Ciegos en Marbella

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Quizรก lo mรกs extraordinario de todo el circo de Marbella es la sorpresa que al parecer ha causado. ยฟDe verdad que lo que ocurrรญa no era evidente desde hace dรฉcadas? ยฟDe verdad que no se ve lo que pasa en casi todo el litoral espaรฑol desde haceโ€ฆ cincuenta aรฑos? (Pues yo recuerdo ya fechorรญas de entonces en la Costa Brava y en el Edรฉn balear). Una prueba del algodรณn sencilla: colรณquese de espaldas al mar y mire, por ejemplo, Montecarlo: la conclusiรณn sรณlo puede ser que en la construcciรณn de ese gibraltar francoitaliano abarrotado, con autopistas insรณlitas y tรบneles sospechosos, han tenido mucho que ver la corrupciรณn burocrรกtica yโ€ฆ cรณmo llamarlas: ยฟmafias de la construcciรณn?

Por exรณtico que parezca, en este paรญs que no hace tanto construรญa los pueblos blancos andaluces y las masรญas catalanas, los patios extremeรฑos, los caserones vascos y las marquesinas gallegas โ€“es decir: en este paรญs que tenรญa una de las arquitecturas mรกs sabias del mundoโ€“, por efecto de no se sabe muy bien quรฉ, รฉse es el misterio, su poblaciรณn enceguece y no ve o finge que no ve cรณmo le construyen, justo enfrente, Benidorm y Torremolinos, Lloret de Mar y [rellรฉnese al gusto].

Es decir, lugares en donde coinciden dos hechos decisivos: la poblaciรณn anfitriona puede ganar mucho dinero con rapidez โ€“sobre todo si cierra los ojos a todo urbanismo que no sea el elemental de trazar calles rectas, a los derechos humanos en la arquitectura, y a su propia tradiciรณnโ€“, y a los huรฉspedes de quince dรญas sรณlo les interesa ligar por las noches oliendo a after sun. Nada tan hipnรณtico como el mar, tan posesivo: los visitantes ni miran la barbarie urbanรญstica que ha apuรฑalado el paseo marรญtimo por la espaldaโ€ฆ quizรก porque les recuerde demasiado a las ciudades que han querido dejar detrรกs.

Mas todo ello, a estas alturas, resulta de una obviedad descorazonadora. Lo de verdad fascinante es averiguar quรฉ hace que una cultura milenaria y europea acepte sin pestaรฑear la destrucciรณn de sus paraรญsos, como lo eran sin duda โ€“ya no lo son, tambiรฉn sin dudaโ€“ la Costa Brava catalana o las Balearesโ€ฆ y que ni siquiera digan nada quienes no ganan nada en el negocio (periodistas, intelectuales, ยฟpolรญticos?)โ€ฆ ni tampoco ningรบn revisionismo antifranquista: pues con Franco comenzรณ todo. Con un entusiasmo local generalizado, dicho sea de paso, y quizรก sea esa la razรณn del silencio incluso ahora. Serรญa muy incรณmodo comenzar a seรฑalar.

Harรก una dรฉcada un editor espaรฑol me dijo, con motivo de mi novela Fin del viento (un fiasco por exceso de abstracciรณn y experimento), que la destrucciรณn de la costa y la rebeliรณn de un grupo de ciudadanos contra un urbanismo depredador no eran un tema literario. Poco antes, cuando se aprobaba la Ley de Costas, el ex editor y entonces senador Carlos Barral me dijo que, aunque se tirasen edificios al mar (como ya se hace de forma muy estimulante en algunos sitios), el 25% de la costa espaรฑola era irrecuperable. Aรฑos antes le habรญa escuchado al comandante Cousteau que el Mediterrรกneo se morรญa, algo que hoy ya se acepta como la desapariciรณn de otra especie.

Bueno, quizรก el editor tuviese razรณn. La prueba es la impasibilidad con que se ha recibido la invasiรณn de
la penรญnsula por la barbarie del ladrillo y, no sin asombro, no recuerdo obras que traten del fenรณmeno. Quizรก la pelรญcula La caja 506, sobre ciertos mรฉtodos para conseguir solares en la costa, y
en parte la obra de Fรฉlix Bayรณn, recientemente fallecido, cuyas carcajadas parecรญan un eco de sus incisivos artรญculos en un periรณdico de Mรกlaga contra la especulaciรณn y la zafiedad.

Y รฉsa es la pregunta: ยฟquรฉ es lo que ocurre en Espaรฑa para que la gente no vea semejantes fechorรญas, menos probables en Grecia o en Portugal, por ejemplo? Debe de ser que, al no tratarse de un tema con suficiente fuerza literaria, lo refugiamos en el estridente chismorreo en torno a las cerraduras y los cubos de basura de la horterada marbellรญ. A juzgar por su seguimiento, los pornรณgrafos del cotilleo son los Shakespeare, los Lope de nuestra รฉpoca. Junto con su audiencia, los cรณmplices de toda esa fechorรญa de cemento.

Temo que esa ceguera nos revele, nos descubra aรบn mรกs el antepenรบltimo puesto en educaciรณn que ocupamos en la lista de paรญses mรกs o menos desarrollados. ~

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Pedro Sorela es periodista.


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