No es una revoluciĆ³n, es una rabieta

La concepciĆ³n mĆ”s autoindulgente y terapĆ©utica de lo personal y la concepciĆ³n mĆ”s utĆ³pica de lo polĆ­tico se han enredado de manera inextricable.
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David Rieff

El desacuerdo traumatiza. El triunfo de lo traumĆ”tico es tambiĆ©n la banalizaciĆ³n de lo traumĆ”tico. Un ejemplo es el “Informe del grupo de trabajo sobre equidad y antirracismo en la investigaciĆ³n” de la Universidad de California en San Francisco (UCSF). El informe en sĆ­ no sorprenderĆ” a nadie que estĆ© familiarizado con la ideologĆ­a de la burocracia de la DEI [Diversidad, Equidad e InclusiĆ³n], o con la versiĆ³n particular de esta visiĆ³n del mundo que ahora domina el establishment mĆ©dico estadounidense en universidades y centros de investigaciĆ³n como la UCSF. Como dice el informe en su introducciĆ³n:

“Lo que se ha apoyado y valorado, cĆ³mo se ha ejecutado la investigaciĆ³n y quiĆ©n la dirige y participa en ella ha limitado los resultados sanitarios de demasiadas personas. En la UCSF nos hemos reunido para hacer frente a estos daƱos y encontrar un camino para centrar las necesidades de investigaciĆ³n y el compromiso de los marginados en todos los niveles de la empresa investigadora”.

Lo sorprendente es que el informe comienza destacando en el prĆ³logo el modo en que quienes lo prepararon han sido traumatizados por el propio trabajo y por algunas reacciones negativas que recibieron de colegas que comentaron el borrador. ā€œEs sumamente importante reconocer [cursiva en el original]ā€, escribiĆ³ la copresidenta del Grupo de Trabajo, la especialista en salud pĆŗblica y subdirectora del Instituto de Salud Global de la UCSF Sun-Yu Cotter, ā€œla magnitud del esfuerzo emocional y el trauma que muchos de los miembros del Grupo de Trabajo han soportado al realizar este trabajo, especialmente durante el periodo de comentarios pĆŗblicosā€. Los miembros del Grupo de Trabajo, lamentĆ³ Cotter, “especialmente nuestros colegas negros, se enfrentan y navegan por el racismo a diario en el trabajo y fuera de Ć©l”. Y, aƱadiĆ³, ā€œtambiĆ©n ofrecemos voluntariamente nuestro muy limitado tiempo para sumergirnos en un trabajo agotador (Ā”el impuesto a las minorĆ­as es real!)ā€.

Eso ya era bastante malo. Pero ademĆ”s ā€œque nos hicieran luz de gas algunos miembros de nuestra propia comunidad de la UCSF fue muy dolorosoā€. Sin embargo, aƱadiĆ³ Cotter, ā€œlos doctores McLemore y Nguyen [los otros copresidentes del Grupo de Trabajo] nos dieron espacio como Grupo de Trabajo para estar presentes, sentarnos con el dolor y las heridas, secarnos las lĆ”grimas, respirar profundamente juntos, abrazarnos unos a otros y seguir adelante porque sabemos que no podemos rendirnosā€.

La convicciĆ³n, y no hay razĆ³n para dudar de la sinceridad de la profesora Cotter, de que ofrecerse voluntario para dar forma a un proyecto que establece como objetivo la elaboraciĆ³n de un plan real que, como dijo el Dr. Nguyen, ā€œpuede guiar a la empresa de investigaciĆ³n de la UCSF para que tenga un entorno inclusivo, diverso y equitativo con el objetivo de mejorar la salud de todas las comunidades diversasā€ es un sacrificio por el que los miembros del grupo de trabajo merecen ser reconocidos y por el que deberĆ­an haber sido remunerados econĆ³micamente (la TeorĆ­a CrĆ­tica de la Raza es muchas cosas, pero, sean cuales sean sus pretensiones ideolĆ³gicas, el anticapitalismo no es una de ellas), es bastante asombrosa. Por un lado, el informe es existencialmente importante: una hoja de ruta para lo que en el lĆ©xico de la DEI se denomina el momento del ajuste de cuentas racial en Estados Unidos. Por otro lado, sin embargo, hacer el trabajo es traumĆ”tico en sĆ­ mismo, y tener colegas que ā€œ[niegan] la existencia de desigualdades y racismo, y otros que minimizan la carga que el racismo ha impuestoā€, resulta todavĆ­a mĆ”s traumĆ”tico.

Uno intenta en vano pensar en cualquier otro movimiento social con un programa transformador tan radical como la DEI que haya sentido tan profundamente y, sobre todo, tan ostentosamente lĆ”stima de sĆ­ mismo. No es solo que lo personal y lo polĆ­tico se hayan enredado de manera inextricable; es que la concepciĆ³n mĆ”s autoindulgente y terapĆ©utica de lo personal y la concepciĆ³n mĆ”s utĆ³pica de lo polĆ­tico se han enredado de manera inextricable. En un siglo, la izquierda estadounidense parece haber pasado del “No te lamentes, organĆ­zate” al “Me estoy organizando, asĆ­ que no me traumatices o puede que no sea capaz de hacerlo”. Uno trata de imaginarse a Lenin buscando elogios por haber superado el dolor y las heridas que sentĆ­a a fin de ir a la EstaciĆ³n Finlandia, o incluso haber necesitado detenerse en una sesiĆ³n de su grupo de reuniones para encontrar el valor de dirigirse hacia allĆ­. Pero eso es justo lo que, al parecer, esperan los miembros de la UCSF.

Esto no es una revoluciĆ³n, es una rabieta.

TraducciĆ³n del inglĆ©s de Daniel GascĆ³n.

Publicado originalmente en el Substack del autor.

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David Rieff es escritor. En 2022 Debate reeditĆ³ su libro 'Un mar de muerte: recuerdos de un hijo'.


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