Chocar por convivir

En ciertas pelรญculas el accidente automovilรญstico es un suceso doloroso pero tambiรฉn arroja un poco de luz: nos enseรฑa que el mundo es menos absurdo de lo que pensamos.
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Todo pasa por algo. Existe un plan. El mundo es muy pequeรฑo y todos estamos conectados. El azar no es el azar sino una relojerรญa del destino… Cosas como รฉsas parecen creer ciertos cineastas y guionistas, especialmente cuando se deciden a intentar una pelรญcula de senderos que se entrecruzan.

(Tambiรฉn las llaman pelรญculas corales, de ensamble, network narratives, hyperlink cinema, criss-crossers y, sobre todo cuando se trata de narraciones no lineales, thread structures. Su principio central es que a varios personajes se les da una importancia similar, “protagรณnica”, en tramas que se entrelazan. Los personajes pueden ser desconocidos, conocidos lejanos, parientes, amigos. Uno de los placeres de ver sus historias es anticipar o descubrir las interconexiones. Ver: David Bordwell, ‘Mutual friends and chronologies of chance’ en Poetics of cinema, 2007.)

En telenovela –ese ejemplo lateral de network narrative con dos protagonistas salientes pero un amplio ensamble de personajes principales– es extraordinariamente comรบn que la pareja protagรณnica se conozca en un accidente. ร‰ste suele ser un choquecito o un atropellamiento que falla por un pelo: sirve para que veamos colรฉrico o asustado a alguno de los dos e inmediatamente despuรฉs, con inclusiรณn del “tema musical”, apantallado por el golpe del amor a primera vista. (Ejemplos a botepronto: Entre el amor y el odio, 2002, Corazones al lรญmite, 2004, Soรฑar no cuesta nada, 2005, Maรฑana es para siempre, 2008, Vuรฉlveme a querer, 2009.) Toda pareja enamorada quiere congelar ese instante para despuรฉs retrazar los pasos que los llevaron hasta ese dรญa venturoso. Quiere saber que su encuentro estaba destinado a existir. Los guionistas de telenovela les regalan una anรฉcdota mรกs o menos memorable: Si no se me hubieran caรญdo las carpetas que traรญa en la mano, no me hubiera detenido a media calle y tรบ no hubieras estado a punto de atropellarme…

Los entrecruzamientos de los personajes de Slacker (1991) de Richard Linklater comienzan con un extraรฑo accidente: un joven atropella a su madre. Ahรญ dejamos de acompaรฑar a Debรญ Quedarme en la Estaciรณn –con quien venรญamos desde el principio de la pelรญcula–, empezamos a seguir al Hijo Asesino, nos detenemos en un testigo de su arresto y, de nuevo en movimiento, vamos tras el Mรบsico Callejero que pasaba por ahรญ. Luego la pelรญcula se va por otros lados. El accidente automovilรญstico ha sido un nodo tenue, pero visible, de la red de destinos.

Tambiรฉn en el tejido de conexiones de Short cuts: Vidas cruzadas (1993) de Robert Altman estรก el nodo de un atropellamiento. Un niรฑo de diez aรฑos, Casey, sale corriendo hacia la escuela en la maรฑana. Una mujer, Doreen, le da un golpe con su auto. No parece grave. El chico se levanta y camina, pero unos dรญas despuรฉs estarรก muerto. La red: el padre de Casey, Howard, es un comentarista de tele. El seรฑor que le lava la alberca es Jerry y estรก casado con Lois. Ellos dos son amigos de Bill y su esposa, Honey. Honey es hija de Doreen. El accidente ha reducido los de por sรญ escasos grados de separaciรณn de estas personas.

Magnolia (1999) de Paul Thomas Anderson hace todo lo posible porque notemos su artificio de vidas conectadas por la coincidencia y que al mismo tiempo aceptemos que ese entrecruzamiento pasa en la vida. Un prรณlogo nos habla de casualidades sorprendentes; un personaje dice en una conversaciรณn telefรณnica urgente: “¿Ha visto esas conversaciones de vida o muerte en pelรญculas? ¡Esta es esa conversaciรณn!”; un chico lee un libro de Charles Fort –coleccionista de hechos inusuales, de coincidencias extravagantes–; en un momento todos los implicados en la red cantan, cada quien por su lado, una misma canciรณn de Aimee Mann; vaya, un mago narra la pelรญcula. Tambiรฉn hay prefiguraciones de la lluvia de ranas climรกtica. (Ejemplos: una manguera en una azotea forma los nรบmeros 8 y 2 y en una parada de autobรบs se lee exodus 8 : 2; en un espectacular, tambiรฉn. Nรณtese, ademรกs, el enfrenรณn justo en el momento:

¿Quรฉ dice el versรญculo 2 del capรญtulo 8 del ร‰xodo? “Si no lo dejas ir, vas a ver cรณmo voy a castigar con ranas todos tus territorios.”) Cuando cae esa climรกtica lluvia de ranas sobre Burbank, una de las protagonistas, Linda, va en una ambulancia. Otra, Rose, maneja por Magnolia Boulevard; el parabrisas se cubre de los animalejos. El auto y la ambulancia se estrellan, a unos metros: vidas que chocan, a unos metros. El accidente es otro de esos hechos vertiginosos que parecen artificio pero no lo son. ¿No pasan acaso en la vida?

No he visto Biutiful (2010, ¿debo armarme de valor y hacerlo?) pero las otras pelรญculas de Alejandro Gonzรกlez Iรฑรกrritu, con Guillermo Arriaga, eran narraciones en red: Amores perros (2001), 21 gramos (2003), Babel (2006). En las dos primeras un choque es el evento central. En Amores perros seguimos los hechos que llevaron a รฉl y los que รฉste desencadena, ademรกs de una historia que lo toca menos perpendicularmente. (La del Chivo, el matรณn que rescata al perro de pelea Cofi tras el terrible madrazo.) 21 gramos: en un choque provocado por el alcohรณlico Jack mueren el esposo y las dos hijas de Christina. Un hombre muy enfermo, Paul, recibe en trasplante el corazรณn del marido de Christina. Luego, emprende la bรบsqueda de esa mujer, que estรก despeรฑรกndose en la depresiรณn. Obviamente se enamoran. (Estamos en Hollywood, pues, y son los hermosos Naomi Watts y Sean Penn.) Jack, desesperado, busca redenciรณn; la pareja, venganza. En Amores perros el choque cruza los destinos de los personajes y cuando menos a uno de ellos le cambia la vida. En 21 gramos el choque los trastorna a todos hondรญsimamente: los destruye, los salva, los impulsa.

Hay muchos otros. En Dulce porvenir (1997) de Atom Egoyan un accidente donde mueren muchos niรฑos implica a casi todo un pueblo; Hard luck hero (2003) de Sabu guiรฑa constantemente al espectador –como Magnolia, pero en clave humorรญstica– que debe saber que todo avanza hacia la convenciรณn de un accidente automovilรญstico; Changing lanes (2002), Look both ways (2003), Crash (2004) y Traffic (2011) aceptan su artificio/convenciรณn desde el tรญtulo. Un pรณster de Crash llevaba este tagline: “A la velocidad de la vida, tenemos que chocar unos con otros”. (Jeje.)

¿Y por quรฉ recurren estos cineastas y guionistas al accidente automovilรญstico? Primero, tal vez, porque el accidente es ese suceso eventual que altera el orden regular de las cosas. Segundo, porque fuerza a la interacciรณn. Dos personas se dan, sin querer, un empujรณn en el metro: cuando mucho, se ofrecen una disculpa y cada quien sigue su camino; en cambio, si dos personas se dan un golpe con el coche lo mรกs probable es que se bajen y hablen asรญ sea unos minutos. Si el choque es grave tal vez sus vidas no vuelvan a ser las mismas. Mรกs profundamente, el accidente en estas ficciones semeja el azar –nadie planea estar en un choque– pero nos invita a creer que no es tan accidental. Como los grandes amores de las telenovelas, parece destinado a suceder. El accidente automovilรญstico puede solucionar la tensiรณn entre destino, libre albedrรญo y casualidad. Es un evento doloroso pero tambiรฉn, en estas pelรญculas, arroja un poco de luz: nos enseรฑa, para nuestro beneficio de un par de horas (aunque no para el resto de la vida), que el mundo es menos absurdo de lo que pensamos.

Posdata 1. Gracias a Luis Resรฉndiz por correcciones y adiciones.

Posdata 2. El amargado de Michael Haneke, autor de varias network narratives (71 fragmentos de una cronologรญa del azar, Cรณdigo desconocido), no utiliza los recursos de este tipo de pelรญculas para transmitir una idea de destino cumplido sino de fragmentaciรณn, de incompletud. Asรญ lo dice รฉl, citado en Screenwriters' Masterclass (2006):

No percibimos el mundo como un todo. Tenemos impresiones separadas y las juntamos รบnicamente en nuestra mente… Aunque me parece que estรกn muy bien hechas, pelรญculas como Magnolia y Short cuts utilizan medios estรฉticos para presentar una ilusiรณn de totalidad que no existe. En la realidad, nuestras impresiones estรกn aisladas. Yo presento los fragmentos como son. 

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Escritor. Autor de los cรณmics Gabriel en su laberinto y Una gran chica (2012)


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