Que algo haya sido โjugado por el diabloโ implica que cayรณ al suelo y que ya no debe recogerse nunca mรกs. Que el objeto estรก condenado a una especie de maleficio. Que el simple contacto con el piso sucio supone ya una conexiรณn directa con el mismo diablo. La expresiรณn es una advertencia popular que, en su mayorรญa, padres y madres de familia hacen a sus hijos cuando estos quieren recoger algรบn pedazo de comida que se resbalรณ de sus manitas y fue a parar al suelo: โDeje eso, ya estรก jugado por el diabloโ.
El 4 de febrero de 2024, El Salvador debรญa escoger a la persona que gobernarรก el paรญs hasta 2029 y a los diputados que ocuparรกn los curules de la Asamblea Legislativa hasta 2027. Ese dรญa, los salvadoreรฑos salimos a votar en unas elecciones que desde un principio estuvieron jugadas por el diablo.
Nayib Bukele, el actual presidente salvadoreรฑo, cuyo gabinete enfrenta mรบltiples seรฑalamientos por corrupciรณn y violaciones a derechos humanos, aparecรญa en la papeleta de candidatos a la presidencia a pesar de que al menos seis artรญculos de la Constituciรณn salvadoreรฑa prohรญben la reelecciรณn presidencial.
Bukele aparecรญa en la papeleta porque la Sala de lo Constitucional de El Salvador certificรณ, a travรฉs de interpretaciones mรกs parecidas a malabares mentales, que un segundo perรญodo presidencial era legรญtimo. Bukele, entonces, se convirtiรณ en el primer presidente salvadoreรฑo en buscar la reelecciรณn desde el perรญodo del dictador Maximiliano Hernรกndez Martรญnez, entre 1935 y 1944.
Las de 2024 son unas elecciones atรญpicas. Hubo un candidato, el inconstitucional, que no llamรณ a mรญtines ni visitรณ comunidades. Ese mismo candidato, ademรกs, rompiรณ el silencio electoral, ese que prohรญbe cualquier tipo de propaganda polรญtica, una hora antes de que cerraran los centros de votaciones a escala nacional: en una conferencia de prensa, Bukele pidiรณ a los salvadoreรฑos que votaran por los candidatos a diputados de su partido Nuevas Ideas. Todo esto ante la mirada permisiva del ente regidor del proceso, el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Minutos antes de las 7 de la noche del domingo 4 de febrero, Bukele se autoproclamรณ vencedor en la jornada de elecciones del paรญs. Lo hizo a travรฉs de un post en la red social X, declarando que el triunfo era suyo, con mรกs de 85% de votos. Lo hizo aun cuando el TSE no habรญa publicado resultados oficiales y en medio de un clima de caos en los centros de votaciรณn a escala nacional.
En ese tuit, Bukele tambiรฉn aseguraba que 58 de los 60 posibles escaรฑos para diputados en la Asamblea Legislativa le pertenecรญan a su partido. Para cuando posteaba, algunas mesas de votaciรณn empezaban a reportar problemas tรฉcnicos con el sistema de conteo, la conexiรณn a internet e incluso con la energรญa elรฉctrica.
El 6 de febrero, dos dรญas despuรฉs del caos y del posteo en redes, luego de haber admitido que el escrutinio habรญa sido โun completo fracasoโ y de que gobiernos centroamericanos y el estadounidense enviaran sus felicitaciones al reelecto presidente basรกndose รบnicamente en lo que รฉl mismo publicรณ, el TSE dio luz verde a un proceso de escrutinio final voto por voto.
Y entonces empezaron a aparecer urnas en escritorios de centros escolares que habรญan funcionado como centros de votaciรณn. Ocurriรณ en San Marcos, en el centro escolar Doctor Eusebio Cordรณn Cea. Ocurriรณ en San Simรณn, Morazรกn, al oriente del paรญs. Ahรญ, por ejemplo, la Fiscalรญa General de la Repรบblica encontrรณ papeletas marcadas fuera de los paquetes electorales en el centro de votaciรณn del cantรณn Las Quebradas.
Estas papeletas son las que el TSE solicitรณ para proceder con el escrutinio final. Los paquetes electorales, esos que contenรญan las papeletas con los votos de los salvadoreรฑos, empezaron a llegar a bodegas en San Salvador en cajas de cartรณn en mal estado o, en algunos casos, sin sellar. Los paquetes electorales iban jugados por varios tipos de diablo.
No hay prueba alguna de que estos paquetes hayan pasado por la cadena de custodia que, al menos en la teorรญa, deberรญan de seguir para garantizar que llegarรกn รญntegros al lugar donde los solicitan. No hay explicaciรณn oficial al mal estado en el que muchos de los paquetes aparecieron. No hay, tampoco, un listado de las personas que tocaron estas cajas. Las jugรณ quien puso. Y quien quiso.
Los partidos de oposiciรณn denunciaron en repetidas ocasiones que no han estado representados en los espacios de vigilancia y conteo de los votos. Para el domingo 11 de febrero, la mayorรญa de mesas de conteo estaban repletas de vigilantes con chaleco cian, color insignia del partido oficialista Nuevas Ideas. Ahรญ, donde participaban personas sin credencial oficial del TSE. Ahรญ, donde se viralizรณ un video en el que uno de los digitadores modificรณ los datos del escrutinio cuando su compaรฑera de mesa se levantรณ para ir al baรฑo.
Hasta el 12 de febrero, todavรญa hay mesas contando votos en el Gimnasio Nacional Josรฉ Adolfo Pineda. Todavรญa hay gritos de โno hay sistemaโ o โse cayรณ el sistemaโ en las mesas de escrutinio final legislativo. Y, asรญ, El Salvador camina hacia una segunda jornada de elecciones: las del 3 de marzo, para elegir concejos municipales y diputados del Parlamento Centroamericano. Estas elecciones tambiรฉn estarรกn a cargo del TSE, ese mismo que avalรณ, organizรณ y ejecutรณ unos comicios que eran ilegales desde un principio. Ese mismo que jugรณ todo un proceso que aรบn no finaliza. ~
(San Salvador, 1997) es escritora y periodista radicada en El Salvador. Ha publicado con Altamarea Ediciones y F&G editores. En 2022 ganรณ el X Premio Centroamericano de Cuento Carรกtula y el Premio Mario Monteforte Toledo de Cuento.