Escribir es recortar

Aunque la primera idea de un texto suele ser la correcta, recortar y rectificar es un autoexamen รบtil.ย 
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En El mundo de ayer, Stefan Zweig da un consejo esencial de escritura:

Es un continuo deshacerse de lastre, un comprimir y aclarar constante de la arquitectura interior; mientras que, en su mayorรญa, los demรกs no saben decidirse a guardarse algo que saben y, por una especie de pasiรณn amorosa por cada lรญnea lograda, pretenden mostrarse mรกs prolijos y profundos de lo que son en realidad, mi ambiciรณn es la de saber siempre mรกs de lo que se manifiesta hacia fuera […] Entre mis quehaceres literarios, el de suprimir es en realidad el mรกs divertido.

Alguno dirรก que incluso a este fragmento le sobran al menos un par de adjetivos. El proceso de descarte en un texto propio puede ser muy difรญcil. Muchas veces hay un fuerte componente de vanidad. Como dice Zweig, hay que “saber renunciar”, algo que no solo es aplicable a la escritura. No es una cuestiรณn รบnicamente de concisiรณn, aunque algo tiene que ver. Zweig no era en absoluto Carver, pero era exacto y le importaba mรกs el ritmo que otra cosa.

The Economist es una revista con un estilo conciso y a la vez rรญtmico y elegante. Sus textos suelen tener arranques aforรญsticos con cierta ironรญa y cierres contundentes. Son capaces de hacer interesante una historia sobre fabricantes de cajas de cartรณn en Uganda. En un artรญculo en el blog Prospero del Economist, el columnista Johnson (los autores de la revista son anรณnimos) defiende la importancia de los textos breves, pero tambiรฉn de saber recortar. Propone una alternativa a la costumbre de exigir un mรญnimo de palabras en los trabajos universitarios: pedir a los alumnos un texto de diez pรกginas que posteriormente deberรกn reducir a cinco en el propio aula y con un lรญmite de tiempo.

El escritor John McPhee cuenta en un artรญculo en The New Yorker que hace con sus alumnos justo eso: les da textos de Conrad, de Roth, o incluso el discurso de Gettysburg de Lincoln y les pide que los reduzcan sin perder el sentido ni el estilo del autor. McPhee lleva escribiendo desde 1963 en The New Yorker, donde dice no haber tenido casi nunca problemas de espacio. Pero siempre ha escrito con la idea de posteriormente recortar. Lo llama “greening”: en su รฉpoca de colaborador de la revista Time, en los aรฑos cincuenta, los redactores tenรญan que subrayar con un lรกpiz verde las frases de sus textos que habรญa que eliminar para que entraran en la revista.

Es tambiรฉn un proceso de autoexamen contrario al clichรฉ de la escritura espontรกnea. La periodista Leila Guerriero afirma que no hay que retocar los textos ya hechos. "Un texto se hace en un momento y ese momento se va. Luego siempre somos otro el que vuelve sobre lo escrito. Y ese texto tal vez ya no nos pertenezca.” Muy pocos textos, entonces, me pertenecen realmente. Aunque la primera idea suele ser la correcta, no siempre quiero decir lo primero que me viene a la cabeza. Lo bueno de recortar es que nunca es solo recortar. 

 

 

 

 

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Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacciรณn de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemรกn' (Libros del Asteroide, 2023).


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