismos en Latinoamรฉrica y Rusia.