Cerca de las 11:30 de la noche del martes, salรญ de los estudios de CBS News en Nueva York para caminar y hablar por telรฉfono con mi esposa. Hablamos acerca de la posibilidad muy real de tener a Donald Trump como presidente. Hablamos, solo por hablar. Pero no hablamos por mucho tiempo. Tenรญamos trabajo que hacer. Yo tenรญa que escribir. Ella tenรญa que descifrar quรฉ decirle a sus estudiantes, muchos de ellos hispanos, la mayorรญa hijos de migrantes.
En el camino de vuelta, pasรฉ junto a dos policรญas que conversaban. Estaban afuera del edificio, eran afroamericanos. Y por una necesidad de seguir hablando, me acerquรฉ y me unรญ a su conversaciรณn. Ninguno de los dos me cuestionรณ o me pidiรณ que me alejara. Al contrario, me invitaron a compartir penas con ellos.
โNo puedo creerlo. Simplemente no puedoโ, dijo uno de los policรญas, el mรกs joven de los dos. El otro solo meneรณ la cabeza. Le preguntรฉ al joven quรฉ pensaba de todo esto โdel presidente Donald Trump. โEs profundo, hermano. Esto estรก muy profundo. ยฟA quiรฉn se supone que debo de proteger ahora?โ Mirรณ su uniforme. โยฟPor quรฉ traigo esto puesto?โ No hacรญa falta que explicara mรกs. El Donald Trump que ganรณ la presidencia el martes es el Donald Trump que exigiรณ la ejecuciรณn de cinco niรฑos acusados falsamente de un crimen. Es el Trump que hizo campaรฑa bajo el lema โley y ordenโ. La era de Trump serรก la era en la que la policรญa puede actuar con impunidad. Y como oficial afroamericano, รฉl sabรญa quizรก mejor que nadie, que seremos las personas como nosotros โlos de tez oscuraโ quienes recibiremos el golpe de esa impunidad.
Los expertos y los observadores le atribuirรกn la victoria de Trump al โpopulismoโ o a su mensaje โantieliteโ. Es un sinsentido. Trump hizo campaรฑa como un nacionalista que peleaba a favor de los blancos en Estados Unidos. Se negรณ a reconocer la legitimidad de Barack Obama; hasta el final lo siguiรณ caracterizando como una especie de usurpador de la autoridad veraz. Cuando se plantaba frente a los fรฉtidos pantanos de la reacciรณn blanca โde los supremacistas y nacionalistas blancos y los antisemitasโ les hizo un guiรฑo y ellos, en respuesta, ellos aplaudieron. Y con razรณn.
Mรกs que nada, Trump promete una restauraciรณn de la autoridad blanca. Despuรฉs de ocho aรฑos de un presidente negro โdespuรฉs de ocho aรฑos en los que los Estados Unidos cosmopolitas consolidaron su poder y su influencia, ocho aรฑos en los que las mujeres se abrieron camino y los negros declararon que sus vidas importabanโ millones de estadounidenses blancos dijeron: โya fue suficienteโ. Ya se hartaron de este mundo y quieren el antiguo de vuelta. Y aunque es tentador considerar todo esto en funciรณn de una especie de antielitismo daltรณnico, eso no da cuenta de la unidad de los votantes blancos en esta elecciรณn. Trump no solo ganรณ a los blancos de clase trabajadora โtambiรฉn ganรณ a los universitarios y a los acaudalados. Incluso ganรณ entre los jรณvenes blancos. Diecisiete meses despuรฉ de que anunciรณ su candidatura, millones de estadounidenses blancos se dirigieron a las urnas para llevar a Trump a la Casa Blanca. Y lo hicieron como una herrenvolk blanca, radicalizada por Trump.
Hay contrarrรฉplica fรกcil aquรญ: ยฟCรณmo puede ser una cuestiรณn racial cuando Trump en esta elecciรณn se hizo de votantes de Obama? Hay, para esto, una respuesta fรกcil tambiรฉn: John McCain atizรณ los miedos raciales y Mitt Romney coqueteรณ con el resentimiento racial, pero se negaron a ir mรกs allรก. Parafraseando a George Wallace, se negaron a gritar โniggerโ. Esto es importante. Al rechazar la polรญtica del racismo explรญcito y del contragolpe blanco, cambiaron el campo de batalla polรญtico hacia preocupaciones mรกs bien no preocupadas con el color de piel. La raza seguรญa formando parte de estas batallas โes inevitableโ pero ni liberales ni conservadores litigaron la idea de una democracia plural y multirracial. Volteando hacia atrรกs, me parecรญa que eso significaba que tenรญamos un consenso. Parece, en cambio, que lo que tenรญamos era un detente. Y Trump lo destrozรณ. Con sus jeremiadas en contra de hispanos y musulmanes โcon sus visiones de ciudades distรณpicas y refugiados radicalizadosโ Trump le dijo a los estadounidenses blancos que sus miedos y su enojo estaban justificados. Y que ese miedo y ese enojo deberรญan ser el motor de la polรญtica. Trump creรณ una polรญtica tribal blanca, y los blancos la hicieron suya.
Esto es lo que hay que entender: esto ya pasรณ antes. Diez breves aรฑos despuรฉs de la Guerra Civil, una coaliciรณn de antiguos esclavos y campesinos blancos trabajaron juntos para crear una democracia en la antigua Confederaciรณn. Con ayuda del gobierno federal, lograron victorias reales y conquistas significativas. Pero sus รฉxitos provocaron una respuesta negativa de los blancos descontentos, furiosos por tener que compartir el poder con los negros y sus aliados del Norte, al borde del asesinato ante la sola idea de la equidad social. Aquellos blancos pelearon en una guerra contra los gobiernos de la Reconstrucciรณn, y cuando ganaron, declararon que el Sur habรญa sido redimido.
Dรฉcadas mรกs adelante, otro grupo de blancos y negros โesta vez en Carolina del Norteโ se unieron para derrocar a los reaccionarios y crearon una democracia. Durante unos breves momentos, lo lograron. Trabajando en conjunto, como โfusionistasโ, construyeron escuelas, dieron alivio y crearon un gobierno verdaderamente representativo en el Sur. Y llegรณ la respuesta negativa. Algunos de los blancos abandonaban la supremacรญa blanca; pero la mayorรญa no. Usando terrorismo y violencia, derrocaron a los fusionistas y crearon un rรญgido gobierno de blancos que durarรญa hasta entrado el siglo XX, desmantelado eventualmente durante la Segunda Reconstrucciรณn, la de los derechos civiles.
En cuanto esa Reconstrucciรณn terminรณ, hubo de nuevo una reacciรณn negativa. Pero no fue tan fuerte como las anteriores. Aparecieron lรญderes que si bien reconocรญan que habรญa problemas de racismo y discriminaciรณn racial, utilizaban los miedos y las ansiedades de los blancas Despuรฉs de aรฑos de lucha, habรญamos llegado a una especie de acuerdo: creรญamos en la igualdad. Y cuando un hombre de raza negra ganรณ la presidencia โel pinรกculo simbรณlico del poder y las prerrogativas blancasโ celebramos en comรบn.
Cincuenta aรฑos despuรฉs de que el movimiento de liberaciรณn afroamericana obligรณ a que Estados Unidos honrara sus ideales, por lo menos en papel, queda claro que todo eso fue prematuro. Con la regularidad de un reloj, los estadounidenses blancos hicieron suyo a un hombre que les prometรญa una especie de supremacรญa. No hemos salido de nuestro largo ciclo de progreso y respuesta violenta. Seguimos siendo el paรญs que produjo a George Wallace. Somos todavรญa el paรญs que matรณ a Emmett Till.
Los estadounidenses son optimistas congรฉnitos, hasta la necedad. Los millones que apoyaron a Trump vieron algo en su talante. Algo que les da esperanza. En cambio, esto es lo que veo yo. Veo a un hombre que empoderรณ a los nacionalistas blancos y ganรณ. Veo a un hombre que exige la remociรณn de todos los inmigrantes no blancos y ganรณ. Veo a un hombre que ha apelando a cometer crรญmenes en contra de los enemigos extranjeros y ganรณ. Veo a un hombre que le da poder a gente como Rudy Giuliani y otros que ven a los negros como crรญmenes potenciales y no ciudadanos a quienes respetar.
Despuรฉs de la redenciรณn del Sur, los estadounidenses negros โy todos los no blancos alrededor del paรญsโ enfrentaron el nadir. Los blancos impusieron nuevos tipos de discriminaciรณn y se hicieron de la vista gorda ante los pogroms y el terrorismo racial que estaba lastimando el panorama americano.
Millones de estadounidenses han despertado hoy al inicio de la era de Trump. Yo, y millones que son fรญsicamente parecidos a mรญ, abrirรกn los ojos a nuestra segunda redenciรณn. Solo podemos esperar โsolo podemos rezarโ para que no volvamos a un nuevo nadir.
Publicado previamente en Slate
Corresponsal en jefe sobre polรญtica en Slate.