El ministro y el torero

Ernest Urtasun ha demostrado que tiene una concepción sectaria de la cultura. Como mucho, es guerra cultural.
AÑADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

En el ministerio de cultura de España ha habido a veces gente del partido y otras veces del sector: por citar los dos mejores ejemplos, Javier Solana y Jorge Semprún. En los últimos tiempos el más capacitado fue José Guirao, que llegó para sustituir a Màxim Huerta, obligado a dimitir nada más ser nombrado porque había tenido una discrepancia con Hacienda, en la época remota en que Pedro Sánchez estaba muy preocupado por la ejemplaridad.

Tras Guirao, un técnico, vinieron hombres del partido: Rodríguez Uribes e Iceta. En el PP, donde se suelen fusionar educación y cultura, ha habido perfiles políticos y alguno técnico, como José Ignacio Wert. En el actual gobierno tenemos a alguien que pertenece al partido menor de la coalición en el poder, Sumar, una formación que presenta todos los defectos de la extrema izquierda y de los pijos, sin manifestar ninguna de las virtudes de la extrema izquierda ni de los pijos.

¿Cuál es el interés del ministro Urtasun por la cultura? Lo describió Alberto Olmos: “Durante los últimos 12 años, Ernest Urtasun ha publicado la friolera de 36.000 tuits. Solo en cinco de ellos aparece la palabra ‘libro’; solo en 2, la palabra ‘película’; en ningún tuit figura la palabra ‘concierto’”. Urtasun, uno de los 21 europarlamentarios (de un total de 705) que no condenó el ataque terrorista de Hamás del 7-O, ha mostrado que tiene una concepción sectaria de la cultura. Como mucho, es guerra cultural. Lo hemos visto en su apuesta por la llamada descolonización (aunque curiosamente ha dicho que el retorno de los bienes de Sijena a Aragón, por mandato judicial, fue el producto de una “gestión politizada”). También en falsificaciones históricas como decir que Miguel Hernández fue asesinado (sí fue víctima de la represión franquista) o en la supresión de la categoría de Premio Nacional a la Tauromaquia.

No puede prohibir los toros, pero sí montar un numerito. Para justificar la supresión del premio, el antiguo asesor de Raül Romeva apeló al veredicto de una consulta (de 3.000 personas). En fin, los toros no son cultura y el circo, por ejemplo, sí. El efecto involuntario ha sido hacer de los toros (que no me gustan) un arte transgresor: quizá el único. Esta semana el ministro no aplaudió al Juli, el último ganador del Premio Nacional, en la ceremonia. El torero respondió: usted no me aplaude, yo le saludo. En el gesto desdeñoso del ministro se observan la mala educación, una falta de responsabilidad institucional que revela la ausencia de sentido democrático (porque la institución nos representa a todos y no solo a él) y el clasismo insoportable del señorito.

+ posts

Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) es escritor y editor de Letras Libres. Su libro más reciente es 'El padre de tus hijos' (Literatura Random House, 2023).


    ×

    Selecciona el país o región donde quieres recibir tu revista: