Edades del futbol

Hay que celebrar la inocente comuniรณn del futbol porque nos recuerda fugazmente que somos un nosotros.
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Hay tres o cuatro partidos que unen a casi todos los mexicanos: los que juega cada cuatro aรฑos la selecciรณn nacional en la Copa del Mundo. He participado en esa inocente comuniรณn desde 1962. Lo he hecho con diverso entusiasmo, extrayendo algunas alegrรญas y no pocas desdichas. Son ya catorce mundiales. Espero que la cรกbala funcione: y que lleguemos al quinto partido, porque no hay quinto malo. Soรฑar no cuesta nada.

Mi primera edad de entusiasmo mundialista fue la juventud. En el Mundial de Chile, la televisiรณn trasmitiรณ por primera vez (en blanco y negro, claro) los partidos de Mรฉxico. Fue muy triste. En el segundo partido contra Espaรฑa, la selecciรณn estuvo a punto de pasar a la segunda ronda pero en el minuto final del juego, un endemoniado extremo espaรฑol apellidado Gento “escapรณ por la banda” (como decimos los aficionados), dejรณ atrรกs al “Siete pulmones” Nรกjera, centrรณ al รกrea y Joaquรญn Peirรณ “perforรณ el arco” (otra frase hecha) de mi รญdolo, Antonio “La Tota” Carbajal. Mi hermano Jaime y yo rompimos en llanto. De poco sirviรณ el triunfo que la selecciรณn obtuvo dรญas despuรฉs contra el formidable equipo de Checoslovaquia que a la postre perderรญa la final con Brasil.

Cuatro aรฑos mรกs tarde la maldiciรณn se repitiรณ. A pesar de un gol inverosรญmil de Enrique Borja, quedamos eliminados. Recuerdo la plaรฑidera voz de Fernando Marcos. Habรญa sido jugador, entrenador, รกrbitro, y en sus dรฉcadas finales narraba partidos citando a Cicerรณn o a Sรฉneca, pero en ese instante evocaba mรกs bien las lamentaciones de Jeremรญas: “ยกDios mรญo, por quรฉ tiene que pasarnos siempre esto!”. El Mundial de 1970 nos recompensรณ las desdichas, pero nuestras esperanzas de avanzar se quedaron en el bonito estadio de “La Bombonera” de Toluca, cuando perdimos 4 a 1 ante Italia. El entusiasmo de los mexicanos se transfiriรณ vicariamente al equipo de Brasil. Fue inolvidable ver jugar a Pelรฉ.

La siguiente estaciรณn mundialista fue la edad del padre. Gracias a mis hijos reavivรฉ el entusiasmo, primero en el Mรฉxico 86, con el sublime gol de tijera de Manuel Negrete, y luego con el paso firme de la selecciรณn, hasta que desdichadamente, en el quinto partido, topamos con la pared de siempre. ยกEsos penales! ยฟHay un bloqueo edรญpico en esa incapacidad para “cobrarlos”? Ante la caรญda, nos conformamos con momentos histรณricos como el primer gol de Maradona contra los ingleses (“la mano de Dios”, que vio toda la humanidad menos el รกrbitro) y el siguiente gol en que el propio Maradona “burlรณ” a todos los rivales (y hasta al รกrbitro) para meterse en la porterรญa del estupefacto arquero Shilton. Pero el Mundial que mis hijos disfrutaron mรกs fue el de 1994. Nos trasladamos en familia a Estados Unidos. Celebramos la victoria de Mรฉxico contra Irlanda y el empate contra Italia. Luego perdimos… en penales. No obstante, Leรณn se entusiasmรณ tanto que comenzรณ su carrera periodรญstica en un programa de radio en el que compartรญa la mesa con su amigo Beto “el joven” Murrieta y tres personajes legendarios: รngel Fernรกndez, Ignacio Trelles y Fernando Marcos. En cuanto a Daniel, por esos aรฑos decidiรณ aprender italiano para emular a su รญdolo, Roberto Baggio.

Hoy 17 de junio de 2018 doy inicio oficialmente a mi tercera edad mundialista: verรฉ el partido de Alemania contra Mรฉxico con mis nietos. Tres de ellos son muy pequeรฑos, pero Mateo, de diez aรฑos, comenzarรก a aprender la agridulce pasiรณn del Mundial. Les voy a llevar una bandera mexicana. Todos se pondrรกn la camiseta verde. Yo no identifico ya a muchos jugadores, pero estoy seguro de que esta selecciรณn estรก bien “fogueada” porque muchos jugadores “militan” en equipos de Europa. Cantaremos el himno, gritaremos “ยกMรฉxico, Mรฉxico!”.

Dado que Alemania se ha especializado en ganar mundiales, serรก difรญcil vencerlos o siquiera empatarles. Pero “son once contra once”, “el balรณn es redondo”, Mรฉxico ha hecho proezas en los mundiales y ha estado muy cerca de calificar a los cuartos de final. Quizรก tengan un buen desempeรฑo en el grupo. Pero, por lo pronto, hay que “echarle ganas”, “salir con todo”, no “achicarse frente a los teutones”, y quizรก hacer “la hombrada” de ganarles.

El destino nacional no depende, ni remotamente, de estos muchachos. Pero hay que celebrar la inocente comuniรณn del futbol porque nos recuerda fugazmente que somos un nosotros. Ojalรก esa convicciรณn se transfiriera a la vida colectiva, espectรกculo que ocurre antes y despuรฉs del breve parรฉntesis de destreza, inteligencia y arte, apto para todas las edades: el futbol.

(Publicado previamente en el periรณdico Reforma)

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Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.


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