El 9 de mayo, la Asamblea Legislativa de El Salvador aprobĆ³ por vigĆ©sima sexta ocasiĆ³n una nueva prĆ³rroga al RĆ©gimen de ExcepciĆ³n vigente en el paĆs desde marzo de 2022. Hasta el 11 de junio, El Salvador continuarĆ” suspendiendo tres garantĆas constitucionales a sus ciudadanos: el derecho a la defensa ante una captura, el lĆmite a los plazos de detenciĆ³n administrativa y la inviolabilidad de las comunicaciones. AdemĆ”s de la suspensiĆ³n de las garantĆas constitucionales, continĆŗa tambiĆ©n la luz verde para las capturas sin orden judicial. Hasta febrero de este aƱo, organizaciones civiles y de derechos humanos reportaban mĆ”s de 78 mil detenciones arbitrarias y al menos 235 muertes bajo custodia estatal.
A pesar de estos nĆŗmeros, la medida goza, todavĆa, de un alto grado de aprobaciĆ³n ciudadana. Un 88% de la poblaciĆ³n salvadoreƱa dice sentirse mĆ”s seguro con el rĆ©gimen de excepciĆ³n. La encuesta replica lo escuchado en el comĆŗn de las conversaciones cotidianas: ahora en El Salvador se puede caminar libremente. Esta percepciĆ³n ha arraigado tambiĆ©n en la diĆ”spora.
Nayib Bukele, el presidente que se reeligiĆ³ este aƱo, a pesar de que la ConstituciĆ³n salvadoreƱa prohĆbe la reelecciĆ³n, es popular dentro y fuera de El Salvador, en especial entre la diĆ”spora en Estados Unidos. Su aparato de propaganda se ha encargado de crear una imagen que se vende bien en la polĆtica domĆ©stica y en el extranjero: la de un paĆs seguro para los habitantes de todos los sectores sociales, donde se puede invertir y hacer vida con tranquilidad.
A Estados Unidos se llega, en la mayorĆa de los casos, huyendo de algo. Las personas que migraron en los aƱos 80 huyeron del conflicto armado en el paĆs; en los 90, de la miseria que dejĆ³ la transiciĆ³n de la guerra a la paz; en el nuevo milenio, de la violencia de las pandillas, la falta de oportunidades y la pobreza. En 2024 los salvadoreƱos continĆŗan huyendo, pese a la popularidad de Bukele: entre octubre de 2023 y septiembre de 2024, cerca de 29 mil salvadoreƱos fueron detenidos intentando cruzar de forma irregular la frontera sur con Estados Unidos.
La idea de migrar hacia el norte surge, generalmente, de la necesidad de ayudar a los que se quedan. Tan cierto es, que las remesas tienen un rol protagĆ³nico en el esquema econĆ³mico del paĆs: solo en 2023, los salvadoreƱos en el exterior enviaron 8 mil millones de dĆ³lares por este concepto, los cuales beneficiaron al 25% de los hogares en El Salvador. De acuerdo con el Banco Central de Reserva, entre 2019 y 2022 El Salvador recibiĆ³ mĆ”s dinero por remesas que por exportaciones. Esta es una forma concreta de dimensionar el impacto socioeconĆ³mico de la diĆ”spora en el contexto salvadoreƱo y el interĆ©s del gobierno actual por su voto.
Otra manera de hacerlo es el porcentaje de poblaciĆ³n que reside fuera de El Salvador. Aunque El Salvador no hace un censo oficial desde 2007 ni existe un censo de los salvadoreƱos en el extranjero, la poblaciĆ³n asentada en el paĆs se calcula en 6 millones de personas. Para 2021, segĆŗn aproximaciones de la American Community Survey, habĆa 1.4 millones de personas nacidas en El Salvador residiendo en Estados Unidos.
HistĆ³ricamente, los partidos polĆticos salvadoreƱos han coqueteado con la diĆ”spora salvadoreƱa y su intenciĆ³n de participaciĆ³n polĆtica en el paĆs. Bukele, por lo visto, ha conquistado la aprobaciĆ³n y la lealtad de los salvadoreƱos en el exterior. En las pasadas elecciones, mĆ”s de 150 mil mpersonas, en su mayorĆa radicadas en Estados Unidos,votaron antes de la fecha del 4 de marzo a travĆ©s del sistema que el Tribunal Supremo Electoral diseĆ±Ć³ para este propĆ³sito. En 2019, votaron apenas 3 mil 808 personas por esta vĆa.
Los hermanos lejanos, como se les conoce entre nosotros, miran hoy con nostalgia y orgullo los resultados de la administraciĆ³n bukelista a travĆ©s de plataformas como TikTok, YouTube o Facebook Este cambio en la percepciĆ³n de la seguridad en El Salvador se refleja en la economĆa. Empresas de bienes raĆces reportan incrementos en la demanda de vivienda entre la diĆ”spora salvadoreƱa, que representa hasta un 40% de las ventas de bienes raĆces en un paĆs sin regulaciones en esta materia y que enfrenta una crisis de acceso a vivienda.
Las declaraciones recogidas en distintos medios de comunicaciĆ³n coinciden. āHace seis aƱos este era literalmente el paĆs mĆ”s peligroso, al que uno solo podĆa volver por pura necesidad o deportado, y ahora ya se puede venir sin miedo y ademĆ”s hacer negociosā, declarĆ³ un hermano lejano a la BBC dĆas antes de las elecciones presidenciales en El Salvador. VestĆa una camisa con el rostro de Bukele, a quien votarĆa sin importar su ilegal candidatura, dado el Ć©xito en āla guerra contra las pandillasā, cuya estrategia principal es el rĆ©gimen de excepciĆ³n.
Lo mismo vale para el turismo: recientemente, Diario El Salvador, un medio oficialista, publicĆ³ una nota con entrevistas a visitantes de las playas del paĆs, provenientes de la diĆ”spora, quienes comentaron con beneplĆ”cito que se sentĆan mucho mĆ”s seguros que en visitas pasadas. El 1 de abril de 2024, Noticiero Telemundo, una de las cadenas mĆ”s populares entre la poblaciĆ³n latina radicada en Estados Unidos, publicĆ³ una nota en video a propĆ³sito de los dos aƱos de vigencia del rĆ©gimen de excepciĆ³n en El Salvador. La mayor parte de los comentarios recogidos aprueban la gestiĆ³n del mandatario.
Bukele le devolviĆ³ a los habitantes de zonas altamente violentas la posibilidad de circular libremente entre colonia y colonia. Lo hizo a costa de graves retrocesos democrĆ”ticos, de negociaciones y pactos turbios, por no hablar de las masivas violaciones a los derechos humanos, pero lo hizo. Su aparato de propaganda se encarga de remarcar esto Ćŗltimo, que lo hizo. ConsiguiĆ³ el respaldo de la Asamblea Legislativa, la FiscalĆa General de la RepĆŗblica, la ProcuradurĆa para la Defensa de los Derechos Humanos y, en general, de una institucionalidad que no protesta ni rechista porque se somete al poder ejecutivo.
La aprobaciĆ³n a las medidas represivas en el paĆs gira, entonces, en torno a la posibilidad de ocupar espacios anteriormente inaccesibles, cercados a causa de la violencia y la barbarie de las pandillas. La diĆ”spora, ese grupo de migrantes que huyĆ³ de un El Salvador desangrado por la violencia social, mira hoy, a miles de kilĆ³metros de distancia, la silueta de un paĆs prĆ³spero, con buen clima de inversiĆ³n y muy seguro. El enorme aparato propagandĆstico bukelista oculta el hecho incontestable de que se trata de una naciĆ³n sumida en un contexto autoritario y con evidentes retrocesos en materias de derechos humanos.
ĀæLa violencia de Estado es el precio a pagar por los Ć©xitos del gobierno en materia de seguridad? Esta interrogante trasciende El Salvador y es vĆ”lida para toda AmĆ©rica Latina. Mientras mĆ”s pronto y negativamente se conteste esta pregunta, mejor destino tendrĆ” la democracia liberal en la regiĆ³n. ~
(San Salvador, 1997) es escritora y periodista radicada en El Salvador. Ha publicado con Altamarea Ediciones y F&G editores. En 2022 ganĆ³ el X Premio Centroamericano de Cuento CarĆ”tula y el Premio Mario Monteforte Toledo de Cuento.