Diccionarios recomendables

Un servicio indispensable para cualquier lector interesado en el difรญcil arte de escoger un diccionario bรกsico de trabajo, al hacer una suerte de guรญa prรกctica de los clรกsicos de este gรฉnero.
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El primer diccionario de la lengua espaรฑola se publicรณ hace cuatro siglos, y es muy sabroso de leer. Sebastiรกn de Covarrubias, un aficionado a las palabras y sus extravรญos, empezรณ a escribir el Tesoro de la lengua castellana o espaรฑola a la edad en que muchos se dan por jubilados (66), y lo terminรณ en seis aรฑos, dos antes de morir en 1613. El resultado fue un gran libro, un verdadero tesoro que hace feliz al lector por la animaciรณn de su prosa, su rara mezcla de gracia y erudiciรณn, sus citas literarias, anรฉcdotas, refranes, locuciones y ocurrencias etimolรณgicas (acertadas o no).

En Mรฉxico, Turner (1984) reprodujo la ediciรณn agotada de Martรญn de Riquer (1943), sabio que rescatรณ la obra. Tambiรฉn se agotรณ. Pero se consigue la ediciรณn crรญtica de Ignacio Arellano y Rafael Zafra publicada por Iberoamericana Vervuert (2006). Algunos ejemplos:

Arrullar. Adormecer al niรฑo con cantarle algรบn sonecito, repitiendo esta palabra: ro, ro; y รฉl mesmo suele con un quejidito en esta forma adormecerse, que llaman arrullarse.

Emprestado. Lo que se da para que se vuelva; y dice un proverbio: Lo dado, dado; y lo emprestado, emprestado. Emprรฉstito, el acto de emprestar.
Fanfarrรณn. El que estรก echando bravatas y se precia de valiente, hablando con arrogancia y jactancia, siendo un lebrรณn y gallina; porque los hombres valientes, de ordinario, son muy callados y corteses. Dรญjose del verbo forfaris, por hablar, y de allรญ farfarรณn y corruptamente fanfarrรณn. Fanfarria, la vanidad y desvanecimiento destos tales. Fanfarronear, hablar desgarros y demasรญas.

Mojigato. Se dice del hombre que estรก muy disimulado y callado, humilde, esperando la ocasiรณn para hazer su hecho, como hace el gato cuando estรก esperando a que salga el ratรณn; de manera que estรก compuesto de mus, que vale ratรณn, y de gato, con esta alusiรณn y similitud.

Algo de este sabor conserva el Diccionario de la lengua castellana […] “dedicado al rey nuestro seรฑor don Phelipe V (que Dios guarde) a cuyas reales expensas se hace […] compuesto por la Real Academia Espaรฑola, tomo primero […] 1726”. Y lo conserva porque Covarrubias “ha servido a la Academia de clara luz en la confusa obscuridad de empresa tan insigne”. Los acadรฉmicos trabajaron en el llamado Diccionario de autoridades desde 1713 hasta 1739, cuando se publicรณ el sexto tomo (26 aรฑos contra seis, 24 personas contra una). Gredos publica una ediciรณn facsรญmil en tres tomos legibles y atractivos.

Su mayor aportaciรณnestรก en que las palabras se documentan en textos de escritores que, por la calidad de su pluma, avalan el uso (lo autorizan). Tambiรฉn amplรญa los registros. Por ejemplo: en vez de limitarse a la voz arrullar, incorpora arrullador, arrullarse y arrullo, citando como autoridades a Lope de Vega, Quevedo, Gรณngora y Mateo Alemรกn. Asรญ, de Gรณngora, toma como ejemplo unos versos con la palabra arrullo, de su romance sobre Pรญramo y Tisbe: los amantes nacidos en casas contiguas, y separados por una pared que…

en los aรฑos de su infancia

oyรณ a las cunas los tumbos,

a los niรฑos los gorjeos

y a las amas los arrullos.

Aunque el prรณlogo habla de ir mejorando el diccionario, las ediciones posteriores ni siquiera lo igualan. El retroceso mรกs importante del drae (Diccionario de la lengua espaรฑola de la Real Academia Espaรฑola) fue suprimir las autoridades. Sin embargo, desde 1993, cuando Vรญctor Garcรญa de la Concha fue nombrado secretario y luego director, hay avances reflejados en la ediciรณn 22a (2001), que es la mรกs reciente, y especialmente avances para la consulta electrรณnica.

El portal www.rae.es permite la consulta de cualquier palabra en la ediciรณn 22a, con suma facilidad. Incluso con la opciรณn (Bรบsqueda por aproximaciรณn) de escribir mal una palabra. Ademรกs, aunque no tan fรกcilmente, permite consultar la misma palabra en todas las ediciones anteriores, algo muy รบtil para ver desde cuรกndo estรก registrada y cรณmo ha ido cambiando su definiciรณn. Para esto, es mรกs fรกcil entrar directamente por Google (escribiendo: NTLLE) al Nuevo Tesoro Lexicogrรกfico de la Lengua Espaรฑola, y hacer clic en un botรณn escondido en la esquina superior izquierda (Realizaciรณn de consultas). Estรก en marcha la ediciรณn 23a, para celebrar el tricentenario de la Academia en 2013.

La Academia espaรฑola naciรณ por emulaciรณn de la francesa, pero la superรณ en sus trabajos lexicogrรกficos. Del Dictionnaire de l’Acadรฉmie Franรงaise se han publicado ocho ediciones entre 1694 y 1935; sigue incompleta la novena y, de hecho, es ahora una reliquia oficial, frente a los diccionarios Larousse o Robert. En espaรฑol, tambiรฉn hay diccionarios de la lengua producidos fuera de la Academia, pero casi todos son versiones manoseadas del DRAE. Menciรณn especial merecen:

El Diccionario general ilustrado de la lengua espaรฑola, tercera ediciรณn, de Samuel Gili Gaya (Vox Bibliograf, 1973), con prรณlogo de Ramรณn Menรฉndez Pidal. Es mejor que el DRAE por la informaciรณn que aรฑade (nombre cientรญfico de la flora y la fauna, dibujos ilustrativos, avisos gramaticales, ordenaciรณn de las acepciones, normas de uso, sinonimia) y algunos retoques en la redacciรณn. Tambiรฉn por la acertada selecciรณn (sabe quรฉ eliminar y quรฉ no). Absurdamente, ya no se consigue, porque la editorial quiso mejorarlo y lo desfigurรณ con ampliaciones. Lo que vende ahora es un mamotreto monumental y mal encuadernado (el ejemplar que tengo no ha resistido el poco uso que le doy).

Debe reconocerse que Vox usa su propio nombre (Diccionario Vox), no el de Gili Gaya, en las ediciones posteriores; a diferencia de Gredos, que usa el nombre de Marรญa Moliner, como si fuera su marca, en obras derivadas del Diccionario de uso del espaรฑol (1966) de esta ilustre lexicรณgrafa.

Tambiรฉn se usa el nombre de Noah Webster (1758-1843) para diccionarios que no son suyos. Webster fue una especie de Academia de la Lengua, Secretarรญa de Educaciรณn y editorial de un solo hombre. Vendiรณ casi 400 ediciones y unos 15 millones de ejemplares de un manual de ortografรญa (The American spelling book) que impuso sus propias normas (hasta hoy vigentes) frente a las britรกnicas (color en vez de colour, defense en vez de defence). Pero se arruinรณ compilando An American dictionary of the English language (1828) que le costรณ dรฉcadas de trabajo y se vendiรณ mal (cometiรณ el error de fijarle un precio excesivo). Sus herederos vendieron el saldo y  los derechos autorales a los hermanos Merriam, que bajaron el precio a menos de la mitad y continuaron editรกndolo como Merriam-Webster. Otras editoriales publican diccionarios llamados Webster que nada tienen que ver.

Marรญa Moliner confirmรณ que una sola persona trabajando en su casa puede hacer mรกs y mejor que un equipo institucional. Introdujo mejoras luego adoptadas por el DRAE: no abrir capรญtulos separados para la che y la elle, sino alfabetizar ch en la ce, ll en la ele; abrir entradas para explicar elementos compositivos de diversas palabras como re- (que no significa lo mismo en rehacer, reflujo, recarga, rรฉplica). Y otras mejoras dignas de considerarse como dar sinรณnimos y ejemplos abundantes para el uso de casi cada palabra.

La innovaciรณn mรกs llamativa desconcertรณ a los lectores: dentro del orden general alfabรฉtico, agrupar racimos de palabras vecinas por su forma y emparentadas por su etimologรญa, un poco a la manera de los diccionarios alemanes. Esto da un contexto informativo por sรญ mismo, una vez que pasa el desconcierto.

Julio Casares fue un niรฑo prodigio del violรญn, que se graduรณ en derecho y ademรกs en diplomacia. Hizo carrera en la oficina de lenguas del servicio diplomรกtico espaรฑol hasta jubilarse. Pero fue mรกs prodigioso en lo que no estudiรณ profesionalmente: la lexicografรญa y el ensayo. Conocรญa 18 idiomas, tenรญa ideas claras sobre el mรกs incomprendido de los gรฉneros literarios: el diccionario; y puso su talento al servicio de los hispanohablantes como secretario y director de la Real Academia Espaรฑola. Su Diccionario ideolรณgico de la lengua espaรฑola, segunda ediciรณn (1975), todavรญa se reimprime y sigue siendo muy recomendable. Es mรกs que un diccionario: aรฑade una clasificaciรณn utilรญsima de todas las palabras por sus significados.

El Pequeรฑo Larousse ilustrado (que se publica desde 1912) deriva de Le Petit Larousse illustrรฉ (desde 1905); que a su vez deriva del Grand Dictionnaire universel du XIXe siรจcle (1878). Consta de dos partes: un diccionario de la lengua espaรฑola y una breve enciclopedia universal. Lamentablemente, ya no incluye las pรกginas centrales (color rosa) de frases latinas, griegas y extranjeras comunes en el espaรฑol culto. La ediciรณn mexicana estรก adaptada al espaรฑol de Mรฉxico y las cosas de Mรฉxico, en ambas secciones. Para el lector que quiera limitarse a un solo diccionario, es una buena opciรณn.

Mรกs ambicioso es el Gran diccionario usual de la lengua espaรฑola Larousse (1998), que excluye la parte enciclopรฉdica y amplรญa mucho la parte lingรผรญstica con innovaciones notables. La mรกs llamativa es la ordenaciรณn de todas las acepciones de una palabra, no en un pรกrrafo, como es normal, sino en una lista en columna. Ademรกs, pone en una columna paralela la informaciรณn gramatical, la clasificaciรณn temรกtica y otros datos sobre cada palabra. Esta claridad es atractiva, pero cuesta mucho espacio en blanco y obliga a usar un tipo de letra pequeรฑo.

El Diccionario del espaรฑol actual (1999) dirigido por Manuel Seco tiene una virtud fundamental: ejemplifica todas las palabras con frases tomadas de textos publicados, sobre todo en la prensa espaรฑola. Esto lo convierte de hecho en un diccionario del espaรฑol peninsular de fines del siglo XX, aunque se vende como si fuera un diccionario del espaรฑol general. Pero esta limitaciรณn es รบtil para el lector hispanoamericano que quiera investigar si una palabra usada en su paรญs tambiรฉn se usa en Espaรฑa, y si tiene los mismos significados; o quรฉ quiere decir tal o cual espaรฑolismo como gilipollas.

Luis Fernando Lara encabeza en El Colegio de Mรฉxico el Diccionario del Espaรฑol de Mรฉxico, que no pretende mejorar el DRAE: parte de su propio corpus del espaรฑol hablado y escrito en Mรฉxico. Tampoco pretende ser un diccionario de mexicanismos. Incluye todas las palabras del espaรฑol usual en Mรฉxico, se usen o no se usen en otros paรญses. Otra singularidad es que no retoca las definiciones del drae: parte de cero, con su propia (y buena) redacciรณn. Es muy รบtil, aunque la รบltima versiรณn (Diccionario del espaรฑol usual de Mรฉxico) solo cubre unas 15,000 palabras. Cuando llegue a 60,000 serรก el Webster mexicano. ~

(Letras Libres, mayo 2012)

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(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.


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