Conciencia y cerebro

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Desde que los neurocientรญficos decidieron abordar el problema de la conciencia y abandonar la rรญgida clausura material del sistema nervioso central, se han tenido que enfrentar con el fantasma o el demonio del dualismo. Aunque algunos cientรญficos han aceptado convivir o pactar con este demonio, la gran mayorรญa se ha propuesto rechazarlo, eliminarlo o superarlo. Sin embargo, esta maldiciรณn cartesiana, como me gusta llamarla, amenaza permanentemente a los cientรญficos porque aparece con toda la fuerza del sentido comรบn que nos ha acostumbrado a separar las dimensiones fisiolรณgicas materiales de la espiritualidad o el pensamiento. Asรญ, convertir la contraposiciรณn cerebro-mente en una ecuaciรณn que pueda encontrar una soluciรณn cientรญfica se ha convertido en la aspiraciรณn de no pocos neurรณlogos. Se trata de enfrentarse a la contradicciรณn entre la naturaleza y la cultura, una herencia reforzada por las concepciones religiosas que estableciรณ los cรกnones que rigen la relaciรณn entre el cuerpo y el alma. En suma, se trata de resolver el misterio de la conciencia.

Josรฉ Luis Dรญaz ha dedicado un libro memorable, creativo y original de mรกs de seiscientas pรกginas a enfrentarse a este misterio (La conciencia viviente, Fondo de Cultura Econรณmica, 2007). Explora allรญ muchas aristas y dimensiones del problema. Yo me limitarรฉ aquรญ a hablar de lo que me parece que es su propuesta bรกsica para resolver la ecuaciรณn en la que se inscribe el vรญnculo entre el cerebro y la mente.

Mรกs que una ecuaciรณn, a Josรฉ Luis Dรญaz le interesa encontrar un modelo capaz de representar el dinamismo de un sistema integrado por diversas formas de comportamiento aparentemente contradictorias. Encontrรณ en la llamada red de Petri un modelo computacional para representar la integraciรณn funcional de los procesos neuronales, las formas de comportamiento y la conciencia. La red de Petri consiste en un conjunto de sitios o nudos y de puntos de transiciรณn que forman una red debido a que los unen arcos que canalizan fichas de un nudo a un punto de transiciรณn y de este a otro nudo. Los nudos y las transiciones se pueden ubicar en diversos planos a lo largo de una secuencia temporal que describe la evoluciรณn de un sistema, sin introducir nociones deterministas. Aplicado a la conciencia, se trata de un proceso pautado, sostiene Josรฉ Luis Dรญaz, un proceso psicofรญsico (psiconeural o psicobiolรณgico). En este sistema las pautas son formas de movimiento inscritas en un proceso dotado de secuencia, combinaciรณn, transformaciรณn, cinรฉtica, periodicidad y calidad (p. 84).

No quiero entrar en los detalles, sino solamente seรฑalar que el uso de la red de Petri como modelo de un proceso pautado requiere de una clasificaciรณn de las funciones cerebrales en diferentes mรณdulos, una definiciรณn de distintos tipos de actividad cognitiva y una tipologรญa de unidades de conducta. En la red los nudos representan unidades elementales de tipo cerebral, mental o conductual que disparan fichas, dirigidas a puntos de transiciรณn, para alcanzar otros nudos.

Desde luego, la gran dificultad tanto conceptual como prรกctica se encuentra en la definiciรณn de las tres clases de unidades elementales (cerebrales, mentales y conductuales), que son una abstracciรณn. Se han reconocido mรกs de cuatrocientos mรณdulos cerebrales o sitios definidos por sus funciones, pero hay muchas dudas sobre su articulaciรณn y su arquitectura. Las unidades mentales bรกsicas son mucho mรกs difรญciles de definir. Josรฉ Luis Dรญaz, para simplificar, usa como ejemplo cuatro clases: sensaciones, emociones, pensamientos e imรกgenes. Y mucho mรกs discutible es la posibilidad de establecer unidades de conducta diferente. Por el momento, dice Josรฉ Luis Dรญaz, no hay tรฉcnicas para observar los procesos pautados en el cerebro, y su aplicaciรณn a la conciencia o a la conducta tiene un carรกcter tentativo y exploratorio muy poco definido.

A pesar de estas dificultades, Josรฉ Luis Dรญaz parte de la hipรณtesis de que en cada proceso โ€“nervioso, mental, conductualโ€“ hay un patrรณn distintivo, pero tambiรฉn una similitud o isomorfismo entre las arquitecturas de los tres. Esta similitud es la que le permite afirmar que los tres procesos pautados pueden catalogarse como psicofรญsicos, es decir que son simultรกneamente corporales y mentales, al mismo tiempo materiales y espirituales.

Sin embargo, no es posible comprobar una definida similitud entre los procesos ni una clara correlaciรณn entre ellos. La evidencia de una plasticidad que permite diversas funciones a un mismo mรณdulo anatรณmico y el hecho de que tรฉcnicamente no se pueden realizar mediciones confiables en individuos activos y en tiempo real, para dar testimonio de las correlaciones, nos lleva a concluir que por el momento estamos frente a un modelo que no se puede verificar cientรญficamente.

Lo que estamos buscando es una teorรญa unificadora que explique tanto las funciones nerviosas como el psiquismo. Josรฉ Luis Dรญaz usa el sรญmil de la tan deseada unificaciรณn de las teorรญas cuรกnticas y las gravitacionales. Asรญ como la carga elรฉctrica y el campo magnรฉtico constituyen dos aspectos de una fuerza รบnica (electromรกgnรฉtica), asรญ la conciencia y las actividades modulares del cerebro deben formar una unidad psicofรญsica. Pero hay que reconocer un retraso considerable en la exploraciรณn cientรญfica de los dos campos que hay que unificar para resolver el misterio de la conciencia.

La misma dualidad que queremos resolver y disolver no estรก claramente definida. El lado neurofisiolรณgico de la dualidad acaso se encuentra mejor delimitado por la solidez de la investigaciรณn biolรณgica. Pero sigue pareciendo borroso el otro lado, el aspecto psรญquico, subjetivo, mental y conductual de la conciencia humana. De hecho, en los tรฉrminos mismos que se usan para marcar este lado de la ecuaciรณn podemos reconocer las profundas huellas que la historia de la filosofรญa y de la psicologรญa han dejado en el terreno. Las improntas de las taxonomรญas psicolรณgicas o conductistas, del cartesianismo y del dualismo religioso han minado el terreno que es necesario explorar para comprender el fenรณmeno de la conciencia. El lector atento las podrรก reconocer en el libro de Josรฉ Luis Dรญaz. Acaso los avatares de la psicologรญa y del psicoanรกlisis, que sufren la amenaza de convertirse en las hermanas pobres de la neurociencia, o la marginaciรณn de los fundamentalismos religiosos y filosรณficos, nos dan la impresiรณn de que las disciplinas dedicadas a explorar las expresiones no neuronales del pensamiento ofrecen una visiรณn borrosa. Pero los importantes avances de las ciencias sociales, de la antropologรญa y la sociologรญa, nos dicen otra cosa. Nos dicen que la exploraciรณn de las formas sociales y culturales de la conciencia se encuentra muy avanzada y ofrece excelentes bases para abordar cientรญficamente el problema de la dualidad cerebro-mente.

Por supuesto, una salida fรกcil de la trampa dualista consiste en adjudicar el fenรณmeno de la conciencia totalmente a las funciones cerebrales y negar cualquier otra dimensiรณn extra-neuronal, considerada metafรญsica, en el proceso de la conciencia. Asรญ, las relaciones sociales, las instituciones o los circuitos culturales suelen ser reducidos a manifestaciones del entorno o del medio en el que se produce el fenรณmeno cerebral de la conciencia, como meros inputs que alimentan un sistema neuronal que algรบn dรญa rendirรก las claves de la base funcional del pensamiento. La visiรณn borrosa o indefinida del medio sociocultural no deberรญa, desde esta perspectiva, afectar la investigaciรณn cientรญfica de los procesos neuronales de la conciencia.

Por supuesto, yo creo โ€“y en ello coincide Josรฉ Luis Dรญazโ€“ que sin el estudio cientรญfico del entorno sociocultural en el que estรกn inmersos los cerebros humanos no serรก posible resolver el problema de la conciencia. He expuesto extensamente mis propuestas al respecto en un libro, Antropologรญa del cerebro (Pre-Textos/Fondo de Cultura Econรณmica) donde desarrollo una hipรณtesis sobre las relaciones entre los circuitos simbรณlicos y los circuitos neuronales.

Nos enfrentamos a serios obstรกculos. Asรญ como muchos neurocientรญficos se niegan a aceptar que los circuitos simbรณlicos de รญndole cultural forman parte del fenรณmeno de la conciencia, no pocos cientรญficos sociales rechazan o ven con gran sospecha que las instituciones sociales y las expresiones culturales del pensamiento puedan ser explicadas gracias al estudio de su conexiรณn con procesos neuronales.

Quienes estamos convencidos de la necesidad de encontrar una teorรญa unificada que disuelva la polaridad naturaleza-cultura encontramos enormes resistencias. Es mรกs fรกcil postular que la conciencia opera solamente (o principalmente) en uno de los dos polos (el neuronal o el social) que buscar una alternativa unificadora. ยฟLe sirve a un sociรณlogo pensar biolรณgicamente los problemas de la conciencia social? ยฟPara quรฉ un economista tendrรญa que tomarse la molestia de conectar las decisiones aparentemente racionales de los actores con los mecanismos neuronales que regulan la selecciรณn de opciones? ยฟAcaso no les parece poco รบtil a muchos neurocientรญficos la exploraciรณn de las estructuras simbรณlicas del lenguaje? ยฟEn quรฉ le puede ayudar a un neurofisiรณlogo la exploraciรณn del posible isomorfismo entre las estructuras de la mรบsica y los procesos neuronales?

Por suerte, cada dรญa hay mรกs cientรญficos que han dejado de creer que los acercamientos entre perspectivas tradicionalmente separadas son irrelevantes o meras actividades diletantes. Josรฉ Luis Dรญaz es un excelente ejemplo de esta actitud abierta. Su magnรญfico libro es un gran esfuerzo creativo que debe ser bienvenido.

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Es doctor en sociologรญa por La Sorbona y se formรณ en Mรฉxico como etnรณlogo en la Escuela Nacional de Antropologรญa e Historia.


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