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La muerte de Fidel Castro en tiempos de Trump

Si Raรบl Castro y la clase polรญtica cubana entienden la orfandad como una amenaza, podrรญa producirse un endurecimiento desastroso para la isla y sus relaciones con el mundo.
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La pregunta que persistentemente se hacen los medios de comunicaciรณn globales es quรฉ impacto tendrรก la muerte de Fidel Castro en la isla en los prรณximos meses y aรฑos. Dado que el lรญder cubano intervenรญa muy poco en las decisiones del gobierno de su hermano Raรบl y cuando opinaba casi siempre era para expresar rechazo a las reformas y al restablecimiento de relaciones con Estados Unidos, buena parte de la opiniรณn pรบblica mundial se inclina por la hipรณtesis de que la ausencia de Fidel puede desinhibir a la corriente reformista y partidaria de la normalidad diplomรกtica, dentro de la รฉlite del poder insular.

A esa interpretaciรณn se suma el prรณximo escenario de una sucesiรณn de poderes, en febrero de 2018, que deberรญa favorecer a Miguel Dรญaz Canel, el primer vicepresidente del Consejo de Estado y de Ministros, o a otro polรญtico de la generaciรณn nacida poco antes o poco despuรฉs del triunfo de la Revoluciรณn en enero de 1959. Ya sabemos que la sucesiรณn de poderes se producirรก sin una reforma polรญtica que ofrezca un mรญnimo de flexibilidad dentro del rรฉgimen totalitario, pero queda por confirmar que el relevo generacional serรก su lรณgica predominante de aquรญ a febrero de 2018.

Si Raรบl Castro y la clase polรญtica cubana entienden la orfandad como una amenaza, podrรญa producirse un endurecimiento desastroso para la isla y sus relaciones con el mundo. La ausencia de Fidel en tiempos de Trump actuarรญa como una coartada para persistir en el inmovilismo y la reacciรณn conservadora contra la apertura que en buena medida favoreciรณ la polรญtica de Obama. Desde el verano pasado, cuando Castro cumpliรณ 90 aรฑos, ese fue el tono mรกs extendido de los medios de comunicaciรณn de la isla, que catalogaron la visita y, sobre todo, el discurso del presidente de Estados Unidos en el Gran Teatro Alicia Alonso de La Habana como un โ€œataqueโ€.

Es difรญcil imaginar cuรกl serรญa el soporte internacional de esa contrarreforma en Cuba. La economรญa venezolana, que fue durante el รบltimo tramo del gobierno de Fidel Castro, la fuente del subsidio energรฉtico y la principal alianza geopolรญtica, estรก colapsada y la crisis de legitimidad del rรฉgimen de Nicolรกs Maduro limita sus credenciales como aliado. Los paรญses del ALBA han perdido su hegemonรญa sobre la izquierda en Amรฉrica Latina, una regiรณn que vuelve adoptar una fisonomรญa mรกs heterogรฉnea, repartida entre gobiernos de izquierdas, centros y derechas que, en muchos casos, rechazan explรญcitamente el modelo neopopulista del llamado โ€œsocialismo del siglo XXIโ€.

La Rusia de Vladimir Putin, como hemos visto en las รบltimas semanas, serรก siempre un aliado, mรกs geopolรญtico que econรณmico, de Raรบl Castro, pero los lรญmites de esa alianza estรกn marcados por el actual romance de Moscรบ con Donald Trump. Dรญas despuรฉs de la elecciรณn presidencial del magnate de Nueva York, Aleksey Pushkov, lรญder del Comitรฉ de Relaciones Internacionales de la Duma del Estado, dijo a Christianne Amanpour, de CNN, que entre Trump y Putin habรญa una profunda sintonรญa en a cuanto temas bรกsicos de la agenda global como la crisis de la Uniรณn Europea, la OTAN, el rechazo al acuerdo de libre comercio transpacรญfico, la guerra de Siria y el medio ambiente.

Si el entendimiento entre Trump y Putin toma cuerpo en los prรณximos meses, difรญcilmente un endurecimiento de La Habana serรญa alentado por Rusia. Lo mismo podrรญa decirse de China, cuyo lรญder Xi Jinping, que acaba de reelegirse por un รบltimo periodo, mantuvo una actitud mรกs bien neutral en torno a la disputa por el TPP en la reciente cumbre de la APEC en Lima. China y Rusia quieren buenas relaciones con Trump y, seguramente, recomendarรกn a Raรบl Castro un manejo pragmรกtico de sus vรญnculos con Estados Unidos. Moscรบ y Beijing  pueden actuar como mediadores entre Trump y Castro para mantener a flote la flexibilizaciรณn del embargo emprendida por Obama.

Lo que Raรบl ofrecerรก a Trump serรก mรกs de lo mismo: apertura econรณmica controlada del precario sector no estatal de la isla y nada de reforma polรญtica. ยฟLo aceptarรก el nuevo presidente de Estados Unidos? Tal vez, pese a sus recientes declaraciones en sentido contrario.

La doctrina Trump en relaciones internacionales parece apuntar a alianzas con dictadores nacionales, como Bashar al Asad, siempre y cuando ofrezcan ventajas comparativas a Estados Unidos. La derecha republicana criticรณ rudamente a Obama por su acercamiento con los dictadores del Caribe, pero propone exactamente lo mismo para lidiar con dictadores del Medio Oriente, รfrica o del sudeste asiรกtico.

El escenario favorable para afianzar en Cuba el tipo de autoritarismo que comienza a caracterizar al siglo XXI estรก dado. Una transiciรณn a la democracia, en poco tiempo, se ve cada vez mรกs distante, no solo por la represiรณn sistemรกtica de la oposiciรณn pacรญfica sino por las pocas posibilidades de democratizaciรณn interna que ofrece el rรฉgimen de la isla. Si ese rรฉgimen se hubiera reformado mรญnimamente antes de la muerte de Fidel Castro, hoy estarรญamos en mejores condiciones de verificar un trรกnsito que combine el cambio generacional y, a la vez, la apertura de derechos civiles y polรญticos. La responsabilidad de Fidel y Raรบl Castro en esa parรกlisis es enorme ya que dejan como herencia una economรญa improductiva y quebrada que dependiรณ demasiado tiempo primero de la Uniรณn Soviรฉtica y despuรฉs de Venezuela.

Los hermanos que gobernaron la isla por sesenta aรฑos consecutivos se formaron, como polรญticos, dentro del bloque soviรฉtico de la Guerra Frรญa. De aquella escuela retuvieron la premisa geopolรญtica de que para que un pequeรฑo paรญs del Caribe pudiera desafiar la hegemonรญa de Estados Unidos debรญa aliarse con potencias rivales a Washington. Hoy, esas potencias rivales parecen mรกs interesadas en un acuerdo con la nueva administraciรณn republicana que en el conflicto.

La รบnica manera de descarrilar el avance hacia el nuevo autoritarismo en Cuba es una vuelta al totalitarismo en tiempos de Fidel, sin las reformas de Raรบl, o la bรบsqueda de la democracia. Para emprender cualquiera de esos dos caminos se requiere de un liderazgo que por ahora no parece existir en Cuba.  

              

 

           

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(Santa Clara, Cuba, 1965) es historiador y crรญtico literario.


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