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Editor5807, CC BY 3.0, via Wikimedia Commons

Baches en calles y aceras

Los baches pueden causar graves accidentes y daños, pero no sabemos cuántos hay ni cuánto le cuestan a los accidentados ni al país.
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Los baches pueden causar accidentes graves y hasta fatales. También daños costosos a los vehículos.

Según el Informe sobre el estado mundial de la seguridad vial 2018 de la Organización Mundial de la Salud, cada año mueren 1.35 millones de personas en accidentes viales y sufren traumatismos graves 50 millones más. Las cifras se refieren a colisiones y atropellamientos, sin distinguir las causas ni referirse a baches.

Según la misma OMS (“Nota descriptiva” Caídas, 2021), cada año hay 37 millones de caídas que requieren atención médica; por las cuales mueren 700 mil personas. No dice cuántas son en calles y aceras.

Para la cuenta mundial, la Secretaría de Salud aportó el Informe sobre la situación de la seguridad vial México 2018. En 2017, hubo 15,866 muertos en accidentes viales (43 diarios). Casi todos (97%) en zonas urbanas y suburbanas (el 3% en carreteras). Los muertos fueron sobre todo peatones (41%), seguidos por conductores y pasajeros de autos, autobuses y camiones (35%), motociclistas (22%) y ciclistas (2%). Las causas de cada accidente se registran, pero tan mal que resultan inservibles. Tampoco hay un buen registro de lesionados.

Según el INEGI, los “Accidentes de tránsito terrestre en zonas urbanas y suburbanas” han venido bajando de 427 mil (2010) a 382 mil (2015) a 302 mil (2020). El último bajón tiene que ver con el inicio de la pandemia que impuso restricciones a la circulación.

No parece haber cifras de los accidentes causados por los baches de calles y aceras: ni cuántos son, ni cuánto cuestan a los accidentados y al país.

Los baches se abren por el uso vial normal, y más aún por la carga excesiva que llevan algunos transportistas. Por las granizadas y los sismos. Por el crecimiento de los árboles, que rompe las aceras y las vuelve intransitables, sobre todo para sillas de ruedas y carriolas. Por el hundimiento del subsuelo. También por las reparaciones incompletas de las tuberías subterráneas que dejan baches y tiraderos de escombro en calles y aceras. Y por la falta de mantenimiento urbano, que vuelve grandes los baches pequeños.

Los registros que se destapan (para hacer inspecciones o reparaciones) y se dejan abiertos no son baches, pero tienen el mismo efecto. Así como las rampas transversales (accesos de la calle a las cocheras) que desnivelan las aceras y hacen tropezar a los peatones.

En los Estados Unidos, un vecino puede rellenar un bache frente a su casa, para lo cual hay productos de venta en las tiendas. En México, está prohibido, y puede ser multado. Todo lo que el vecino puede hacer es improvisar letreros de aviso o poner conos anaranjados (de venta en tiendas), reportar el bache a las autoridades y esperar días, semanas o meses para que lo tapen. Desgraciadamente, las autoridades mexicanas ni hacen ni dejan hacer.

El servicio voluntario de avisar de los baches puede mejorar creando una página web que sea una especie de registro público de baches, por colonias y calles de cada ciudad. Tendría la dirección completa del bache, con opción para comentarios, fotos y fecha de aviso. Si hay más de un reporte sobre el mismo bache, pueden dejarse. Pero los baches reparados se darían de baja.

También hace falta una evaluación independiente y seria del costo humano y económico de los baches, para ilustrar a las autoridades. Los baches les parecen poca cosa, porque tienen cosas más importantes que hacer: su carrera política. Convertir los baches en un costo político ayudaría a que se tapen.

Mejorar el alumbrado público aumenta la seguridad en todo sentido. Ver los baches de noche, ayuda a evitarlos.

Los tráileres gigantescos complican el tránsito y destruyen el pavimento. No deberían cruzar la ciudad, sino circunvalarla, si van de paso a otra. Tampoco deberían entrar a cargar o descargar. Hace falta una red de depósitos en las entradas a la ciudad, donde se haga el trasvase de carga con unidades de transporte más pequeñas.

Las rampas de acceso a las cocheras no deberían desnivelar toda la acera, sino dejar al menos un metro libre para el paso de los peatones.

Legalmente, se puede demandar a las autoridades por los daños causados por los baches; pero pocos tienen fe en la justicia mexicana, ni el tiempo y el dinero necesarios para un proceso que puede ser largo.

Publicado en Reforma el 31/VII/22.

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(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.


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