Evo Morales contra las telenovelas

Como medida de prevenciรณn para lo que ve como una amenaza constante, Evo Morales pretende combatir frontalmente a las telenovelas y las pelรญculas violentas.
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รšltima opiniรณn del presidente boliviano: el 60 por ciento de los divorcios, o mรกs, se deben a las telenovelas. Por los culebrones, “hombres y mujeres nos ponemos cuernos”. Para Evo Morales, ademรกs, las pelรญculas violentas son en parte responsables del crimen urbano. Por eso, “mi planteamiento, aunque me silben, aunque me molesten, (es): esas pelรญculas de violencia, de terrorismo, hay que acabarlas”.

Volvemos a encontrarnos con que Morales es un devoto de las mitologรญas naif. Su alusiรณn a los silbidos que podรญa recibir su propuesta se debe al recuerdo de lo que pasรณ hace un par de aรฑos, cuando atribuyรณ la homosexualidad a una intoxicaciรณn con pollos hormonados.

Para las corrientes antiliberales que campean en Sudamรฉrica –que Morales ejemplifica con tanto candor–, todo lo que sucede en el mundo se explica por las conspiraciones del poder econรณmico y polรญtico que ellas suelen llamar, brevemente, “capital”.

Si suspendiรฉramos las telenovelas, el 60 por ciento de los divorcios nunca ocurrirรญa. Si “acabรกramos” las pelรญculas violentas (y, ademรกs, como tambiรฉn quiere hacer Morales, persiguiรฉramos draconianamente al alcohol), una parte sustancial del crimen quedarรญa en el pasado. Y si volviรฉramos a comer gallinas criadas en los patios, en lugar de consumir los productos de la moderna industria avรญcola, la homosexualidad disminuirรญa.

Para esta visiรณn, que secretamente se inspira en la fรญsica newtoniana, cada problema social (aunque la homosexualidad no lo sea) tiene una causa externa, que “conspira” para su continuidad. Por tanto, tambiรฉn puede resolverse expeditivamente; las causas mecรกnicas se eliminan con mรฉtodos mecรกnicos: leyes, prohibiciones, policรญas. En otras palabras, con mรกs Estado.

El antรญdoto para las perversiones de la modernidad no es otra que el Estado lanzado en una cruzada moral.

¿Se nota la simetrรญa con la posiciรณn conservadora? Los conservadores, que tienen diferencias con la izquierda estatista en otros campos, coinciden con ella en una cosa: su repugnancia por la creciente independencia รฉtica que adquieren los individuos en el mundo actual, su miedo a la libertad cultural, su antiliberalismo.

Morales dixit: el gran mal contemporรกneo es el consumismo (cuyos niveles, por cierto, se multiplicaron durante su mandato); por eso el modelo alternativo es la comunidad rural, en la que nada sobra y todos viven con lo justo.

Quien teme al mundo tal como es, para ordenarlo, debe concebirlo segรบn un esquema tranquilizador: en este caso, el enfrentamiento entre una fuerza negativa, el capital, y una fuerza positiva, el Estado.

En consecuencia, los estatistas van a la polรญtica como se va a la guerra. Su objetivo es imponer la autoridad del Estado sobre sus enemigos: los grandes capitalistas y el imperialismo hollywoodense.

Esta guerra impulsa las nacionalizaciones de empresas y los avasallamientos mineros, aunque por ahora el Estado no pueda aspirar a un control absoluto de la propiedad. En realidad, sin el aumento del “consumismo” que estรก beneficiando a Bolivia estos aรฑos, la estabilidad de Morales se verรญa seriamente comprometida.

En cambio, el autoritarismo puede ejercerse con mรกs seguridad en otros terrenos: se ve en el hostigamiento legal contra casi todos los opositores; en las leyes y el discurso contra los medios de comunicaciรณn; รบltimamente actรบa en el campo de las finanzas, pues el Gobierno quiere investigar quรฉ hacen los ciudadanos con su dinero; y pronto, al parecer, se sufrirรก tambiรฉn en el terreno cultural.

 

(Fuente de la imagen)

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Periodista y ensayista boliviano. Autor de varios libros de interpretaciรณn de la polรญtica de su paรญs, entre ellos El pensamiento boliviano sobre los recursos naturales (2009).


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