Cuba Interior

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A travรฉs del espejo.
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Un segundo, por favor.
A estas alturas serรญa ocioso discutir si Fidel Castro es un dictador o no. Ya sea en el papel de Dr. Jekyll, como todavรญa lo trata cierta prensa internacional, ya sea en el papel terrible de Mr. Hyde-Raรบl, alguien que lleva en el poder absoluto 40 aรฑos no puede aspirar a ser tratado como un hombre de Estado.

Dejando de lado las frรญas estadรญsticas sobre exiliados y presos polรญticos, sobre la falta de libertad y las penurias econรณmicas de la mayorรญa; dejando de lado la incongruencia de la retรณrica nacionalista mientras el paรญs se entrega sin recato a las corporaciones turรญsticas del mundo entero (autoexcluidos los Estados Unidos, y excluidos los propios cubanos); dejando de lado la cruel realidad de un paรญs dividido: los que estรกn enganchados al dรณlar y los que viven y sufren en pesos cubanos su total desamparo, la realidad personal de un cubano de a pie (como todos los que no tuvieron la precauciรณn suficiente de esconder su Chevrolet 1958 en el garage de la abuela) es la siguiente: para tener una biografรญa sin la presencia obsesiva de Fidel es necesario tener mรกs de 80 aรฑos.

Un hombre que ocupa el espacio de tres generaciones es un dictador.

Por otra parte, la herencia que dejarรก en el paรญs de sus supuestos amores, el prรณximo invierno del Patriarca, es la de una red de agujeros: nada de lo que maneja el Estado funciona y todo lo maneja el Estado, asรญ de simple.

La economรญa depende del turismo, que va a la isla fundamentalmente atraรญdo por los cantos de sirena de una oferta sexual barata, dicho en tรฉrminos de economรญa de mercado, porque incluso la zafra es ya un problema, la industria una reliquia inmรณvil y el comercio una lacra superada del capitalismo, a menos que se pague en dรณlares.

El aura.
Lo curioso, desde un punto de vista psicolรณgico, es ยฟpor quรฉ Castro sigue despertando admiraciรณn en algunos intelectuales, en algunos periรณdicos y en algunos medios de difusiรณn? Las tres respuestas son dos: no lo sรฉ.

Franรงois Furet, en un libro multicitado en este nรบmero, analiza el mismo problema con relaciรณn a la Revoluciรณn Rusa y el mundo europeo.

Describe razones de orden casi religioso: los hombres tenemos la necesidad de confrontar la realidad cotidiana con un ideal, con una utopรญa, por mรกs que la realidad a la que se aspira sea distinta.

Urge ese estudio para Latinoamรฉrica. La pregunta a resolver es ยฟpor quรฉ una joven inteligente y universitaria, altruista, llena de vida, tiene en su recรกmara el pรณster del Che, el mejor navegante en las aguas de la laguna Estigia?
Los espacios de la realidad cubana menos conocidos por los extranjeros son las oficinas de gestorรญa: la piel del elefante: el caparazรณn de la tortuga.

El lugar en donde se pide un cambio de domicilio porque el joven matrimonio no puede seguir viviendo en casa de la novia (los suegros y la joven pareja se turnan la recรกmara, con el molesto oรญdo escrutor del padre que descubre que su dulce pionera es un huracรกn en la cama); el lugar en donde se solicita un plomero para solucionar una fuga de agua que amenaza con llegar al puerto; el lugar del inmovilismo, la cerrazรณn, la ineficacia.

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โ€” Ricardo Cayuela Gally

Ruina y esplendor en El Vedado.
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Fotos no, por favor.
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Al acecho,
Centro Habana.
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