Alrededor de las diez de la noche del viernes 13, varios ataques terroristas fueron lanzados en Parรญs y al menos 129 personas perdieron la vida. La magnitud de la tragedia, la imposibilidad de comprender el horror y el miedo arrinconaron a miles de personas que simplemente veรญan pasar escenas confusas por las pantallas, mientras el nรบmero de muertos y heridos se elevaba al paso de las horas.
Al reivindicar la autorรญa de los atentados, el Estado Islรกmico garantizรณ a los franceses que este serรญa apenas el inicio de la tormenta, que ninguno de sus ciudadanos vivirรญa en paz a partir de ahora, e incluso autorizรณ a sus simpatizantes a “envenenar el agua y la comida de al menos un enemigo de Alรก”.
La ola de ataques sin precedentes alcanzรณ las primeras planas de los diarios la maรฑana del sรกbado. “Horror”, “guerra” y “matanza” se repetรญan en los titulares. Libรฉration, sin embargo, extendiรณ su esfuerzo periodรญstico mรกs allรก de las ediciones regulares del periรณdico y en cuestiรณn de horas preparรณ una ediciรณn especial para dar a los niรฑos de entre siete y doce aรฑos las claves para entender lo ocurrido.
Con el apoyo de dos terapeutas infantiles, el trabajo emprendido por tres periodistas del diario responde en un lenguaje comprensivo a varias preguntas sobre lo ocurrido en Parรญs, lanzรกndose en su texto de apertura a la definiciรณn de los terroristas como un grupo violento que busca imponer su visiรณn del mundo y lastima a inocentes para llenar de miedo a todos.
El argumento es cuidadoso de no estigmatizar y de no establecer una narrativa maniquea, evitando toda generalizaciรณn. Se seรฑala que los terroristas defienden el Islam como religiรณn, pero “muchas personas tienen esa misma religiรณn y son muy pacรญficas, aman la paz”. Los redactores explican que los responsables de los ataques viven el Islam de una manera particular, rechazan que otras personas no lo hagan como ellos y para imponer esa visiรณn al resto, utilizan la violencia.
El trabajo mรกs importante que los editores de Le P'tit Libรฉ han hecho es el de la reparaciรณn. Sin adjetivos, con honestidad y realismo (“los ataques son muy raros, pero no podemos decir que no habrรก mรกs”) se le dice a los niรฑos que guardar un minuto de silencio es una manera de detenerse y reagruparse como comunidad, de meditar y sentir que se estรก unido a la colectividad y por lo tanto se es mรกs fuerte. Pero hace algo mรกs: Libรฉration acierta al decirle a sus lectores mรกs jรณvenes que es normal tener miedo, pero lo mรกs รบtil para no dejar que los terroristas ganen es seguir viviendo normalmente.
Este grupo de periodistas franceses ha aportado una lecciรณn de cรณmo los comunicadores comparten la responsabilidad de la informaciรณn que transmiten, acercando a su pรบblico a la comprensiรณn de los hechos, sin menosprecio a su inteligencia, pero tampoco a sus sentimientos de rabia e indignaciรณn. Por eso, a lo largo del texto se pide a los niรฑos preguntar a sus padres si no estรกn seguros de haber entendido bien o les preocupan algo que han escuchado.
Como ha escrito Ricardo Dudda en este mismo espacio de Letras Libres, comprender todo no tiene por quรฉ significar perdonar todo. Sin embargo, una de las mejores formas de devolver algo a los yihadistas, es simplemente hacer lo que mรกs repudian: continuar con nuestra vida.
El escritor magrebรญ Tahar Ben Jelloun, quien ha escrito para niรฑos acerca del racismo, asegura que la lucha contra los frutos de la intolerancia deben ser un reflejo cotidiano y que hay que empezar por dar ejemplo con el lenguaje; no basta con indignarse, sino que hay que actuar y no dejar que se deslice mansamente entre nosotros.
Y mostrar que se puede contar la realidad por dura que sea. ~
Periodista. Autor de Los voceros del fin del mundo (Libros de la Araucaria).