A Campirano… Y de paso a Toncha

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Campirano: Toncha no es un delator, es un hombre atribulado que no se atreve a salir del closet, según él mismo dice en alguno de estos blogs (así que no estoy delatándolo). A decir verdad le tengo simpatía, pero sigue con su problema (del que debiera deshacerse si se va a dedicar a exigir a otros ciertas actitudes morales, éticas, políticas, etc.), y su problema es la obsesión de juzgar e increpar a quienes, digan lo que digan y guste eso o no guste, lo hacen asumiendo su identidad manifiesta. No es malo firmar con seudónimo (o heterónimo) una obra de ficción o un poema en que no se critica ni ataca a nadie, pero sí es una cobardía censurar, juzgar o atacar a otros sin dar la cara, sin asumirse con un nombre, una identidad. A mí Toncha pretende siempre corregirme; es la pretensión de quien se sueña como un terrible inconforme… que oculta su identidad. Me da la impresión de que es un hombre bueno y con absoluto derecho a su preferencia sexual (que no podría juzgar yo, que, ¡ejem!, soy lesbiano), pero además Toncha es uno que se cree un justo paladín flamígero porque… nos exige que lo seamos más que él quienes sí asumimos, con nuestro nombre y apellido, y a veces con nuestro rostro (como hago yo en un periódico), la responsabilidad de lo que escribimos, aun si lo que escribimos lo tienen en poco o les disgusta a algunos escondiditos. Y supongo que usted también lo entiende, pues ha puesto su nombre y apellidos (que sinceramente confío en que son auténticos) en uno de sus comentarios.

Créame que Toncha no me ofende y ni siquiera me irrita, pero aburre y cansa con esa insistente actitud de “usted debiera decir esto, diga usted esto otro tal como lo deseo yo, el claridoso number one”.

Por lo demás, lo que Toncha dice (y quiere que yo diga) de la situación del país es cierto y plausible en gran medida, pero lo invalida, no su confesada cobardía (que en sí yo no juzgo, pues también tengo las mías, por ejemplo el temor cuando salgo de mi casa a las calles de Esmógico City, la capital ya con medalla de oro en el deporte del secuestro y capital de la impunidad donde las autoridades delicadamente llama inseguridad a la mera criminalidad), sino la torpe e infantil soberbia de quien exige a otros una valentía de la que se confiesa carente. Por lo demás, aun con mi “viril cobardia”, al menos asumo con mi nombre y apellido la responsabilidad de mi blog, y nunca he dejado de admitir en él las quejumbres y bravatas de Toncha o Toncho o quien sea el temblorosillo valiente del fondo del closet. Cuando no se ponga Toncha tan exigentito entonces sí (si aún le tengo paciencia y algún respeto) dialogaré con él acerca de sus verdades de autoproclamado bufón superclaridoso. Ah, y si futanari es un abrazo amoroso al que Toncha me invita, me disculpo, pero no lo acepto: por mi parte también tengo (como lesbiano y a mucha honra) mi propia preferencia sexual.

Aparte todo eso, nada impide a los omniclaridosos que como Toncha dispongan de internet hacer su propio bloguito para decir sus autocertificadas verdades y ahorrarse la molestia de ir a proclamarlas… escondido en blogs de otros.

Un saludo cordial, Campirano ¿o Juan Robles Díaz?

P.S. ¿Y de veras dice usted que en Sinaloa ha aminorado el crimen? A mí las noticias no me dan esa impresión.

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Es escritor, cinéfilo y periodista. Fue secretario de redacción de la revista Vuelta.


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