Errejón el moderado

La táctica de Errejón es transversal porque es populista, no porque sea moderado.
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Un argumento común del independentismo es el estratégico. “Bueno, es que eso no es estratégico”, me respondió una vez un votante de la CUP. La pregunta tenía que ver con declarar la independencia con un 47% de los votos tras las elecciones plebiscitarias del 27S. Artur Mas era un buen político en tanto que servía a la estrategia del independentismo. El manifiesto Koiné, que pide una república catalana monolingüe y critica la “ideología del bilingüismo” y la “colonización lingüística” de españoles, no es válido porque no es estratégico. Una diputada de Catalunya Si Que Es Pot  lo denominó un “error táctico, por cuanto debilita la base social del derecho a decidir”. Es una aceptación del cinismo más que una muestra de pragmatismo político. Todos los partidos calculan de ese modo, pero pocos lo explican tan abiertamente como los partidos nacionalistas.

La excepción es Podemos. El partido aspira a una construcción simbólica similar a la del independentismo. Aunque no admiten tan explícitamente cuándo una política les beneficia estratégicamente, muchos de sus miembros son analistas de sí mismos: en tribunas, en blogs y en programas propios analizan su táctica abiertamente. A veces parecen análisis internos, como si no fueran conscientes de que no solo les leen afines. Como politólogos, no pueden dejar escapar la oportunidad de analizarse en directo.

Pablo Iglesias explicó en un largo ensayo en New Left Review su estrategia de sorpasso al PSOE como objetivo primordial de Podemos. Desde hace años en su programa La Tuerka realiza un ejercicio similar: a veces no esconde que su objetivo es extraer de sus entrevistados algo útil para la estrategia del partido (un caso claro es el de Enric Juliana, al que indirectamente pregunta sobre qué debería hacer Podemos para disputar la hegemonía al independentismo); Juan Carlos Monedero suele comentar las decisiones del partido en su blog de Público, muchas veces criticándolas; Jorge Moruno, responsable del área de discurso del partido, suele escribir en su blog en Público y en CTXT sobre los próximos pasos de Podemos; Íñigo Errejón escribió la semana pasada un ensayo en CTXT sobre la estrategia discursiva y de hegemonía del partido. Junto a Rafael Mayoral, secretario de Relaciones con la Sociedad Civil, Moruno y Errejón son el sector patriótico y nacional-popular de Podemos.

En un artículo reciente, Moruno explica que la táctica de Podemos ha sido un éxito porque ha sabido ser flexible: “Podemos no es una piedra, Podemos debe ser dúctil como la cuchara de Matrix, capaz de adaptarse a las necesidades y las exigencias de la coyuntura”. En otro artículo, Errejón desarrolla mejor esta idea: “[…] construir un ‘nosotros’ blando, tenue y siempre abierto a una composición muy heterogénea, y un ‘ellos’ duro, en torno a la ínfima minoría privilegiada que se ha situado por encima de la ley”. Más adelante, se enfrenta a la izquierda clásica: “la política radical, que aspira a generar otra hegemonía y otro bloque de poder, no es aquella que se ubica contra los consensos de su época, en un margen melancólica de impugnación plena, sino aquella que se hace cargo de la cultura de su tiempo”.

Esta actitud se percibe como moderación. Errejón es el moderado de Podemos, el que se escandaliza en el Congreso cuando Iglesias menciona el “pasado de cal viva” del PSOE. Se elogia su inteligencia y buena labia. Se especula incluso, muy vagamente, con que podría cambiarse al PSOE. Pero su moderación es tacticismo: hablar de cal viva no hace pueblo. La táctica de Errejón es transversal porque es populista, no porque sea moderado: cuando Pedro Sánchez se lamenta de que Errejón no haya tenido un mayor papel en las negociaciones de gobierno (porque confía que con él sí habría sido posible llegar a un acuerdo) olvida que su visión de la democracia y la política está igualmente alejada de la de los partidos constitucionalistas que la de Iglesias.

En el artículo de CTXT, Errejón afirma que “nada en política es ‘mentira’ si construye en torno a sí el equilibrio, las creencias y el acuerdo como para generar estabilidad durante décadas”. Moruno, que calca sus ideas, va más allá: “no existe el mal y el bien moral en política, sino lo malo y lo bueno de la ética, de su propia ética”. O lo que es estratégico y lo que no. La visión de Errejón de la política es identitaria, patriótica, abiertamente populista. Si es pragmático es porque su objetivo final, cambiar por completo una cultura y crear un pueblo nuevo, es complejo y no puede realizarse en una legislatura. Aspira a crear un “movimiento popular o partido-movimiento”, una nueva mística política que se convierta en religión laica. Su moderación es solo estrategia.

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Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacción de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemán' (Libros del Asteroide, 2023).


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