Daria Serenko (Jabárovsk, 1993) es poeta y activista rusa, ahora exiliada por motivos políticos. En 2023 se tradujo su libro Chicas e instituciones (traducción de Alexandra Rybalko Tokarenko, en Errata Naturae), donde contaba su experiencia como trabajadora cultural en su país natal. En ese libro-crónica que a veces parecía una novela cómica sobre la tripas de un sistema autocrático venía anunciado el exilio, que en ese momento se planteaba como la única solución por dolorosa que fuera. Escribía Serenko: “Me da miedo ser migrante. Veo lo que significa ser migrante. Lo perderé todo, aunque tampoco es que tenga nada. Nadie comprenderá cómo hablo en realidad, qué complejos y maravillosos pensamientos habitan en mi cabeza. Nunca sabré hacerlo así en otro idioma. Me volveré invisible… ”. El exilio llegó, efectivamente, en 2022. Pero antes, Serenko pasó por prisión: dos semanas por exhibir “simbología extremista” –en su caso, el logo de Navalny, opositor al régimen, asesinado en una cárcel de Moscú hace ahora un año–. Ahí comenzó a escribir el que es su segundo libro, Deseo cenizas para mi casa (también traducido por Alexandra Rybalko Tokarenko para Errata Naturae), un libro que es a la vez registro de sus días en la cárcel y protesta contra la dictadura de Putin. Al día siguiente de su liberación, Rusia invade Ucrania. En el libro resuena el eco de las guerras, especialmente la de Ucrania. Serenko, que atiende por Zoom, reside ahora en España.
¿Escribió el libro estando en prisión?
Sí, escribir el libro era como una especie de refugio mental para soportar la prisión, el encarcelamiento.
Han pasado tres años desde que comenzó la guerra de Ucrania, que fue justo cuando fue liberada. Pero incluso antes de eso, da la sensación de que la guerra ocupa mucho espacio en general, como que hay algo en Rusia unido a la guerra.
A veces siento que todo el espacio de mi imaginación, bueno, somos humanos, imaginamos, soñamos, pensamos en cosas, es como si todo ese espacio estuviera ocupado por la guerra y por intentar averiguar cómo vivir en este mundo de guerreros en general. siempre pienso cómo si es posible si es posible salir de este de esta de esta guerra.
La guerra en general y algunas guerras en particular aparecen en el libro, se habla del coste humano de las vidas de los soldados y de cómo los supervivientes quedan mutilados. Son imágenes muy potentes. ¿Cómo se enfrenta como escritora a contar esas imágenes? ¿Opta por la metáfora más que por un registro documental?
En principio, cuando escribo, no siento nada. Tomo una distancia. Pero tengo que lidiar con mi vida fuera de la escritura. Y es una historia diferente. La vida de la escritura más allá y dentro de mi vida, de mi vida real, no son imágenes ni metáforas, es la pura materia de la realidad. Por eso tienes que seleccionar, tienes que elegir qué es lo que tú puedes integrar, qué es lo que puedes acoger, porque es imposible integrar todo. Tienes que seleccionar y es horrible tener que elegir qué es lo que puedes acoger, lo que eliges sentir, y lo que no eliges, porque es literalmente una elección de adónde dirigir esta atención.
Una de las cosas que llama la atención del libro es la mezcla. Hay partes que parecen diario que no sé si las escribe directamente allí en la en la cárcel o se escriben luego con los poemas, con recuerdos, con pequeñas ficciones quizá autobiográficas. ¿Cómo da con esa con esa mezcla?
Fue espontáneo, fue apareciendo mientras las cosas estaban sucediendo. Y capturé esas cosas en tiempo real. Pasa con los libros on going, sobre la marcha: lo que me surgía en la cabeza, pues lo plasmaba. El libro no tenía ninguna intención artística. Simplemente creció como las estalactitas de una cueva o una bola de nieve, sucedió de una manera muy natural. Y parte de la fuerza de este libro está en la forma, porque nuestra mente no es monolítica, es fragmentada, surgen flashbacks, recuerdos y este libro es como si fuera una impresión de lo que surge de la vida.
El libro muestra muy bien cómo operan los regímenes autoritarios: la privación de libertad, la amenaza de un castigo mayor va adormeciendo poco a poco, da la sensación de que es muy complicado que vaya a haber algo así como una revolución. ¿Qué tendría que pasar para que acabe la dictadura?
Me gustaría saberlo, me lo preguntan constantemente. Creo que la vejez, el deterioro físico solo. Cuando la dictadura acumula durante tantos años su poder, su poder militar y de fuerza es muy difícil hablar de alguna revolución. Recuerdo perfectamente esta imagen cuando en una protesta se lanzaron sobre una chica, parecía muy joven, tres o cuatro antidisturbios. Derribar la dictadura con protestas pacíficas es imposible. Pero nadie nos enseña a protestar con violencia y con fuerza y entre los rusos todavía sigue en la memoria el recuerdo de cuando cayó la Unión Soviética en los años 90. Y la gente todavía tiene miedo, tiene esa imagen en la cabeza y tiene miedo y aún así la gente sigue protestando a su manera sabiendo que no pueden derribar la dictadura. Se necesita un apoyo desde fuera. Si en 2014, cuando Putin empezó a amenazar con la invasión, el mundo exterior se hubiera tomado en serio la amenaza, si se hubiera opuesto con más seriedad, quizá no hubiera llegado esta guerra. Si se firma la paz bajo las condiciones de Trump o Putin reforzará todavía más el poder de la dictadura de Putin. Si Europa no interviene…
El libro es también un relato del tiempo en la cárcel, donde establece intimidad con dos compañeras de celda ajenas a la política, que parecen no saber nada de lo que sucede…
Es la parte más autobiográfica del libro, es casi documental porque lo anotaba todo, fue transcrito según surgía. Mis compañeras de celda no estaban ahí por nada relacionado con la política, no les interesaban esos asuntos, así que el modo en que les iba contando mi situación tenía que ser estratégico también, con mucho cuidado para que no fuera muy abrupto, ni de una manera directa y burda. Por eso es importante lo personal, conectar a nivel íntimo para establecer vinculación entre lo político y lo personal.
¿Cree que Europa es consciente de que Putin es un dictador?
No creo que exista una Europa homogénea, monolítica y unida y como hago mucho trabajo de activismo, veo que Putin es percibido de forma muy diferente en los distintos países y en algún lugar incluso puede ser percibido como un aliado potencial. Creo que es muy importante escuchar a los países que conocen la política soviética, puede ser que su postura sea muy radical, pero ellos recuerdan perfectamente la época soviética. Putin ha heredado esa política soviética, fue agente de la KGB, conoce perfectamente aquello. Son sobre todo los países bálticos los que más temen una intervención. Muchos creen que son alarmistas, que están obsesionados. En 2021 cuando Putin empezó a desplegar el ejército en la frontera con Ucrania, ellos empezaron a alarmarse y todos les llamaban exagerados. Tengo mucho miedo a que los países que no han tenido esa experiencia sigan comprando gas ruso e incluso apoyen que Putin vuelva a ser aceptado en el mundo político exterior. Quiero dirigirme a estos países y afirmar que no hay intereses políticos que merezcan la pena. Putin nunca cumple acuerdos, es imposible llegar a acuerdos internacionales y no se puede acordar nada con él. Esto va a afectar a todo el mundo mientras él sigue torturando a gente tanto dentro de Rusia como fuera. Y Putin ya está matando gente fuera de su país, en Europa. Tengo mucho miedo de que Putin se alíe con países europeos de ultraderecha, la dictadura es muy contagiosa.
¿El grupo de resistencia feminista contra la guerra sigue activo?
Somos uno de los pocos movimientos que siguen trabajando dentro de Rusia.
¿Qué tipo de resistencia se puede hacer?
Son muchas cosas. Por ejemplo, el feminismo pronto va a estar prohibido en Rusia y, por ejemplo, en Rusia lo que hacemos es apoyamos a las mujeres víctimas de violencia de género y las agresiones que sufren cuando son detenidas. También ahora hay una campaña antiabortista, porque Rusia necesita soldados, así que hacemos campañas sobre el aborto. Pero es muy importante tener en cuenta que nuestro movimiento está prohibido en Rusia y cualquier contacto con nosotras supone un peligro, por eso no podemos actuar en Rusia con nuestro nombre, por eso actuamos clandestinamente. No podemos apropiarnos de nuestra actividad, nadie sabe que lo estamos haciendo, ni siquiera se puede hablar mucho de ello.
(Zaragoza, 1983) es escritora, miembro de la redacción de Letras Libres y colaboradora de Radio 3. En 2023 publicó 'Puro Glamour' (La Navaja Suiza).