Las discusiones sobre la situaciรณn de la Universidad Autรณnoma de la Ciudad de Mรฉxico (UACM) se han convertido, mรกs que en una reflexiรณn acadรฉmica, en una querella ideolรณgica que trae de la mano una disputa polรญtica, entre la Dra. Esther Orozco (apoyada todavรญa por el jefe de gobierno Marcelo Ebrard) y el Consejo Universitario (CU), parte del cual al menos no oculta su lealtad a los partidos polรญticos propiedad del Lic. Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador.
Se recordarรก que hace un par de semanas, la rectora externรณ muy serias crรญticas a la instituciรณn que preside: su raquรญtica eficiencia terminal (47 graduados entre sus 12 mil alumnos) y un “coeficiente de desempeรฑo acadรฉmico” que indica que el 52% de los 10 mil estudiantes inscritos entre 2001 y 2009 y activos hasta el 2011 alcanza apenas 2.5 puntos de 10 y sรณlo el 15% estรก por encima de cinco.
Como es tradiciรณn en las universidades pรบblicas de Mรฉxico, esta severa denuncia de las debilidades (y en este caso pocas fortalezas) de la instituciรณn se ha interpretado como una agresiรณn a la universidad. El CU de la UACM le ha recordado pรบblicamente y con energรญa a la rectora que “el mรกximo รณrgano de gobierno” es el CU, no ella, y la ha acusado de “agredir y daรฑar la imagen pรบblica de la Universidad”.
No deja de ser curioso que a ese CU –compuesto por 25 estudiantes, 6 trabajadores y 30 acadรฉmicos (pues la UACM es una universidad “democrรกtica” en la que los estudiantes y los trabajadores saben gobernar su universidad tanto como los acadรฉmicos y la rectorรญa)– lo haya tomado por sorpresa, al parecer, que la rectora hiciera pรบblico un diagnรณstico que difรญcilmente el CU estaba en condiciones de ignorar. En todo caso, el CU la ha reprendido por decir lo que es pรบblico y notorio, le ordenรณ que retirase su diagnรณstico de la pรกgina web de la UACM (la libertad de expresiรณn tiene lรญmites), le ordenรณ que demuestre ante รฉl la verdad de su anรกlisis y, por รบltimo, faltaba mรกs, le ha recetado una auditorรญa.
¿Realmente el CU necesita analizar cientรญficamente que sรณlo ha habido 47 graduados en 10 aรฑos? Todo indica que asรญ es. Los ideรณlogos en cambio no parecen dudar de la cifra, pues multiplican en editoriales y declaraciones su justificaciรณn: la UACM aspira a escapar de “la dictadura de los diplomas”, rechaza los criterios “eficientistas” y “neoliberales” que piden resultados, aspira a crear “ciudadanos conscientes”, personas con “compromiso social” y “pensamiento crรญtico”, capaces de “decodificar los usos y abusos del poder y su propaganda”. No se trata, en suma, de educar ingenieros, sino de formar personas “intransigentes con la injusticia, la miseria y el sojuzgamiento”, etcรฉtera.
El peso de este discurso no puede menospreciarse: transpira una idea de universidad que los ideรณlogos desean para las otras universidades pรบblicas, la UNAM sobre todo, que tanto se atarea en aumentar los รญndices de eficiencia terminal de sus alumnos y los considera un indicador vรกlido de su razรณn de ser y de su respuesta al patrocinio pรบblico que recibe.
Pero… ¿cรณmo se califica la adquisiciรณn de “conciencia social” en una universidad? He ahรญ un misterio para el que los ideรณlogos no han aportado una metodologรญa confiable. “Joven estudiante de ingenierรญa: ¿cรณmo se construye un puente peatonal de 200 metros de longitud?” Si la respuesta es “con voluntad fรฉrrea para que por รฉl transite una sociedad mรกs justa”, el joven merecerรก un 10 en conciencia, pero… ¿y en ingenierรญa?
La UACM le ha significado al erario un gasto de 5 mil 400 millones de pesos (mรกs los inmuebles) desde que la fundรณ un seรฑor a quien le tomรณ 14 aรฑos graduarse con un promedio de 6.2 pero con magna cum laude en conciencia. Si los 5 mil 400 millones se dividen entre los 12 mil alumnos, cada ciudadano consciente (incluyendo a los que tienen 2.5 de promedio) ha costado, hasta ahora, 450 mil pesos.
El pueblo paga.
Es un escritor, editorialista y acadรฉmico, especialista en poesรญa mexicana moderna.