La conjura de los necios

La dificultad para aceptar las seรฑales de la demoliciรณn del sistema republicano en Mรฉxico estriba en que algunos incrรฉdulos esperarรญan ver las seรฑas de identidad de las dictaduras del siglo XX puestas en acciรณn. Pero el nuevo autoritarismo global tiene rasgos mรกs sutiles.
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Los cรญnicos y los ingenuos piden campos de detenciรณn, represiones multitudinarias y sicofantes para poder advertir que el autoritarismo se cierne sobre Mรฉxico. Vemos en tiempo real la destrucciรณn de nuestra incipiente democracia, y el ascenso de un rรฉgimen demagรณgico con pulsiones autoritarias, pero los incrรฉdulos exigen pruebas de sangre y camisas de fuerza para conceder. ยกTodavรญa puedes criticar al presidente y hasta hacerle preguntas en sus conferencias maรฑaneras!, dicen los cรญnicos ante la parsimonia de los ingenuos: ambos รบtiles al rรฉgimen para desahogar la carga de la prueba en descrรฉdito de los crรญticos, tildados de alarmistas y โ€œagoreros del desastreโ€.

En efecto, solo un delirante paranoico esperarรญa ver los horrores del maoรญsmo manifestarse aquรญ. Por favor: de entrada, el autoritarismo mexicano siempre ha sido sutil, jamรกs se ha confesado como tal, en parte por nuestra proclividad a la gesticulaciรณn y en parte porque porciones del territorio son ingobernables y sus pueblos indรณmitos. Los peores episodios de autoritarismo vertical โ€“con excepciรณn, quizรก, de la guerra cristeraโ€“ apenas arrojaron algunos centenares de muertos, unos millares de encarcelados, y ejemplares mutis a la prensa, donde predomina mรกs bien la autocensura complaciente. No ha habido persecuciones polรญticas a gran escala como en otros paรญses, y menos sexuales, religiosas y culturales. De cierto, suficientes pueblos de รfrica, el Medio Oriente, Europa del Este, el Asia Meridional y hasta Amรฉrica Latina nos envidiarรญan. Descubrimos โ€œla dictadura perfectaโ€, aquel autoritarismo tibio y lรกnguido que le permitiรณ a la hegemonรญa revolucionaria pasar desapercibida, como no pudieron otros regรญmenes latinoamericanos. Vamos, hasta habรญa sucesiรณn en el poder, rezaba la apologรญa.

El nuevo autoritarismo global ya tampoco es sanguinario. Como me comentรณ hace poco Christopher Domรญnguez Michael, los distinguidos Putin, Orbรกn, Erdogan, Xi y Kaczynski pueden envenenar a algรบn incรณmodo en un departamento en Londres, o acusar de corrupciรณn a algรบn lรญder opositor, y ciertamente saben poner el alicate en las tuercas esenciales, pero no son Leopoldo II. Aรบn hay, por supuesto, gorilas como Maduro y Assad, pero son mรกs bien las excepciones que confirman la regla, e incluso no se equiparan con sus alabados predecesores. ยฟEs necesario tener aparatos represivos industriales cuando basta con mandar a un par de esbirros disfrazados de delincuentes a fingir un asalto, especialmente en un paรญs de petty crime como Mรฉxico?

Lรณpez Obrador pertenece a todas luces al primer grupo de demagogos: las similitudes con Orbรกn y Kaczynski, por ejemplo, son de manual, aunque desde luego tambiรฉn hay marcadas diferencias

((A la fecha, he identificado estas similitudes: defenestraciรณn de la burocracia, captura de poderes, transferencia ilegal de legisladores, hostilidad con la prensa, xenofobia, capitalismo de compadrazgo. Pero tambiรฉn algunas diferencias ideolรณgicas: Orbรกn y Kaczyล„ski tienen una marcada agenda etnicista. 
))

. Y no hay en su historia ningรบn aviso de despotismo carnicero. Difรญcil imaginar a Lรณpez Obrador reprimiendo al pueblo al que se dice pertenecer tras haberse despertenecido a sรญ mismo. Su autoritarismo estรก en todo caso en su notable contumacia y empecinamiento: no me digas que esto no se puede. El resorte se activa cuando hay una regla que lo limita, o una instituciรณn que lo contiene. El acicate es decirle que no, y con toda seguridad vendrรก el desafรญo. ยฟCรณmo se ve el nuevo autoritarismo mexicano? Asรญ, en la destrucciรณn de lรญmites al poder: ensayos para extender mandatos locales, encuestas a modo, captura de las cortes con intimidaciรณn, la corrupciรณn como mantra acusatorio, la disoluciรณn de la divisiรณn de poderes, la revocaciรณn de mandato, la prisiรณn preventiva, la extinciรณn de dominio, la equivalencia del fraude fiscal con el crimen organizado, en fin, lo que hemos visto en este primer aรฑo, todo orientado a la demoliciรณn del sistema republicano. Y todo, ademรกs, con la abrumadora venia de buena parte de la sociedad, llamada โ€œEl Puebloโ€.   

Esa es la seรฑal definitiva: ยฟqueda de veras alguna instituciรณn de poder real que pueda enfrentar a Lรณpez Obrador? Haga el ejercicio usted mismo, a mรญ se me ocurren pocas y cada vez menos. Tal vez las Fuerzas Armadas, si lo traicionaran, lo cual es remoto; acaso el Senado, con su tรญmida y menguante minorรญa; o el crimen organizado (no propiamente una instituciรณn), que le genera serios problemas de gobernabilidad e impide el poder absoluto. Pero nadie mรกs. He lanzado ese reto y no he recibido respuesta satisfactoria.

Aรบn asรญ, es previsible que el rรฉgimen intente mantener algรบn tipo de marco democrรกtico, pues como ha escrito Nadia Urbinati, el populismo es un parรกsito que necesita ciertas formas plebiscitarias para sobrevivir: ยฟde quรฉ otro modo โ€œgobernarรญaโ€ ese Pueblo? O bien, harรก la transiciรณn completa a la dictadura, fase ulterior del populismo: a una suerte de maximato con sucesores a modo, o directo a la autocracia. En realidad no importa, las manifestaciones finales siempre son inciertas y sus tiempos de materializaciรณn tambiรฉn, lo crucial es lo que ya es posible. Por eso, lo que advierten los hombres cautos es el zeitgeist: el espรญritu de los tiempos. Y ese apunta, a todas luces, a la concentraciรณn personal del poder. El primer paso para combatirlo es reconocerlo.  

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Es periodista, articulista y editor digital


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