“Without love and a Promised Land, we are fools to the rules of a government plan”
Tears for Fears
Las tres preguntas en torno a las cuรกles se puede construir una narrativa discursiva son el “¿Quรฉ?”, que define la acciรณn o el objetivo; el “¿Cรณmo?” que describe el camino; y el “¿Por quรฉ?”. Esta รบltima es la mรกs importante para el discurso y su respuesta debe ser absolutamente clara para quien detenta una posiciรณn de liderazgo. El “por quรฉ” son las creencias que dan sentido, propรณsito y fuerza a las acciones. Es la convicciรณn que permite a un lรญder motivar a los demรกs para alcanzar una meta, superar un desafรญo o anteponerse a la adversidad. Por eso los lรญderes mรกs efectivos tienen un discurso construido en torno a “por quรฉ” hacen lo que hacen, no en torno a quรฉ o cรณmo lo estรกn haciendo.
Pienso que uno de los principales problemas del discurso reformador del gobierno del Presidente Peรฑa Nieto estรก precisamente en la falta de un buen “¿por quรฉ?”. Cierto, la narrativa del gobierno fue clara desde el principio en el “¿quรฉ?”: las reformas estructurales. Tambiรฉn fue muy claro en el “¿cรณmo?” con un discurso constructor de acuerdos en torno al Pacto por Mรฉxico. Pero dejรณ de lado los porquรฉs y primera y mรกs importante pregunta:¿Cuรกles son los principios, las convicciones, los valores que guรญan este proceso de reformas? Nadie lo tiene claro y por eso no es extraรฑo que el apoyo de la sociedad a un proceso reformador tan eficaz –y a la gestiรณn presidencial– hoy sea tan bajo.
Desde luego, lo obvio serรญa pensar que las reformas no son populares porque es muy difรญcil explicarle a la gente de manera creรญble cรณmo y cuรกndo una industria de las telecomunicaciones mรกs competitiva o un sector petrolero con mรกs inversiรณn y tecnologรญa se podrรญa traducir en mรกs empleos o mejores salarios. En el gobierno hay quienes creen que eso se soluciona simplemente prometiendo que bajarรกn los precios del internet, la luz y la gasolina. ¿Bastarรก eso para elevar la aprobaciรณn presidencial? Difรญcilmente, porque eso, si acaso, vuelve a las reformas convenientes, pero no emocionantes ni dignas de ser defendidas airadamente por sus convencidos.
Creo que el presidente Peรฑa Nieto enfrenta un desafรญo que sus predecesores inmediatos tambiรฉn vivieron: la dificultad de crear una narrativa de futuro nacional deseable en con la que la mayorรญa de los mexicanos estemos razonablemente de acuerdo. El รบltimo presidente que logrรณ esto fue, ni mรกs ni menos, que Carlos Salinas de Gortari. Efectivamente, el presidente Salinas sรญ logrรณ “empaquetar” sus reformas estructurales de modernizaciรณn econรณmica en un discurso que resultรณ atractivo: la llegada de Mรฉxico al “Primer Mundo”. Esa era una meta clara y ambiciosa que movรญa emociones: una “Tierra Prometida” deseada por ricos (para ser mรกs ricos) y pobres (para dejar de serlo).
Lamentablemente, el descarrilamiento de la economรญa y la tragedia polรญtica y social de 1994 dejรณ a este discurso herido de muerte. A Zedillo solo le quedรณ, sin muchas emociones, recetarnos en tono mรฉdico un discurso de “o seguimos este duro tratamiento o nos termina de llevar el tren”. Y luego llegรณ Fox, quien logrรณ suscitar gran entusiasmo colectivo con un nuevo “¿por quรฉ?”: sacar a los responsables del desastre nacional del poder y poner a los mejores ciudadanos a cargo por la vรญa del voto. Lamentablemente, este nuevo eje discursivo resultรณ de mรกs corto alcance y se desdibujรณ a lo largo de ese sexenio, a medida que nos quedรณ claro que los problemas no se resolvรญan solo con buenas intenciones.
Felipe Calderรณn llegรณ a la presidencia de un paรญs curtido en el desencanto, que ya no creรญa en el modelo econรณmico imperante como la vรญa para llegar al Primer Mundo ni en la democracia como la soluciรณn a todos los problemas. Enfrentado a retos mรกs apremiantes, como la violencia de los grupos criminales y la crisis econรณmica internacional, Calderรณn centrรณ su narrativa en cรณmo tenรญamos que enfrentar y superar grandes adversidades. Discursivamente habรญa un esfuerzo por transmitir cuรกles eran los valores y convicciones que movรญan al liderazgo nacional: habรญa claridad en el por quรฉ. Tal vez por eso la aprobaciรณn presidencial se mantuvo en niveles por arriba de los que hoy vemos, aunque esto, como sabemos, no fue suficiente para que el electorado diera continuidad a ese proyecto polรญtico
Hoy, el presidente Peรฑa Nieto se presenta en su Segundo Informe como un polรญtico eficaz que ha cumplido una de sus principales promesas: impulsar once grandes reformas. Esto le ha valido un reconocimiento por parte de la รฉlite nacional y aplausos en el exterior, pero tambiรฉn las tasas de aprobaciรณn presidencial mรกs bajas en muchos aรฑos. Si quiere salir de esa paradoja, es necesario que el presidente nos explique con mรกs claridad y convicciรณn no que quiere mover a Mรฉxico, ni cรณmo lo estรก haciendo, sino por quรฉ. Y la sociedad, de muchas maneras le estรก indicando el camino.
Si las redes sociales hierven cada mes con un nuevo video donde se denigra a una trabajadora domรฉstica, a un niรฑo vendedor de chicles o a un estudiante vรญctima del bullying; si las noticias muestran historias de olvidados de la sociedad tratados de manera infrahumana en un asilo en Zamora o muriendo bajo las ruedas de un infame tren; si todos los dรญas los ciudadanos son vรญctimas de la arbitrariedad por parte de autoridades, delincuentes o policรญas, es claro que el principal obstรกculo entre el paรญs que tenemos y el paรญs que queremos es el abuso del fuerte hacia el dรฉbil. El enemigo es la injusticia.
Ahรญ hay una nueva idea de cรณmo articular, desde el liderazgo polรญtico, una gran narrativa nacional en la que nuevos “por quรฉ” sean claros: acabar con el abuso y construir un paรญs con justicia para todos; luchar en serio contra la corrupciรณn y redignificar la funciรณn pรบblica; dejar de eludir el tema de la inseguridad y poner al inocente en libertad y al culpable en la prisiรณn; desmontar las redes de privilegios heredados o comprados y construir una sociedad menos arbitraria y mรกs meritocrรกtica. El gran por quรฉ que hoy nos hace falta para emocionarnos con los discursos de los lรญderes polรญticos ya no estรก en llegar al Primer Mundo o en consolidar la democracia. Mucho menos estรก en eslรณganes pobres en significado racional y emocional como “Mover a Mรฉxico”. El gran por quรฉ estรก en la justicia. Es ahรญ donde los mexicanos queremos ver un nuevo futuro, porque como dice una de mis canciones ochenteras favoritas: “sin amor, ni una Tierra Prometida, somos tontos sujetos a las reglas de un plan de gobierno”.
Especialista en discurso polรญtico y manejo de crisis.