La culpa del superviviente: paseos por la memoria ucraniana

Todas las generaciones ucranianas han tenido su tragedia. El recuerdo de ese trauma se mantiene vivo gracias a la guerra, la propaganda y el nacionalismo, pero hay unos pocos reformistas que miran hacia el futuro.
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El parque de la memoria

Parque de la Gloria Eterna. Un grupo de jรณvenes moja los pies en la fuente del memorial a los soldados de la Gran Guerra Patriรณtica (la Segunda Guerra Mundial en terminologรญa soviรฉtica), repleto de estatuas de hรฉroes proletarios con bigotes poblados y el ceรฑo fruncido: hay campesinos, campesinas, soldados del ejรฉrcito rojo, obreros fabriles y mรกrtires varios. Unos niรฑos juegan encima de tanques soviรฉticos de la Segunda Guerra Mundial pintados de amarillo y azul, los colores de la bandera ucraniana (un ejemplo inocente de revisionismo histรณrico: durante la รฉpoca soviรฉtica, la bandera ucraniana estuvo prohibida y no se recuperรณ hasta la independencia en 1991). Algunos se suben a los tanques y se sientan a horcajadas sobre los caรฑones mientras sus padres los fotografรญan.

Una estatua plateada, la Madre Patria, de 104 metros de alto. En la mano derecha, una espada de diecisรฉis metros, en la izquierda, un escudo de la Uniรณn Soviรฉtica de ocho. La gente se tumba en el cรฉsped, a su sombra, que llega casi hasta el rรญo. Es una patria ambigua, quizรก como todas: homenajea la victoria del ejรฉrcito rojo sobre los nazis, en la que participaron muchos ucranianos (la gran mayorรญa de ellos, unos siete millones, luchรณ con el ejรฉrcito soviรฉtico), pero tambiรฉn es el sรญmbolo de un rรฉgimen represivo que, en Ucrania, persiguiรณ, esclavizรณ y matรณ a millones de personas. El presidente Petrรณ Poroshenko aprobรณ unas leyes de โ€œdescomunizaciรณnโ€ en 2015 que acabaron con sรญmbolos comunistas en todo el paรญs, pero los monumentos de la Segunda Guerra Mundial se mantienen. En la ley, se cambia el nombre de Gran Guerra Patriรณtica por Segunda Guerra Mundial, y en lugar de seguir la lรณgica soviรฉtica, que coloca el comienzo del conflicto en 1941, cuando empezรณ la guerra entre la URSS y Alemania, se establece la fecha convencional, y mรกs global, de 1939.

Las estatuas brutalistas y realistas de la รฉpoca soviรฉtica tienen especial simbolismo en el contexto actual: tras la Revoluciรณn de la Dignidad, a finales de 2013 y principios de 2014, que sacรณ a millones de personas a la calle en protesta por la negativa del expresidente corrupto Yanukรณvich a firmar un acuerdo de asociaciรณn con la UE, Rusia se anexionรณ la penรญnsula ucraniana de Crimea e invadiรณ el este del paรญs, iniciando una guerra que ha dejado ya 10.000 muertos. Las excusas de la propaganda rusa son variadas y falsas (protecciรณn de la poblaciรณn rusa y rusoparlante que estรก siendo discriminada y perseguida, reacciรณn al supuesto golpe de Estado fascista en Kiev), y forman parte de la estrategia imperialista de Rusia. Putin cree que Ucrania y los paรญses bรกlticos son provincias del imperio ruso. Histรณricamente, muchos en Rusia han considerado, de manera condescendiente, que los ucranianos no son mรกs que pequeรฑos rusos (se suele decir irรณnicamente que un ruso demรณcrata deja de ser demรณcrata cuando empieza a hablar de Ucrania). Hoy, varios pequeรฑos rusos, convencidos de su nacionalidad ucraniana, pasean al sol bajo los sรญmbolos de su opresiรณn histรณrica.

Junto al memorial de la Gran Guerra Patriรณtica se encuentra el memorial del Holodomor (โ€œmatar de hambreโ€), la hambruna estalinista en los aรฑos treinta, provocada por las polรญticas de colectivizaciรณn forzosa de la tierra. Es quizรก el mayor ejemplo de la barbarie soviรฉtica en Ucrania. La estatua de una niรฑa con trenzas, escuรกlida, ojerosa, con un poco de trigo en las manos, las manos junto al pecho. Un gran obelisco con cruces de hierro y cigรผeรฑas que simboliza el renacimiento de la naciรณn ucraniana. El suelo, de color marrรณn oscuro, representa la fertilidad de las tierras ucranianas. Bajo el obelisco acristalado en forma de vela, un museo subterrรกneo de la hambruna. En la entrada, un cartel que indica que estรก prohibido cazar pokรฉmons en el museo. En el interior hay aperos de labranza, carros, vรญdeos de campesinos trabajando, libros de cuentas sobre las cuotas de producciรณn, que nunca se conseguรญan cumplir. ยฟCรณmo se hace un museo sobre el hambre?

Segรบn el historiador Serhii Plokhy, autor de The gates of Europe, una historia de Ucrania desde la prehistoria, casi cuatro millones de ucranianos murieron por la hambruna entre 1932 y 1934. Ucrania se conoce histรณricamente como la cesta de pan de Europa, o breadbasket, por sus tierras fรฉrtiles y su alta producciรณn de cereales. Era esencial para el plan de industrializaciรณn de Stalin, para alimentar los centros urbanos e industriales de la Uniรณn Soviรฉtica. En Tierras de sangre, el historiador Timothy Snyder narra las consecuencias de la colectivizaciรณn: โ€œLlegรณ un momento en Ucrania en el que habรญa poco o apenas no habรญa cereal, y la รบnica carne era la humana. Se creรณ un mercado negro de carne humana; es posible que incluso la carne humana entrara en la economรญa oficial […] Un joven comunista en la regiรณn de Jรกrkov informรณ a sus superiores de que podรญa cumplir la cuota de carne, pero solo usando seres humanos.โ€ La cesta de pan de Europa se morรญa de hambre por la negligencia, la crueldad y la paranoia de Stalin. El dictador y sus asesores โ€œse negaban a admitir la derrota y acusaban a los campesinos de sabotaje y de intentar matar de hambre a las ciudades y asรญ perjudicar la industrializaciรณn.โ€ Se morรญan para sabotear el socialismo.

En 2006, el parlamento ucraniano aprobรณ una resoluciรณn que considera que el Holodomor fue un genocidio y una hambruna provocada por el rรฉgimen estalinista. Pero segรบn quรฉ partido gobierna en Ucrania, dependiendo de su actitud ante Rusia, el Holodomor es mรกs o menos importante. La decisiรณn de considerarlo un genocidio la tomรณ el expresidente proeuropeo Yรบshchenko, que en 2008 construyรณ el monumento en su memoria. Su sucesor, el prorruso Yanukรณvich, en cambio, nunca lo ha considerado un genocidio.

Esta polarizaciรณn es comรบn en Ucrania. Como escribe Tim Judah en In wartime, una ambiciosa obra periodรญstica que dibuja Ucrania en su complejidad รฉtnica y cultural, โ€œlo que piensas hoy del pasado, cรณmo te relacionas con รฉl, determina lo que piensas sobre el futuro de Ucrania. Y lo que piensas del pasado es muy probable que estรฉ ligado a la historia de tu propia familia y el lugar donde vives.โ€ El mito de las dos Ucranias, una rusรณfila y otra nacionalista ucraniana, no es tan sencillo, pero existen obviamente experiencias diversas entre los ucranianos europeizados de Galicia, al oeste, en la frontera con Polonia y que formaron parte del imperio Austrohรบngaro, Polonia o Alemania, y los del Donbรกs, en el este, muy influidos por Rusia y con un alto porcentaje de rusoparlantes (Ucrania es en esencia bilingรผe, a pesar de que la lengua oficial es el ucraniano). Estas experiencias y orรญgenes distintos se reflejan claramente en la polรญtica institucional.

Desde las colinas del Parque de la Gloria Eterna se ven el rรญo Dnieper y el Hydropark, una playa fluvial donde se baรฑan y hacen deportes acuรกticos los habitantes de Kiev. Al otro lado del rรญo, grandes avenidas y rascacielos soviรฉticos. Las nuevas construcciones postsoviรฉticas conservan la grandilocuencia y el horterismo neoclรกsico comunista. Junto al memorial del Holodomor, un gran obelisco que conmemora al soldado desconocido de la Segunda Guerra Mundial. Una llama eterna. Una pareja de reciรฉn casados se hace fotos y luego pasea por las lรกpidas de generales caรญdos. El memorial conmemora la misma guerra que la Madre Patria, pero desde la tragedia. No hay รฉpica sino solemnidad y austeridad.

Ucrania fue uno de los paรญses europeos que mรกs sufriรณ durante la Segunda Guerra Mundial. Entre 1939 y 1945, murieron siete millones de ucranianos (un millรณn de ellos judรญos), un 16% de la poblaciรณn. โ€œGracias a su reputaciรณn como cesta del pan de Europa -escribe Plokhy- y por tener una de las concentraciones de judรญos mรกs alta de Europa, Ucrania se convirtiรณ tanto en el objetivo principal del expansionismo alemรกn como en una de las principales vรญctimas de los nazisโ€. Los alemanes se comportaron en Ucrania como una fuerza de ocupaciรณn colonial. En Mi lucha, Hitler ya esbozaba un plan de conquista y sometimiento de Europa del Este, cuya poblaciรณn consideraba subhumana. Timothy Snyder habla en Tierra negra, su historia de los orรญgenes y desarrollo del Holocausto, de la fascinaciรณn de teรณricos nacionalistas y supremacistas alemanes con la explotaciรณn colonial en Amรฉrica, que querรญan emular con los eslavos. Hitler llegรณ incluso a comparar el rรญo Misisipi con el Volga. Ucrania era esencial para la guerra y para el futuro imperial alemรกn, como fuente de materias primas y mano de obra esclava.

Ucrania sufriรณ en los aรฑos treinta y cuarenta una colonizaciรณn interna soviรฉtica, con hambrunas, persecuciรณn de disidentes, purgas y campos de concentraciรณn, y una externa nazi, con limpieza รฉtnica, esclavismo, pogromos y antisemitismo. Algunos ucranianos recibieron a los nazis con alegrรญa, tras el sufrimiento causado por el terror estalinista. Pensaban que el nacionalsocialismo, al incluir la palabra socialismo, traerรญa el socialismo real. Otros simplemente esperaban una mejor vida. Algunos se unieron a milicias locales creadas por los nazis, que fueron aplastadas por los soviรฉticos, y otros se unieron a fuerzas nacionalistas ucranianas como la UPA, el ejรฉrcito insurgente ucraniano, que al principio colaborรณ con los nazis hasta que sus deseos de independencia chocaron con los planes alemanes.

Como en todas las guerras, a muchos les tocรณ luchar en un bando u otro por sus circunstancias y segรบn dรณnde se encontraban, y no por una cuestiรณn ideolรณgica. Es algo que en las posguerras muchos olvidan, especialmente en las guerras civiles. Segรบn Plokhy,

bajo la ocupaciรณn alemana, Ucrania se convirtiรณ en un modelo a gran escala de campo de concentraciรณn. Como en los campos, la lรญnea entre la resistencia y la colaboraciรณn, el victimismo y la complicidad criminal con el rรฉgimen se difuminรณ pero no desapareciรณ. Cada uno tomรณ una decisiรณn personal, y los que sobrevivieron tuvieron que vivir con sus decisiones en la posguerra, algunos en armonรญa, otros con una eterna angustia. Pero todos sufrieron la culpa del superviviente.

Olvidar el trauma

Yevhen Hlibovytsky, un intelectual, activista y politรณlogo, sorbe con dificultad un cafรฉ americano demasiado caliente en una cafeterรญa junto a Maidรกn, la Plaza de la Independencia. En ella se celebrรณ la independencia en 1991, se protestรณ en 2004 en la Revoluciรณn Naranja y murieron mรกs de cien personas en 2014 en la Revoluciรณn de la Dignidad. Es el dรญa de la Independencia y todo el mundo viste una vyshyvanka, una camisa tradicional ucraniana, que suele ser blanca con un bordado colorido en torno al cuello. En cada regiรณn es diferente. El bordado de Hlibovytsky no es folklรณrico sino un cรณdigo QR. Su patria estรก en internet, como la de muchos jรณvenes que salieron a las calles en 2013 para protestar contra el rรฉgimen mafioso y oligรกrquico de Yanukรณvich: la revoluciรณn del Maidรกn comenzรณ con un post en Facebook.

Yevhen cree que Ucrania experimenta un trauma similar al de una vรญctima de violaciรณn: โ€œAl crecer nos hemos dado cuenta de lo que nos ha pasado, y de quiรฉn nos lo hizo. Ahora la cuestiรณn es si vamos a dejarnos llevar por la venganza o vamos a encontrar la manera de que no ocurra de nuevo.โ€ Quizรก no es la analogรญa mรกs acertada, pero es un buen ejemplo de la carga que supone para los ucranianos su historia. La memoria histรณrica se parece mรกs a un trauma y a la memoria individual que a la historia; tiene que ver mรกs con la proximidad emocional y psicolรณgica que con el rigor; es cuestiรณn de percepciones, mรกs que de realidades. En muchas ocasiones, es simplemente ilusoria o falsa. Por eso es es un arma efectiva para populistas, nacionalistas y reaccionarios. La Rusia putinista falsea la historia y explota la memoria histรณrica ucraniana con un objetivo propagandรญstico.

En su polรฉmico libro Contra la memoria, el periodista estadounidense David Rieff cuestiona la opiniรณn extendida de que la memoria es una obligaciรณn moral de las sociedades.

La memoria histรณrica colectiva tal como las comunidades, los pueblos y las naciones la entienden y despliegan -la cual, para reiterar lo esencial, siempre es selectiva, casi siempre interesada y todo menos irreprochable desde el punto de vista histรณrico- ha conducido con demasiada frecuencia a la guerra mรกs que a la paz, al rencor mรกs que a la reconciliaciรณn y a la resoluciรณn de vengarse en lugar de obligarse a la ardua labor del perdรณn.

El verdadero peligro, segรบn Rieff, no es olvidar, sino recordarlo todo demasiado bien. โ€œIncluso si al olvidar se comete una injusticia con el pasado, esto no implica que al recordar no se cometa una injusticia con el presente, condenรกndonos a sentir el dolor de nuestras heridas histรณricas y la amargura de nuestros resentimientos histรณricos mucho mรกs allรก del extremo, por nuestro bien y el de la posteridad, en el que debimos dejarlos atrรกs.โ€ Su tesis es arriesgada y polรฉmica, y a veces discutible: no siempre el recuerdo implica el resentimiento, la polarizaciรณn, el nacionalismo, la guerra. Pero paseando por Kiev uno tiene la tentaciรณn de pensar que el olvido de tanta tragedia, al menos la que se remonta a varias generaciones atrรกs, no puede ser del todo malo para el progreso del paรญs. La memoria histรณrica de Ucrania es un trauma muy vivo, realimentado constantemente con nacionalismo y guerra, con amenazas externas e internas que lo reavivan y reafirman. Siempre quedan heridas por cerrar y una justicia histรณrica que es necesario aplicar.

Yevhen piensa que todo el sufrimiento ucraniano ha desarrollado en la poblaciรณn ucraniana una gran resiliencia, su gran virtud: โ€œCasi todas las generaciones ucranianas han sufrido catรกstrofes. Esto deja un gran trauma. Tenemos delante a la primera generaciรณn que no habรญa sido traumatizada, los nacidos despuรฉs de 1991. La guerra con Rusia les ha pillado de improviso. Acostumbrados a los valores del desarrollo, estรกn adaptรกndose a los de supervivencia. Estรกbamos avanzando, alejรกndonos de los extremos, y las circunstancias nos han traรญdo de nuevo al estado de supervivencia.โ€ Utiliza mucho el tรฉrmino resiliencia de Nassim Taleb, autor de los famosos ensayos Cisne negro y Antifrรกgil. A veces parece un emprendedor o un tecnolibertario: habla de โ€œventana de oportunidadโ€, una expresiรณn en boca de todos los reformistas ucranianos, cree que un gran problema de la diplomacia internacional es que se basa en โ€œjuegos de suma ceroโ€ que buscan agradar a todas las partes, cuando esto no es posible: โ€œNo podemos contentar a Hitler y a los judรญos a la vezโ€.

Aunque cauto con respecto al futuro de Ucrania, no pierde el humor, y no deja de contar chistes y usar metรกforas. โ€œTengo una reuniรณn con diplomรกticos britรกnicos. Voy a preguntarles si necesitan ayudaโ€, bromea en referencia al Brexit. Maidรกn lo ha convertido en una especie de activista, pero reflexiona mรกs sobre valores y cultura democrรกtica que sobre reformas concretas. El manifiesto del think tank Nestor Group que lidera, con un tรญtulo que parece parte de una novela de Aldous Huxley (โ€œContrato de la dignidad para el desarrollo sostenibleโ€), busca crear un nuevo contrato social y parece un proyecto de reformistas liberales del XIX, incluida la construcciรณn de un Estado-naciรณn moderno: quiere fomentar una cultura democrรกtica que prime la responsabilidad individual y acabe con la histรณrica apatรญa de los ucranianos hacia los gobiernos y las instituciones. En un estado clientelar, corrupto y dominado por oligarcas (el primero de ellos, el presidente Poroshenko, dueรฑo del imperio del chocolate Roshen) es una tarea difรญcil. โ€œLa guerra no puede ser una excusa para la falta de reformas, como han demostrado Israel y Corea del Surโ€, concluye Yehven. โ€œEs mรกs, la guerra obliga mรกs aรบn a la necesidad de reformas. Ucrania necesita โ€˜desimperializarโ€™ Rusia, tiene que forzar a Rusia a dejar de ser un imperio. Y tiene que ser la fuerza democratizadora de la regiรณn.โ€

Casi todos llevan hoy, dรญa de la Independencia, una camisa vyshyvanka. Tras el desfile militar por la maรฑana, la atracciรณn que mรกs pรบblico atrae en Jreschรกtyk, la gran vรญa de Kiev, siempre llena de mรบsicos y actuaciones en la acera, es un circuito en mitad de la calle con coches y motos que derrapan y echan humo. La mรบsica no es la tradicional ucraniana, aunque por la noche un coro de mujeres canta canciones horteras sobre la gloria de Ucrania y los campos de trigo, sino un electro machacรณn y con aires โ€œpostsoviรฉticosโ€.

Unos dรญas antes, una escaramuza en la frontera ucraniana con el territorio ocupado de Crimea despertaba el miedo de un nuevo conflicto con Rusia en otro frente, que se unirรญa al ya abierto en el Este. El objetivo de Rusia no es una guerra abierta, sino un conflicto congelado, una tensiรณn mantenida similar a la de los territorios secesionistas de Transnistria (en la frontera entre Moldavia y Ucrania) u Osetia y Abjasia (en Georgia): pequeรฑos amagos de violencia, escaramuzas, el mantenimiento de un foco de desestabilizaciรณn. Rusia no puede acabar con Ucrania, pero puede evitar que progrese y contribuir a que se convierta en un Estado fallido de facto. Quizรก esto no consiga que vuelva a su รกrea de influencia, pero al menos puede mantener al paรญs en un limbo y dificultar su entrada en la UE o en la OTAN.

Rusia utiliza tรกcticas de guerra hรญbrida, que combina la guerra convencional, como en el Este, con el uso de propaganda online (crea webs de desinformaciรณn dedicadas al lector europeo, tiene โ€œgranjasโ€ de trolls que se dedican a extender informaciรณn falsa y manipulada a travรฉs de internet). En muchos casos, la propaganda rusa explota la memoria histรณrica ucraniana: acusa a los miembros del Maidรกn de ser simples banderivtsi, simpatizantes de Stepan Bandera, el polรฉmico nacionalista ucraniano cuya organizaciรณn paramilitar, la UPA, colaborรณ con los nazis en la Segunda Guerra Mundial, y acusa al gobierno ucraniano de ser una โ€œjuntaโ€ fascista surgida de un golpe de Estado apoyado por los gobiernos occidentales. Suele ser muy efectiva: Rusia se aprovecha del simbolismo del antifascismo en la URSS para extender la idea de que Ucrania ha vuelto a 1941.

โ€œA veces mienten abiertamente, pero en general la propaganda rusa lo que hace es extender โ€˜medias verdadesโ€™, dice Alina Mosendz, periodista de Stop Fake, una organizaciรณn creada en 2014 en la facultad de comunicaciรณn de la Universidad de Kiev-Mohyla que busca refutar las mentiras de la propaganda rusa. Estรก en ocho idiomas; busca contrarrestar la influencia de medios del Kremlin como Sputnik o RT (antes Russia Today), que se traducen a decenas de idiomas. Estamos en un restaurante tรญpico ucraniano en el centro de Kiev y hemos pedido una especie de zumo de arรกndanos en jarras. Las paredes estรกn empapeladas con hรฉroes pop de la รฉpoca soviรฉtica, desde atletas a cantantes, pero la mรบsica es casi toda americana de los setenta (suena โ€œHooked on a feelingโ€, en la versiรณn de Blue Swede, โ€œHold the lineโ€ de Toto). Mientras me comenta su proyecto, con un marcado acento argentino (aprendiรณ espaรฑol en estancias en parroquias en Argentina), Alina colorea el dibujo de unos cosacos en un mantel para niรฑos. Con los mismos lรกpices de colores hace pequeรฑos esquemas y dibujos para explicarme mejor la prensa bajo Yanukรณvich, o las tรกcticas de la propaganda rusa.

โ€œUno de los objetivos de la propaganda rusa es probar que la UE no funciona, que es como un Estado fallido. Tienes el Brexit, por ejemplo, que demuestra un descontento con la UE. Medios del Kremlin como Sputnik o RT explotan esto y buscan crear desconfianza hacia la UE en otros paรญses. Inventan un Swexit, un Grexitโ€ฆโ€ La propaganda rusa no se centra en vender Rusia sino en desacreditar los paรญses occidentales y aprovecharse de las fisuras y debilidades consecuencia de su pluralismo y su capacidad de autocrรญtica. Como escriben Edward Lucas y Peter Pomerantsev en โ€œWinning the information warโ€, un estudio del Centre for European Policy Analysis,

Su objetivo no es tanto convencer a los medios mainstream sino apelar a audiencias que ya desconfรญan de sus propios sistemas, que creen, a priori, en teorรญas de la conspiraciรณn y estรกn buscando cualquier informaciรณn, aunque sea ridรญcula, que confirme sus prejuicios. La naturaleza de los medios online -especialmente las redes sociales- permite al Kremlin trabajar dentro de โ€œcรกmaras de ecoโ€, mundos online donde los hechos y los fact-checkers no pueden penetrar. El Kremlin no creรณ el mundo posfactual que ha afectado todo desde las elecciones estadounidenses a la propaganda de ISIS en Europa, pero estรก bien posicionado para explotarlo.

Las historias sobre el golpe de Estado en Kiev han calado en muchos medios occidentales, aunque donde mรกs รฉxito tienen es en las redes sociales. Alina ha tenido que refutar que Estado Islรกmico tiene campos de entrenamiento en el sur de Ucrania o que los soldados ucranianos crucificaron a un niรฑo en la guerra del Este. A veces los medios caen en errores mรกs inocentes: Alina se queja de que, para escribir de los rusos que invadieron Donbรกs, los medios hablen de separatistas en lugar de terroristas, un debate que recuerda al Paรญs Vasco de ETA. La tarea de Stop Fake es hercรบlea. โ€œNo solo nos centramos en la propaganda contra Ucrania, sino en todo tipo de propaganda rusa en Europa y el mundoโ€. ยฟCรณmo convencer con fact-checkers de que una noticia es falsa a alguien que necesita creerla para reafirmarse en sus ideas y su identidad e historia, especialmente en mitad de una guerra como en Ucrania? โ€œStop Fake se centra en las mentiras de los medios. Hay alternativas, una persona no conforme con lo que ve en la tele puede encontrar mรกs informaciรณn. Pero el problema es tambiรฉn las malas prรกcticas de los medios. Tenemos fact-checkers que han refutado historias de medios serios que luego no rectifican.โ€

Con la UE o sin la UE

El Hotel Ucrania es un feo y siniestro edificio entre brutalista y neoclรกsico en Maidรกn Nezalezhnosti, la icรณnica Plaza de la Independencia en el centro de Kiev. Se inaugurรณ en 1961, bajo el gobierno de Jruschov, y todavรญa sigue siendo de titularidad pรบblica. El 20 de febrero de 2014, tras meses de protestas en Maidรกn contra el expresidente Yanukรณvich, francotiradores de las fuerzas especiales del gobierno (Berkut) se apostaron en las ventanas del hotel y dispararon a matar a los manifestantes de la plaza. Murieron 53 personas. Segรบn diversas fuentes, tropas rusas entrenaron a los miembros de las fuerzas especiales ucranianas. En un documental de la BBC, el periodista Gabriel Gatehouse intenta desentraรฑar una teorรญa extendida entre los manifestantes del Maidรกn, aunque no demostrada: hubo mercenarios rusos que atacaron ambos bandos (policรญa y manifestantes) para crear una matanza y crear el caos que justificarรญa una intervenciรณn rusa. Un dรญa despuรฉs, el 21 de febrero, Yanukรณvich abandonรณ el paรญs. Todavรญa sigue en el exilio, en Rusia, y la justicia ucraniana lo acusa de ser quien ordenรณ disparar a los manifestantes. En total, mรกs de cien personas murieron en la Revoluciรณn de la Dignidad, ahora conocidas como los โ€œCien en el cieloโ€.

El suelo de la plaza de la Independencia estรก desgastado y tiene grietas y huecos. Los adoquines que los manifestantes arrancaron para lanzar a la policรญa no se han sustituido, y estรกn amontonados en un memorial improvisado de los โ€œCien en el cieloโ€, con fotografรญas y velas. Fotos de chavales de diecisรฉis aรฑos que salieron a la calle para luchar por un paรญs mejor. Ancianos barbudos, hombres con peinados cosacos, Serhiy Nigoyan, un chico musulmรกn armenio-ucraniano que muchos consideran la primera vรญctima de la revoluciรณn. Fotos de soldados muertos en el Este se mezclan con los muertos en Maidรกn, lo que provoca el enfado de algunos. Muy pocas mujeres.

Anna sรญ que estuvo, y ademรกs desde el primer dรญa. Es editora de una revista de prestigio en Kiev. Paseamos por Maidรกn en el dรญa de la independencia. Me cuenta cรณmo sobreviviรณ a un choque entre la policรญa y los manifestantes, cรณmo un policรญa apartรณ a su madre y a ella del tumulto y las salvรณ. A veces me da la sensaciรณn de que se le quiebra la voz y temo que va a romper a llorar, pero pronto descubro que su timbre es asรญ. Es seria, tiene la mirada dura. Su sonrisa tiene un punto de amargura. Parece cansada de ver los memoriales, de recrearse en ese sufrimiento: placas, flores, crucifijos, cascos de los manifestantes colgados en los รกrboles. Soldados suben y bajan la calle adoquinada donde se produjeron la mayorรญa de muertos. El edificio de los servicios secretos, a un lado de la calle, estรก totalmente rodeado por militares. En los soportales de la plaza, la policรญa se amontona. Un grupo de soldados, subido a un todoterreno con altavoces, arenga a unas veinte o treinta personas que gritan Slava Ukrayini! (ยกGloria a Ucrania!), Heroyam slava! (ยกGloria a los hรฉroes!). Pasamos por debajo del Hotel Ucrania, que parece totalmente vacรญo, y me explica desde dรณnde salieron los disparos. Las imรกgenes de televisiรณn sobre la masacre, que recorrieron todas las cadenas internacionales, enfocan ventanas oscuras, las cortinas ondeando al viento. Las cรกmaras buscan a los francotiradores.

En septiembre de 2004, el candidato presidencial prooccidental Yรบshchenko cayรณ gravemente enfermo. En el hospital los mรฉdicos descubrieron que habรญa sido envenenado. Se especula que detrรกs estaban los rusos, porque el veneno usado puede obtenerse en Rusia pero no en Ucrania. Consiguiรณ salvar la vida. Con la cara desfigurada, con grietas y quemada, se presentรณ a las elecciones contra Yanukรณvich, y perdiรณ. Sin embargo, poco despuรฉs unas grabaciones filtradas de su equipo de campaรฑa demostraron que los resultados se habรญan amaรฑado. 200.000 personas salieron a la calle, a la Plaza de la Independencia, a protestar, en lo que posteriormente se llamarรญa la Revoluciรณn Naranja. Entre ellos estaba tambiรฉn Anna. Las elecciones se repitieron y Yรบshchenko venciรณ esta vez a Yanukรณvich. Su gobierno dio pasos dรฉbiles en direcciรณn a Occidente y la UE, pero estuvo lleno de grandes fracasos en la lucha contra la corrupciรณn, el poder de los oligarcas y las reformas en la justicia. En 2010, Yanukรณvich ganรณ de nuevo las elecciones (sin pucherazo) y los pequeรฑos avances democratizadores, de libertad de expresiรณn y acercamiento a Europa se congelaron del todo. Mรกs cercano a Rusia, gobernรณ con autoridad y convirtiรณ Ucrania en un rรฉgimen cada vez mรกs autocrรกtico e iliberal. En 2013 se negรณ a firmar un acuerdo de asociaciรณn con la UE, que acercarรญa al paรญs cada vez mรกs a la uniรณn, lo que provocรณ que la gente saliera, como en 2004, a protestar a la Plaza de la Independencia, pero esta vez con banderas de la Uniรณn Europea.

La Revoluciรณn del Maidรกn de 2013-2014 se ha vendido en Occidente como una revoluciรณn por la Uniรณn Europea. Se conoce como el Euromaidรกn. Ha servido para la autocomplacencia de muchos lรญderes europeos: ยกluchan por entrar en Europa justo cuando otros quieren salirse! Comenzรณ, en efecto, como consecuencia de la negativa de Yanukรณvich a acercarse a la UE. Pero iba mรกs allรก. โ€œEra antes que nada una lucha por valores bรกsicos de existencia humanaโ€, sentencia Anna. โ€œNo tenรญa que ver con los derechos LGBT, con la libertad de expresiรณn, sino que estaba en una fase inferior: pedรญamos un nivel de existencia digno. No exactamente econรณmico. Se trataba de reivindicar un respeto bรกsico por el derecho de la gente a sentirse segura, protegida y no perseguida por el Estado, a tener polรญticos que rindan cuentasโ€ฆโ€

Muchos en Kiev coinciden en que no todo tenรญa que ver con la Uniรณn Europea. Ahora, tras la crisis de refugiados, el auge de los populismos de ultraderecha y el Brexit, la Uniรณn Europa tiene poco interรฉs en Ucrania. โ€œDesde la perspectiva ucraniana -dice Yevhen Hlibovytsky-, vemos la UE como un puรฑado de estรบpidos que estรกn desaprovechando una idea brillante. Apreciamos mucho no tener una guerra en setenta aรฑos. No matarse unos a otros es maravilloso.โ€ No cree que vayan a entrar en la UE pronto, ni siquiera en la necesidad de hacerlo. Quizรก la soluciรณn sea, como comentan algunos intelectuales ucranianos, โ€œeuropeizarseโ€ (armonizar leyes, adoptar su Estado de derecho) sin necesidad de entrar en la UE. Coinciden en que sirve como corsรฉ democrรกtico. Sin ella, muchos polรญticos que se dicen reformistas, el presidente Poroshenko entre ellos, representante del mismo sistema oligรกrquico que es necesario derrocar, no sentirรญan tanta presiรณn. Pero no todo tiene que venir de fuera. โ€œSi hubieramos esperado a Europa habrรญamos muertoโ€, sentencia Yevhen. El himno de Ucrania se titula โ€œUcrania todavรญa no ha muertoโ€. En el dรญa de la independencia, suena รฉpico y atronador en Maidรกn. Habla de la gloria eterna, de la libertad y de la derrota de los enemigos. Pero es difรญcil imaginar un himno nacional mรกs amargo.

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Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacciรณn de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemรกn' (Libros del Asteroide, 2023).


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