Josu Rebollu, emprendedor de internet

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Foto: Milagros Checarelli

“Queremos llevar diálogo a donde existe un monólogo”

Josu Rebollu creó, junto a su socio Gauthier Peyrouzet, la aplicación Gluly, complemento de exploradores de internet destinado a que los usuarios puedan opinar o brindar información sobre empresas o instituciones en una comunidad única, creada de manera libre por los navegantes para cada sitio web sobre el que deseen decir algo. Gluly es una barra lateral en el navegador en la que, cada vez que un usuario entra en un portal concreto, aparecen las diferentes opiniones de otro como él, en una especie de ágora virtual unificada.

¿Cómo nace Gluly?

Fue una casualidad. Estábamos con otro proyecto Gauthier y yo, buscando información para conseguir financiación. Estuvimos viendo webs de los business angels, de gente con experiencia en encontrar inversión, de sitios de financiación por parte del Estado… pero claro, íbamos a las fuentes y no la encontrábamos nunca: tenías una web donde una institución te contaba lo que ellos querían contarte, pero no tenías la experiencia vital de la gente. Te servía más ir al sitio físico y ponerte a charlar con alguien, que te contaba lo que ocurría. Entonces pensamos, ¿por qué no hay una barra en la que la gente se pueda expresar en la web? Lo empezamos a indagar, encontramos que era una buena idea, y nos lanzamos a ello. Pensamos que con esta aplicación se le va a dar libertad de expresión a todo el mundo y acceso a la información sin ninguna cortapisa.

¿De donde sacaron el nombre de Gluly?

Viene del inglés glue. La barra es un elemento pegajoso que te permite navegar en el contexto de las otras webs como si estuvieras pegado a ellas, por medio de tus expresiones.

¿Cómo se financian?

A través de un grupo de inversores ingleses. Fuimos a Londres e ingresaron como inversores un venture capital que ha sido el que ha lanzado la web de viajes Last Minute y otras cuarenta iniciativas de internet. Les gustó mucho el proyecto e invirtieron. Está también el director de un hedge fund de un banco multinacional, y varios más.

¿Cómo ves el panorama español de innovación en internet?

En España nos falta confiar más en nosotros mismos. Da la sensación de que no somos capaces de hacer las cosas, de que no tenemos confianza en nosotros para darnos una oportunidad. Nos ha pasado a también ahora: aquí nos ha costado una barbaridad de tiempo conseguir financiación, y en Londres fue una cuestión de horas. Y digo español, como digo cualquier cosa que no está dentro del mundo anglosajón.

¿Cuánto dinero han necesitado para arrancar?

Para el lanzamiento hemos invertido en torno a unos 700.000 euros, pero no sabemos todavía lo que vamos a necesitar de aquí en más, porque depende muchísimo de los usuarios que vayamos a tener. Con lo que tenemos actualmente de fondos propios, aguantamos prácticamente un año. El plan de negocio estaba diseñado para tener doce meses de cobertura económica sin necesitar inversión. Nos quedan algunos meses todavía, pero intentaremos comercializarlo mucho antes. Pronto empezará la parte comercial, que es en la que se basa el modelo de negocio: que los publishers de sitios web paguen.

¿Todos los publishers tendrían que pagar?

No, para los pequeños es gratis. Los que pagarán son las marcas y las instituciones para relacionarse con los usuarios, así como por otros niveles de servicios de valor añadido, como las pestañas de las marcas. Pero un pequeño blog, o un pequeño club social o un colegio, no: ahí los que abren las comunidades son los usuarios. La parte básica intentaremos que sea siempre gratis.

¿En principio están pensando en el mercado español o hispano?

No, España es, como decimos nosotros, una prueba de concepto, es un mercado difícil. El mercado inglés, por ejemplo, es ocho veces mayor que el nuestro; aunque también es cuatro veces más caro hacerlo allí que aquí. Esta es nuestra casa, nuestro entorno vital, donde nos desenvolvemos con muchas de nuestras relaciones, y queríamos hacerlo aquí. Lo lanzamos en castellano, pero pronto estará en inglés, y empezaremos las traducciones al ruso, al árabe, al francés… no nos quedamos aquí.

Ustedes contratan a los desarrolladores y le dicen: “Quiero que hagan esto y lo otro…”

Tenemos un director de tecnología con un equipo pequeñito que tenemos aquí en España y un equipo que hemos contratado en Ucrania. Nuestro equipo aquí piensa qué partes son las fundamentales, vamos viendo y vamos corrigiendo.

Es probable que si les va muy bien, venga Google y los compre.

Los fundadores no queremos eso, pero al final no es sólo una cuestión nuestra, pues también tenemos inversores con los que hay que llegar a un acuerdo. Nuestra intención es triunfar y salir a bolsa. Por eso tenemos unos inversores que toda la vida se han dedicado a eso. Si realmente Gluly es lo que nosotros queremos que sea, beneficiará a los inversores en bolsa y a los usuarios en uso de la herramienta.

¿Qué tiene para ofrecer Gluly que no ofrezca una red social?

La mayor diferencia es que en las redes sociales estás en un entorno privado, es una red pequeña. En Gluly, todo lo que hagas es público, lo puede ver todo el mundo. Más adelante haremos funcionalidades en las cuales te puedas relacionar con un grupo de gente determinado, y que lo que estés mostrando sea privado. Pero la base de Gluly es que sea público, que la gente se relacione entre sí y con los publishers.

¿Hay un equipo para revisar los comentarios?

Dentro de la aplicación puedes decir que tal comentario es inadecuado: hay una política de uso que indica que no puedes poner pornografía fuera de contexto, ni datos personales de otros, ni atentar contra la libertad de otros, ni hacer amenazas o calumniar. El usuario tiene que ser conciente de que sus comentarios dentro de la aplicación son suyos: si a mí me molesta lo que alguien dice y está fuera de las condiciones de uso, lo voy a denunciar como un comentario inapropiado.

¿Guardan datos de navegación o los datos de usuarios que se han dado de baja?

Nada. La política de privacidad es que, si te quieres dar de baja, se acabó.

¿Por qué han elegido primero Firefox como explorador de lanzamiento?

Porque es el que tiene una política más abierta para introducir aplicaciones. Además, el usuario de Firefox está muy acostumbrado a poner cosas dentro de su navegador. También estamos trabajando en Explorer, pero nos lleva más tiempo porque tiene una tecnología más cerrada, tecnológicamente se tarda más.

¿Cómo resuelven el tema del peso o la utilización de recursos del procesador o el explorador?

Esto es un programa tonto perdido, no come nada de recursos. Es un add-on, con tecnología Java script, es tecnología web, es muy poquito.

¿Cual es vuestra opinión acerca del software libre?

Completamente favorable. Nosotros mismos haremos a Gluly una aplicación libre. Calculamos que nos va a costar un año que la aplicación sea estable, y entonces la publicaremos para que la gente acceda a ella, porque queremos que la gente haga plug-ins, cosas que se le ocurran dentro de nuestra aplicación…

Danos algunos ejemplos de las funcionalidades premium para los publishers que paguen.

Si una empresa tiene una comunidad de usuarios que se ha creado, que está pegada a mi web, al final esto es como una fiesta: nosotros les traemos a la peña que quiere hablar con ellos, cosas buenas y cosas malas, pero los traemos. Es como si a la puerta de tu empresa se monta una fiesta: si no haces nada, se te pueden subir por las paredes. Nosotros hacemos que la empresa pueda salir y hablar con la gente. Para la empresa, lo básico es que se identifique su marca, y por eso le vamos a cobrar. Los premiums son, por ejemplo, hacerte una pestaña para decir todo lo que quieras sobre la empresa, o enviar mensajes privados a quienes quieran conectarse con la empresa porque tienen un problema muy concreto y quieren que se les resuelva. Podrían ofrecer también un canal de ofertas especificas para usuarios… la empresa lo irá determinando en función lo que quiera ofrecer. Pueden proponer cualquier cosa que se les ocurra: si la idea es muy mala, le diremos que no; si es muy buena, le ayudaremos a hacerlo. Lo que nunca dejamos a las marcas es tocar los comentarios: buenos o malos, están. No tienes ninguna posibilidad, por más que pagues, de alterar las expresiones de los usuarios.

¿Y no es altamente probable que a la compañía no le guste recibir públicamente esos comentarios sin filtro?

Las marcas tienen que entender que los usuarios son los que pagan, y quieren un buen servicio. Y si no me lo das, tengo la oportunidad de decirte que no me lo das, y si no me resuelves mi problema, todo el mundo va a ver que no eres capaz de resolverlo. Las empresas tienen que ver a Gluly como una herramienta para poder atender ese mal servicio y convertirlo en un buen servicio. En cuanto al uso ciudadano, para las instituciones, es lo mismo: no me pidas el voto cada cuatro años, te tienes que ganar mi confianza todos los días. Nosotros enfrentamos a las partes para que se entiendan: queremos llevar diálogo a dónde existe un monólogo.

– Feliciano Tisera

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Periodista todoterreno, ha escrito de política, economía, deportes y más. Además de Letras Libres, publicó en Clarín, ABC, 20 Minutos, y Reuters, entre otros.


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