Francisco Zendejas (1917-1985) fue un economista que prefiriรณ escribir poesรญa, cuento, novela, teatro, ensayo y, sobre todo, reseรฑas de libros. Su columna diaria Multilibros (sostenida treinta aรฑos en Excรฉlsior) era de lectura obligada para estar al dรญa. Tuvo ademรกs dos iniciativas notables: crear el Premio Xavier Villaurrutia en 1955 y el Premio Alfonso Reyes en 1972. Notables por el prestigio que alcanzaron y su perduraciรณn hasta hoy.
Una originalidad del Villaurrutia fue su concepciรณn de premio gremial, dado por colegas. Habรญa los premios nacionales otorgados por el Estado, que no eran exclusivamente para escritores y parecรญan desaparecidos. No se dieron de 1952 a 1956, quizรก por la famosa austeridad del presidente Ruiz Cortines. Los รบnicos escritores que los habรญan recibido eran Alfonso Reyes (1945) y Mariano Azuela (1949). El siguiente fue Martรญn Luis Guzmรกn (1958).
Los premios se multiplicaron desde el sexenio de Luis Echeverrรญa (1970-1976). Ahora hay tantos que se han vuelto casi anรณnimos. Y, sin embargo, el Premio Villaurrutia sigue llamando la atenciรณn, mรกs de medio siglo despuรฉs. Hay que cuidarlo como una instituciรณn de la Repรบblica Literaria, subrayando su carรกcter original: un premio de escritores para escritores, un espaldarazo gremial a jรณvenes maestros por una obra digna de celebraciรณn.
Las nuevas tecnologรญas, el รฉnfasis actual en la transparencia y el hecho afortunado de que viven docenas de premiados con el Villaurrutia permiten formalizar el espรญritu original con reglas como las siguientes:
1. El INBAL crearรก un portal en la web dedicado al Premio Villaurrutia. Ademรกs de informaciรณn general (mรกs amplia que en la Wikipedia), publicarรก la convocatoria anual y dos listas: la de libros concursantes, a medida que lleguen, y la de todos los escritores vivos que han recibido el premio. Contarรก tambiรฉn con salones virtuales para debates.
Podrรกn participar los libros de poesรญa, cuento, novela, teatro o ensayo publicados en Mรฉxico por primera vez el aรฑo anterior, por escritores mexicanos o residentes en el paรญs. Se trata de un premio a un libro, no de un premio a la trayectoria de un autor.
La descalificaciรณn previa de un libro recibido, ya sea por el lugar o fecha de publicaciรณn, el gรฉnero (no literario), la ediciรณn (no ser la primera), etcรฉtera, estarรก a cargo del INBAL, que dejarรก constancia de la razรณn en cada caso, en la lista de libros recibidos.
2. Los escritores anteriormente premiados (no la Sociedad Alfonsina, no el INBAL, no el Conaculta) votarรกn pรบblicamente para elegir a los tres miembros del jurado, de preferencia entre ellos mismos, aunque no necesariamente. Los propuestos serรกn registrados junto al nombre de quien los propone, en la lista de premiados. Se elegirรก a los tres con mayor nรบmero de votos, que acepten la responsabilidad y no sean objetados.
No podrรกn ser jurados quienes lo fueron el aรฑo anterior o sean directores de algo en universidades o el sector pรบblico.
Los propuestos podrรกn ser objetados por cualquiera de los premiados con argumentos de peso (por ejemplo: plagio, conflictos de interรฉs). Las objeciones serรกn pรบblicas, debatidas y, en caso necesario, resueltas por votaciรณn de los premiados.
3. Cada jurado recibirรก $50,000 por el trabajo de leer todos los libros recibidos y explicar por escrito sus argumentos a favor de cada libro que considere premiable: no menos de tres, aunque pueden ser mรกs.
En la lista de libros concursantes se mostrarรกn los seรฑalados como premiables por cada jurado con los respectivos argumentos.
Cualquiera de los premiados anteriores que no sea jurado tendrรก voz, pero no voto (ni pago), para manifestarse en el portal a favor o en contra de cualquier libro seรฑalado como premiable.
4. En un salรณn virtual del portal, los jurados discutirรกn los mรฉritos de los libros premiables. La sesiรณn serรก un chat de intercambio de mensajes electrรณnicos. El pรบblico podrรก leerlos, pero no intervenir con preguntas ni comentarios. A raรญz de esta discusiรณn, cada jurado reducirรก sus propuestas a dos.
La lista reducida se discutirรก de la misma manera. Despuรฉs de escucharse unos a otros, cada jurado seรฑalarรก el libro que a su juicio debe ser el ganador. Si ninguno obtiene cuando menos dos votos, el premio serรก declarado desierto.
Los libros no ganadores serรกn considerados finalistas y recibirรกn el honor de esa menciรณn, pero no dinero.
…
Se arguye contra la transparencia que hay que evitar la humillaciรณn de los perdedores, olvidando que publicar es someterse al juicio pรบblico. Los dramaturgos griegos competรญan abiertamente. Ahora hay novelas que se anuncian como finalistas de un premio que no ganaron. Y, en los maratones, no hay corredores enmascarados.
No haber ganado un premio no es un deshonor. Hasta puede ser un honor, cuando se sabe quiรฉn fue el ganador. De eso hay que defender al Premio Villaurrutia: de ganadores que lo desprestigien.
Tomar en serio el Villaurrutia puede parecer costoso, pero es mรกs costoso no tomarlo en serio. El premio es ahora de medio millรณn de pesos: cien veces mรกs que en 1955. Hasta es posible que un gobernador, para lucirse, lance un premio literario mรกs cuantioso que el Nobel. No por eso tendrรญa el prestigio del Nobel, porque es difรญcil prestigiar un premio. Razรณn de mรกs para cuidar los que estรกn prestigiados.
No es una buena administraciรณn cultural la que asigna medio millรณn a un premio y nada a su manejo profesional. Hay que mejorar la administraciรณn, empezando por pagar generosamente a los que acepten el ingrato trabajo y la pรบblica responsabilidad de ser justos. ~
(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.