En 1997 Televisa decidiĆ³ cambiarle el nombre al Estadio Azteca. La catedral del soccer, donde brillaron PelĆ© y Maradona, ahora se iba a llamar “Estadio Guillermo CaƱedo”. Desde luego, la reacciĆ³n fue de gran rechazo. Nadie sabĆa quiĆ©n era Guillermo CaƱedo y a nadie le importaba. La gente simplemente siguiĆ³ diciĆ©ndole “Estadio Azteca”. Al final, la empresa tuvo que ceder y devolverle su nombre verdadero a este sĆmbolo deportivo del Distrito Federal…. perdĆ³n, de la Ciudad de MĆ©xico.
AsĆ es. Arrancando este aƱo, los habitantes de la capital del paĆs nos encontramos con la noticia de que ya no somos el Distrito Federal, sino que ahora nos llamamos oficialmente Ciudad de MĆ©xico o CDMX en la terminologĆa cool del gobierno local. Ese es el cambio mĆ”s visible y comentado, que opaca el tema mĆ”s importante: la reforma polĆtica de la capital.
Si uno quiere saber de quĆ© se trata la famosa reforma, solo encuentra notas periodĆsticas que repiten el boletĆn oficial, citando los cambios mĆ”s relevantes con el lenguaje menos claro posible. Se habla de “autonomĆa”, “bonos de capitalidad”, “alcaldes” y “concejales”, “ejecuciĆ³n del gasto”, y “Asamblea Constituyente” pero ¿QuĆ© hay de nosotros, los ciudadanos? ¿CĆ³mo explicarnos los beneficios concretos que esto tiene para nuestras vidas? ¿CuĆ”l es el “antes” del Distrito Federal y el “ahora” de la CDMX? ¿HabrĆ” mejores gobiernos, mĆ”s transparentes, mĆ”s eficaces?
Buscando esas explicaciones, quise analizar el discurso del Jefe de Gobierno ante el Congreso el dĆa en el que se hizo la “Declaratoria Formal de Constitucionalidad de la Reforma PolĆtica del Distrito Federal”. Por el tĆtulo, uno pensarĆa que es una ocasiĆ³n para la historia, el dĆa que nace el estado 32, una fecha que los habitantes de la capital del paĆs recordarĆamos. Era un evento que ameritaba un buen discurso. Lamentablemente, no encontrĆ© el texto en la pĆ”gina oficial del gobierno de la CDMX. AĆŗn asĆ encontrĆ© una transcripciĆ³n en otro sitio web, donde se consigna que nuestro lĆder polĆtico y administrativo seƱalĆ³ urbi et orbi que:
“Me parece que es un dĆa histĆ³rico para la Ciudad de MĆ©xico, es un dĆa histĆ³rico para nuestro paĆs, es un nuevo paso en la construcciĆ³n de la historia del federalismo de este gran paĆs, y por supuesto que nosotros reconocemos, una vez mĆ”s, la voluntad polĆtica de todas las fuerzas que intervinieron en esta concreciĆ³n de la lucha por la Reforma PolĆtica de la Ciudad de MĆ©xico.”
Ok, parece que Mancera reconoce a los polĆticos, pero ¿y los ciudadanos?
“TambiĆ©n reconocemos y tambiĆ©n agradecemos el impulso social que ha tenido esta reforma, es un impulso de la sociedad, es un impulso que estĆ” ahĆ, que estĆ” latente, que se siente, y que hoy encuentra en todos y cada uno de los hombres y mujeres que han participado, que han forjado los lineamientos, lo que se ha declarado el dĆa de hoy en este recinto.”
Creo que por “todos y cada uno de los hombres y mujeres” Mancera se querĆa referir a Porfirio MuƱoz Ledo. Tal vez he vivido de noche, pero yo no estaba al tanto que hubiera un “impulso social” a esta reforma. Nunca vi manifestaciones en el ZĆ³calo exigiendo un “bono de capitalidad” o bloqueos en Reforma pidiendo “alcaldes y concejales en vez de delegados”. Tampoco vĆ a las ONGs y empresarios solicitando “Asambleas Constituyentes”. Pero bueno, tal vez el discurso explique, mĆ”s adelante, quĆ© va a lograr ese impulso latente, que se ve y se siente.
“Queremos reiterar que ahora comienza una ruta de construcciĆ³n, una ruta de trabajo, una ruta de inclusiĆ³n, de convocatoria para lograr una gran ConstituciĆ³n. Una ConstituciĆ³n que pueda ser punta de lanza, una ConstituciĆ³n que deje claro que se tiene que buscar la igualdad social, que se tiene que mejorar la participaciĆ³n de la ciudadanĆa, que se tienen que reafirmar los derechos ganados por esta capital.”
Haciendo mi interpretaciĆ³n de los rollos del Mar Muerto, entiendo que Mancera quiso decir que se van a “consagrar en la ConstituciĆ³n de la CDMX” polĆticas pĆŗblicas que distinguen a la capital, como los matrimonios de personas del mismo sexo, interrupciĆ³n segura del embarazo y programas sociales como el apoyo a los adultos mayores. Muy interesante, pero todos sabemos que en este paĆs decir que un derecho estĆ” “consagrado en la ConstituciĆ³n” no significa mucho. Por eso, pensĆ© que quizĆ”, hacia el cierre, el discurso levantarĆa el vuelo y nos darĆa alguna explicaciĆ³n sensata y clara de la reforma:
“Hoy la Ciudad de MĆ©xico tiene una nueva nota en su historia, hoy la Ciudad de MĆ©xico tiene un paso muy importante en los anales de su historia, hoy la Ciudad de MĆ©xico estĆ” empezando una nueva fundaciĆ³n, hoy vamos a trabajar con toda convicciĆ³n, y yo quiero agradecer a todas las mujeres y a todos los hombres que han participado en esta tarea. MuchĆsimas gracias, mi reconocimiento, y agradezco a este recinto parlamentario por la invitaciĆ³n para estar en este importante evento para la capital, Ciudad de MĆ©xico. MuchĆsimas gracias y muy buenas tardes.”
Pero no. Se acabĆ³ el histĆ³rico discurso del histĆ³rico momento y Miguel Ćngel Mancera no nos hablĆ³ a nosotros, a los “cdmxenses” o “ciudadmexiqueƱos” o cĆ³mo sea que nos llamemos ahora.
Parece que en la “reforma polĆtica del Distrito Federal” no quedĆ³ claro que quienes pagamos los impuestos que sostienen al gobierno tenemos problemas reales y serios que se pueden resumir en una sola cosa: la bajĆsima calidad de la administraciĆ³n pĆŗblica local. Tenemos un gobierno de la ciudad y 16 gobiernos delegacionales que no son capaces de poner asfalto decente, tapar baches, tener aceras dignas, recoger la basura, limpiar los parques, hacer valer los reglamentos de construcciĆ³n, aplicar el reglamento de trĆ”nsito, cuidar las zonas ecolĆ³gicas, ordenar el transporte pĆŗblico, construir y mantener bien las lĆneas del Metro, remodelar con inteligencia avenidas decadentes, tener una policĆa digna, con personal que inspire respeto y no miedo o burla… etcĆ©tera, etcĆ©tera, etcĆ©tera.
Tengo la impresiĆ³n de que esta “reforma polĆtica” es una soluciĆ³n en busca de un problema. Me suena a una gran movilizaciĆ³n de la clase polĆtica para asegurarse mĆ”s recursos a fin de alimentar a sus insaciables clientelas electorales. Parece tambiĆ©n una medida legal para que grupos de poder aseguren su control a largo plazo de puestos y presupuestos clave. En fin, me suena a muchas cosas que no estĆ”n en el interĆ©s de quienes deberĆamos mandar en esta capital: nosotros, los ciudadanos.
No sorprende entonces que el discurso de Miguel Ćngel Mancera sea digno de uno de esos memes de la Rana Kermit: “A veces pienso que el Presidente es el Ćŗnico que repite un discurso burocrĆ”tico y vacĆo, que habla de reformas que a nadie le importan. Pero luego escucho a Mancera… y se me pasa”.
Especialista en discurso polĆtico y manejo de crisis.