Ilustraciรณn: Letras Libres. Imรกgenes: Pryote / CC BY-SA 3.0 // Bad Language by Thays Malcher from the Noun Project

El insulto como acto de gobierno

En su cotidiano machacar contra el quehacer periodรญstico, el presidente pasa por alto que es su deber ser garante del pluralismo, y no arrinconar y ejercer el matonismo.
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En las conferencias que cada maรฑana encabeza el presidente Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador no habla el gobierno, habla el hombre. Pero ese hombre no habla del quehacer de gobierno; habla de sรญ mismo, de la oscuridad que habรญa antes de รฉl y de cรณmo su triunfo electoral fue la refundaciรณn del paรญs. Y como su pecho no es bodega, su discurso se ha ido poblando cada vez mรกs de expresiones de desprecio por quienes dominan lo que รฉl no entiende (la economรญa, la tรฉcnica y la ciencia), pero especialmente de odio y rencor contra personas, grupos sociales y medios.

Un episodio reciente lo hizo perder el control de ese espacio de simulaciรณn, diseรฑado por รฉl y los suyos, para responder preguntas a modo y construir discursivamente la idea de que el legado de su paso por la presidencia es la purificaciรณn de la vida pรบblica de Mรฉxico.

Hace unos dรญas, el diario Reforma hizo pรบblica informaciรณn de desvรญos, faltantes y pagos sin justificar de recursos federales por 223 millones de pesos en Macuspana, Tabasco, asรญ como la renuncia en tropel del presidente municipal y todos los integrantes del cabildo, entre quienes estaba Concepciรณn Falcรณn, esposa de Ramiro Lรณpez Obrador, a su vez hermano del residente de Palacio.

Desde la tribuna presidencial, Reforma fue calificado como โ€œboletรญn del conservadurismoโ€ y un โ€œpasquรญn inmundoโ€, expresiones que vinieron a cerrar una semana en la que otro de los incondicionales del presidente habรญa emplazado a voces crรญticas del gobierno a callar o ise del paรญs. Lo irรณnico es que Lรณpez Obrador aludiera esa misma maรฑana a la mรกxima de Francisco Zarco, segรบn la cual โ€œla prensa se combate con la prensaโ€, pero al mismo tiempo hiciera uso de su investidura y de los recursos del Estado para lanzar un mensaje que pretende amedrentar e inhibir el debate sobre asuntos de interรฉs pรบblico.

Como ya lo ha dejado claro la Suprema Corte de Justicia de la Naciรณn, sin importar que la revelaciรณn de ciertos hechos genere incomodidad o molestia, no puede ponerse en duda que existe un interรฉs pรบblico legรญtimo en la difusiรณn y conocimiento de tales hechos, especialmente cuando permiten a la ciudadanรญa estar en condiciones de juzgar adecuadamente la actuaciรณn de quienes ejercen cargos pรบblicos.

Mรกs aรบn, los relatores especiales para la Libertad de Expresiรณn de la Comisiรณn Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y de la ONU sostienen que, en una sociedad democrรกtica, los funcionarios deben estar sujetos a un mayor nivel de escrutinio en cuanto a sus actividades, pues administran dinero y definen polรญticas pรบblicas sobre asuntos de importancia para los ciudadanos.

Sobre la persistente retรณrica de descalificaciรณn del gobierno hacia los medios crรญticos, Edison Lanza, relator de la CIDH, opina que si bien es legรญtimo que los funcionarios pรบblicos formulen crรญticas, correcciones u objeciones con respecto al trabajo de los medios, tienen un deber de guardar especial cuidado para no generar un discurso de odio y alentar la violencia contra quienes ejercen el periodismo. Desde su visiรณn, no puede compararse el poder de comunicaciรณn y el megรกfono con el que cuenta un presidente o un alto funcionario respecto a un reportero que publica una nota de investigaciรณn.

Criterios emitidos por el mรกximo tribunal del paรญs seรฑalan que la Constituciรณn protege la bรบsqueda, obtenciรณn y difusiรณn de informaciรณn que responda a ciertos estรกndares de veracidad; es decir, que los reportajes, las entrevistas y las notas periodรญsticas destinadas a influir en la formaciรณn de la opiniรณn pรบblica vengan respaldados por un razonable ejercicio de investigaciรณn que permita determinar si lo publicado tiene suficiente asiento en la realidad.

En su diatriba recurrente contra la libertad de expresiรณn, en su diario machacar que la diferencia polรญtica le resulta intolerable, Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador pasa por alto que, sin importar si son miembros de su familia, se trata de personas implicadas en asuntos de relevancia pรบblica y que รฉl como presidente deberรญa ser garante del pluralismo, no arrinconar y ejercer el matonismo, llevando a su peor degradaciรณn a las instituciones democrรกticas  del paรญs.

No hay acierto alguno en el abuso de poder. No deberรญa ser materia de discusiรณn alguna si es sano que el presidente llame โ€œpasquรญn inmundoโ€ a un diario. Palacio Nacional no deberรญa ser espacio para esas expresiones.

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Periodista. Autor de Los voceros del fin del mundo (Libros de la Araucaria).


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