Cuando nací, ya estaba allí, matando. Gobernaba Franco, y parecía que cualquier estrategia para acabar con él era válida. Tanto lo era que, esta misma semana, Buenafuente, en su monólogo nocturno, seguía bromeando con la posibilidad de hacer la vista gorda sobre el asesinato de Carrero Blanco…
Aunque, en la otra cara de la moneda, y es oportuna la referencia a esa película en esta semana de los Goya, Álex de la Iglesia, en Balada triste de trompeta, ridiculizaba, a propósito de ese mismo atentado, a la banda terrorista.
Pero acabó Franco y acabó el franquismo, hace ya 30 años, y no se detuvo. No dudó en utilizar una violencia brutal. Su deseo era desestabilizar la democracia: asesinó a más de 400 personas entre 1978 y 1985.
Ni un solo día de mi vida he podido librarme de su monserga. Ni yo ni casi nadie. Hasta que la crisis ha hecho este boquete tremendo, ha sido percibido como el principal problema en las encuestas. Desgraciadamente, su causa ha sido vista con simpatía, a menudo y hasta ahora, por la izquierda mundial.
Es un dinosaurio que no se ha extinguido y se llama ETA. Incapaz de entender que las ideas, incluida la de la independencia del País Vasco, tienen que defenderse exclusivamente con palabras y no con las armas.
Quiero que la izquierda independentista pueda presentarse a las elecciones y defender su proyecto político en las instituciones, pero no quiero que sus votos sirvan para saquear las arcas públicas dando árnica a ETA. Sobre la posible participación en las elecciones de SORTU (la última marca abertzale) tienen que decidir los jueces, pero la única forma de garantizar que una formación independentista no haga la pirula, es que ETA se disuelva sin ninguna exigencia, que entregue sus armas y que sus presos cumplan sus condenas. Es decir, que el escenario electoral sea verdaderamente libre, sin sombra de tutelas y de doble juego.
Es difícil que eso suceda antes de mayo. Su narcisismo, alentado por un imaginario incesante del martirologio, a menudo realizado con dinero público, es insoportable y hará difícil que ETA cierre su chiringuito asesino. Llevan tanto tiempo siendo el centro de atención que es muy difícil que quieran dejar de serlo.
– Félix Romeo
Recreación del atentado en contra de Carrero Blanco
(Imagen tomada de aquí)
(Zaragoza, 1968-Madrid, 2011) fue escritor. Mondadori publicó este año su novela póstuma Noche de los enamorados (2012) y este mes Xordica lanzará Todos los besos del mundo.