Buena noticia la liberación del centro de la ciudad de México, arrancado del poder monopólico de seis individuos y recuperado para veinte millones sin poder, pero con derechos. Celebro la determinación y la habilidad del jefe de gobierno de la ciudad, Sr. Marcelo Ebrard, y hago votos para que los inevitables intentos por ablandarlo, que habrán de desatarse en los próximos días, no fructifiquen.
¿Por qué no liberaron el centro en su momento ni Cuauhtémoc Cárdenas, ni Rosario Robles ni IAMLOquito? Misterio.
¿Y por qué no han rasgado vestiduras los voceros de la justicia patria señalando la política de Ebrard como un horrible acto neoliberal y un agravio más contra el pobre pueblo condenado a vivir en y de estructuras informales? Otro misterio.
Por lo pronto, como escribió Salvador Novo famosamente, “mi ciudad mía” es también la ciudad nuestra. ¡Enhorabuena!
Y por lo pronto, el señor Ebrard califica inmediatamente como el más fuerte precandidato del PRD a la presidencia de la república en las elecciones del 2012 y, por tanto, en adversario del inquieto Peña Nieto (y de lo que queda de IAMLOquito). ¿Enhorabuena?
Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.