Primero, una aclaraciรณn: traducir The Road, la novela mรกs reciente de Cormac McCarthy, como La carretera (Mondadori, 2007), es un despropรณsito y, hecha la lectura del libro, un grave error editorial. Si se piensa a la inversa, La carretera se traducirรญa al inglรฉs como The Highway, nada mรกs alejado de lo que nos ofrece el veterano McCarthy en su opus magnum, acreedora del Pulitzer este aรฑo. The Road es, sin mรกs y quintaesencialmente, El camino, metรกfora sutil de un andar por un mundo devastado, posapocalรญptico, en el que no queda nada mรกs que eso: el avance, sobre un camino-lรกpida, hacia ninguna parte.
No hay destino en The Road, porque no hay mรกs destino para un mundo acabado, consumido (y nunca consumado), hay un paso delante del otro (nunca detrรกs) y hay un padre que lleva a su hijo al oeste y al sur, hacia el mar y hacia la idea del calor, allรก donde todo puede ser, acaso, un poco mejor. O no. Padre e hijo, supervivientes de una catรกstrofe que barriรณ con casi todo lo vivo sobre la Tierra, avanzan poseedores de una verdad: ellos son lo bueno y llevan como estafeta el fuego de su persistencia sobre un mundo malo que amenaza con devorarlos y hacerlos desaparecer.
ยฟPor quรฉ seguir adelante, para quรฉ dar el paso siguiente? Para todo y para nada: para acarrear ese otro fuego que nada quema pero sรญ lo insufla todo de vida mรกs allรก del camino. Dueรฑos de una pistola con tres balas y de una necia voluntad ciega, padre e hijo logran llegar al mar, sobreponerse al inclemente invierno, para descubrir que el mar es gris y no azul, que no hay mรกs colores en este mundo despuรฉs del mundo. Tampoco hay muchas palabras, apenas las necesarias para describir la precariedad y el miedo de saber que no hay maรฑana, que todo es un presente perenne, imposible de modificar.
McCarthy, oriundo de Providence, Rhode Island (la cuna de Lovecraft, al que parece evocar en la primera escena de The Road, en la que un monstruo amorfo y traslรบcido, difรญcil de describir, aparece como criatura primigenia y omnipresente, faro que observa al niรฑo y a su padre aprender a andar por este mundo), y nacido en 1933, ha conseguido llevar a la Novela a un nuevo puerto, una nueva รtaca: estamos, sรญ, ante uno de esos raros clรกsicos instantรกneos, dotados de una prosa-brea que nos remite al fuego originario de Homero y los anรณnimos escritores de la Biblia. Pero no hay mar ni desierto, tampoco sirenas, zarzas ardientes ni revelaciones: hay un camino; y es todo lo que nos queda.
โ David Miklos
David Miklos (San Antonio, Texas, 1970) es escritor y editor. Dirige la revista de historia internacional Istor de la Divisiรณn de Historia del CIDE, en donde se desempeรฑa como profesor asociado y coordinador del Seminario de Historia y Ficciรณn. Pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte desde 2008. Es autor de los libros La piel muerta, La gente extraรฑa, La hermana falsa, La vida en Trieste, Brama, El abrazo de Cthulhu, No tendrรกs rostro, Dorada, Miramar y La pampa imposible.