Gil Gamés: De cinco en fondo

Entre las respuestas con que La Jornada ha volcado las ollas, Gamés ha encontrado párrafos en "llamas, defensas enfurecidas, opiniones que pierden la razón (sí, las opiniones) y ambulan a ciegas entre el papel y la tinta".  Editorial publicada en el diario La Razón.
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Repantigado en el mullido sillón de su amplísimo estudio, Gil leía su periódico La Jornada. La cosa estaba al rojo vivo, de ese papel impreso salían rayos y centellas. Durante varios días, las paginas de opinión de este diario, así como sus primeras planas, se dedicaron a mostrar su inconformidad con el proyecto de dictamen del ministro Arturo Zaldívar. Estamos ante el caso que llevó a La Jornada a demandar a la revista Letras Libres por un artículo de Fernando García Ramírez titulado “Cómplices del terror”. El texto se publicó en el año 2004, el dictamen del ministro Zaldívar considera improcedente la demanda del periódico y califica el episodio como un conflicto de dos puntos de vista en los cuales cada cual ejerce la libertad de expresión a su buen entender. Gil va bien, o se regresa.

Resultado: la furia. Un grupo de cinco articulistas le han respondido en bloque a Enrique Krauze, a Fernando García Ramírez y aLetras Libres. Responder es un decir, más bien estamos ante una descalificación coral y moral, letra por letra, línea por línea. Advertencia: un cuartito de tafil y medio paxil serán sumamente necesarios.

Entre las respuestas con que La Jornada ha volcado las ollas, Gamés ha encontrado párrafos en llamas, defensas enfurecidas, opiniones que pierden la razón (sí, las opiniones) y ambulan a ciegas entre el papel y la tinta. Gil les presenta aquí una brasa de aquel fuego. En su artículo “Enrique Krauze, el difamador”, José Steinsleger se inmola en las llamaradas de su prosa y escribe esto: “(…) ya no sé a quiénes obedece Krauze, o sin tan sólo obedece a sus deseos: ¿la CIA?, ¿el Estado español?, ¿la plutocracia mexicana?, ¿la mafia cubana de Miami?, ¿el Mossad israelí? (…)”.

Gamés se frotó las orejas y se sobó los ojos, o como se diga. Antes que otra cosa sucediera en el amplísimo estudio, Gil gritó: ¡júntense, júntense! ¡No acepten provocaciones, compañeros! En esas épocas cavernarias, a quienes pensaban distinto se les acusaba de ser agentes de la CIA. También era común que los militantes acusaran a los sospechosos de disensión de servir como agentes de gobernación (de-de-de), y eso era terrible, pero la Secretaría cayó desde hace muchos años en desgracia y el infundio y el insulto vinieron a menos.

Plutocracia en cambio es una gran palabra. Un plutócrata es algo muy malo, piénsenlo, ¿sí o no? Gil se imagina que el Estado español trabaja a escondidas en contra de la libertad. Ahora mal, Gamés se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz: ¿la mafia cubana de Miami?; no perdamos tiempo, diantres: ¿el Mossad israelí? ¡Nom de Dieu! ¿La agencia de inteligencia israelí? ¿El grupo que realiza acciones violentas encubiertas e ilegales fuera de su país? ¿Steinsleger se pregunta si Enrique Krauze trabaja para el Mossad? Ajá, aquí hay un gato encerrado que se ha vuelto loco inventando conspiraciones internacionales.

Un momento, Steinsleger, no jale porque cobija. A la esquina con orejas de burro. Cuando participe en un linchamiento, piense bien lo que va a escribir. A ver, Steinsleger: llene usted cien páginas de su cuaderno con esta frase: no debo escribir sandeces. Cuando termine, empiece de nuevo. Caracho.

Steinsleger quiso darle dramatismo a sus palabras y escribió esto: “Porque México, país martirizado por las clases dominantes que en Krauze reconocen a su ‘intelectual orgánico’, las personas honradas son mayoría aplastante y rigen su derecho por su deber”. Eso de martirizado le dio algo de miedo a Gilga, eso que ni qué. La última frase se le escurrió como agua entre los dedos a Gamés: ¿rigen su derecho por su deber? Gil concede, no vayamos a entrar en aclaraciones y nos caiga la noche.

Por último y por cierto: ¿La Jornada mantiene un convenio de colaboración editorial con Gara, diario que ha servido como brazo promotor de ETA? ¿Sí? ¿Sólo eso? Pues eso, ni más ni menos.

Un proverbio judío espetó desde el fondo del ático: “Con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanzas de volver”.
Gil s’en va

Publicado en La Razón, 23 de noviembre 2011.

 

 

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